Partida Rol por web

Ver a los infectados desde lejos ha sido... fácil, pero tener en medio de la mira el rostro de una persona, maltrecha, pero una persona al fin y al cabo, y tirar la flecha con tanta frialdad te provoca un revulsivo en la mente según ves que la has abatido.

No pude expresarme rápidamente pensé que tendríamos mas tiempo para expresar mi idea, pero al estar en la realidad la comunicación debe de ser mas rápida, eso definitivamente era mi error que no volvería a repetir.

Por lo que habíamos comprobado ellos(los infectados) se movían en dirección del sonido que escuchaban y si bien me daba arcadas ver como caminaban con sus músculos triturados e incluso algunos con sus huesos salidos se movían lentamente por lo que rápidamente dije:

-Jefa, deberíamos de apoyar a Mario si no es disparando flechas, deberíamos de hacer hondas para disparar piedras contra ellos e irnos alejando, es una estrategia de alejarnos e ir avanzando, de esta manera de una forma u otra terminaran uniéndose en grupo para acabar mas fácilmente a ellos.

De esta manera podríamos ahorrar recursos dado que si había algo que el bosque tenía por montón eran piedras, en cuanto a como hacer las hondas esperaba que todos supieran hacerla de manera básica y no muy elaboradas.

Y si tuviéramos tiempo diría que creásemos también trampas para acabar con ellos, pero para eso no había tiempo en estos instantes.

La flecha vuela directa e impacta justo a donde había apuntado, el entrecejo de esa criatura, que por suerte se cae y parece que no se levanta. Tiene que estar muerto, ¿no? Nada puede sobrevivir después de semejante agujero en el cráneo. P-pero también se supone que ningún ser humano puede seguir viviendo sin mandíbula como si nada y...

- ¡Ja! ¿¡H-habéis visto eso!? -pregunto en un tono bastante alto. - ¡N-nada m-m-mal p-para ser el p-primero, ¿eh?! Os ap-apuesto a que...

Me callo cuando el arco se me cae de las manos y aterriza en el suelo, a mis pies. El corazón amenaza con salirse de mi pecho y aún con la máscara, me cuesta respirar. Estoy convencido de que vamos a morir todos. Después de haber visto lo que he visto, la idea de que nosotros vamos a conseguir lo que nadie ha logrado antes se me antoja ridícula. ¿Q-qué diablos tenemos nosotros de especial para sobrevivir? Joder, me gustaría agarrar a mi yo confiado de hace un rato y darme un buen puñetazo. Ya no me parece tan deshonroso volarse los sesos como los dos Rangers de ahí abajo. Es mucho más incompetente arrastrarse por el mundo como una de esas cosas.

Intento coger el arco, pero me fallan las rodillas al agacharme y me encuentro arrodillado en el suelo, con náuseas y temblando violentamente. Esas cosas son demonios, no infectados. ¡Ningún infectado puede moverse con esas heridas! Como mucho... ¿qué? ¿Tienes fiebre y te incineran? ¡Pero esas cosas sí lo hacen, se mueven! Es imposible... no hay esperanza ni para nosotros ni para Cendido...

- Vamos a morir... no lo vamos a conseguir... estamos acabados...

Ni siquiera me importa mearme encima. Suficiente que consigo no vomitar. Se me vienen a la cabeza los rostros distorsionados de Verónica y Cristina. Ellas y Bruno tuvieron bastante suerte, murieron antes de poder darse cuenta de nada. Siempre había pensado que eran todos unos perdedores decepcionantes, pero ahora les envidio. Creo que nosotros somos los desafortunados.

- Ahh... ya entiendo a Felipe... creo que ya lo entiendo... -suelto una pequeña risotada.

Si bien tu mente logra hacer malabarismos para asumir lo que acabas de hacer sin mayores... consecuencias, pues de algún modo logra entender que lo que acaba de hacer no está bien... pero tal vez... ¿tampoco mal? No tarda en darse cuenta realmente del horror al que os enfrentáis, sucumbiendo inmediatamente al terror, comenzando a temblar notablemente... flaqueándote las fuerzas en las rodillas y en las manos, por lo que el arco se acaba escurriendo hasta el suelo, y tú de rodillas, junto a él.

Era momento de reponerse. Aquellas cosas eran, a todas luces, seres terriblemente desagradables, pero tenían debilidades, podían ser destruidos, y el ascensor les daba una plataforma desde donde podrían intentar realizar algunas maniobras.

O simplemente estudiar a aquellos seres desde una distancia prudencial. Si las cosas se ponían especialmente duras o turbias, podrían confiar en que disponían de suficiente potencia de fuego (literalmente) para acabar con aquellas amenazas.

Por el momento podía deducir que aquellos seres eran bastante lentos; no pretendía comprobar su teoría, pero al parecer, si no tenían un objetivo definido, se movían de manera errática. En el ejercicio había visto que podían moverse a una velocidad inhumana, por lo que probar su teoría no era adecuado.

Incluso muertos, parece que conservaban parte de sus sentidos: oído y vista parecían estar todo lo bien que podrían estar... por lo que el sigilo podría ser una buena solución para maniobrar. Era bastante posible que el olor de la humanidad o incluso de la sangre les atrajera, y tendría que tomar nota para futuros experimentos en entornos controlados.

Si alguna vez volvía a Cendido, tendría que pasar sus notas a los diseñadores de las pruebas. Había muchas variables que no estaban considerando y estaría mas que encantado de comparar notas con ellos para futuros Rangers.

Por el momento tenían dos cosas en contra. La líder no estaba tomando el mando. Y el tiempo corría en su contra. Si esas "cosas" se acercaban demasiado podría ser un riesgo innecesario, y gastar munición indiscriminadamente era demasiado arriesgado (aunque algunas flechas podrían recuperarse)

La opción de Adrian era... bueno, poco práctica. Crear armas funcionales llevaba tiempo, e incluso las hondas eran poco funcionales para esa situación (felicidades a los primeros rangers que pensaron que necesitarían armas como arcos) Pero el chico no estaba falto de buenas ideas, quedase quietos era una sentencia de muerte, y esperar a que todos apuntaran y dieran en el blanco suponían demasiadas variables.

Luego estaba Mario: excelente puntería, pocas pelotas (eso piensa el que aún puede sentir el calor húmedo en su entrepierna) Otro de los muchos ejemplos de que, incluso con todo su entrenamiento no estaban preparados realmente para ESA realidad. En cuanto tuviera un momento tendría que apuntar esas cosas: para la posteridad o para futuros rangers, si es que pasaban de esa colina.

¿La opinión de Ángel? Usar el fuego como defensa y el sigilo como estrategia de huida.

Pero dado que nadie la había preguntado, se mantendría en un segundo plano.

Desde nuestra posición elevada y segura me adelanto y apunto hacia abajo para empezar a freír bichos de esos. Pero antes de hacerlo miro de reojo a Adrián desconcertado. ¿Sugieres abandonar una posición segura desde la que podemos acribillar a esas cosas para adentrarnos en el bosque?

Niego un poco y aprieto el gatillo apuntando al que está más en el centro esperando que la descarga se extienda por todos.

Lucas golpeó en el hombro a Mario para felicitarle por su gran puntería, por desgracia cuando le miró a los ojos no encontró ni una pizca coraje en ellos y sus últimas palabras lo confirmaron.

El Ranger no quería repetirse, pero es que acaso no eran eso lo que iban a encontrar a partir de ahora. Infestados y más infestados. En su opinión estaban perdiendo la oportunidad de alejarse de alli y dejarles atrás. Entendía que todos se sintiera seguros allí arriba, pero debían de avanzar lo máximo posible antes de encontrar y asegurar un lugar dónde pasar la noche.

Cuando se accionó el arma de Sebastián, Lucas se deleitó con los daños que causaba entre los infestados, esperando que fuera efectivo y redujeran su número, quizá con eso se diera la orden de bajar.

La voluntad de Mario se quiebra nada más abatir a una de aquellas criaturas, y lejos de prestar apoyo en términos generales, el único que parece reaccionar es Sebastián. El crepitar de su arma emite un intenso relámpago que impacta de lleno en uno de aquellos seres. Inmediatamente, ese haz se despliega en múltiples direcciones alcanzando hasta individuos más que comienzan a sacudirse y a convulsionar durante 4 o 5 segundos... antes de desplomarse algunos y seguir de pie los menos, agitándose endemoniadamente llegando a producir crujidos de huesos.

En cambio, aquellos seres que no han sido perjudicados por el arma de vuestro peculiar Lucifer, alzan la vista erráticamente en vuestra dirección, y comienzan a caminar hacia vuestra posición... hasta que finalmente, una a una, las miradas quedan fijas sobre vosotros.

Con total claridad, podéis escuchar sus terribles gimoteos, gorgoteos, quejidos, y cómo comienzan a arañar con sus manos desnudas la tierra y roca según sienten que os separa de vosotros.

El arma ha demostrado su efectividad para paralizar a un grupo amplio de enemigos, pero no lo suficiente como para terminar con ellos. Eso es algo a tener en cuenta.

Ahora tenemos el problema de que los que siguen de pie están justo al pie del pequeño acantilado impidiendo que podamos verles sin arriesgarnos.

Chicos, ataos una cuerda a la cintura para asegurar vuestra posición y empezad a disparar a los que están justo al pie de la elevación mientras Lucas y yo os sujetamos. No creo conveniente hacerlo al revés porque por nuestro tamaño y el peso de nuestras armaduras y armas sería casi imposible que vosotros pudierais sostenernos. ¿Os parece bien? ¿Red? digo esperando confirmación de nuestra jefa.

El momento había llegado y por supuesto habían ignorado las instrucciones. Ni los arqueros estaban listos como les había indicado ni se habían ocupado de preparar el arreo para el descenso. Pero a Red no le gustaba repetirse, no era una niñera y obviamente el momento de sentimentalismo había pasado.

-Es tu plan después de todo Sebas. No me dejes caer.

Contestó la muchacha, murmurando la ultima oración un poco más bajo con un hilillo de voz,  con la cuerda lista y tendiendo un extremo hacia el Ranger.

-Arqueros

Indicó al sacar su arco, con intención de disparar uno de los cuatro engendros en la base.

Lucas asintió a las palabras de Sebastián y con la orden de Red ya solo esperaba que algunos de los arqueros le entregara la cuerda que tendría que sujetar.

Si podía con semejante equipo, como no iba a poder con uno de sus compañeros.

-Vamos, no os dejaré caer - Dijo para animar a aquel que depositase su vida en sus manos.

Todo se descontroló por la ansiedad de uno de los miembros del equipo que no supo respetar las órdenes dadas, Max negó con la cabeza.  Sí, Sebastián había ganado el premio de quien la tenía más larga al parecer, pero los había colocado en una situación peor. Y viendo que cada uno estaba haciendo más lo que le placía que lo que se había ordenado.  Max tomó una roca y la lanzó, su intención era ver si el ruido distraía a las criaturas o las hacía caminar hacia aquel lugar

Están todos locos. Si de verdad piensan bajar, vamos a morir todos. Lo que deberíamos hacer es pedir al Alto Guardián que nos trajeran toda la munición disponible aquí y masacrarlos a todos desde distancia segura.

Yo no pienso bajar. Quiero cumplir la misión como el que más, pero no soy un suicida.

"Y una mierda" le respondo a Lucas mentalmente, sin abrir la boca. Tendrán que tirarme para que baje mientras una de esas cosas esté ahí abajo. Siento un escalofrío al escuchar cómo arañan la dura piedra y esos sonidos de muerte que emiten... ufff...

Ángel empezaba a preguntarse si el Alto Guardián no había cometido un terrible error. Estaba claro que no habían conseguido hacer ni medio parecido a una unidad, tenían la sensación de hermandad, pero nada más.

Red daba órdenes, que para muchos no tenía el mínimo sentido. La plataforma no había descendido por una razón, distancia de seguridad. Podrían catalogar la amenaza desde una distancia segura y, llegado el caso, abatir a los enemigos con cierta seguridad. Seguro que por encima de sus cabezas estaban apostados guardias que acabarían con esas cosas antes de que pudieran poner en peligro la seguridad de Cendido.

Luego estaba el problema de la potencia de fuego. Hasta donde llegaba Ángel, dos de ellos eran personal de apoyo médico y mecánico; estaban armados más por defensa personal que para ofrecer fuego real, y desde luego, al igual que Mario, no iba a bajar solo para comprobar que sus flechas habían llegado al blanco. Si querían disparar, lo mejor sería hacerlo desde la distancia, y una vez que hubieran acabado con la amenaza más inminente, descender.

Quizás Red estaba tan asustada como los demás, esa situación estaba mermando su voluntad con velocidad, y estaba claro que iba a ser una prueba realmente dura.

- Si descendemos ahora, nos estamos condenando. Usemos la ventaja de nuestra inteligencia y la distancia para acabar primero con los objetivos. Después podremos pensar en como bajar. Debemos preservar la seguridad del equipo por encima de todo.- No le gustaba contradecir órdenes, pero su función era ser el asesor, y Red en ese momento se estaba equivocando de estrategia- Los que mejor sepan disparar con arcos que abran fuego, los demás tendremos que ofrecer apoyo solo si se acercan demasiado.

Hizo el amago de coger el arco, pero recordó lo "bien" que le había ido en la última prueba y que aún le temblaban las manos, por lo que prefirió usar las manos para indicar blancos.

-Deberíamos asegurar primero los blancos en movimiento. Luego nos encargaremos de los aturdidos. Y que el Alto Guardián nos ampare.

La definición exacta de lo que estáis viviendo se denomina... Caos.

El plan inicial de Rosaura es desoído por completo por los presentes, y el resto de planes que se arremolinan sin llegar a nada en concreto. La lideresa, poniendo su vida bajo la custodia de Sebastián, atada por la cintura con la cuerda, se asoma para abatir a uno de los infectados que no se encuentra aturdido. Tirando al bulto, ve como la flecha se incrusta por el orificio nasal hasta que apenas asoman tres o cuatro dedos de los estabilizadores de la flecha, provocando que la cabeza de una fuerte sacudida hacia atrás y se vea expuesta la garganta. Garganta que, a simple vista, se puede ver cómo ha sido devorado su lado izquierdo hasta la clavícula, llegando a mostrar incluso parte de la columna. A Rosaura se le hace un nudo en el estómago, pero cuando ve que aquel ser del infierno simplemente vuelve llevar la cabeza a su sitio y vuelve a arañar la pared como si nada hubiera ocurrido, se le pone todo el mal cuerpo del mundo.

Por su parte Lucas prepara otra cuerda por si algún miembro del equipo quiere asomarse al borde del terraplén como hace Rosaura. Maximiliano trata de despistar a aquellos seres lanzando una piedra... sin éxito alguno. Mario sigue roto, y Ángel bastante tiene con no encontrarse como Mario, viviendo una realidad alternativa a causa del estrés en la que sus compañeros parecen pretender salir al cuerpo a cuerpo, cuando lo que pretenden es abatirlos desde la posición en la que se encuentran.

Por su parte, los infectados a los que había sacudido la electricidad de Sebastián dejan de convulsionar más pronto que tarde. Agarrotados por la electricidad, poco a poco se levantan los caídos y proceden a aproximarse al borde del terraplén junto al resto de esos... seres, y comienzan a arañar también las paredes, con los brazos en alto tratando de alcanzaros, obviamente sin éxito.

Rosaura trago, a duras penas, la bilis que se arremolino en su garganta; eso de vomitar dentro de la máscara ya le había sucedido una vez y no era nada grato. El recuerdo del suceso acudió como un flash invadiendo su mente y casi podía oírlo nuevamente entre el silencio desconcertante, las negaciones de los profesores cuando retenían a Sebastian mientras aquellos gritos ahogados de Diana retumbaban cuando las llamas la envolvían.

No puedo evitar mirar hacia los dos suicidas en la base, dos rangers de expediciones anteriores, dos adolescentes más, víctimas de las circunstancias. Tanta información a mano posiblemente desperdiciada entre el caos.

Para cuando se incorpora ganando terreno estable después del ataque, siendo la única en hacerlo, la impresión de aquello que una vez fue humano golpeaba todavía en sus retinas. Ahora no eran cuatro a los que abatir, sino que los aturdidos por la electricidad se sumaban a la pila que arañaba las paredes. !Por todo lo que existía divino en esta tierra condenada, joder! 

Oyendo de remesa las explicaciones y expectativas de Angel no dió crédito a sus oídos. Por un momento se quedó ahí, mirándolo, si tan solo pudieran ver su rostro adivinarian lo que pasaba por la mente de la muchacha después de oír a su segundo al mando desacreditarla frente al grupo. !Cuando la recriminatoria oratoria ni siquiera iba con el plan que se había comentado!, Sobre todo después que el plan inicial se fue a la mierda porque nadie siguió las instrucciones. Rosaura aspiró profundamente y volteó su atención a su propia mochila.

Sacando la bolsa de 300 ml alcohol de su propia reserva y la herramienta multifunciones con la opción de cuchillo cortó un pedacito del extremo en la soga que Lucas sostenía, atandola luego a una flecha desu aljaba, con intención de humedecer las fibras del nudo usando la gomilla del aplicador antes de guardarlo nuevamente.

Originalmente su primer instinto había sido rociar a todos los infectados pero después de pensarlo mejor decidió que usaría aproximadamente 10 o 15 cc de la solución.

Antes de dedicarle su atención al nuevo plan, que pretendía llevar a cabo sola pues si se descomponía otra vez la cosa al menos sería SU responsabilidad y de nadie más, se volteo a mirar al grupo. Todavía sostenía el cuchillo aprisionado entre sus dedos, no obstante levantó la mano apuntando hacia el grupo. Su voz ronca irritada por la bilis sonaba profunda a través de su máscara sin un ápice de emoción solamente recalcando aquellas palabras en las que enfatizaba el acento alargando las vocales. 

-Ustedes dos. 

Y su muñeca giró con el filo destellante del cuchillo enfocado hacia Angel y Mario.

-Se me dejan de pendejadas o les prometo que me voy a desayunar sus huevos. 

La punta filosa señaló hacia Maximiliano, haciendo un círculo en el aire abarcando también a los demás indicando posteriormente la pared rocosa.

-En el futuro cuando diga arqueros, disparan y punto. Sin chistar.

Ahora mismo Maximiliano y Adrián preparan el equipo de escalada. Lo quiero listo. YA. 

Lucas…

Se volvió hacia el Ranger.

-Cuando sea el momento tú sigues siendo el primero en bajar. Escudo adelante y guíalos hasta la cobertura del sembradío. Ponganse las capas con el patrón arenoso y una vez dentro del trigal rodilla a tierra con desplazamiento a medio cuerpo, que nadie asome la cabeza.

El sonido metálico al plegar la hoja del cuchillo concluyó su disertación. Con atención y sumo cuidado en cada movimiento entonces la muchacha procedió a concluir el proceso. Humedece las fibras del material, metiéndole pedacitos de algodón a última hora para hacerlo más inflamable, para luego prender la yesca encendiendo la llama. Sus ojos viajaron un instante hasta Sebastián mientras montaba la flecha incendiaria.

-Vamos a ver si arden o si esto no se apaga antes. 

Apuntó con calma buscando un objetivo en el centro, aquel que estuviera rodeado y con la mayor cantidad de jirones de lo que antano fue ropa para alimentar la diminuta llamarada.

Escuchaba las ordenes de Rosaura así que me apure a preparar todo para tenerlo listo, para una vez cuando todo estuviera bien decir:

-Listo jefa, de mi lado ya esta todo preparado.

Para cuando terminase de prepararlo vi en que mas pudiese ayudar estaba atento a las nuevas ordenes de la jefa.

Aunque el plan es pésimo debía de obedecer ordenes.

Por algo ella tenía el rango superior y yo no.

Esperaba que esto no empeorara aún mas.