El joven vástago te miró de lado y su pensamiento pareció detenerse en las palabras "vástagos como nosotros", de hecho las repitió pensativo pasándose el dedo índice por el borde del mentón. Se levantó de su asiento -Sígame Benavidez -dijo cambiando su tono a uno más formal.
Los demás abrieron paso mientras se dirigían hacia una puerta al final del balcón, apenas visible pues se confundía con la pintura de la pared y la luz no ayudaba. Pudiste ver que uno de los vástagos del grupo tomaba asiento en el sillón como si fuera una posta entre ellos, quizás lo era.
La habitación no era nada del otro mundo pero claramente diferente al resto del local, el piso de madera estaba limpio pero desgastado. Una luz de pie antigua iluminaba la habitación con un haz diagonal puesto que la pantalla de la lámpara estaba ladeada, al centro de la habitación un escritorio desvencijado presidía la habitación sin ventanas, se notaba que debajo de la fina capa de polvo la madera era de un color nogal delicioso. Una silla frente al escritorio y otra detrás completaban el decorado, te señaló la silla frente al escritorio y él tomó asiento detrás.
-Benavídez, soy Nikki -se presentó -De parte de quién viene y para qué, ni que les fuéramos a importar a ustedes ahora, ¿Verdad?
Seguí a la persona de manera satisfecha. Ahora que estábamos más solos era momento de usar los dones. Dudaba que el sin clan fuese lo suficientemente experimentado para darse cuenta de lo que estaba haciendo, y en todo caso, ¿qué podía hacer contra mi presencia? La batalla estaría ganada y probablemente me encontraría con un aliado antes de salir de este lugar.
Al llegar a la habitación activé mi poder mientras el "hombre" se presentaba, por lo que sonreí pasivamente desde mi lugar, en la silla frente al escritorio. —Vengo por iniciativa propia. — Comencé diciendo. —Y es cierto que la Camarilla no fue demasiado amistosa con aquellos que no pertenecían a sus filas. Sin embargo, como dije, soplan vientos de cambio. Hay una nueva administración en la Torre de Marfil, y se están sumando nuevos integrantes al conjunto. — Dije recordando las palabras de Mercedes sobre los primogénitos de los independientes y sin clan. —Por lo que podría haber gente dispuesta a darles a ustedes nuevos derechos dentro de la organización, lo cual vendría por supuesto con un montón de beneficios, como la inclusión. — Expliqué, preguntándome si el señor Burton-Miller estaría dispuesto a representar una minoría tan mal vista como los Caitiff.
—Ahora, yo podría presentarles a ustedes a alguien así, por supuesto. Por eso vine a proponerles un trato. —
Motivo: Fascinación (Carisma+Interpretación)
Dificultad: 7
Tirada (6 dados): 3, 9, 10, 2, 3, 5
Éxitos: 2
Pregunta sobre la metatrama, ¿cómo va el asunto de la Noche de las Pesadillas y la separación de los Assamitas?
-Querrá decir en la Torre Oscura porque de la blancura del marfil ese lugar no tiene nada -se mofó, aún así su vista estaba clavada en ti y notaste que se relajaba ligeramente bajo tu influjo, sus ojos recorrían tus facciones distraidos -¿En qué consiste esa nueva administración, Benavídez? -preguntó cruzándose elegantemente de piernas, había que reconocer que paria o no el chiquillo tenía su aquel, quizás se debía a su rostro de muchachita.
Juntó las puntas de las dedos índices de cada mano pensativo -Deben estar desesperados para recurrir a nosotros -sonrió mostrando suavemente los dientes blancos -Pero la integración siempre es atractiva para los parias, ¿Qué tiene en mente? -fue directo al grano.
Me encogí de hombros con su pregunta. —Lo mismo de siempre, un grupo se va del poder y otro sube. Lo importante es que ya están cambiando las políticas. — Dije examinando más a fondo su rostro, preguntándome si sería fruto del abrazo de un Toreador, a pesar de que la idea me abochornaba un poco.
—Verán, como dije, hay una persona a quien se le ha dado la tarea de reagrupar a los vástagos que no pertenezcan a la Camarilla y darles una oportunidad de entrada. El tema es que primero yo estaría necesitando una ayuda. Tengo entendido que hay una buena comunidad de ustedes en La Boca, ¿no? En ese sector se ha encontrado actividad de un grupo de vampiros asesinos, cuyas prácticas son una amenaza para todos los que viven en Buenos Aires, ya sean mortales o cualquier tipo de vástago, y deben ser detenidos. El problema es que estos engendros saben esconderse muy bien de nosotros, que no conocemos bien el lugar, por lo que me preguntaba si podría ser que ustedes tengan algún dato para pasarme. No hace falta que hagan nada en contra de estos animales, con que me llegue información confiable de cómo encontrar a esos que cruzan el Riachuelo a la capital, yo me encargaré de todo, y les presentaré a esta persona de la que hablo. ¿Qué les parece?
Perdón por la tardanza, tuve exámenes la semana pasada.
El chiquillo sonrió -De seguro le parecerá atractivo a aquellos que deseen aceptación -puso ambas manos sobre la superficie del escritorio -En mi caso me convendría que la Camarilla me tuviera en cuenta así que lo ayudaré -te explicó -Aunque no termino de entender eso de los vampiros asesinos, todos hemos asesinado alguna vez señor Benavidez -se sinceró -¿Me podría explicar más? ¿Qué prácticas tienen?
Todo bien, estas son semanas caóticas para todos :)
Me eché hacia atrás, como si estuviese sorprendido por el desconocimiento de Nikki. —Claro, ustedes no debieron haber escuchado del Sabbat. — Comenté en voz más baja como comprendiendo su situación. —Son vampiros que rechazan totalmente su humanidad, y se deleitan matando tanto humanos inocentes como sus pares. Uno podría decir que están más cerca de los animales que de nosotros. — Hice una pausa, para que el Caitiff pueda pensar en ellos. —Además, hay un montón de cosas que se sabe de ellos, como que adoran demonios y no tienen miedo a quemarse entre ellos con fuego mientras aullan en la oscuridad. Hace tiempo que esas bestias y La Camarilla están en una guerra en las sombras. Por suerte logramos mantenerlos fuera de Capital y la mayoría del Gran Buenos Aires. — Expliqué. —La barbarie no puede contra la civilización. —
El chiquillo miró de lado como si escuchara algo, era un gesto acostumbrado en él -Mmm, eso explica cierto grupo de agitadores que vinieron hace unas semanas -dijo como para sí mismo, recordando. Luego volvió los ojos celestes hacia ti -Eran cuatro con pinta de motoqueros -explicó -Nos hablaban a mí y a mi grupo como si quisieran convencernos de que tenían una misión "divina" -la última frase la enfatizó haciendo un gesto con sus dedos índice y mayor de ambas manos, recalcando las comillas imaginarias; era obvio que él y su grupo no creían en esas paparruchadas, para ellos eran unos locos con demasiada fe. -Cuando se pusieron violentos porque vieron que no íbamos a ceder a su locura amenazaron con quemar el local -te miró serio -Voy a estar encantado de darte sus descripciones y de estar presente cuando los ajusticien -una sonrisa malévola se extendió por su rostro aniñado -Claro, si usted me invita -entornó los ojos y sus largas pestañas negras acariciaron sus pómulos en un gesto muy femenino.
*La líder del grupo se llama Sandra, tiene unos 30 años de apariencia, cabello rubio ensortijado y es flaca como si estuviera anoréxica. La acompañan dos hombres y una mujer, un tipo con rasgos italianos, viste de cuero y mide 1,90. Tiene una cicatriz cruzándole el ojo derecho. El otro es negro como la noche y tiene un tatuaje a color de un tigre. La chica es morena, desaliñada y tiene las paletas frontales separadas, le dicen la Chimoltrufia. Anda con una campera con una geisha en la espalda.
Escuché encantado como empezaba a contar con información sobre los enemigos del la Camarilla. Esto la iba a encantar a la Príncipe. —Muy bien, estoy dispuesto a sugerir que sus esfuerzos sirvieron para que estos diabolistas encuentren justicia, e intentaré que esté ahí si se hace alguna muestra de la justicia del principado. — Hice una pausa. —Sin embargo, también tenga en cuenta que es posible que estos vástagos no puedan ser capturados vivos, y no creo que sea sabio pedir la participación de una persona que no sea experto en lidiar con estos temas en la captura en sí. — Si bien no me molestaba que el Caitiff muriese en el fuego cruzado, prefería no meter variables desconocidas en la ecuación, ni quería tener que volver a intentar negociar con quien sea que le suplante. —Por lo que deberá uster disculparme si intento eximirme de esa parte en caso de que sufran la muerte definitiva durante el conflicto. — Expliqué.
El chiquillo sonrío ampliamente, como si le hicieran gracia tus palabras -No, claro, entiendo -afirmó inmediatamente -Se refiere usted a que si esos... sabbats escapan y se enteran misteriosamente que yo le di la información a usted nada podrá hacer al respecto. No esperaba otra cosa -alzó ambas manos como para dejar el asunto zanjado -Yo no quiero participar activamente en su cacería de brujas, descuide. Con darle esta información y que las autoridades correspondientes sepan que fui yo me basta -juntó ambas manos sobre su pecho y entrelazó sus dedos -Y si los ejecutan sería algo digno de ver -desliza con una sonrisa malvada.
-Entonces, ¿A quién va a presentarme?
No me refería realmente a eso, pero no hice nada por corregir al Caitiff. Ahora tocaba salir del paso, pues todavía no le había dicho al señor Burton-Miller que podía presentarle a unos... independientes que podrían estar a favor de que se los... represente, y no sabía si aceptaría mi regalo, por lo que no podía comprometerlo aún. ¿O sí?
—Hay un vástago que se está encargando de reunir a los independientes de Buenos Aires y representarlos frente a los superiores, como dije. Puedo organizar una reunión en mi propia casa para que se conozcan y discutan lo que gusten, en privado por supuesto. — Ofrecí.
-Excelente, esperaré su llamado -afirmó levantándose de la silla, luego de intercambiar números de teléfono te dijo -Si no tiene nada más para mí preferiría dar por terminado esto, puede quedarse a disfrutar del local cuanto desee.
Damos por terminada la reunión?
—Sí, no hay problema. — Dije levantándome. Cuando el Caitiff dijo sobre disfrutar el lugar, se me vino a la mente la imagen de Dolores. Quizá todavía podía encontrarla. ¿Era sabio tensar las cuerdas con los sin clan de esa manera buscando a la hermana de uno? No. ¿Era exitante como solo algo prohibido podía serlo? Por supuesto. —Que tenga buenas noches, señor Nikki. — Me despedí del Caitiff.
Voy a pasar el resto de la noche con Dolores, si la encuentro. No sé si hace falta que roleemos todo eso, ya que es algo aparte, a menos que haya algo importante.
Perfecto! Recordame ahora cuál era tu próximo paso, por favor.
Con respecto a lo que preguntaste de la metatrama, ¿Qué quieres saber específicamente sobre la Noche de los Aullidos y los assamitas? La Noche de los Aullidos está siendo investigada por los otros jugadores, cada uno por su lado en busca de los nosferatu. Los assamitas siguen estado, hasta que cada uno de ustedes forme su cuadrilla de vigilancia personal con vástagos propios. Es un recurso a usar para que los territorios no queden sin vigilancia.
No, no, yo pregunté sobre la Noche de las Pesadillas (el despertar de Ravnos) y el cisma en Alamut.
Sobre el próximo paso... mmmm la noche siguiente es jueves, que no tengo nada preparado para entonces. Lo mejor sería fraternizar un poco con los demás Toreador: saber sus opiniones y esas cosas. Como le dije a Burton-Miller, un líder tiene que conocer a su rebaño.
¿Qué sé de los Toreadores de Buenos Aires? ¿A quiénes conosco?
Bueno, conocés a Julieta Bernal (secretaria de Mercedes), Juana Latour (Guardiana del Eliseo), a Mercedes misma y a María Malena. No se sabe cuántos toreadores más quedaron después de la noche de los aullidos. En tu agenda figuran: María Esther Iraola, Sonia Kripke y Amanda Valle y González.