Partida Rol por web

- Nunca me fié de Philiph. Creo que ha estado loco toda su vida. O al menos desde lo de la niña. La otra niña.
- Esos no son más que cuentos para críos traviesos.
- Escuché que la encerró en una torre.
- Sí, sí. He oído esa historia mil veces. Asesinada, encerrada, lapidada, en una torre, en un pozo, en una caravana, su hija, su sobrina, su hermana pequeña o su hermana mayor... e incluso su nieta. Pero llevo veinte años en este castillo y jamás he visto ninguna cosa extraña. Créeme, Philiph está loco, pero desde que Giselle volvió. Y aún así no creo que sea capaz de semejante barbaridad. No es más que un cuento para críos traviesos, y criadas cotillas, como tú.

Lavanderas en un río.

La partida se está jugando alrededor de 1065, creo que es interesante que sepáis cómo estaba Irlanda en esas fechas.

Hace 50 años hubo una guerra entre la facción del norte y la facción del sur...

http://es.wikipedia.org/wiki/Batalla_de_Clontarf

Rhiannon se acercó a su hermano sin dejar de vigilar al viejo vagabundo.
“Adrien, no he podido hablar hasta ahora contigo a solas. Escucha, recordarás que mientras enterrabais a Gwalch Tuann y yo explorábamos el bosque, pues bien allí nos topamos con una pequeña duende que nos contó que hay una guerra entre los seres feéricos. Dos bandos enfrentados: a un lado el liderado por Mornath, el chico aquel de la rata que conocimos en la posada y en el otro el encabezado por una tal Handalaia y por otra mujer a la que el duende se refirió como “ella”. Sospecho que se trata de la bruja del vestido negro que envió al vagabundo. Según aquel ser si vence el bando de Handalaia viviremos en un invierno perpetuo y eso me asusta bastante, porque antes de irnos Gwalch compartió conmigo la extraña visión de un mundo helado en la que el único ser vivo que aparecía en ella era esa extraña bruja. Pero ¿Cómo creer en las palabras de un duende? ¿Cómo saber si no te está mintiendo? Por otro lado el vagabundo le contó a Nenúfar que era Mornath el responsable de la muerte de su hermano. Partimos en busca de un diente de dragón y nos vemos envueltos en una guerra entre duendes y criaturas mágicas. Comprende que no te dijera nada antes, pues no quería que se enterara el vagabundo ni tampoco quería que supiera nada ese loco mago, pues seguro que se hubiera puesto a cantar y a gritar a los cuatro vientos mi historia y precisamente eso es lo último que querríamos, pues la prudencia es fundamental. El mago no parece mal tipo, aunque eso de estar encerrados en una alianza les come los sesos…además, tienen algo que me da escalofríos…no son tipos normales. Por cierto ¿Para qué crees que quiere el Barón un diente de dragón?".

En una de las noches, durante la travesía, Nenúfar se sentó junto Rhiannon. Iluminadas con las llamas de la fogata se calentaban las manos, manteniéndose calientes en la fría noche mientras el resto del grupo dormía, arropados por un manto de estrellas incomparable. Las dos mujeres observaban las llamas de la madera en silencio, solo interrumpidas por el ulular de un búho y los bravos ronquidos de Harald, que dormía plácidamente estirado en el frío musgo.
-Me siento perdida… sin mi hermano y con Giselle tan lejos. –Nenúfar comenzó hablar, era evidente que llevaba tiempo queriendo contarle. – A veces pienso que no debimos salir de Cornualles.– Una pequeña sonrisa aparece en el rostro de Nenúfar al mencionar a sus seres queridos. – Giselle te caerá bien, lo sé, todos los que la conocen quedan encantados con ella.- Explica la joven conociendo las poco simpatizantes opiniones de Rhiannon por la princesa.

- Mi hermano, desde pequeños, me mostraba continuamente visiones para advertirme. Solo un roce con su piel, y me enseñaba lo que veía. En una ocasión me mostró como un hombre gigante me protegía de una embestida de unos invasores normandos – asintiendo con la mirada hacia Harald que de un gruñido cambia de postura en su lecho. –En otra visión me mostró la  fortaleza de Philiph  en ruinas, y una gran sensación de muerte y frio me invadía. – Hizo una breve pausa. Nenúfar recordó sus últimos momentos en la posada y el último contacto con Gwalch.- La última visión fue justo cuando salíamos de la posada. Aparecía una mujer con una larga trenza pelirroja que se adentra en una espesa niebla y se escucha un rugido.  – No era necesario decir que se trataba de alguna de las dos mujeres, pero en su interior, Nenúfar sentía que era Rhiannon. Nenúfar quedó en silencio.
-No le di importancia, pero después de todos los acontecimientos con Lasiam, el goblin, el hada, la playa con todos aquellos animales muertos y una tal Handalaia… - la joven parecía perder la cuenta de los acontecimientos extraños que habían ocurrido- en fin. Descansa.

Rhiannon estaba atónita ¡Nenúfar había tenido la misma visión que ella! Noche tras noche la joven era atormentada por aquella terrible pesadilla.
“Una mujer pelirroja se adentra en la bruma y desaparece de la vista…luego un rugido terrible desgarra el aire y penetra en las mismísimas entrañas retorciéndolas, el corazón se acelera y sientes ganas de huir de allí…pero no puedes, pues estás paralizada…el corazón sigue bombeando cada vez más rápido y entonces la tierra tiembla y tú continuas sin poder moverte. El mundo se dobla sobre sí mismo para hundirse en la nada. Estás  inmovilizada y a oscuras, como la codorniz atrapada por el trampero. Y luego despiertas empapada en sudor…pero algo me dice que llegará el día en el que la visión se hará realidad…salvo que entonces no volveremos a despertar”.
Rhiannon, más pálida de lo habitual, se quedó en silencio, como absorta, escuchando a la defensora de Cornualles hasta que escuchó un nombre que la hizo reaccionar.
“¡Handalaia! ¿Conoces a Handalaia? El hada del bosque me dijo que era la enemiga del chico del armiño. Estoy confundida, Nenúfar ¿Es Mornath nuestro aliado o, como asegura el vagabundo, fue él el responsable de la muerte de tu hermano? Si aquel hada decía la verdad Handalaia no debe vencer, pues sumiría el mundo bajo un manto helado”.

Sorprendido ante los descubrimientos que le habían sido ocultados adrien responde a su hermana con sinceridad y firmeza.

No se nada sobre los motivos del barón para obtener el diente pero el premio es lo único que me importa ahora mismo.
Más quisiera ser más fuerte y listo para poder guiar esta expedición con éxito pero me temo que sigo siendo un vulgar pescador con sueños de grandeza. Más si el destino quiere sonreírme no seré yo quien le ponga trabas ni deje de intentarlo pero una guerra entre seres faericos no es cosa buena y deberíamos esquivarlos.

Tuann aprovechando que su maestro se había quedado rezagado en la marcha se acercó a él y le contó la siguiente historia:
-Maestro en el bosque justo antes de que la bruja apareciese, vimos a un hada que nos contó que había una guerra, que siempre hubo guerra, y que ellos, creo que hablaba del bando del hada, tenia a Mornath, y ellos tienen a Handalaia. Pero por lo visto ellos ahora también la tienen a ella, y Mornath no puede con las dos... y no podrá protegernos siempre. Luego nos dijo que también lo matarán a él. y que si ¿habíamos visto toda esa sangre? y por último nos dijo que ellos antes siempre pudimos hacer el trabajo y que ahora nieva sin otoño, y no habrá flores en primavera- cansando de haber hablado tanto respiró profundamente y siguió:

-Luego la zanahoria le pregunto que quien era Mornath, y el hada respondió que Mornath era su hijo, su hermano y su amigo y añadió que el hielo llegará cuando todo este muerto. El libro, y la sangre son la cerradura y la llave--esto era lo último que el hada les había dicho a Tuann solo le quedaba preguntar a su maestro si lo había entendido todo.

-¿lo has entendido maestro-

Sheogorath había sido insoportable durante todo el viaje, pero sin embargo la charla con su aprendiz lo dejó callado, y pensativo.

Tardó varios segundos en hablar, y lo hizo con voz serena.

-Una antigua guerra, que solo trae sangre y muerte. Y dolor, mucho dolor. No acabará hasta que el equilibrio se restablezca. Una a un lado, uno al otro. Solo así se romperá la profecía de nieve y ausencia de primavera, un otoño invernal...

De repente, la mirada del mago se tornó brillante. Empezó a reír, totalmente fuera de sí. Volvía a ser Sheogorath.

En el mismo momento en el que el libro de Lasiam quedó sepultado, el trozo de papel que Lasiam había guardado en la ropa de Adrien empezó a latir. Vivo, cálido, y haciéndose notar. El fragmento sollozó y Adrien sintió aquella criatura (¿había llamado criatura a un trozo de papel?) estaba preocupado por Lasiam, y por Adrien; tanto como un padre o un maestro, y que albergaba terribles deseos de venganza hacia Handalaia, Mornath y Harald.

Notas de juego

- El papel quiere a Adrien, eso está claro.
- Si Adrien quiere "seguir" lo que diga el papel o sus propios pensamientos es libre de hacerlo.

No entiendo... ¿Sigo pensando que comparto los objetivos de Lasiam o vuelvo a tener los míos propios? ¿La criatura me habla o se comunica conmigo de alguna forma?

Tengo claro que hay algo del libro que ha sobrevivido a lo que le haya pasado al quedarse conmigo. Esa cosa odia a los que han atacado a Lasiam y me quiere a mi. Pero no comprendo mis motivaciones. Antes tenía claro que Lasiam era mi aliada y que sus objetivos eran los míos. ¿Y ahora?

Tus objetivos son los de Lasiam en tanto que ella desea ayudarte a conseguir el diente de Dragón, casarte con Giselle y procurarte un ejército digno de Mordor o lo que es lo mismo, el amor y el poder para gobernar Cornualles; no obstante, lo único que sabes de ella es que también quiere destruir el mundo de las hadas, el último dragón... y casi cualquier otra forma de magia.

Ahora bien, hasta ahora tú también odiabas a las hadas y querías su destrucción, y estabas convencido de que la postura de Lasiam, a la que querías como a una hermana, era la correcta. También querías "al libro", como a un buen maestro. El toque explosivo fue la oferta casi gratuita de conseguir tus sueños; eso es lo que provoca que te revuelvas contra tus compañeros (Por cierto, muy buena interpretación).

Lo que ha ocurrido ahora es que tú ya no odias a las hadas, ni quieres a Lasiam como a una hermana, ni al libro. Al menos no más o menos de lo que pudieras odiar o querer antes. Pero sigues sabiendo lo que ellos quieren, sigues sintiendo el amor de Lasiam y del libro hacia ti, y desde luego sigues queriendo a Giselle.

En resumen: lo que sabes o notas no ha variado; ha cambiado lo que sientes tú hacia ellos.

Esto te hace un poco más libre.

PS: Si quieres aliarte con Lasiam, date prisa antes de que Harald la mate del todo.