Partida Rol por web

No ha de pasar mucho rato para que Kromwill vea cómo Eleara sale cargada con una gran bandeja desde el acceso a la cocina, llena con varios platos y bebidas. Mientras pasa al reservado y empieza a serviros tanto las jarras como la comida, por la puerta de la taberna entran dos humanos ataviados con pieles, que los reconocen como bárbaros de las llanuras, poblados que se encuentran bastante lejos del pueblo. Hombre y mujer, él lleva un arma colgada al cinto y mantiene una actitud bastante protectora sobre ella, lanzando vistazos alrededor mientras la conduce hacia una mesa a un costado. Por el otro lado, ella destaca por su larga melena rubia suelta y una capa que parece de buena calidad, junto con un largo bastón acabado en una gema azulada. Están a punto de sentarse cuando de repente él mira directamente al reservado y descubre a Gruntah ahí sentado, tras lo cual cuchichea unas pocas palabras con la joven y se alejan hacia otra mesa, más oculta de vuestra vista.

-Bueno, esto ya está. Si quereis cualquier otra cosa, no hace falta que me alboroteis a toda la posada a gritos, que al final me vais a espantar a los clientes. -Dice Eleara, apoyándose en el resquicio de la puerta mientras os echa un vistazo a todos, y luego se marcha cerrando la puerta para que disfruteis de la comida.

Despues de recobrarse del sobresalto por lo que hizo Elius, Arbahin le dice a Eleara inclinando ligeramente la cabeza:

-Perdona a mi compañero- trató de hacer sonar su voz suave, nunca lo habia logrado y esta opotunidad no fue diferente-. Tantos golpes han atrofiado sus cesos.

Le da un suave golpe en el brazo a Kromwill, aun siente ese aroma extraño y perturbador, pero la sonrisa y desenfado del guerrero hacen que toda duda o perspicacia se derrumbe. El olor a carne hace que aspire grandes bocanada de aire, Eleara habia dejado un filete grande, fresco y jugoso justo frente a él. Nunca habia suficiente carne para el enorme licantropo, lo mas probable es que al terminar la noche busque algun venado para saciarse al fin.

-Es bueno comer con amigos una vez mas...- dijo mirando a su alrededor.

Visiblemente más relajado, el draconiano relajó los músculos y se dejó caer sobre el asiento. Tras agradecer con una leve inclinación de cabeza la inspección de Elius, y la visita de la solícita posadera, agarró con fuerza el pichel de cerveza enana y dedicó un profundo trago directamente al gaznate. Pareciera como si el hechicero se hubiera quitado varios kilos de encima de una tacada, porque su porte ya no parecía tan cansado.

- No sé qué era aquello, amigos míos. Pero no me importa ya. Estamos juntos... y debo deciros que os he echado de menos - añadió, alzando la garra y hablando con su marcado acento - ¿Tres? Sí, tres. Tres años son demasiado tiempo, y creo que no deberíamos volver a repetir algo así. ¡Diantres, echo de menos las frías mazmorras y los misterios insondables! Imhol, ¿no hay alguna ruína abandonada que nos esté esperando?

Sonrío al escuchar a Gruntah tan alegre.

-No sabes cuantas mi escamoso amigo. La pregunta es si estáis dispuestos a embarcaros en una nueva y apasionante aventura a través de la historia en unas ruinas antiguas - añado a modo de broma, aunque en muchas ruinas a las que habíamos ido habían resultado ser una aventura de las que a ellos les gustaban, más veces habían sido de las que a mi me gustaban.

-Uhm... aventuras, ¿eh? Éso siempre está bien, aún estoy buscando a alguien que no caiga bajo mi acero-fanfarroneó el guerrero, despreocupadamente, mientras devoraba su comida, regándola abundantemente con su cerveza.

Gloria habia estado expectante ante las palabras de sus compañeros, amigos, ya considerados hermanos. Y sonrió ante las palabras deGruntah.

- Seguro que hay males en este mundo que aún no han sido erradicados Gruntah. Y alli estaremos para hacerlo ¿Verdad?

Sonrió mpliamente, le gustaba mas esa conversacion que la que habian tenido anteriormente de las armas, los ataques de aquellas criaturas que ni siquiera sabian de que se trataban ni quien las controlaba. Suspiro y comio algo de lo que Eleara les habia llevado. Aquella comida le sabia a gloria, caliente y tierna, nada comparado con la comida que debia encontrar en los caminos de su viaje.

Arbahin resoplo fuertemente cuando sus dos compañeros dijeron la palabra "ruina", no entendia como podian sentirse tan contentos de arrastar su cuerpo en un lugar pequeño y humedo, solo para sacar alguna baratija vieja.

-Bah- dijo moviendo una mano -, ¿Que tiene de bueno eso? Correr por un prado persiguiendo una presa, sentir el sol calentandote el cuerpo, el aire llenando tus pulmones. Esas son cosas que hacen latir un corazon.

A pesar de eso, acompañaria a sus amigos a donde sea, portaria cadenas si con eso los salvaria de algun mal, moriria por ellos sin pensarlo. La actitud de Kromwill era mas de su agrado, sonrio de con fiereza mientras ruguia:

-Mientras no estuvimos de seguro que algunos bandidos creyeron que estarian a salvo- volvio a sonreir-. ¿que te parece si les motramos su error?

-Seguro que al vernos llegar han echado a correr... asi que cuando terminemos con la comida, vamos a tener que ser rápidos para alcanzar a ésos cobardes-dijo, riendo.

Pero realmente no le entusiasmaba tanto como antes la idea del combate... seguía llamándole poderosamente, pero ahora había algo más. Algo que suponía tenía su origen en aquella maldita extremidad. Sin embargo, procuró no pensar mucho en éso. Al fin y al cabo, estaban de celebración.

- Amigos -empiezo a decir antes de dar un bocado a mi comida- sinceramente, me da igual si vamos a descubrir ruinas, a cazar (o ser cazados) -y le guiño un ojo mientras le doy un codazo amistoso a Arbahin- o a luchar contra el mal, siempre y cuando estemos juntos. Pero eso sí, algo ligero, ¿eh?: Un forajido novato, por ejemplo. ¡Que acabamos de llegar! -digo riéndome ante mi pequeña broma-. Ahora en serio, ¿tenéis algo en mente?

Arbahin no tenia ni idea de por donde comenzar, siempre se habia guiado por su instinto y este aparecia cuando lo necesitaba, no porque lo llamase. Pero de lo que si estaba seguro es que sea lo que sea que hicieran, lo harian juntos, tal como dijo Elius. El camino solitario le habia enseñado muchas cosas, pero hubiera querido compartirlas con sus amigos.

-Nos dejaremos guiar por el viento cuando sea necesario- dijo simplemente en un tono de voz que le conferia casi sabiduria-. Por ahora, disfrutemos...

-¡Por aquí chicos! - Digo mientras agito la mano como haciendo señas para que me sigan en alusión a "nos dejaremos guiar por el viento" después empiezo a reír.

Al principio no habia entendido a que se referia Imhol, solo despues de unos segundos cayo en la cuenta. Comenzo a reir a cacajadas, lo cual resultaba algo extraño e intimidante teniendo en cuenta el tono de su voz y a golpear la mesa con una mano. Pronto esta quedo marcada de por vida por cinco garras duras como el acero. Jamas podria competir con la rapidez mental del Imhol.

Se rió ante la chanza del ventante, y dijo:

-No sé... ¿guiarnos por el viento? La última vez que el viento me "guió", agitó tanto el puente levadizo en que estaba que casi me "guía" hasta el fondo de un barranco.