Partida Rol por web

Leon-O se apartó del camino de la bestia de un salto cuando esta comenzó a caer, y la vió desplomada a su lado, con los ojos llenos de furia.

Bien, un enemigo menos pensó ¿Cual va a ser el siguiente? Estoy preparado...

Ya se había acostumbrado a la nueva vida que llevaban ahora, aparentemente sin un momento de descanso ni respiro, las horas pasadas en el pueblo de los Segram le parecían lejanas y olvidadas. Escuchó hablar a sus compañeros, pero no sintió que sus nervios se relajaban hasta que volvió a notar las energías místicas de Amanecer recorrer su cuerpo para confortarlo, lo siguiente fueron carreras y emociones, cuando Amanecer habló mencionando al ser de su raza que había visto en un monitor de la nave.

No lo pensó dos veces y con el aliento aún entrecortado por la batalla que acababan de librar, salío tras sus compañeros con la esperanza de ver un último mensaje de Jaga.

Ante las palabras de la mujer todos salisteis rápidamente hacia el puente de mando, dejando el cuerpo de aquella criatura para más tarde, ya que ahora no era lo más importante.

Al llegar pudisteis ver como un mensaje que acababa de terminar había salido en un pantalla, pero tan sólo hubo que darle a un botón para que volviera a comenzar.

En el enorme monitor que os servía para tener controlada la nave, ahora pudisteis ver la imagen de Jaga. No era el Jaga que recordabais, que aún era fuerte y aunque anciano la última vez que le visteis, se mantenía bien derecho sin mostrar ninguna señal de debilidad. El Jaga que veíais ahora era un thundercat muy deteriorado. Los pómulos se le marcaban en la cara y del cuello de colgaba algo de piel, símbolo inequívoco de una muy avanzada edad. Aún así su mirada era digna, tan digna como debía ser la de un líder y se mantenía bastante erguido a pesar de encontrarse sentado.

- Queridos hijos, amado pueblo.. - Comenzaba su mensaje con una voz que parecía titubear, aunque en realidad era el tono de voz del que está a punto de dejar la vida. - Si estáis escuchando este mensaje, es que habéis podido alcanzar vuestro destino y espero que haya podido ser sin ninguna baja más que la de este humilde servidor. Os dejo este mensaje, simplemente para recordaros que debéis ser fuertes y proteger el Ojo de Thundera como si fuera uno de vuestros hijos. Sé.. - sus palabras se entrecortaron, ya que se le veía emocionado. - Sé que habréis llegado y también sé, que a partir de vosotros nuestro pueblo volverá a ser un pueblo fuerte, un pueblo que llevará el honor y la justicia allá donde vaya. Ahora me temo, que mi tiempo se agota y que será el piloto automático el que os tenga que llevar hasta vuestro destino, pero Thundera, el planeta en el que nacisteis siempre seguirá vivo en vuestros corazones y en los corazones de vuestros hijos ya que mantendreis su espíritu para ellos. Os echaré de menos, pero no me necesitais, ya no, ahora debéis elegir vosotros vuestro camino.

Lo último que se ve en la imágen, antes de que se ponga negra la pantalla, es una lágrima resbalando por el rostro del anciano líder.

-Jaga...- dice algo triste y desolado tras ver el mensaje.Creía que había superado su desaparición, pero tras verle otra vez, su corazón se derrumbó dejando ver unas pequeñas lágrimas resbalando por su peluda cara.Sentando en el suelo y bajando las orejas se abrazaba a los últimos recuerdos que tenía de su viejo e inolvidable amigo.

-Meeeowww....- dice aún llorando algo tembloroso, hecho bola y en el suelo.Se va pasando poco a poco las patitas por la cara para quitarse esas lágrimas, pero otras salían voluntariamente de sus ojos.

Al escuchar las palabras de Jaga, sento que se me hace un nudo en la garganta...

"¿Que no te necesitamos? Claro que sí. Si nos pudieras ver te darías cuenta de cuán lejos nos encontramos de estar preparados, cuán lejos estamos de ser como tú".

Me abrazo a mi hermano, pero intento no sollozar. Quiero ser fuerte, por una vez, no quiero llorar. Se me nota esforzándome por no hacerlo, y lo consigo. Se me humedecen los ojos, pero no dejo que mis lágrimas se escapen.

"Es mi forma, Jaga, de demostrarte que voy aintentar madurar, que seré útil, que voy a dejar de ser la niña que conociste para convertirme en una mujer. Te lo prometo...".

Tigro no puede dejar de sentirse íntimamente emocionado al ver el rostro de Jaga una última vez, si bien su rostro no se alteró, guardando una compostura difícil de mantener. Aquel era un mensaje póstumo, una despedida y una muestra de confianza y esperanza en los depositarios últimos de la riqueza genética de un pueblo casi extinto.

La visión del rostro de Jaga, azotado por el tiempo que pasó en la nave en soledad, fue una dura prueba de lo que aquel felino sufrió en los últimos años de su vida: sacrificio, generosidad y soledad. Un regalo hecho con un solo objetivo. Su supervivencia. Un reto cuyo mantenimiento en un futuro les correspondía por entero a ellos, sin la sabia guía ni los acertados consejos de quien hasta ayer, en un tiempo subjetivo, había sido su líder.

Ahora, ya nada quedaba de él. Tan solo su recuerdo, aquella grabación y una pulsera. Sí, el futuro será duro y una gran aventura. Debían tener éxito en esta nueva etapa. Era lo menos que debían a Jaga.

Con atención, observó los rostros de sus compañeros. El dolor y el duelo se reflejaban en sus caras. Necesitaban uno sminutos.

Las lágrimas caían silenciosamente recorriendo las mejillas de Leon-O a medida que veía la grabación, le terrible verdad había terminado por imponerse, pero una cosa era saberlo y otra muy distinta, verlo.

Y eso era lo que en esos momento ocurría en el puente de mando al que habían acudido rápidamente, tras el aviso de Amanecer: estaban viendo a Jaga, en lo que fácilmente podían ser los últimos momentos de  su vida, dándoles su último mensaje con unas últimas imágenes. Un grabación que en definitiva, lo único que hacía era terminar de atar un cabo de la vida del grupo que parecía haberse quedado colgado.

Ya lo sabiamos, pero sus palabras grabadas en este mensaje nos dan una oportunidad de verle por última vez y despedirnos de él. Pensó con tristeza.

Una vez más las palabras morían en su boca, incapaces de salir, y el esfuerzo que tuvo que hacer para hablar, fue mayor que todo el que había estado haciendo desde que llegaron a aquel planeta.

-Lo... haremos... Protegeremos el Ojo de Thundera... Alcanzó a decir en un susurro.

Cada palabra de Jaga resonaba en mi cabeza. Intentaba grabar esas palabras a fuego en mi mente, no las queria olvidar nunca....

Jaga, mi maestro, mi compañero, mi amigo. Alli delante teniamos el testimonio de su vida en soledad, de su último momento, que nos habia dedicado a nosotros.

Al terminar la grabación, vuelvo mi mirada a Tigro. En sus ojos se muestra la misma expresión que deben mostrar los mios. Los niños...sus caras lo dicen todo.

Agacho mi cara, mirando al suelo y sin pronunciar palabra mi. El silencio es el dueño de la habitación.

Tal y como sabían, el mensaje de Jaga esperaba ser escuchado por los Thundercats. Cheetara siente un nudo en el estómago al ver a su líder. Sus ojos se inundan de lágrimas, pero pestañea fuerte para evitar que salgan rodando.

Las palabras de Jaga llegan a su corazón, sintiéndolas vibrar fuertemente. La mujer guepardo aprieta fuertemente sus puños, intentando controlar el dolor que siente por dentro. El rostro de Jaga parece mirarles desde la pantalla, se ve a un Jaga consumido por los años y completamente agotado, aunque su mirada no ha perdido la dignidad. Todo lo que ha hecho por nosotros... Tenemos que demostrar que su sacrificio no ha sido en vano, y volver a ser un pueblo fuerte llevando el espíritu de los Thundercats en nuestro corazón. Se dice Cheetara. Su mirada ahora es decidida, sus ojos brillantes recorren a sus compañeros. Sabe que todos estan dolidos, pero también ahora sabe por qué Jaga confió en ellos, y ella está dispuesta a luchar hasta su último aliento por llevar el mensaje de Jaga. Los Thundercats viven...

Y de este modo fue como los Thundercats pudieron encontrar un nuevo hogar entre los incontables pleanetas del universo. Habían conseguido deshacerse de la amenaza de los mutantes, y lo que era aún más importante, habían entablado una relación de amistad con los nativos del planeta, al menos, con la raza mayoritaria en él.

El camino no sería fácil, ahora debían aprender a vivir en un nuevo lugar, con nuevos peligros y muchas cosas que aprender, pero su fuerza de voluntad y el seguir las leyes que desde pequeños les habían sido inculcadas, les ayudaría a superar cualquier bache. Además, aún había otra tarea pendiente y era convertir al joven Leon-O en el líder que debía llegar a ser, aunque ya comenzaba a mostrar las aptitudes necesarias para ello y no estaba solo, todos los demás le ayudarían en esa dura etapa de su vida, la de madurar. Contaba con otro apoyo como descubriría más tarde: el espíritu de Jaga permanecería a su lado, guiándolo por el difícil camino y ayudándole a pensar en las decisiones que debía tomar.

Nada iba a ser igual, eso era algo que nadie dudaba, pero las heridas que ahora compartían acabarían cicatrizando con el tiempo y la felicidad llegaría de nuevo a sus vidas, sin nunca olvidar sus raíces, leyes, costumbres y sobre todo Thundera.