Una vez más, Gasera se había equiovocado muy poco. Pero para lo que le iba a servir, más que para llevarse un estúpido consuelo a la tumba.
"No..."
Claro que era una trampa. Era una trampa y lo sabía y estaban jodidos. Muy, muy jodidos.
-Escuchad... conocemos la zona -dijo el del hacha- Sabemos dónde hay comida y recursos. Sabemos trabajar con generadores. Y estamos buscando grupo.
Esperaba que aquello funcionase, y fuera lo que fuera, los encontrasen útiles, porque si no...
Oh. Vaya, me equivoqué al leer XDDD
Mañana te respondo, o pasado como mucho, pero tírame Percepción y Buscar Referencias. En percepción tiras 1d10 y con 6 o menos tienes éxito, y en la segunda sólo fracasarías si sacas un 10.
:P así que suerte ;) esta vez puede salir bien.
Motivo: Percep
Tirada: 1d10
Resultado: 1
Motivo: Referencias
Tirada: 1d10
Resultado: 7
La vista de Gasera escudriñó la oscuridad de los palcos de arriba y esta vez divisió a alguien mientras le respondía. Era un hombre y estaba en la primera fila de los asientos de arriba.
-¿Grupo? JA! Aquí había un grupo –una risa se unió a la del tipo, Gasera vio a otra persona, cuatro filas más atrás –pero se escaparon antes de que llegásemos. Bueno la mayoría, esa señora no tuvo tanta suerte… y nos habéis arruinado el espectáculo…
El chico analizó la situación a ritmo acelerado: eran dos personas, seguramente armadas, muy posiblemente locas. Estaban en el piso superior del cine por lo que ir hacia ellos no era posible. Pero a su vez la entrada desde donde Gasera y su compañera habían ingresado estaba cerca como para correr antes de que les disparasen.
-Así que, si quieres formar parte de nuestro grupo, demuéstranos diversión y podemos dejarte entrar…- concluyó la voz.
¿Grupo? JA! Aquí había un grupo
PUTOS COLGADOS
Con la motivación que ofrece saberse en el punto de mira, Gasera trató de localizarlos rápidamente. Ahí arriba, en el palco, había un par, y seguramente tuvieran armas. ¡Mierda, mierda, mierda!
-¿...qué clase de diversión?
La puerta. Esperaba que Lourdes reaccionara rápido cuando echara a correr: al más mínimo instante en el que los viera distraerse o confiarse siquiera un segundo.
Gasera pregunta qué clase de diversión y el tipo que le está hablando se lo piensa unos segundos. Entre tanto el chico y Lourdes cruzan miradas, ella parece atenta a él un cien por ciento mientras sujeta al pequeño bebé entre sus temblorosos brazos.
-No sé –dice el calvo interrumpiendo sus pensamientos –podrías matar a la chica y dejar que se coma al bebé como habíamos hecho con su madre. Si quieres puedes tener sexo con ella primero, digo… para hacerlo más interesante.
Lourdes se puso pálida como una hoja de papel, unas risas se oyeron desde el fondo. Gasera sintió como sus sienes entraban a palpitar con nervios crecientes. El bebé se movió inquieto.
Más risas. Risas al fondo.
"Jjjjjjjjjjjjjjjjjjjjjjjjjjjjjjj- ¡Más gente!"
Levantó las manos lentamente y se movió poco a poco para guardar el hacha. Cualquier movimiento ahora podía hacer que les tiroteasen. Y ahora se arrepentía de no haber dejado las llaves puestas, gran idea como le pareció en su momento.
-Bueno... ya has oído a los caballeros -dijo, acercándose- Vamos, será rápido.
Se acercó hasta ella, cogiendo la camiseta y levantando. Mientras lo hacía, se acercó hasta ella, hundiendo la cabeza hasta el pelo, pero pudo dejar un susurro, lo bastante bajo como para que sólo ella lo oyera: tenía que confiar en que aquello lo tapase.
Cuando diga, corre.
Le quitó la camiseta, metiéndosela en el bolsillo del pantalón. Lo siguiente fue, poco a poco, el sujetador.
"Joder, qué escena"
...no tenía derecho a empalmarse en aquel momento. No era el momento ni el lugar. Especialmente no era el momento.
-¿Ves? Shhhh, tranquiiila... -dijo, pasándole un brazo por el hombro, mientras la acercaba.
¡¡YA!!
Echó a correr hasta la puerta. Aquel era el sprint de su vida... qué cojones, de SUS vidas. Si conseguían llegar al coche, podrían tomar refugio y quizá matar a aquellos hijos de perra.
Seguía teniendo bastantes balas.
Cuando Gasera hizo de cuenta de que seguiría los planes del tipo, la mirada de Lourdes se llenó de terror, pero hubo algo en la forma en que el chico se acercó, una gentileza incluso antes de decir sus planes que ella se tranquilizó un poco (dentro de lo posible). Entonces luego de retirar su camiseta y acercar sus manos al sujetador mientras la joven temblaba incontrolablemente, dijo la palabra mágica.
No fue necesario que la repitiera, ambos salieron pitando. La oscuridad del cine permitió que los disparos no fueran certeros, aunque una lluvía de balas se cernió sobre ambos. Corrieron, corrieron con alma y vida hacia la puerta y salieron a la calle.
Había grupos de muertos por aquí y allá, pero ninguno era una horda y el peligro real venía desde atrás. Un bloque de edificios estaba a la derecha, una tienda en frente y el acceso al metro a la izquierda.
-¿Dónde? –preguntó Lourdes con urgencia.
ESTAMOS VIVOS
OH DIOS, GRACIAS DIOS SANTÍSIMO, ESTAMOS VIVOS
-¿Dónde?
-¡EL COCHE!
Se acercó corriendo a la puerta, que había dejado semiabierta. Aquello había sido una gran idea. No dejar las llaves puestas no tanto, se dijo mientras manoteaba frenéticamente para encenderlo.
-¡En la mochila, si nos siguen! ¡El bolsillo de abajo! ¡Pistola!
Buenoooooo...
Llegaron al coche. Gasera buscó las llaves y las encontró justo cuando uno de los acompañantes del tipo ese loco, salía tras ellos. Lourdes no quería usar el arma teniendo un bebé con ella, así que en cambio dijo.
-Apresúrate. Enciende, por favor, por favor!!
Un muerto comenzó a acercarse al coche, el tiempo apremiaba. Otro se acercó al tipo que salía del cine. Eso daría unos segundos de ventaja. Finalmente el coche encendió.
-Vamos!!
Dijo la chica. El disparo de una bala pasó zumbando cerca cuando terminaba de proferir esas palabras.
Y se fueron.
Gasera no estaba contento. Acababan de perder un buen sitio estupendo a manos de los PIRADOS, no tenían ningún sitio donde ir y fueran a donde fueran iban a atraer ruido. Con el corazón en la boca, aceleró mientras sentía los tiros zumbando.
-¡¡¡QUIERES SACAR LA PUTA PISTOLA!!!
Bueno, tú dirás dónde echamos... en principio va a conducir para alejarse de allí, así que por las carreteras que no estén muy ocupadas
Lourdes miró a Gasera con furia por cómo la había tratado pero luego dejó al bebé en el asiento y sacó la pistola. Mientras se alejaban, y el pequeño estaba cerca de la chica, el peligro retrocedía. Al menos en el de los motoqueros.
-Calle Sinesio Delgado –dijo Lourdes con una voz monótona, como recitando algo de memoria. Mientras se fijaba que los pirados no los estuvieran siguiendo. –El hospital, tenemos que ir a ese hospital. No sé dónde mierda ir… no sé. Eso es una esperanza, la única que tenemos.
Lourdes quiso llorar, pero esa parte que le recordaba que eran tiempos difíciles la detuvo.
-Quiero esperanza…
Si eliges el hospital te paso a otra escena, pero eres libre de elegir otra cosa. Sea como sea, calúlale dos meses o tres más de partida. Luego viene el final n____n
Siguió conduciendo. Si había llegado algún tiro o no al coche, no lo sabrían hasta que parasen.
-...siento haberte gritado. Estaba muy tenso.
Huir de gente armada que te había tendido una trampa se podía considerar situación de tensión, pero después del estallido de adrenalina se sentía sobre todo cansado y avergonzado.
-¿Esperanza?
"¿¡Dónde has estado metida estos meses!? ¿En un búnker?"
Ah, sí, cierto. Casi. En un cine donde habían tenido la suerte de que nadie les hubiera tocado, viviendo posiblemente de palomitas y chucherías hasta que se acabaron, o saqueando las tiendas cercanas para complementar. Ninguno había tenido que moverse mucho, en realidad: habían sido unos completos-y-absolutos-privilegiados. Salvo que los privilegios no les sirvieron para ser pasto de los zumbados. Dios sabría dónde habrían huído todos los que no estaban: él no lo sabía y desde luego no pensaba molestarse en mirarlo.
-Tenemos comida. Pastillas limpias. Mercromina. ¿Sabes siquiera lo que es eso ahora mismo? -dijo- ¿Y quieres ir a la trampa mortal, o al pequeño reino, que es el hospital?
Sacó las galletas de chocolate que quedaban y las puso en el sitio de la radio.
-Puef venga, a mamarla -suspiró- Vamos para allá. Déjame la pistola, para que puedas sujetar a la pequeña... estemmm...
...cierto. No tenía nombre. Ni tenían cosa con qué alimentar o proteger a un bebé. Pero en un hospital, sobre todo en el de Madrid, tenían libros para lo de cuidad bebés y medicinas de bebé y mantitas y leche de bebé en polvo y todas esas cosas, ¿verdad?
Auch, nada de recordar que seguramente no estemos vivos en unos meses X_X