Partida Rol por web

El camino habia sido ameno, sin ningun incidente memorable. A unos pocos dias, los tejados castigados por la salitre de Terhel asomaron en el horizonte, y poco tiempo despues ya estaban en el pequeño asentamiento pesquero. Acostumbrado a la magnifica extravagancia de la Universidad o a la imponente fortaleza del Tal Rauko, el pueblo pesquero se le antojo sencillo y calmado a Arryken, aunque cautivante en su simplicidad. Lo unico que no cuadraba alli era algo que esperaba cruzarian mucho mas adelante en el viaje: Samael.

Durante unos segundos, el joven pistolero medito la posibilidad de escabullirse entre los guardias y averiguar que habia pasado alli, en especial tras ver la condicion del niño cubierto con una sabana. Pero mientras se decidia, Mune se habia acercado a los guardias y Edvard le habia gritado algo, llamando ambos la atencion a su grupo. Descarto la idea mientras rechinaba los dientes, y se acomodo en el carro una vez mas.

Tras un viaje corto pero aburrido, atracamos en el puerto sin mayor problemas. El único problema que hubo fue algo ajeno a nosotros. La experiencia me dictaba no inmiscuirme en tales asuntos, y menos con guardias un tanto... especiales.

Que "sorpresa" fue ver a la señorita Mune bajar y acercarse a los guardias preguntar por lo ocurrido. Supongo que no sabía que un guardia le diría algo como... A ti que te importa. Pero añadiendo algún improperio más. Quién sabe... al vez tuviera suerte y le tocara un guardia bueno... Soñar era gratis, al menos antiguamente.

Solo esperaba que Mune preguntara también donde se haya dicha posada. No sería bueno pudieran localizarnos de un modo tan... absurdo. 

Aguardé pacientemente en mi asiento. Atento a cualquier circunstancia.

El viaje hacia Terhel había sido largo y demasiado tranquilo "Qué le pasa a estos, quitando mi cháchara incoherente con Arryken nadie ha abierto la boca" pienso mientras contemplo las puertas de la ciudad portuaria. Caminamos un poco dentro de la ciudad, recorriendo algunas calles cuando nos encontramos con un grupo de una organización poco deseable para nosotros: Samael.

Parece que Mune, haciendo caso omiso a cualquier sentido de la lógica se dirige hacia ellos, aunque al menos se dignó a cambiar su apariencia para tener algo de simpatía racial "esto es nuevo... ¿desde cuándo no la va a liar a la primera?" Pienso mientras me sale una pequeña risa, casi inaudible y miro al resto de los nuestros, hablando en un tono de voz bajo, para que solo estos me escuchen

- Preparaos para cualquier cosa... Me doblará en edad, pero no me fío de lo que pueda liar Mune si no le contestan amablemente.- comento tranquilamente, sobre todo a los alumnos, ya que no sé lo que se podrán esperar de la única profesora del grupo.- Arry... ¿Qué te parece seguirlos y averiguar qué pasa si esto no se pone feo de primeras? Un par de explosiones serían suficientes para avisarnos si te ves en problemas

Después de esto, me meto un segundo dentro del carro para coger la única y pequeña mochila que llevaba de equipaje. La abro y me saco un pequeño sombrero de ala ancha el cual, acto seguido, me pongo sin pensarlo demasiado. "Esto me dejará mirarla sin que se note mucho, además de que hace tiempo que no lo uso!"

-Mhmm... solo llego a murmurar Arryken, algo frustrado ante la peticion de Ikki. Ya era la segunda vez que Mune comprometia la mision por ir a la suya, y la pasividad de sus compañeros no ayudaba en absoluto.

Aun asi, el chico bajo del carromato con la gracia de una gacela y se adentro entre la muchedumbre que se conglomeraba en torno a los cuerpos, y en unos segundos sus compañeros lo perdieron de vista completamente.

Mi cuerpo se mueve apresuradamente y de manera metódica alejándome de aquel grupo de soldados sin pensar otra cosa que alejarme y buscar un sitio seguro.

Tiempo más tarde agotada tropiezo y caigo al suelo. Hasta ese momento no me había dado cuenta pero me había separado del grupo, la gente caminaba a mí alrededor y me miraba, no eran unas miradas agradables, me observaban con un lobo relamiéndose antes de capturar un cordero.

Me levanto y hecho a correr. Mi corazón cada vez late mas fuerte, no puedo seguir corriendo pero quiero escapar de esta ciudad. Cuando quiero darme cuenta he doblado la esquina y he entrado en un estrecho y oscuro callejón donde me dejo caer.

“¿Cuanto tiempo llevo corriendo?¿Donde están mis compañeros?¿Les habrá ocurrido algo?” confusa y desorientada mi mente formulaba mas y mas preguntas. De pronto noto como algo húmedo cae en mi mano y la miro, mi mano esta borrosa, he empezado a llorar sin darme cuenta.

“Quizá mi grupo este ahora en problemas y por culpa de mi inseguridad no podre ayudarles” una vez mas me sentía defraudada conmigo misma. No tenia ninguna razón para levantarme así que simplemente me arrastre hasta quedar apoyada contra el muro del callejón, agarrándome las piernas con ambos brazos llore en silencio.

“¿Cuánto tiempo estuve llorando? No lo recuerdo” Cuando levante la cabeza la luz que proporcionaba el sol ya era tenue y el callejón estaba casi en total oscuridad.

Algo mas serena una idea había surgido en mi mente, no estaba segura como podría resultar pero… quería ser útil, quería ayudar, no quería dejarme acobardar por simplemente tener gente a mi alrededor.

Dejo mi bastón al lado, saco mi libro de la mochilita y haciendo aparecer mí pluma saco una hoja y empiezo a escribir. Primero mi seguridad, no podía permitir que nadie me encontrara en un callejón oscuro. Realice un ofuda de cambio menor que active en ese mismo momento.

Era un aspecto que ya había usado tiempo atrás mi corto pelo celeste fue sustituido por una pequeña melena castaña cobriza, mis orejas se adaptaron a su nueva forma y mis pupilas cambiaron de color para obtener un tono rojizo

Respire hondo, no estoy segura de si quiero hacer lo que me propongo. No había sido una vida agradable, pero seguía siendo mi vida...

Preparo una carta explicándole todo a Ikki, se la mandare antes de hacerlo.

Ikki

Siento mucho haberme separado de vosotros hoy, Te prometo que no volverá a ocurrir, voy a… modificar mis recuerdos… creo que si no recuerdo las situaciones “criticas” de mi vida no tendré esta actitud tan cobarde… no sé donde estoy, intentare encontrar el puerto esta noche para encontrarme contigo, me reconocerás de la misma manera que la primera vez que nos encontramos… Lo siento por todo de nuevo…

Empecé a notar como mi visión se empañaba y pequeñas gotas caían a la hoja de papel, lamentable.  Cuando ya pensaba mandarla recordé una última cosa y añadí unas notas más a la carta

Te pediré un último favor. Hazte con mi diario y no me dejes leerlo, lo quemaría, pero actualmente soy demasiado cobarde para hacerlo…

Cree el hechizo y mande la misiva a Ikki.

Empecé a hacer otro ofuda, modificar mis recuerdos, trace los símbolos con pausa pensando mentalmente que olvidar y que recuerdos poner en mi mente. La muerte de mis padres, mi tiempo de esclavitud, la muerte de mis compañeros,  mis dos años caminando sin rumbo…

Lance el hechizo.

Mis padres no habían muerto, me dejaron en un monasterio a cargo de mi maestro al descubrir mi Don, mis compañeros no habían sido masacrados, simplemente nunca existieron, y no había vagado dos años sin rumbo, había buscado por recomendación de mi maestro la academia en la que ahora me encontraba.

Levanto la cabeza algo mareada. Me había separado de mis compañeros. ¿Por qué?  Creo que me había citado con ellos en el puerto por la noche, ya no hay casi luz, debería ponerme en marcha. Guardo mis cosas en mi bolsa, recojo mi bastón y me encamino  con la ligera sensación de que olvidaba algo.

La tranquilidad que habíamos tenido durante estos días se desvaneció al instante. Arryken me hizo caso, lo cual es bueno y nos puede tener preparados para cualquier cosa y Lihl, sin previo aviso, simplemente intenta irse de nuestro lado "¿Por qué no? Si ocurre algo estará más protegida alejada de nosotros." De todas formas, cuando dá un par de pasos para alejarse, pensando probablemente que no nos daríamos cuenta me acerco a ella y le susurro "No te alejes demasiado. Si ves o escuchas problemas, búscanos", a lo que acto seguido le doy un toquecito para que continúe con su camino.

El resto del grupo parece no decir ni hacer nada, por lo que lo único que nos queda es continuar tranquilamente con nuestro camino y prosigo con ello, buscando la posada "Rosa Rosa", aunque no creo que sea muy complicado siempre y cuando no nos topemos con algún indeseable. Mune intentaría conseguir información y Arryken está como apoyo. Si algo sucede, rápidamente nos daremos cuenta siempre y cuando no nos alejemos demasiado

Antes de realizaras el hechizo de alteracion de recuerdos, te percatas que alguien mas acaba de entrar en el callejon. Primero te sobresaltas, pues no esperabas a nadie, pero, al levantar la vista y ver quien es el singular personaje que tienes delante, por alguna razon, te sientes algo mas tranquila.

Se trataba de un anciano, a primera vista, humano, que, al verte en el suelo llorando, se habia acercado a ver que ocurria

-¿Estas bien pequeña? Cuantale al viejo Baba que te pasa-te dice con una amable sonrisa mientras te tiende un pañuelo para que seques tus lagrimas-Tal vez hablar de ello te ayude de alguna manera

A medida que Mune avanza hacia el grupo, unos cuantos soldados se giran. Al llevar la mayoria un yelmo, no podeis ver sus rostros, aunque el aura de hostilidad que desprenden es mas que suficiente como para notarlo. 

Uno de ellos se hace paso y avanza hacia a Al'Amune. Se habia quitado el casco y lo llevaba bajo el brazo, revelando un cabello rubio y orejas puntiagudas que lo marcaban como un Sylvain. A juzgar porque su armadura es diferente a la de los demas soldados, se deduce que es el lider de estos. Primero muestra una rostro claramente molesto, no parece acostumbrado a las interrupciones por parte de los civiles, pero, tras mirar un rato a la chica, parece que se relaja un poco

-Mmm... no es usual encontrarse una Duk'zarist de nivel 6 por estos lares-le dice-¿Acaso esta de vacaciones... o investigando la extraña noticia que nos ha llegado a nosotros?-hace un gesto con la cabeza señalando el carruaje donde estaba el cuerpo que visteis desde lejos-Si es investigacion lo que busca, le informo que no obtendra nada de este escuadron, no le vamos a dar el placer de llevarse el credito al Principe Ophiel, si quiere saber algo, que le pregunte a la Emperatriz Dinah, que no envie a sus "ojos" a "pasear"

Dicho eso, el grupo se da la vuelta y avanza a paso ligero, pues parece que, de alguna forma, Al'Amune ha sido confundida con un agente de Ophiel, quien parece ser que tiene espias bastante poderosos que envia a adelantarse a las principales tropas imperiales. ¿El motivo? Él sabrá...

Veis en la lejania como el grupo de soldados rodea a Mune. Al poco rato, uno se adelanta y mantiene una breve conversacion con ella, aunque por los gestos que hace, no muy agradable. En apenas un minuto de conversacion, el grupo de soldados decide retirarse, aunque, por alguna extraña razon, parece que han acelerado su paso

El rostro de mi sonrisa se torna en un gesto "serio". Un rasgo poco común en mi persona. Afilo los ojos escudriñando la escena protagonizada por Al´Amune. No es que pensara que unos simples guardias pudieran con ella. Haría falta muchísimo más que eso. Pero sí que me preocupaba que nos encontraran tan pronto.

- Edvard, si algo sucede, prosigue la marcha. Ella es capaz de resolver una situación como esa. Si nos inmiscuimos todos se acabó la misión. - Una mirada bastó.

"Por favor, que no mate a nadie" Ese es el único pensamiento que llega a pasar por mi cabeza cuando veo que Al'Amune tiene una acalorada conversación con uno de los guardias, pero este pensamiento desaparece rápidamente cuando los guardias, aunque un poco más apurados, abandonan la escena y parecen dejar a nuestra compañera detrás

- Solomon, no sé si te has dado cuenta, pero nuestro experto en infiltración ya está en posición. Nosotros continuaremos, y solo si nos hacen una señal nos dividiremos para hacer frente a ambas situaciones.- comento con una sonrisa, gesticulando a aquél que lleva el carruaje para que no lo detenga y llegar a un cruce, donde los perdemos de vista.- Saben cuidarse solos y saben a dónde vamos. Aunque perdieran el navío, sabrían llegar un poco más tarde, siempre y cuando Arry o Mune no nos hagan una señal.

Sí, puede cuidarse sola peeero… el problema es que nuestro objetivo está por aquí cerca y escapar significaría que nos estamos alejando. Tú reza porque nadie le dé un guantazo a nadie… -responde a Solomon.

Mantiene el carro parado y él, a su vez, estático en el puesto de cochero con la vista cavada en el grupo de soldados.

Pregunta por la posada y vete… pre-gunt-a por la po-sa-da y ve-te –murmura entre dientes.

Recojo el arnes con las armas de mune y me lo coloco un poco por encima para poder ir cómodo

"Pero que demonios... cuanto pesa esto" digo mientras sorprendido, levanto un poco ambas espadas.

Mientras el carro se paraliza observo la cara de los profesores. Parecen preocupados.¿Tan fuertes son esta organización?

Aunque toda mi preocupación se disipa cuando oigo a Edvard y Ikko preocuparse sobre esos soldados.¿Tan poderosa es esta como para enfrentarse a toda una cuadrilla? Estando aquí no conseguiré nada, y necesito saber mas sobre Samael....

Sin pensármelo mucho, me coloco parte de la piel de manticora como capucha y con el arnés de mune colocado entre mi cabeza y mi hombro, con ambas espadas enfundadas, bajo del carro y me acerco al grupo de pertrechados caballeros.

Yo avisar Mune , No tardar mucho- Digo con tono inocente mientras bajo del carro y emprendo mi marcha con paso lento, para no suponer una amenaza.

Ueman baja del carro con la capucha de su armadura puesta y con un paso muy tranquilo, avanza hacia su maestra.Lleva el arnés colocado entre la cabeza y el hombro, siendo esta la única forma de llevar un arnes tan pequeño de forma comoda.

La respuesta del aparente capitan del peloton intrigo bastante a Arryken. Se mordio el labio, indeciso entre el prospecto de enterarse que habia pasado alli y el de seguir con la mision como planeada. Mientras meditaba sus opciones, siempre cuidadoso de que no lo pescaran, pudo ver como el pupilo de Mune, Ueman, se acercaba a ella.

"Mierda..." solo alcanzo a pensar el pistolero antes de acercarse hasta el. No tenia nada contra el chico, pero no creia que esa masa de musculos pudiera pasar muy desapercibido que digamos.

-Chico le susurro Arryken mientras se ponia a su lado, como si se hubiera materializado de pronto Vuelve con el grupo por favor. Llamas demasiado la atencion.

Levanto mi pequeño puño para enjuagarme los llorosos ojos y para intentar fortalecerme, al hacerlo veo una silueta a mi izquierda. Me giro hacia ella asustada  y me encuentro con un anciano que ya ha empezado a hablar antes de que yo pueda siquiera gesticular un gesto de miedo o sorpresa. No parece peligroso, pero estoy algo confusa al no haberle ni siquiera escucharle entrar en el callejón, supongo que esto es por culpa de evadirse del mundo.

El anciano parece preocupado y me tiende un pañuelo, el cual yo, aun algo sorprendida cojo por acto reflejo. No he llegado a entender lo que me ha dicho pero por su rostro parece querer saber que me aflige.

En otras circunstancias no habría hablado, pero en un ataque de debilidad simplemente empiezo a exteriorizar mis pensamientos de manera atropellada.

-¿Por qué?- Son las primeras palabras que gesticulo-¿Por qué soy tan débil? ¿Por qué me asusto de cosas que ha otros simplemente les hacen reír?-Mientras hablo mi voz se va quebrando, mis pequeñas orejitas se van aplastando contra mi pelo y mis ojos empiezan a derramar lagrimas de nuevo.

-¿Por qué soy tan cobarde? ¿Por qué todo en mi vida acaba mal? ¿Qué he hecho para mecer esto? Nunca estoy para ayudar cuando me necesitan-Mi voz se quiebra por completo al susurrar la ultima frase y en un gesto de inútil vergüenza me tapo con el pañuelo. Ya no tengo claro si estoy enfadada con el destino o conmigo misma.

El anciano arquea una ceja, algo sorprendido por tus palabras. A continuacion, se sienta en el suelo, a tu lado.

-¿Debil?¿Cobarde?-repite el anciano, mirando al cielo- A mi  no me lo pareces. Una persona debil nunca diria que es debil, mas bien que es perfecto. Decir que eres debil significa que te puedes volver mas fuerte, mientras que aquellos que creen que han alcanzado "la perfeccion" se estancan y dejan de mejorar. ¿Y cobarde? Hace falta mucho valor para reconocer que te falta fuerza, eso no es ser cobarde. Un sabio dijo una vez "Cobardia es el nombre que los ignorantes dan a la sensatez"

-Por lo que veo, eres joven, tanto en edad como en nivel, asi que no te extrañe encontrarte muchas situaciones que te superen, ¿acaso no tienes amigos que se preocupan por ti y te ayudan?-apoya su mano en tu cabeza y te da unas cuantas caricias

-Dices que nunca puedes ayudar, pero eso no es cierto, hay muchas formas de ayudar, solo tienes que encontrar la tuya. Mirame a mi, soy un vejete de tropecientosmil años y sin mucha fuerza, sin embargo, estoy seguro que te puedo ayudar de alguna manera-el hombre te dedica nuevamente una sonrisa calida. Por un momento, recuerdas a tus padres, a tus amigos, pero no los momentos horribles que te suelen atormentar, sino los calidos abrazos de tu madre, la risa divertida de tu padre, los divertidos momentos que todos pasaron juntos, aquella excursion que tuviste en el campo con tus amigos...

Cuando los soldados se alejan me doy vuelta para volver con los demás, solo para encontrarme con Ueman detrás mío. -Ara...- Lo miro a los ojos y y le dedico una sonrisa para tranquilizarlo. -No te preocupes, ya se fueron. Puedes devolverme el arnés ahora, gracias.- Extiendo una mano para recibir mis armas.

Miro por encima del hombro al batallón, principalmente a ese supuesto niño envuelto en trapos. -Esto son cosas de la emperatriz, no tengo ganas de inmiscuirme mucho más o podría ser peligroso.- Me adelanto para reunirme con el grupo. -Vamos, tenemos una misión que cumplir. Preguntaré por la dirección de esa posada.- Me detengo un momento tras decir eso, pensando detenidamente. -...Ueman...- Me doy vuelta y alzo la mirada para verlo a la cara. -Me temo que tendré que pedirte algo que no te gustará, pero es por tu bien.
Doy un suspiro y continúo. -Eres demasiado grande y poco conspicuo. Y por encima de todo, eres humano. Habrá problemas si te ven andando a tus anchas por el pueblo, sobretodo si nos encontramos con algún que otro fanático.
-Tengo que pedirte que te hagas pasar por un esclavo.- Mi mirada es seria, realmente no sé como decir esto conociendo como es mi discípulo. -Eso, o tendrás que permitirme alterar tu apariencia.