“Aterrador, así es”, te responde Mogi con su voz de siempre rayando en la indiferencia absoluta. “Pero no has respondido a mi pregunta. Mi pregunta ha sido si podrías enamorarte de una persona en el espacio de un día, o dos, siempre repitiéndose, aunque antes no hubieras estado enamorado de ella.” Suspira. Levanta por un rato la mirada hacia la cancha, sus labios moviéndose indecisas, y luego baja otra vez los ojos hacia los tuyos que la ven desde la perspectiva de tu cabeza reposando en su regazo. “Sea, no importa. Aún así, te digo algo más, Kazuki-kun, y no sé de verdad por qué te lo digo, porque sí, lo vas a olvidar, y no hay manera para que no lo olvides. Me equivoqué. Me equivoqué terriblemente. Porque soy la dueña de esta caja, ¿sabes? Y no me ha servido para nada salvo amagarme la vida. Quería vivir sin remordimientos, una última vez, y ahora solo estoy arrepintiéndome.”
¿Podría enamorarse de una persona en el espacio de dos días? ¿Aún sin estar enamorado de antes? Hoshino pensaba que sí... pero ¿sabía de verdad la respuesta? Quizás... el amor fuera como una flor que necesitara tiempo para crecer, para florecer... Pero ¿qué sabría él del amor? Mogi-san debía estar enamorada de otra persona, nunca se enamoraría de alguien como él. Le dolía verla así, aunque otra vez estuviera enmascarada bajo fría imperturbabilidad, le parecía por lo que le decía que estaba sufriendo por dentro. Especialmente después de lo último que le dijo. Kazuki-kun abrió los ojos al máximo de la enorme sorpresa por unos instantes. -...¿Pero... qué?-
Fue como si el mundo se hubiera dado la vuelta para él, ¡otra vez! ¡Aquello no tenía ningún sentido! ¿Cómo era posible que Mogi-san pudiera recordar? ¡Recordar! ¿Mejor que él, incluso? Decía que ella era la dueña de la caja... ¿Pero cómo podía ser eso? ¿Acaso había dos cajas? ¿Acaso... él no era el verdadero dueño de la caja?
Necesitaba comprobar una cosa...
"Mogi-san... ¿cuántas veces en total... se ha transferido Aya Otonashi?" preguntó, reincorporándose y mirando a Kasumi seriamente.
“Aya Otonashi… Aya Otonashi… veo que tanta te importa Aya Otonashi… igual que te importa Kokone”, dice Mogi en su voz siguiendo indescriptible. “Pero en cuanto a tu pregunta… si no he perdido la cuenta… ahora estamos en la 27.753 repetición. Y sí, Hoshino, lo olvidarás todo...” Niega con la cabeza, suspirando.
Intimidad, Hoshino hizo una mueca incómoda, un intento de sonrisa. Va-vaya, ¿eran celos los que notaba en su voz? Bueno, no en su voz, porque el tono era totalmente neutral, sino más bien en sus frases. En realidad, eso le halagaba en sobremanera. ¿Podría ser... de verdad que ella... que sus sentimientos... correspondieran a los de él? N-nah, imposible, ja ja... "...Ja ja..." río incómodo, intentando quitar hielo a la conversación. "Bueno, Kokone-san y Daiya-san son mis amigos de la infancia..." por desgracia, seguía sin recordar a Haruaki-san... "Y Otonashi-san parece también recordarlo todo, como tú... y como yo." se rascó la nuca avergonzado. Al margen de la inesperada frialdad de la siempre fría pero a la vez cálida Kasumi, la confirmación que le había dado de que ella también percibía las repeticiones era una noticia que, de no ser por los nervios de estar hablando por fin con ella, le habría dejado... Bueno, nervioso, valiera la redundancia. "Bueno, yo recuerdo un poco como a ratos... a saltos, concretamente." empezó a explicarle con calma. "No sé cómo podría probartelo..." recordó un detalle que le hizo sonrojarse. "P-por ejemplo, normalmente una ráfaga de viento te levanta la falda... ¡P-pero yo no he visto nada! Quiero decir, ¡no vi nada!" se apresuró a aclarar, moviendo las manos nervioso. ¡Oh, maldita fuera, la iba a ofender más! "Pero sé que es a saltos porque los números de transferencia de Otonashi-san no me cuadran..."
“Ah, la falda… ya veo… menudo detalle...” Imposible de averiguar, con su tono de voz siempre neutral, siempre despegado, si una sonrisa o une mueca habría acompañado estas palabras. “¿Y de verdad te recuerdas algunas cosas? Pues no sé, porque… lo estoy intentando desde hace tanto tiempo, Hoshino, desde hace tanto tiempo, y no veo ninguna salida. Yo mismo no puedo salir. Yo mismo quedo encerrado. Y tú...”
Se calla de repente y te mira un largo rato, pero, extrañamente, como mirando a través de ti, como si estuviera viendo algo en la lejanía, una imagen que podría corresponder a ti pero que no eres tú, o… casi como si no creyera que tu te encontraras realmente aquí, con ella, en su regazo.
Su regazo… levanta con las manos tu cabeza, significándote que ella quiere levantarse. Lo que hace, poniéndose en pie. Se vuelve otra vez hacia ti: “Espera hasta mañana, Kazu-kun.” Cierra brevemente los ojos y suspira, luego se aleja, yendo ya en dirección de los vestuarios de las chicas mientras que los demás alumnos de la clase aún juegan en la cancha.
De pronto Kokone se desprende del grupo de jugadores de su equipo y quita el campo para correr hacia Mogi. Se hablan unos instantes en susurros, tras lo cual Kokone regresa a su posición y Mogi desaparece en los vestuarios.
Casi al instante Aya Otonashi parece delante de ti. “Te conozco, Hoshino”, te habla directamente en su forma ya asaz conocida de saltarse de introducciones. “Te he estudiado una vida humana entera. Algo ha ocurrido con Kasumi Mogi, y algo muy importante. Dime que.” El mismo tono perentorio de siempre.
"Ninguna salida... yo tampoco la veo..." murmuró. La verdad es que le dolía no tener una respuesta... pero le dolía aun más ver a Mogi-san tan triste, aunque hiciera bien en ocultarlo. "Mogi-san, solo... No pierdas la esperanza. ¿Vale? No puedo prometer que sea mañana, pero, cuando vuelva a recordar... Prometo te traeré algo, un cambio, a-aunque no sea todavía una salida. Estoy todavía en ello..." Sabía que era una promesa difícil pero la hizo con intención de cumplirla, para animarla un poquito, porque verla tan triste de verdad que le hacía el corazón pedazos.
Asintió a la despedida y la vio marcharse, viendo cómo Kokone-san le decía alguna cosa... Tan pensativo que estaba él que no vio a Otonashi-san acercarse, aunque ella era condenadamente sigilosa de todas formas... "¡Gaagh!" Hoshino tuvo un fuerte escalofrío cuando de la nada apareció Otonashi delante de sí. "Menudo susto..." murmuró, molesto pero de todas formas quería hablar con ella. "Otonashi-san... ¿seguro que yo soy el dueño de la caja? Porque Mogi-san... también recuerda. Dice que ella es la dueña... dice que esta es la 27.753 vez que te transfieres de escuela. ¿Es posible que... yo no pueda entregartela porque no la tengo? ¡P-pero eso no explicaría el sueño que tuve! Ese tal... Zero, como lo llamaste..."
Tal vez por primera vez que Aya Otonashi te habla, no puedes notar ni un atisbo de animosidad en su voz o comportamiento.
En lugar de esto, inclina su cabeza hacia ti, como si hablara a alguien en quien puede confiar. “Tienes razón, enteramente razón. Y creo que sé el porqué de mi error. Esta caja es construida de forma que al descubrir la dueña, el recuerdo se borra universalmente a la próxima vuelta. Puede que yo ya haya descubierto mil y mil veces que Mogi-san es la dueña, pero parece que no sabía hacer nada contra ella… y así seguía olvidándome del hecho, y sospechaba cada vez de nuevo de ti porque...” Sus ojos penetran los tuyos.
“Creo que tienes una caja, Hoshino. O no la tienes, pero de verdad importa poco. Pero eres… un dueño, según tú… forma de ser. No sé si me explico bien. Tu apego a la vida cotidiana... que no tienes un deseo especial… ¿A qué sirven las cajas? A cumplir los deseos. Pero tú… dijiste a O no tener ninguno… ¿Quién diría tal cosa? Me has llamado la atención muy poderosamente porque…", busca con dificultdad las palabras adecuadas, "emanas la autoridad de un dueño. Sea que tienes de verdad una caja – pero no es el Aula Rechazadora -, sea que estás por encima de las cajas, que las dominas, digo mentalmente, siendo en cierta manera… inmune a su tentación… ¿Me comprendes?” te pregunta dubitativa, evidentemente dándose cuenta de cuán embrollada es tu intento de explicación. Pero a tu comprensión tampoco resta importancia, porque continúa:
“Ahora la pregunta es: ¿qué vamos a hacer? Porque demasiado tiempo no tenemos. A la próxima de mis transferencia lo olvidaremos. Si he recordado todo de las incontables transferencias, pero siempre olvidado de haber encontrado la verdadera dueña de la caja, esto significa que estoy condenado a olvidarlo cada vez sin excepción… Tenemos que actuar, y pronto. Mogi-San parece tener confianza en ti, Kazu-kun… Y para acabar con el Aula Rechazadora, no tiene que hacer nada más que entregarnos la caja… Pero es evidente que se resiste a esto… ¿por qué? Porque de verdad no la veo muy feliz con esta situación… No es una persona que te da la idea que irradia la felicidad… Más bien me agobia la indiferencia rayando en tristeza que desprende su carácter y toda su actitud… Su indiferencia! Kazuki-kun, incluso me ha dicho hoy mismo antes de Educación Física, como si me hablara del tiempo, que es la dueña!” Abre los ojos de par en par, aún procesando con incredulidad la revelación que Mogi ha hecho a ti como a ella. “Habla con ella! Intenta convencerla!”
Transferemos a une nueva escena