Yard continuaba con el gesto de preocupación. Si llamar a Kara no daba resultado, tenían un problema... El bosque era grande y había que buscarla pero, ¿cómo hacerlo? Si ya ir juntos era peligroso, separarse era una temeridad, pero era la única manera de poder peinar más terreno y tener opciones de encontrarla pronto.
- No podemos quedarnos aquí, tenemos que empezar a buscar -dijo-. A menos que a Aura se le ocurra alguna otra opción...
Esperaba que el poder de Aura sirviese para más cosas y les pudiera dar un medio de encontrar a su compañera antes de que fuera tarde.
Kururu acompañó al grupo al exterior, permaneciendo dentro de la barrera de Aura. Miraba a su alrededor con gesto lívido. La ventisca había borrado cualquier posible rastro que hubiese dejado la chica y no contaban con la total certeza de que se hubiese extraviado durante la vuelta al castillo. Una idea peor le rondaba la cabeza... ¿Y si se la había llevado la niña bizarra?, quizá hubiese intentado capturarla cuando se teleportó y se la llevase con ella a quien sabe dónde.
-¿No tienes ningún medio de saber dónde está ahora? -preguntó a Aura con expresión seria (cosa poco habitual en él)- ¿algún rastreador mágico o algo parecido?
Aura niega con la cabeza. La tristeza se refleja en su rostro al no haberse dado cuenta antes de que faltaba alguien del grupo. Cierra los ojos tratando de averiguar si Kara sigue en la montaña, pero no nota ninguna presencia en ese momento.
-No puedo notarla en la montaña... es posible que no esté aquí. Es mejor volver y esperar a que se calme la tormenta... no podemos hacer nada ahora mismo...
Espera a que los chicos inicien el camino de vuelta para que nadie se quede atrás.
Yard dio una patada al aire, frunciendo el ceño con furia. ¿Cómo había podido pasar aquello?
- No puedo creer que no esté en la montaña -dijo, más para sí mismo que para el resto-. ¿Cómo puede haberse alejado tanto en tan poco tiempo? ¿Y cómo vamos a encontrarla ahora...?
Pero Aura tenía razón. Si Kara no estaba cerca, no podían hacer nada con ese tiempo, por duro que fuera. Tenían que volver a refugiarse y pensar con calma qué hacer a continuación.
No podía evitarlo, la negación de Aura con la cabeza seguida de sus palabras provocó que mis ojos se humedecieran y las lágrimas comenzasen a brotar. Sin decir nada eché a correr en dirección a la casa sin mirar atrás mientras con las mangas intentaba fútilmente de parar el torrente de agua salada y triste que llenaba mi rostro.
Esperar y tal vez no encontrarla después de esta tormenta... ¿Eso es todo lo que podemos hacer por Kara? ¿Dejarla ahí fuera ante quién sabe qué? mi mente trabajaba a mil por hora, sin entender cómo había podido suceder todo tan deprisa. Parecía que todo el mundo de Hyrule estuviese en contra de nosotros y eso, quizá, era lo peor de todo.
Un post rapidito desde casa de papi XD.
Kururu ladeó la mirada enfadado, cruzandose de brazos y oteando en la distancia, infructuosamente.
Se unió al resto en su procesión, cabizbajos, hacia el castillo nuevamente. No hacían más que perder miembros desde que abandonasen el poblado. Sabía que aquello no era una buena idea y sin embargo se sentía incapaz de abandonar.
Se giró hacia Aura, que cerraba la marcha con la misma expresión dolida que el resto y un destello brilló en los ojos del chico en una cara nada amigable. Desde luego ya no podían considerar seguros aquellos muros. No cuando su anfitriona había demostrado ser incapaz de mantenerlos a salvo...
Una vez dentro del castillo se retiró al que designasen como su aposento y se encerró allí dentro sin mediar palabra con el grupo.
Alguien llama a la puerta del chico y se escucha la voz de Aura desde el pasillo.
-Kururu, ¿puedo pasar? Traigo algo caliente para que comas.
Sin esperar respuesta Aura entra en el interior de la habitación con un bol de caldo caliente en una bandeja que deja en la mesita de noche y cierra la puerta sin salir de allí. Se acerca a él.
-Siento lo ocurrido con Kara. Pero no debes perder la esperanza de encontrarla. La Oscuridad se lleva a aquellos que apreciamos, a aquellos que más queremos. Tratan de castigarnos de esa forma por luchar por la Luz.
La silueta de Kururu se recortaba frente a la ventana, tras la que se podía ver la creciente tormenta de nieve. Estaba encorvado sobre una especie de saco de viaje. Al fijarse más podría ver que se trataba de una de las mantas del camastro anudada por las esquinas y en cuyo interior el chico parecía haber guardado algunos de los útiles de la habitación.
Kururu se giró rápidamente hacia la puerta cuando entró y la escuchó en silencio.
-... sí, bueno... a mi lo de la luz no me interesa tanto... -respondió el chico dedicándole una de sus sonrisas de "zorro" taimado- pero creo que mejor me iré adelantando para allanar un poco el terreno a los otros...
-Sería mejor que esperases. La tormenta aun está encima de nosotros y eso no ayudará a que recuperes ni la llave ni a Kara. Si decides quedarte hasta mañana te daré esto - hace aparecer el Arco de las Hadas, el arco que le fue entregado a Kara -. Tu decides si poner en riesgo tu vida y la de todos tus compañeros o trabajar conjuntamente para liberar el mundo de la oscuridad y recuperar aquellas personas que han desaparecido en sus fauces.
El Arco desaparece de las manos de Aura y ésta se gira para salir de la habitación.
-No hay nada que tú puedas hacer siendo quien eres en estos momentos. Lamento decírtelo.
Aura sale de la habitación dejando a Kururu en ella. La puerta se cierra.
No escribas diciendo que te vas por tu cuenta porque no os voy a separar... ya tengo bastante con dos grupos.
Un nuevo día llega a las Montañas Nevadas y parece que la calma le acompaña pues, a pesar de estar nevando, es una nevada tranquila y bonita que no dificulta la partida del grupo. Tras despertar a todo el mundo, Aura les prepara los petates con comida para un largo viaje y les acompaña a la salida de la mansión.
-Sé que habéis pasado por momentos oscuros, pero no debéis desfallecer. Debéis dirigiros al desierto... allí encontraréis el camino hacia el cielo, hacia Celestia.
Se acerca a ellos y sonríe con tristeza. Hace aparecer el Arco de las Hadas y se lo entrega a Kururu, como le prometió.
-No debéis dejar que esta última llave caiga en manos de la oscuridad.
Se despide de ellos mientras un camino se abre ante el grupo, guiándoles hacia el pie de las montañas.