Partida Rol por web

Callahan observó con detenimiento a la bella wheelwoman. Se preguntó en dónde podría haberlo visto. Quizás en alguno de los tugurios que su trabajo lo forzaba a visitar. Esbozó una leve sonrisa

—¿De veras? No sabía que yo tenía amistades. —dio una calada al cigarrillo, expulsó el humo y meneó la cabeza—. Créeme si te digo que no me has visto en acción, Miya.

Estudió al recién llegado ex de Carla por unos instantes.

—Es una suerte que tengamos a personas tan cercanas a Mc.Tabitt. —hizo un ademán con la cabeza, señalando a Daanael y luego miró a Tony—. Se me ocurre que Carla no debe ser precisamente la clase de persona que inspira lealtad. Dígame, Sr. Tony: ¿Desea ahorrarse la repartición de bienes?

Miro fijamente a Callahan

Como dije....ella se fue pensando que yo había muerto...si pudiera rearmar las cosas...estaría tranquilo... digo seriamente

A Miya le gustó la respuesta que le dió Callahan y se rió ligera, pero sinceramente, dejando a un lado y, solo por un momento, esa chulería que parecía llevar siempre encima, mostrando su verdadera belleza -Imaginaba que contestaría algo así- le dijo de broma tras confirmar que sus imaginaciones sobre los rudos metodos del expolicia eran más que ciertas.

La piloto dió un nuevo sorbo a la copa de vodka con tranquilidad mientras escuchaba a Cirus, primero alagandola y después pidiendo su historial de persecuciones, aquel pijo parecía uno de esos autores drogados que recargaban sus textos de adornos innecesarios, solo que ese lo incluía también en su forma de hablar -¿Graciles formas? ¿Barniz de tatuajes? Mira, esa última me ha gustado, no estaría aquí si no lo hubiera hecho ...- Miya comenzó a hablar cuando su anfitrión dejó de hacerlo -A pesar de ser una mujer señor Woolweath ... en según que situaciones me gusta más estar detrás- bromeo haciendo un claro simil entre el sexo y una persecución a vida o muerte, no quería ponerse a contar ninguna batallita en concreto, lo cierto era que a pesar de su juventud, la piloto había estado en multitud de situaciones de peligro tanto militares como "civiles" -Tranquilos chicos ... os aseguro que esa cazadora no se la he robado a ningún guapo militar de permiso, puede incluso... que alguno de los presentes pueda corroborarlo- dijo haciendo referencia a sus nuevos compañeros, alguno de los cuales podía haber pertenecido al ejercito al tiempo que apuraba el vaso de vozka.

La preocupación asomó al rostro de Cyrus.

- Ah, vaya, Tony, no era esa la historia que me había figurado. ¿Y cómo es posible que ocurriera aquello? ¿Y por qué su mujer...? Bueno... ¿Cómo es que o volvieron a estar juntos a su regreso?- El rubio levantó las palmas de las manos, en un gesto de apaciguamiento-. Sé que puede parecerle violento hablar de ello, pero pienso que esto puede afectar a todo lo que hablemos aquí. Es decir, en cierto modo yo creía que ustedes se habrían divorciado, que tal vez estuviesen a malas... Pero esto puede haber facilitado las cosas- concluyó sonriente-. ¿Es posible que desde su regreso ustedes dos no hayan vuelto a trabar contacto, tal vez?

Y así el anfitrión dejó la cuestión en el aire, jugueteando distraidamente con el lícor de su copa.

Miro fijamente a Cyrus luego de su comentario

...efectivamente Cyrus, no volví a encontrarme con ella desde mi regreso....simplemente llegué a casa y no había nada, ni muebles casi quedaban ya, asi que supuse que se había mudado pensando que yo había muerto; y eso lo corroboraron los vecinos; que, al verme de regreso, me miraban como si fuera un fantasma o algo así...

digo dando la última pitada a mi cigarro y apagándolo en un cenicero

En ese momento se abrió la puerta de nuevo para dejar pasar a los dos últimos invitados: un demacrado barbudo y un latino, ambos de aspecto grotesco. Las cicatrices se codeaban con implantes voluminosos, visibles y de aspecto amenazador: un brazo izquierdo y uno derecho, una prótesis óptica...

- Pues aquí llegan los rezagados-, anunció Cyrus-. Caballeros, aquí tienen el elemento científico de nuestro equipo, el doctor Garroway y su asistente, el señor Flipperez.

La temperatura de la sala parece bajar un par de grados mientras el recién llegado hace aparición, y un silencio incómodo asciende en espiral hasta chocar con la Kitsch decoración del techo. La figura que entra destaca por su altura, su pose altiva y su descuidada barba, además de su casi fascinante cicatriz y su anticuado brazo mecánico, ambos en el brazo izquierdo. Parece estar fumando algún tipo de tabaco mentolado con boquilla, y despues de una fugaz calada, el artificial aroma a naturaleza parece empezar a desplazar el incómodo silencio. Es un hombre de edad indeterminada, pero definitivamente no está en la flor de la vida, y lejos está ya de sus ojos el bisoño brillo de los que no han visto sus esperanzas templadas en la forja de la vida. Parece que una extraña figura le sigue por detrás, pero no sois capaces de ver mucho de él, a parte de un irregular brillo a la altura de los ojos y una postura un tanto extraña. Después de terminar de entrar a paso calmado en la habitación, examina a los presentes de un largo y reposado vistazo.

- Saludos. Soy el doctor Wade Galloway. Siento terriblemente el retraso, pero unos asuntos de negocio nos han retrasado. Hay que ver lo impuntuales que son los contrabandistas hoy en día.

Su voz en firme y autoritaria, y su particular timbre y la posición de su cabeza al hablar casi parece añadirle más altura. Os cuesta saber si habla en serio, ya que su espesa barba tapa su posible sonrisa y su cicatriz hace cosas raras con su movimiento de cejas. Después de hablar parece echar otro vistazos a la peculiar troupe aquí reunida. Parece exhalar un suspiro entre dientes.

- Sinceramente, creía que íbamos a hacer una extracción, un trabajo delicado y sin víctimas, y con este grupo parece que estamos más preparados para atracar un banco. No pretendo ofenderles, estoy seguro de que son especialistas en su trabajo, pero me esperaba otra cosa. Si todo falla podremos intentar atracar un banco de verdad. - Rie una risa sincera, pero tan breve que es absorbida por su cinismo en un instante - No hay que hacerle ascos a una proposición de trabajo en los tiempos que corren, ¿verdad?

Wade parece reparar en que la mirada de casi todos los presentes está situada detrás del excentrico profesor, en la figura en la sombrá, y con un ademán de la mano del cigarrillo (la mecánica) se gira para hablar con la sombra a su espalda.

- Casi me olvido. Heli, ven a presentarte a estos amables señores.

Dando un paso adelante Heliogábalo deja tras de sí las sombras con la cabeza gacha, el brazo izquierdo a la espalda y la palma derecha apoyada en el pecho. Cuando se incorpora y deja colgar los brazos podéis verle con mayor claridad; ligeramente mas bajo y definitivamente mas moreno que el Dr. Garroway, viste pantalones de lino oscuros y una camisa azul pastel de manga corta, dejando a la vista gran parte del brazo mecánico que sustituye al izquierdo. Mientras tanto en su rostro, un visor de lente rojiza y un fino y cuidado bigote se disputan la atención.

Pasa la vista por todos los presentes, su expresión y su gesto son firmes, pero hay un nosequé que mina esa firmeza. Hay algo de nerviosismo, quizá de miedo.

- Buenos días caballeros. - Gira la cabeza hacia Miya en un ademán de agacharla - Señorita.  Me llamo Heliogábalo Flipperez, soy el ayudante del Profesor.

Dicho esto vuelve a situarse tras el Dr. Wade. No se le ve con intención de decir mucho más.

- Tal vez quieran contarnos cuáles son sus especialidades: nosotros estábamos haciéndolo.

Cyrus sonreía, sí, pero no conseguía apartar la vista de los implantes que brotaban del cuerpo de aquellos recién llegados. No eran impensables, claro, pero eran tan brutalemente evidentes... Del primero al último de los invitados pudieron saber de la profunda repugnacia que le inspiraban las prótesis, y supieron que, en circunstancias normales, el dandy rubio jamás habría accedido a contactar con los cíborgs.

Sin embargo, se impusieron la cortesía y las buenas formas, y el criado chino les sirvió un par de bebidas a un gesto de su patrón... Aunque no les preguntó lo que deseaban beber.

Wade enarca la ceja del lado sano de la cara, notando claramente la repulsa del decadente dandy. Se preguntó socarronamente si el ocupante de una casa tan artificial sería rubio natural. Comenzó a hablar levantando la protesis hacia su cara, sin apartar la mirada de su mano artificial.

- Gracias. - acepta reticentemente la copa y comienza a ignorarla después de inspeccionarla brevemente y descubrir que no era una combinación de su agrado. - El señor Heli no acostumbra a beber, muchas gracias. - replica al camarero con una mirada seria antes de que el camarero pueda acercarse a el sombrío ayudante.

- Sé que es un poco chocante ver algo así, estando acostumbrado a las modernos y discretos implantes actuales: con sus inocentes tonos acres o mates acabados metálicos. Pero, una vez que uno sabe que lo tiene, es increíble lo útil que puede llegar a ser un codo que gira 360 grados. - Mientras dice esto, demuestra el curioso movimiento de giro con un aire divertido, para terminar la macabra pirueta con la boquilla del cigarro en sus labios. El cambio de lugar de las marcas de su cara hacia creer que por primera vez, estaba sonriendo. - Mi especialidad, si desean saberlo es... -se corrije, soltando una curiosa espiral de humo mentolado-,fue, diseñar implantes como éste. Ahora me dedico principalmente a conseguirlos y a instalarlos con la inestimable ayuda de mi servicial ayudante, pero en mis tiempos libres aún diseño algúna pieza personalizada para un cliente caprichoso. Siempre es útil disponer de alguien que sabe cúanta fuerza se necesita para doblar un AspecliusTech 3400, o en qué desafortunadas condiciones puede fallar una pierna protésica. -

Parece echar otro vistazo más largo a los presentes. - Pensé que habría más gente con implantes para esta misión, la verdad. No es raro ver en grupos... de choque como este algún integrante con uno de estos cacharros.  Me alegro mucho de que todos hayan sido capaces de mantener sus miembros en sus variados trabajos. Si alguna vez se levantan por la mañana con un número impar de extremidades, soy su hombre. -

- En cuanto al asunto de Carla MacTavitt, - casi se parece entreoir un tono de reproche en la educada voz de Wade al hablar de la científica - últimamente no se oye otro nombre entre mis contactos habituales: todas las empresas de implantes están con un ojo y una oreja encima de ella, y me apuesto lo que sea a que les gustaría poder intervenir en esta operación. Los rusos especialmente están movilizandose últimamente, y es extraño que operen en un país donde sólo pueden vender una pequeña parte de su particular catálogo. No se fien de nadie con acento raro, una ushanka y dos metralletas instaladas en los brazos, por si acaso. - Wade expulsa una pequeña cantidad de aire en algo parecido a una risa ahogada antes de nacer.

Solo mi inexpresiva expresión impide una maleducada mueca de desagrado al observar la entrada de los dos engendros mecanizados. Mientras el petulante profesor desgrana su discurso, y realiza inquietantes demostraciones, me es necesario recurrir a mi fuerza de voluntad para mantener la compostura.

-Gracias por el ofrecimiento pero prefiero seguir sintiendo la calidez de la piel amada en mis manos Respondo a su ofrecimiento sin poder conseguir impedir que el tono de mi voz pierda algunos grados. Espero que sepa disculparme. prosigo hablando con Wade pero mirando a Woolwealth Pero supongo que su aportación a nuestra empresa no se limitara a informarnos del interés que la señorita MacTavitt despierta en en otros.

Entretanto Heliogábalo sigue tras el Dr. Wade, saltando con la vista por todos los presentes sin perder nunca de vista al Profesor, como si esperase una señal o a que algo salga mal. Parece que la explicación del Profesor ha satisfecho su necesidad de hablar de si mismo, ya que en ningun momento hace amago de abrir la boca.

Wade mira divertido al frío Danaael.

- No crea que le estaba ofreciendo cambiar uno de sus queridos miembros por una de estas cosas, por muy útiles que sean. Yo daría una fortuna por recuperar esa calidez que usted menciona, aunque creo que requería algo más que mi viejo brazo. Yo lo perdí en un desafortunado accidente, sólo un loco renunciaría voluntariamente a tal sacrificio. - Su habitual postura altiva se convierte moméntaneamente en un suspiro de abatimiento. Un instante después parece recordar algo y recupera la postura y, sospechais, la sonrisa. - Heli, por otra parte, es una persona mucho más pragmática que hombres tan sentimentales como nosotros. Espero sinceramente que no necesite nunca de mis servicios, pero aquí estaré con mi frio metal si recibe un balazo en un riñon o en otro sitio donde el cálido roce de la piel amada importa un poco menos.

 - El comentario del interés sobre la señora McTavitt no es un asunto ligero. Es muy extraño que se arme un revuelo internacional en este gremio por culpa de una genestista, aunque sea la ilustrísma Carla McTavitt. Si este interés es bienintencionado o no, no lo sé, pero las repercusiones de su estudio deben de ser enomes. De todos modos no quiero aburrirles con detalles técnicos. - Hace un gesto  para quitarles importancia con la mano genuina, intentando no derramar la inmaculada copa. - En cuanto a mi "aportación" al grupo, quizás he subestimado al resto de los integrantes, pero no me parece ver a nadie con aspecto de tener una profunda habilidad técnica. ¿Saben?, Los paneles de control no se abren con un ceño fruncido, los aparatos de seguimiento no se detectan con una seductora sonrisa, y los administradores de seguridad de las grandes empresas no escriben sus contraseñas en post-its amarillos al lado de su terminal. Ahí es donde entramos nosotros. Yo, por mi parte, tengo bastantes conocimientos técnicos fuera de mi campo de especialización, y estoy familiarizado con el trabajo de nuestra querida doctora. Heli, por su parte es un genio de la electrónica y trata esta técnica con el cuidado y el perfeccionismo de un artista. Además tiene ciertos conocimientos de primeros auxilios y puede doblar planchas de metal con esa maravilla suya. - Mira con aprobación a su ayudante - Espero que no tengas que hacer ninguna de esas dos cosas en un futuro próximo, ¿Verdad, Heli?

Heliogábalo se mueve nervioso tras el Profesor, esbozando una prudente media sonrisa de agradecimiento mientras alterna con la mirada al suelo y a Wade. -Si Profesor, es verdad. Pero, Profesor, es usted muy amable conmigo, exagera acerca de mis pobres habilidades.- termina la frase con la mirada perdida; halagado por el cumplido y abrumado por el cada vez mas claramente anti-implantes auditorio

Cita:

Asiento en dirección a Woolweath, relativamente, conforme con las explicaciones de ambos ciborgs. Aunque mi aprobación solo se exterioriza con el retorno a mi postura inicial.