No habías dado ni dos pasos cuando todo el laberinto alrededor tuyo pareció desmoronarse de repente. Los setos empezaron a marchitarse y a caerse y los caminos a agrietarse. Por debajo de las baldosas que conformaban el camino, un fuego incandescente parecía arder con fuerza, como si un volcán estuviese escupiendo lava continuamente, a pesar de lo cual, no importaba en absoluto, porque un extraño dolor en el interior de tus entrañas te hizo doblarte y olvidarte de cualquier cosa que no fuese eso.
Caísteal suelo con las manos en tu vientre, cerraste los ojos... y todo desapareció.
Un gusto ^_^