Partida Rol por web

Diego pone la quinta y pisa el acelerador hasta tocar el piso del vehículo y haciendo fuerza con los brazos para domarlo, después de todo es una mole de mas de dos toneladas con tres personas encima.

Su estomago y el liquido en sus oídos le dan un ligera sensación de caída lo que sumado a el miedo y excitación o simplemente a que es Diego. Empieza a reírse a carcajadas y los ojos como platos mira a Facundo.

-Vamos a morir!

Por un fracción de segundos parece que lo dice mas para asustar a Facundo que para otra cosa, pero enseguida cubre su expresión con mas carcajadas.

Los últimos dos o tres segundos dan para arrepentirse y confirmarse en la locura varias veces. El momento del impacto es extraño. Quizá esperábais más dolor, pero lo peor es el golpe, el terrible impulso y vibración hacia delamte que sacude la columna, el cráneo, las piernas, los brazos, todo. El intensísimo dolor del impacto es casi un alivio a esas milésimas de segundo eternas. El embotamiento, la oscuridad, la sensación de parálisis que lleva a la desconexión del cerebro del resto del cuerpo son angustiosos pero también pasan pronto.

El fenómeno de parálisis del sueño se da en ciertos despertares bruscos en los que la mente ha despertado pero el cuerpo es incapaz de moverse, por lo que se da una sensación de muerte en vida. A veces va acompañada del fenómeno del visitante nocturno, la sensación de que junto a nosotros en la habitación hay una persona, una presencia que a veces reconocemos y a veces es solo una sombra. Otro fenómeno curioso es el de la mioclonía, ese espasmo que sufrimos justo antes de dormirnos, cuando estamos entrando en la negrura y nuestro cuerpo, como queriendo no morir, se rebela alzando con brusquedad un brazo o una pierna. Sentís los tres fenómenos a la vez.

La sala está oscura. Adivináis los techos y las paredes blancas, que estáis cada uno sobre una cama, que hay una ventana por la que solo entra la luz de la noche. Quizá Diego con su movimiento haya despertado a Facundo. Quizá haya sido al revés. Os reconocéis la respiración y la figura del rostro a través de la oscuridad que separa vuestras camas. Tenéis un sordo dolor e inmovilidad en varias partes del cuerpo, pero comprobáis con un vistazo que tenéis una vena pinchada y enlazada a un gotero de medicamento, por lo que debéis estar drogados. No sabéis si podréis hablar y os debe dar miedo incluso hacer la prueba.

Facundo es el primero en darse cuenta y señalar con la cabeza, que hay una persona más en la habitación, sentada en un sillón en una esquina. No se le ve el rostro ni se adivina siquiera si es hombre o mujer.

"Finalmente parece que era un sueño... o quizás no, y aquí estamos despues del "accidente". Aunque lo cierto es que no fue demasiado accidental" se plantea el locutor mientras intenta reaccionar ante la extraña situación.

Sin tener claro su propio estado mueve uno de sus brazos lentamente intentando palpar con la mano libre el sitio donde la aguja se inserta en la vena "quizas es realmente un remedio" se plantea por un momento antes de menear la cabeza para si mismo y mirar hacia Diego, señalando con su menton la figura apoltronada en el sillón

Como de costumbre, Facundo no piensa dar el primer paso "Despues de todo, el pirado es el" se consuela a si mismo, sin dudar de su suposición. Lo que sabe es que, si puede mover su cuerpo, lo primero será desembarazarse de lo que sea que está ingresando en su cuerpo. Y eso es lo que piensa hacer, justo antes de enarbolar el perchero desde donde cuelga el gotero para poder defenderse... o, si resulta necesario, golpear al guardian en la cabeza

Diego abre y cierra los ojos con fuerza para volverlos a abrir, mientras se organizan sus ideas en la cabeza.
Luego nota que Facundo hace movimientos con la cabeza y sigue con la mirada a donde apunta, se le encoje el corazón al ver la sombra.
Se quita el catéter sin mucho cuidado y trata de sentarse en la cama para agarra la percha donde va la solución salina...

Al movimiento de los dos hombres, la figura parece reaccionar, saludando con la mano. La falta de luz impide verle aún la cara pero habla con un tono algo cavernoso, contenido, firme. Es alguien acostumbrado a dar instrucciones.

- Buenas noches. Por favor, procuren no hacerse daño. Aún no están bien.-

En efecto, los movimientos han provocado tirones en vendas de varias partes el cuerpo donde hay un escozor bastante fuerte. Aparte, la rodilla izquierda de Facundo parece sujeta con una faja compresora y Diego juraría que tiene un costurón en un costado, como si le hubieran dado puntos allí.

- Pero están fuera de peligro, eso sí. Soy el doctor Santaló. ¿Cómo se sienten? Llevo toda la noche acá, vigilando, aunque ustedes son de los que mejor entraron, apenas hubo que tocarlos. Hubo gente que entró pidiendo pista... Perdonen por la comparación, no es acertada ahora mismo. -

La respuesta del ¿guardián? parece más civilizada de lo que Facundo estaba dispuesto a esperar. Despues de lo que ha vivido, o por lo menos sentido, durante los ultimos minutos? horas? días? (Facundo ya no sabe que pensar del paso del tiempo) siente que el intento de contención es un cambio agradable... lo que le preocupa.

Pese a las palabras de su cuidador, el locutor se saca la aguja e intenta ponerse de pie, más lentamente de lo que hubiera deseado mientras habla con la soltura de quien está acostumbrado a ser observado a través de la cámara

- Doctor... Santaló? dijo Ud? - pregunta amistosamente mientras espera que su compañero pueda aprovechar la distracción - A que se refiere con eso de no ser acertada? - inquiere tratando de no pensar en la pista de aterrizaje de sus ¿eran sueños?.

- Es más... que hacemos aquí? Y más importante, donde es aquí? Recuerdo irme a dormir en un viejo hotel en Bariloche y luego... no lo sé. Como es que llegamos aquí? - insiste

Al escuchar la "verdad" de Facundo y como la dice tan convencido. Diego lo mira y frena todos sus procesos mentales del momento para recapitular todo lo que paso.
Luego de llegar de validar introspectivamente que Facundo estaba mintiendo, vuelve a mirar al doctor.

Y pregunta con una voz autoritaria, no muy común en el.

-Donde esta Ernesto?

- Sí, Santaló. Trabajo en el Ludovica. Y le dije que no era acertada por, bueno, porque "tomar pista"... Es un término que usamos los médicos, pero siendo su accidente...- pero las contínuas preguntas de Facundo le hacen detenerse. - Un momento, ¿no recuerda lo sucedido? ¿No se imagina donde está? Subieron a un avión camino de Bariloche, ¿recuerdan eso?-

Le interrumpe esta vez la pregunta en vocativo que hizo Diego, aunque el doctor parece muy tranquilo, nada sobresaltado por ello. - No lo sé, yo les he estado cuidando a ustedes, pero puedo intentar averiguar algo de... ¿Ernesto. ...?, si lo desean.-

- Accidente? de que está hablando? - a diferencia de sus frases anteriores, esta vez Facundo no está mintiendo. Mira al tal Doctor Santaló con curiosidad mientras trata de poner sus vivencias en contexto

Tras pensarlo un momento agrega - Ludovica? En La Plata? Pero si... - el locutor se rasca la cabeza totalmente sorprendido antes de volver a preguntar - Camino de... Perdón, será que estoy demasiado confundido. Camino "A" Bariloche o camino "DESDE" Bariloche? Yo hubiera jurado que... -

Facu mira a Diego y se encoge de hombros demostrando que sus frases entrecortadas, tan poco propias de un profesional de la dicción solo son el reflejo de su sorpresa - Y si. Sería bueno encontrar a Ernesto. Acaso el también estaba en ese... eh... accidente... Que pasó? acaso el avión se... o sea... hubo algun problema con el despegue o algo así? -

-Yo recuerdo haber subido al avión y aterrizado, de forma suave y según los protocolos de como tiene que aterrizar un puto avión. De ahí a la montaña a socializar y hacer nuestro trabajo.

Se queda un momento callado recordando

-Pero dígame doctor, cuanto tiempo paso de que ocurrió el accidente?

El doctor Santalo mira a ambos compañeros de hito en hito, de repente como sorprendido, medio decepcionado, tal vez un poco asustado.

-...No sé si será mejor que les vea su médico. Yo no soy psiquiatra, me manejo bien con la pierna rota de un nenito, pero creo que ustedes, quizá tengan amnesia, no recuerden bien lo ocurrido. El avión aterrizó, pero mal, ¿saben? Un accidente grave. Igual, es mejor que les vea su médico, porque yo no sé si les voy a ser de mucha ayuda, en mi estado. Si quieren, hagamos eso, voy a averiguar... ¿Ernesto, me dijeron?-

Se levanta en un perfecto silencio y hace ademán de marchar hacia la puerta. Entonces se gira hacia Diego y señala el punto en que la sangre le corre por el brazo, un hilo fino tras arrancarse el catéter. -Eso no es grave, pero tenga cuidado de no hacerse más daño.-

- Si claro, averigua y nosotros te esperamos aquí - contestó el locutor presentando la sonrisa que le había permitido acceder a los primeros planos de la televisión - Efectivamente, a quien buscamos es a Ernesto. Seguramente el sepa explicarnos que pasó - agregó, manteniendo la ficción que que su jefe era algún tipo de médico en ese loquero

Una vez que el Guardian se alejó, Facu se incorporó, apoyando su espalda en la pared y buscó el cateter en su propia vena, tratando de sacarlo con algo más de suavidad de lo que lo había hecho su compañero

- Creo que lo mejor será salir de aquí y averiguar que locura es esta. Lo unico que nos falta es que nos quieran internar por "perder la memoria" cuando está claro que... bueno, que recordamos lo que sea que fue que nos pasó -

-Que? ni en pedo me muevo de acá. Yo me quedo, el tipo ese me pareció bastante normal*.
Claramente nos paso algo... pero no nos paso nada, no se si me entendes?

Mirándolo a facundo buscando un poco de complicidad de parte de el con su eufemismo.

-El doctor no tenia la jeta prendía fuego y hablaba y actuaba relativamente normal.
Pasara lo que notros vivimos o que sea un simple delirio mental a causa del accidente ahora estamos a salvo.
Pero no te preocupes, si las cosas se vuelve a poner fruteras* en las proximas horas, nos tomamos el palo*

- No lo se - Facundo termina de sacarse el cateter y se pone de pie, mirando a Diego - Quizás parecía normal. Pero no quiero que nos terminen considerando locos por haber vivido algo que... en fin... es una locura -

- Por lo menos deberíamos tener una idea de donde estamos. Luego decidimos si volvemos a esta habitación o nos mandamos mudar - aclara acercándose a la puerta y verificando si la misma está abierta

Facundo se acerca a la puerta, tras de la cual se escucha bastante silencio, solo interrumpido por el ocasional par de pasos silenciosos en alguna parte, como calzados con zapatillas. Prueba la manija de la puerta y en efecto, está abierta. Al oto lado, un pasillo pintado color crema, con bandas de colores para indicar secciones del edificio. Sí, a todas luces, un hospital. Cerca de allí se escucha el sonido del tecleo en un ordenador.

- Parece que no hay moros en la costa - comenta el locutor antes de, en un gesto reflejo acomodarse la ropa y el cabello y esbozar su mejor cara de segridad en si mismo.

Con paso firme sale al pasillo y busca el origen del sonido de tipeo, para dirigirse en esa dirección. En su mente se dibuja la primer frase que piensa pronunciar - Buenos días, una pregunta, que día es hoy? -

Facundo sigue el pasillo durante unos metros hasta encontrarse con el origen del tecleo, un mostrador tras el que un enfermero está o escribiendo un informe o chateando frenéticamente, quién sabe. Al acercarse el periodista, el hombre levanta la mirada y se muestra de inmediato alarmado. No tarda ni dos segundos en reprenderle por haberse levantado y le urge a volver a la cama, mostrándose inflexible en el particular. Mientras se debate para retrasar el paseo de vuelta, Facundo introduce algunas preguntas, poniendo en juego su raza de periodista. El enfermero no da mucha información; el avión sufrió un accidente al aterrizar en Bariloche y ellos están entre los heridos. No puede adelantarle nada sobre otros pasajeros, pero insiste en que un médico les dará las respuestas mañana por la mañana.

- Ahora, descanse, por favor.-

El enfermero vuelve a meterle en el cuarto, sin llegar a entrar ni ver a Diego allí agazapado y vuelve a su puesto.

El locutor volvió a ingresar al cuarto pensativo, sin estar seguro de lo que había entendido. Bajando la cabeza, y actuando como si realmente pensase hacerle caso al enfermero se dirigió a "su" cama y y amagó meterse adentro... hasta el momento en que el enfermero se retiró de la habitación

- No entiendo nada - le explicó a Diego - No se si escuchaste, pero según el el avión no aterrizo. Bueno, no lo hizo como correspondía y se supone que estamos internados desde entonces. Solo que lo que vivimos fue demasiado real - agrega - No creo que sea un sueño, bueno una pesadilla. SE que mi inconsciente no te incluiría en mi cabeza - añade, sin analizar como le puede caer el comentario a su compañero

- Pero si no es un sueño, que es? Y que pasó en el hotel, y en... en fin, en esos lugares en que estuvimos. Y Frantisek? De donde salió? -

Facundo se acaricia el mentón, en un claro gesto pensativo antes de continuar - Lo cierto es que no contestó mi pregunta. No me dijo que día es hoy. Ni donde estamos? En Bariloche, donde se supone nos accidentamos? Nos trasladaron a otro lugar? No lo se, tengo demasiadas dudas -

Tras pensarlo un momento se acerca a la ventana e intenta mirar para afuera, con el fin de reconocer el paisaje montañoso de Bariloche, o lo que sea pueda reconocer - Creo que es un buen momento para "mandarnos mudar". Aquí hay algo que no me cierra y me pone demasiado nervioso no saber de que se trata -