Partida Rol por web

Las paredes de la sala de entrenamiento se fueron oscureciendo hasta tornarse oscuro totalmente. No paso poco tiempo que os veis trasladados al escenario de batalla. Resulta ser un polideportivo no muy extenso, con las gradas en un lateral. Por el suelo se puede ver alguna que otra pelota de baloncesto, futbol sala, y tenis.

Os encontrais en el circulo central frente a frente. Ichigo es un chico muy extrovertido y pequeño, que apenas llega al 1'50 de altura. Te empieza a mirar con una sonrisa pintoresca que parece ir a la parte inferior de tu cuerpo. Tampoco se corta con sus palabras y al igual que su vestido de baloncesto tampoco es cortado, le viene algo grande.

Oye chica, como las tienes? Las llevas blancas, de color? Mira un poco hacia arriba de forma pensativa.... no me lo digas, no me lo digas.... llevas un osito de peluche.

Cuando finalmente, tras un buen rato como espectadora, nos hacen pasar a mí y a un chaval más o menos de mi altura a una sala que repentinamente se transforma en un gran gimnasio con cosas para distintos deportes. Miro alrededor maravillada y cojo con el pie una pelota de fútbol y empiezo a dar toques con ella. Entonces, el otro chico se pone a preguntar acerca de mis panties, por lo que parece, así que doy un último toque por encima de la cabeza, frenándola un poco con el tacón para que caiga prácticamente sin botar por detrás de mí, alejándose, tras lo que me acerco con las manos un poco levantadas en el frente en señal de no agresión y me acerco a susurrarle:

- Pues-casi-la-respuesta-era-blancas-con-un-logotipo-de-Sailor-Moon. -le digo antes de apartarme unos pasitos con expresión divertida- No-se-te-da-mal-intentar-adivinar-cosas-pero-creo-que-teníamos-que-pelear. -digo con una sonrisa divertida- ¡Disculpa-si-te-hago-un-poco-de-daño! -me disculpo de antemano sacando mi Tonfa y preparándome para la ofensiva.

De verdad que tienes una luna ahi abajo? Si llevaras falda, como me gustaria verlas!!! Se queda medio embobado perdiendo su mriada entre su imaginacion...

El muchacho seguía perdido en sus ensoñaciones, pero sin embargo había algo que había cambiado en las pantallas. La actitud risueña y divertida de Nami parecía haberse visto envuelta por una nube de marcialidad en cuanto se puso en posición y, ante la distracción del chico, se abalanzó al frente con un "hya!" alto y agudo, que fue acompañado de un equilibrado movimiento al frente, semejante a si fuese un empujón, pero un giro repentino y veloz de la rapidísima Nami hizo que el intento de empujón fuese mínimo, lo justo para mover apenas un poco el punto de equilibrio del muchacho, antes de sobrepasarlo e intentar agarrar su cuello con mi brazo izquierdo y al mismo tiempo forzarlo a echarse hacia atrás, en una posición que sería forzada, desagradable y debilitante... y bastante más barriobajera que en descripciones anteriores. En cualquier caso, tener a Nami apretándote el cuello, pese a su tampaño, era bastante puñetero.

Nami con un rapido movimiento atrapa a Ichigo sobreponiendo fuerza con su brazo izquierdo en una posicion algo forzada, pero este con un mordisco en el brazo se logra zafar de la presa. Se distancia unos metros y tiene una pelota en sus manos. La empieza a girar a su alrededor de forma cada vez mas rapida, mas hipnotica. Tus ojos siguen el gesto sin querer apartarse de ello. Cuando lo menos esperas ves venir un balo hacia ti rapidamente: Tiro de la Diosa Inmu!!!

El maldito enano se libró de una forma bastante ruín de mi presa, obligándome a menear el brazo para soltarlo de ahí mientras soltaba un gritito bastante tonto (algo así como un "¡Iiiiii!" muy agudo por el bocado, y cuando alzo la vista está haciendo algo con una pelota de baloncesto que da vueltas... y vueltas... y vueltas...

Noto cómo de repente un balonazo me impacta en plena cara, dejándome aturdida por un instante y notando como si las gafas de aviadora se me hubieran incrustado alrededor de los ojos, tras lo que sacudo la cabeza y frunzo el ceño. Había algo muy extraño en ese movimiento, pero el caso era que me había hipnotizado y no había podido apartar la mirada hasta que el balonazo me había impactado. En consecuencia, tenía que buscar otra forma de pelear, e hice lo que se me ocurrió: ya que había venido completamente preparada para emplear mis capacidades, me lié a correr como alma que lleva el diablo alrededor del gimnasio. Estaba demasiado acostumbrada a meterme en líos como para dejar que un niñato me pillase por sorpresa, así que táctica de guerra relámpago e inutilizarlo: correría a toda velocidad, sin mirarlo, y cada poco tiempo me abalanzaría para golpearlo desde una dirección, mirándolo lo mínimo para lanzar mis ataques más veloces.

Detrás de mí, una estela plateada comenzó a cubrir el gimnasio como una larga tira plateada que se iba formando más velozmente de lo que desaparecía.

Nami, que hasta el momento (lo que eran 5 segundos y unas 7 u 8 vueltas al gimnasio) había estado corriendo en círculos dejando una estela plateada, pero de repente por la espalda del tal Ichigo un rayo plateado se separa del resto. Con la cámara ralentizada se podría ver una Nami con el ceño fruncido y una Tonfa que giraba a tal velocidad, dejando también su propia estela del color del mercurio, que parecía una rodela plateada. En cualquier caso, los siguientes instantes fue como si una nube argenta hubiese cubierto la zona en la que estaba el pobre Ichigo, mientras la causante de ese bonito nubarron repartía más mamporros que en un cómic de Astérix y Obélix.

La combinacion de ataques de Nami surte efecto contra Ichigo. Primero una sucesion rapida de golpes con su tonfa repartidos por su cuerpo que lo dejaron bastante anodadado sin tiempo a reaccionar, para acabarlo de rematar con golpe eficaz de tonfa. El pobre chico cae insconciente al suelo, sin saber que le ha sucedido realmente.

Nami queda exhausta por el esfuerzo, sacando la lengua como una perra buscando agua por el parque. Desde la cabina se anuncia al ganador del combate:

La ganadora del ultimo combate de la noche es Nami Ito por KO.

El escenario empezo a difuminarse para volverse otra vez las paredes transparentes y estar de nuevo en la sala de entrenamiento. Muchos de los presentes aplaudieron ante tan rapido combate.

Termina el combate conmigo resollando de cansancio, una asociación de mujeres lanzándose a apalizar al máster por usar concretamente la palabra perra referida a Nami* y el muchacho que había sido mi rival tirado en el suelo. Me quito las gafas anti-insectos-vientos-y-otras-contingencias y me paso las manos por los ojos para despejarme. Igual me había pasado más de la cuenta con el pobre chaval, pero tampoco es que pudiera darle muchas opciones de golpearme sin saber a qué me enfrentaba. A fin de cuentas, los poderes con los que te podías encontrar aquí eran de lo más variado.

Guardo la tonfa en la sujección que llevaba a la cintura y, colocando al chico en una posición adecuada, intento levantarlo para llevarlo hacia afuera en brazos, con expresión de estar arrepentida por haberle atizado tanto. Así eran las pruebas, por desgracia para él, y no hubiese sido justo para nadie que me refrenase.