Partida Rol por web

Rafael que habia cogido rapidamente su katana, ayudo a Frank a ponerse en pie mientras contestaba a Emiliani por el comunicador.- Mejor que vengas, y nos mantengamos juntos, y si te acompaña tu dios, mejor todavía, 4 mejor que dos para meterse ahi dentro- Rafael ya habia podido comprobar que sus compañeros se desenvolvian bien en el sigilo, asi que no habia problemas en ir juntos, y dudaba que los comunicadores funcionaran dentro de la cueva.

Tras levantarme, con la ayuda de Rafael, me sacudo los restos de la criatura que pudiera llevar encima. Seguro que no podía ser bueno llevar trozos de esa cosa encima.

-¿Vamos a entrar justo por esta abertura? Ya saben que estamos aquí, y no está muy contentos con nuestra visita. Si la idea es ir a saco, creo que he traído poca munición conmigo -reviso los cargadores, tanto de la pistola como del rifle de asalto-. ¿Crees que estarán esperando a que crucemos el umbral?

Tras la pregunta, miro el cadáver del que se me abalanzó y luego a la entrada. No sería una mala forma de descubrirlo.

¿Y que hay de ese? -señalo el esqueleto que había en la cima antes de que llegáramos nosotros-.

ante la pregunta de Frank, Rafael enfunda su Katana, y tras pedir a Frank que este atento por si llegan enemigos, trato de abrir el contenedor que habia encontrado, tal vez dentro hubiera algo de información útil, para ellos.

Tras abrir el contenedor, ven un papel antiguo. Extrañados lo abren, el papel no es de esta época (no sabrían decir cual) pero es viejo y parece ser parte de algo más grande.

- Tiene pinta de ser el delirio de algún loco, y por lo que dice algún loco, Mutante, lo guardare para que a la vuelta lo analicen, tal vez valga para algo.- Rafael guardo el trozo de papel con cuidado en su contenedor, para que no se estropease, y luego lo guardo.- Te falta mucho Emiliani?

Un olor a putrefacción embriaga tus fosas nasales, notas como lentamente tus ojos se abren, mostrando te una imagen nublosa y oscura,  que paulatinamente se torna visible . Recuerdas un ataque,  una explosión.  El lugar que se abre ante tus aún turbios ojos es oscuro,  fangoso. Tu mente te recuerda las muertes que as causado,  por lo  que esto debe ser tu purgatorio personal.  Sonries,  no esperabas menos. De pronto, el sabor de sangre entu garganta,y un agudo dolor entus piernas,  hace que te retuerzas.Notas como te duele el cuerpo,  y sientes tus brazos atenazados. Esto no puede ser tan malo, estas muerto .Vuelves a sentir la sangre en tu boca,  obligando te esta vez a escupir,  abriendo los ojos otra vez,  observando algo a tu alrededor. Cuerpos desmembrados, esparcidos a tu alrededor....Un sudor frio recorre tu cuerpo,  conforme tu vista se adecua a la oscuridad y te permite discernir la verdad. No estas muerto,  ni esto es el purgatorio particular que habías imaginado. El olor de carne y sangre podrida se mezcla con arena y humedad. Tu mente te regresa a la realidad,  estas en una gruta,  una caverna,  y los trozos de carne que se amontonan a tu alrededor,  mezclados con huesos y restos de harapos, te indican que no es una cueva normal. La imagen del comandante Curtis, su historia y lo que ocurrio con el, lo que provoco su transformacion, te viene a la cabeza. Estas en una caverna Girke,  guarida de esas aberraciones comedores de carne. Te retuerces intentando ponerte de pie,  notando heridas en tus piernas y brazos,  los cuales sientes amarrados con algo metálico,  a la vez que sientes dolor en tu costado derecho, síntoma de alguna costilla rota...... Un grito o algo similar, se escucha de fondo,  no muy cercano,  tampoco muy lejano. Un sonido gutural, que resuena en el eco que la fria gruta provoca,  helandote la sangre que aun recorre tu cuerpo......

-Lo que nos faltaba, un trozo de papel donde algún zumbado mutante ha escrito alguna tontería porque está enfadado, ya que sus amigos han muerto. Es imposible que haya mutante justo en este mismo lugar, ¿verdad? -si era así, si que había traído poca munición conmigo, toda precaución que se tenga contra ellos siempre es poco-.

Sigo con el cuchillo en la mano y la pistola en la otra, observando la entrada. A Emiliani le estaba pesando el culo más de la cuenta y estábamos tardando demasiado en movernos.

"¿A que esperamos? Los muties no se matan solos!"

Mientras Rafael guarda el pergamino encontrado,  manteniendo la vigilancia,  y Frank revisa su municion y armamento,  mal diciendo, aparece Emilliani, con su rifle a la espalda,  mientras sacude el polvo de sus ropas, y por un instante eleva la mirada al cielo, como dando gracias a su creador, para luego devolver la mirada a la entrada de la gruta,  nombrando a la escoria mutante,  como si espera se que las aberrantes criaturas, hambrientas de sangre,  fuesen como ellos. Nuevamente se producen gritos guturales, que proceden del interior de la gruta,  indicativo que todavía quedan mas criaturas sedientas de carne fresca, a la espera de que sus recién invitados decidan penetrar en su guarida.....

Primero fue el dolor y el agarrotamiento. Pura confusión. Pero conforme iba recobrando el uso de mis sentidos comenzó a venir hacia mí la urgencia de mi situación.

 Seguramente me encontraba a las puertas de la muerte o de algo aún peor. Fuerza me dije animándome mascullando la palabra lentamente. Entonces noté la presión y tironeé, tinoneé con fuerza al tiempo que observaba a mi alrededor.Fue un impulso súbito.

Al tirar de las cadenas que te aprisionan, tu cuerpo mustio, cede al dolor de tus heridas, pero te ha permitido notar que son unas cadenas, y por su tacto, llenas de mugre y oxido, son viejas, muy viejas, parecidas a las que alguna vez has visto expuestas en museos de la Fundacion, que decian llamarse grilletes. El sonido de arenilla, o algo parecido, caer, al tirar de ellas, te da la impresión que no estan aseguradas.

El grito gutural que recorrió la caverna, parece repetirse....

Entre los gritos guturales que parecen aproximarse, en el eco de la caverna, te parece escuchar el sonido de disparos. Entre esa esperanza, de que haya soldados cerca, y que las criaturas parecen aproximarse hacia tu posición, que por lo que has deducido, a tenor de los putrefactos restos en descomposición que te rodean, parece ser su zona de despensa, consigues reunir fuerzas suficientes para que una de las cadenas, la de tu brazo derecho, a pesar del dolor, se desenganche de la roca sobre la que reposas.

-Vale, vamos a ver como de ansiosos están antes de cruzar el umbral -medio sonrío, estaba esperando a que estuviéramos juntos para hacerlo-.

Me acerco al cadáver que antes había tenido encima, lo cojo por una de sus extremidades y lo arrastro, en dirección a la entrada. A una distancia prudencial, agarro una segunda extremidad. Lo balanceo varias veces, contando mentalmente. A la que hace tres lo lanzo hacia el interior.

Ahora sólo esperaba ver la reacción, quizás esa sed de sangre que tuvieran les llevaba a saltar sobre el cuerpo de su... ¿compañero? ¿hermano?... sobre la criatura de la misma especie.