Esconderse....
Esa era la auténtica prueba de aquella misión. Su Señora le ponía ante él el reto más difícil de cumplir. Un ser de luz como él debía ocultarse. Un ser que rechazaba la mentira y los subterfugios debía prestarse a llevar a cabo un plan de ocultación y engaños para poder salvar unas vidas...
¿Qué es una situación intolerable para mí frente a la vida de otros? Nada, no es nada.... Soportaré la reclusión como una prueba de mi compromiso con la vida...
Elenzeran se hubiera lanzado contra una horda de demonios mandoble en mano y una sonrisa en la cara... Pero meterse en una oscura bodega a la espera de acontecimientos le producía una desazón que mitigaba a golpe de fe y esperanza en el buen discurrir de la misión....
Estoy en vuestras manos, cuando queráis.
Viendo como Elenzeran obviamente no quería esconderse en la bodega, Raohken dió un paso adelante, se acercó al paladín y le dijo.
Hermano, si hay algo que enseña Irori es el respeto y confianza en los demás. Ambos sabemos que ese no es tu sitio. Creo que vosotros arriba haríais un mejor servicio del que yo pueda proporcionar en estos momentos.
Yo debería ir a la bodega. Se me da bien no hacer ruido y la carne suena menos que el metal y en el peor de los casos, sabré defender a los enanos con mi vida si es necesario. Si no pasa nada al menos habre realizado mis meditaciones.
Tus palabras son acertadas, no gusto de esconderme mientras otros dan la cara por mi.... Pero no es menos cierto que si me encuentro cara a cara con algún razmiri no podría dejar escapar la oportunidad de intentar convencerle del error que comete al usar de ese modo la fe... Y el subterfugio se iría a traste y con ello la posibilidad de llegar hasta los desaparecidos...
Estaba reconfortado por el apoyo de su compañero de logia, y ya había asumido su papel en aquella misión...
No le demos más vueltas, vamos al lío...
Al parecer, el plan había tomado forma. Lamriss contempló como el pulcro Elenzaran decidía bajar a las bodegas por el bien de la misión. Verdaderamente, los paladines con sus vehementes ideales, suponían un riesgo para el triunfo de las pesquisas de la mayoría de misiones de la Sociedad, pero en combate solían ser de gran ayuda gracias a sus dones divinos.
Conformaban un grupo heterogéneo, pero eso les permitía adaptarse a una multitud de variantes y situaciones diferentes, cosa que no era mala en absoluto.
- Yo si no hay inconveniente, estaré en la cubierta. Puedo hacerme pasar por la guardaespaldas de quien sea.- señalando su enorme guisarma y su hacha de batalla. - Por mí podemos marchar en cuanto lo creáis conveniente.- dijo la sanguinaria mirando con sus ojos esmeralda al paladín.
Por mí adelante con el plan.
Satinder escuchó con atención los planteamientos de sus diferentes compañeros mientras se acariciaba la barbilla pensativo, no tenía ninguna duda de la viabilidad del plan y de que, con un poco de empeño, podrían lograr entrar en aquella región de fanáticos con el engaño de hacerse pasar por comerciantes.
- Bien... yo por mi parte preferiría quedarme en la cubierta también como guardaespaldas... - añadió - la verdad es que si se tuerce el plan y hay algún combate seré más útil en un espacio abierto que no en las bodegas.
Temel asiente, parece que el plan está por fin decidido. Manda cargar a algunos de sus sirvientes especias y hierbas aromáticas en el barco, mientras hace todos los preparativos para partir.
—Espero que no tengamos ningún problema en Razmiran... todo esto es my caro y odiaría que se echase a perder en una refriega... —dice como para sí, pero en un volumen de voz lo suficientemente algo para que lo oigan todos sus compañeros de viaje.