Partida Rol por web

Turno 518

Finalmente se disiparon las tinieblas y Eruannë se quedó absorta recibiendo las cálidas caricias de luz que la envolvieron. Ese calor y esa luz se le antojaron más preciosos que todos los tesoros y los secretos de Endor. Sí, lo conseguimos: se ha ido, pensó. El monstruo se había refugiado en las profundidades de su reino y no regresaría, por el momento. Escuchó los gritos de Drustan alentándolos a dejar atrás el pantano y desvió la vista hacia el mortal, siempre tan impulsivo en sus actos y tan vehemente en sus palabras, y una resplandeciente sonrisa asomó en el rostro de la silvana.

Todo es como debe ser…

Aceptó la ayuda del beórnida y se incorporó, sacudiendo el barro y la hojarasca adherida a sus piernas, al tiempo que murmuraba:

—Es una suerte que la valië ilumine mis flechas. Que si dependiera de mis pies, otra hubiera sido nuestra suerte —concluyó con cierto rubor, recordando la increíble retahíla de tropiezos que había sufrido desde que el grupo ingresara al pantano.

Luego, dirigiéndose hacia el animista:

—Elorham, ¿os encontráis bien? ¿Y Zigûr? —indagó mientras que sus azules ojos se volvían hacia el mago.

Ambos edain ocupaban la atención de la elfa, porque, como ella misma, no estaban preparados para el combate y carecían de las defensas necesarias. Solo la voluntad de los valar la había librado a ella de los tentáculos del monstruo, pero no habían tenido la misma suerte los otros dos.

 Turno 518

Asentí ante Eruannë, estoy bien mi señora sólo siento haber utilizado el instrumento de los orcos para un fin unirnos en la niebla, y me he dado cuenta que las herramientas del enemigo no se pueden utilizar, sólo despiertan el mal del lugar os pido disculpa a todos. Miré con ojos entristecidos viendo lo magullado que estaban mis compañeros acto seguido tiré el cuerno orco al pantano por donde el Kraken se había ido. Ahí estará mejor enterrado entre el lodo es el único lugar que merece...Luego miré a Eruannë aquí tenéis mi dama vuestro caballo intacto sujetadlo con fuerza mientras curo a mis compañeros, dejad que os cure antes de proseguir el camino mis compañeros. Miré a los más heridos para gastar toda mi magia curativa en ellos.

Turno 518 bis

La silvana asintió a las palabras del animista, recogió las riendas del caballo y las ató a un viejo y retorcido tronco mientras esperaba que Elorham se encargara de los heridos. Luego sus ojos buscaron la única flecha que no había dado en los tentáculos del monstruo, pero fue un esfuerzo inútil como buscar una aguja en un pajar. Finalmente su mirada se clavó en el cuerno que Elorham había arrojado instantes antes y que se hundía lentamente en la ciénaga. 

Las sombras se acaban y la niebla se disipa para dar paso a la luz, que brilla más radiante aún después de tanta oscuridad, pensó.

Entonces recordó...

Y sus pies —esos que tantas veces la hicieran tropezar en aquel día—, otra vez la llevaron más allá.

Hacia el norte.

Turno 518 bis ¿bis?

Eruannë se arrebujó en la capa y avanzó hacia el norte, en dirección a dónde se encontraba la casucha del dunlendino. Quizá lo encontrara allí, quizá no. ¿Por qué iba en su busca? Ni ella misma acertaba a decírselo, solo sabía que necesitaba verlo antes de partir...

Entre sus dedos, su vieja arpa susurraba los primeros arpegios, suaves y susurrantes.

Turno 518

El monstruo parecía dar por terminado nuestro martirio, del cual al parecer salimos al menos todos vivos aunque algo golpeados. El sol salio como si viniera en nuestro auxilio y mientras su calor punzaba en mi piel y oía las palabras sanadoras del buen Elorham a mi mente venía la balada sobre el Fruto y la Flor de Valinor que se cantaba en la casa de mi padre, en donde se narraba el nacimiento del sol y de la luna y de su eterna persecución por los cielos de Arda... "La esperanza siempre reaparece por más perdida que pareciera en el apuro y la necesidad; porque a la oscuridad siempre la sigue la luz." Las palabras de mi madre también vinieron a mi encuentro y terminaron por calentar mi espíritu nuevamente para quitar el último peso de mi fatigado cuerpo; era momento de seguir adelante.

-Cuando estés listo Elorham deberíamos salir de aquí cuanto ant... - No alcance a terminar de hablar cuando Eruannë comenzó a caminar hacia el norte sin mediar palabra ni explicación de por medio. (Sindarin) -El tiempo para reanudar la marcha aun debe esperar a que las palabras curativas terminen de obrar Eruannë. La oscuridad se disipa temerosa por la fuerza de la luz pero aun debemos cuidar los unos de los otros permaneciendo juntos.-

Pues decidiros porque Eruannë ha declarado que se marcha. Por lo que veo o la sujetas o vas con ella. :)

Turno 518...

Eruannë volteó la cabeza y su azul mirada se cruzó con la de Laufinwë, pero no detuvo sus pasos ni respondió a las palabras del elfo. O quizá sí y solo él escuchó la respuesta. Presta, se arrebujó bajo la capa y casi pareció desvanecerse por el sendero.

Es eso mismo, Laufinwë, encontrar las palabras que curen una vieja herida, una llaga putrefacta. Incurable tal vez... Pero vos lo habéis dicho: “cuidar los unos de los otros”. ¿Quiénes son unos y quiénes son otros? Todos hijos de la luz. Hijos de Ilúvatar. Vos quizá lo entendéis porque vivís entre ellos y los conocéis, y porque en vuestras venas corre sangre de los edain también. Pero yo no lo comprendo, no entiendo el porqué. ¿Acaso vos comprendéis por qué ese odio entre hijos de Ilúvatar? Mi padre dice que el odio con odio se paga y que allí es donde el horror de la Sombra se alimenta y se hace fuerte. ¿Entonces por qué odian los edain? Necesito comprenderlo…

Pronto me hallaréis en el mismo camino. Unos pasos más allá, en una mísera choza quizá encuentre esa respuesta, o quizá no. Solo Erú lo sabe.

Turno 518

Tras los cuidados de Elorham me sentía algo mejor, aunque más que el dolor por mis heridas, lamentaba la perdida de mi espada. Llevaba muchos años con ella y fue un regalo de mi padre; una buena espada que sin duda había servido al menos para cortar varios tentaculos a esa bestia de las profundidades.

Recogí con un ademán de respeto la cimitarra de Tumladen que me ofreció Laufinwe y juré devolverla a sus familiares en cuanto la misión fuese terminada.

¿Y bien, cual es el plan? no creo que podamos con otro kraken como este. Hemos luchado bien y la suerte nos ha sonreido, pero creo que es hora de seguir y buscar un lugar donde descansar. Puedo adelantarme y explorar el terreno o continuar todos juntos hasta salir de esta ciénaga, digo con asco y temor del lugar donde estamos.

Por cierto, ¿donde está el viejo?

Turno 518

Adronath se retiró junto con sus amigos bastantes metyros de donde había aparecido el kraken. Ahí hizo el recuento de personas y de animales. Por suerte estaban todos vivos, algo que nunca pensó que pudiera suceder.

- Gracias, Elorham por tus curas- agradeció su esfuerzo-. Parece que todos hemos sufrido pero ninguno ha caído. Bendito sea Eru.

- Sí, debemos alejarnos cuanto antes de este lugar- coincidió el dunadan con sus compañeros-. No creo que el kraken vuelva a atacarnos y no creo que otra criatura se aventurase a los dominios de semejante bestia, pero no me fío. Montemos en los caballos que estén bien, de dos den dos y salgamos cuanto antes de esta ciénaga.

El guerrero miró a la mujer elfa que les acompañaba y que parecía haberse perdido entre las sombras.

- Eruannë. Te pido que vuelvas al grupo. Sabes que un grupo unido sobrevivirá mejor que uno separado. Además el grupo unido es mejor y más fuerte, que la suma de los individuos por separado.

Asentí seguro de que algo guiaba a Eruannë a estas acciones y la despedí con un gesto, seguro de que nos reencontraríamos tal como ella predijo. Mi parte Eldar sabía que debía dejarla obrar pero mi parte Edain pujaba por no dejarla enfrentarse sola a lo que fuera que la esperara adelante... Pero la sangre de mi padre parecía pujar con más fuerza.

Mientras, mire a todos los demás mientras se recuperaban de los golpes y prepare mi caballo para salir de esta horrible ciénaga lo antes posible. 

-Estoy de acuerdo; debemos guiar nuestros pasos fuera de estas pútridas aguas lo antes posible.-

Resolución Turno 518

La elfa habló brevemente con Laufinwë y escuchó la petición de Adronath pero no podía dejar aquel asunto de lado. De modo que se disculpó unos instantes y rehaciendo el camino que tomó de vuelta de la choza de Janut llegó hasta ella apenas en un par de minutos.

La niebla se había retirado y era sin duda un artificio del monstruo que había dominado el lugar. Al llegar al lugar no encontró a nadie. El lugar había sido abandonado precipitadamente. Las pocas pertenencias del dulendino habían desaparecido. Es más, la chalupa ya no estaba y era claro que había sido usada para adentrarse en el pantano y escapar.

Seguir la pista del viejo en una zona que conoce y en la que se esconde sería una tarea hercúlea y la elfa no tenía tiempo. Así que con gran pena se vio obligada a volver con el grupo sin lograr encontrar a Janut ni poder hablarle por última vez.

Resolución Turno 518

Eruannë sentía que debía buscar por última vez al anciano dulendino. Así que a pesar de las palabras de Adronath se marchó.

Elhoram se preocupó de que los magullados se recuperasen dentro de lo improvisado de la situación. Comenzó a imponer las manos en los heridos al tiempo que rezaba devoto a los valar, pidiendo su favor.

Un calor les nacía de dentro del cuerpo cuando el animista les atendía y el cansancio y las dudas eran lavadas al igual que los dolores. No se podía decir que estuviesen sanos y completamente recuperados pero cuando terminó de rezar se sentían bastante reconfortados. Ciertamente era una suerte llevar a un sanador tan competente.

Atender a todos llevó unos diez minutos y al terminar comenzaron a montar en los caballos. Esperaron un par de minutos a la elfa pero tal como había dicho la elfa no comprendía el odio entre los edain y estaría investigando aquello. Esperaron algo más y a punto estaban de marchar dejando alguna señal para que les siguiese cuando le vieron volver apresurada para reunirse con ellos.

Entre una cosa y otra tardaron menos de veinte minutos.

Antes de que se marchasen Zigur pidió a Astomer ver los restos de su espada.

Guárda estos fragmentos. Este arma ha sido usada con valentía y si consigues que sea forjada de nuevo el resultado sin duda te sorprenderá pues creo que parte del valor que pusiste en el combate se ha inbuído en ella. Tal vez debas pensar en ponerle un nombre.

Resolución Turno 518 (II)

Todos juntos finalmente se dirigieron hacia el norte. Cabalgaron todo lo que quedaba de tarde. Aunque la niebla había desaparecido aquello seguía siendo un lodazal y tuvieron que seguir esquivando pozas y resaltos en el terreno pero ahora, a la luz del sol, todo tenía otro aspecto.

Sentían que habían sobrepasado un gran obstáculo y aunque sin duda quedaban otros en su camino, pues aún tenían un largo trecho, era momento de alegrarse.

Cuando las sombras comenzaron a alargarse el terreno era ya algo diferente y las hierbas eran menos acuáticas y el terreno más firme. Poco a poco abandonaban aquel lugar maldito. Aquella noche, no cabía duda, harían guardias, pero se sentían ligeros y contentos de haber dejado una gran oscuridad a su espalda.

Turno 518.2

Asentí al consejo de Zigur y guardé los tres fragmentos de mi antigua espada. No pensé en fraguarla de nuevo pero era la espada de mi padre, y del padre de mi padre; nunca dejaría sus restos abandonados en aquel maldito lugar...

Turno 518 bis

El camino volvía a estar delante y el terreno era firme, no se hundía bajo nuestros pies como en la ciénaga. A pesar de que los peligros perduraban, dejar atrás la lucha con el kraken era todo un alivio.

Con este pensamiento en la cabeza, Adronath parecía ilusionado. Al montar el campamento hizo un fuego, algo que en otra ocasión no se hubiera permitido, pero el fuego siempre alimenta el espíritu y en esta ocasión se merecían tal premio. Además, con las guardias nocturnas tendrían más oportunidades de ver si alguien se les acercaba en la oscuridad.

Las estrellas resplandecían en el cielo nocturno, guardando su sueño y protegiéndoles de todo mal. Mañana sería otro día y continuarían el camino.