Partida Rol por web

Tras las lomas

Capítulo 1 - El mapa y el borracho

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18/02/2014, 23:25
Director

La historia de nuestros cinco héroes comienza en la céntrica aldea de Castamir, más concretamente en una taberna llamada el Gemido del Muerto. Ah sí, acertado nombre para comenzar esta historia, que mucho tiene que ver con muertos, aunque no adelantemos acontecimientos...

Como iba diciendo, nuestros cinco héroes comenzaron sus andanzas en una vieja y hedionda posada de una fría aldea llamada Castamir. Aunque los señores del Reino Bosque se jactaban con frecuencia del bastión que habían logrado erigir junto a las Lomas Brunas, en un territorio tan hostil como fríos sus vientos, lo cierto es que estas tierras distaban mucho de estar pacificadas. Hecho sin duda capaz de atraer a numerosos aventureros, prestos a sacrificar sus vidas por la promesa de una montaña de oro más alta que ellos mismos, o de artefactos legendarios de tal poder, que ni todos los ejércitos del continente juntos podrían igualarlo.

Auténticas o no, estas historias provocaron un incesante flujo de aventureros a Castamir. Tantos, que al final resultaron ser demasiados... abrumadas por la afluencia de supuestos héroes dejaron de necesitar sus servicios, y de repente nuestros cinco héroes se encontraron encallados en una aldea de mala muerte, rodeados de pendencieros, y sin apenas monedas.

Pero no nos desviemos. La noche en la que el destino de nuestros protagonistas se entrelazó era una noche fría (¿he dicho ya que en Castamir hacía siempre un frío que calaba hasta los huesos?). Ellos mismos no sabían que sus destinos estaban unidos, ni lo que estos les deparaban, desde luego. Pero las fuerzas que gobiernan las vidas de los hombres están más allá de su comprensión.

Así pues, la noche transcurría fría en el Gemido del Muerto, al tiempo que una brisa gélida se colaba por las bisagras, haciendo así honor al reputado nombre de la taberna. No abundaban los parroquianos, y los pocos que se sentaban en la barra estaban tan borrachos, que resultaría imposible mantener una conversación con ellos. Por lo demás, sólo dos mesas estaban ocupadas: en un lado de la taberna, un enano y un visirtaní apuraban jarras de cerveza como si Kazûm estuviese a punto de fulminar el mundo; en el otro, dos bravas mujeres observaban a los parroquianos con cara de pocos amigos, al tiempo que un plato de maloliente estofado se enfriaba frente a sus rostros. La noche gélida y vacía de esperanzas, avanzaba sin remilgos. Al cabo de un rato, la puerta de la taberna se abrió, para dejar paso a un hombre de aspecto despistado, que vestía una túnica raída, y lucía una barba con la que intentaba darse una apariencia de experiencia que nada tenía de real. Muchos ya lo conocían, pero, por si acaso, el pendenciero enano se aseguró de anunciar su nombre para toda la taberna.

- ¡Fizbán! - gritó - ¡Viejo amigo! ¡Unete a nosotros, y bebe unas cervezas! - se puso en pie con un deje de tambaleo - Saben a meados... ¡pero a partir de la tercera, dejas de notarlo! - y rió con estridencia.

El joven mago - pues era un mago, aunque aún tendría mucho que aprender - se les unió, por supuesto, aunque rehusó probar el amargo caldo destilado que servían en la taberna. Un hombre listo, sin duda. Su entrada no cambió gran cosa el devenir de la noche, pero la segunda sí que lo haría. Y es que las puertas de la taberna se abrieron una segunda vez aquella noche, empujadas por un hombre de aspecto acabado. Algunos le llamaban Finn el Aventurero, y otros, Finn el Borracho. Lo primero, lo había sido - o de eso se jactaba -. En cuanto a lo segundo, lo era, sin duda alguna, en numerosos momentos del día, incluyendo aquel en el que atravesó la puerta del Gemido del Muerto, ordenando a voces una cerveza. Mientras el tabernero se la servía con su habitual cara de pocos amigos, Finn comenzó a narrar - más bien gritar - las peripecias que tanto le caracterizaban. Mas esa noche, para darle validez a sus palabras, esgrimió un pedazo de pergamino como si de un hacha se tratase.

- ¿Sabéis lo que es esto, malditos borrachos? - gritaba, con tal voz que sin duda le estarían oyendo al otro lado del Bosque Real. Su voz, por cierto, revelaba que él era el primer borracho. Por supuesto, nadie respondió a su pregunta, pues a nadie le interesaban las bravatas que aquel viejo aventurero, devenido en vagabundo. - Es... ¡un mapa! - se respondió a sí mismo, pues Finn no era de los que necesitaban una audiencia activa para seguir hablando. - Un mapa del viejo túmulo... sí, amigos, ¡yo estuve allí! Y vi maravillas que no pueden contarse, pues no las creeríais ni aunque las viérais.

Ah, el viejo túmulo. Pongamos al día a nuestra audiencia, que sin duda no sabe de qué hablaba el viejo Finn el Aventurero Borracho. Circulaba desde hacía mucho tiempo una historia por la aldea de Castamir, que hablaba de un antiguo túmulo, en el que se hallaba enterrado un rey de tiempos inmemoriales. Dicho rey había sido enterrado en el túmulo junto con todo su séquito, y con tal cantidad de riquezas, que harían empalidecer al más rico mercader virsirtaní. Eso por no hablar de la legendaria espada que, según las leyendas, esgrimía en batalla: la temible Vorpalina, una hoja capaz de atravesar armaduras como si fuesen mantequilla. Claro que, como toda cripta no saqueada en las inmediaciones de Castamir, nadie conocía el modo de acceder al mismo. Hasta el punto en que muchos ya tomaban por falsa la leyenda.

Por supuesto, el viejo Finn decía haber estado allí, pero, ¿dónde no había estado el borrachuzo? Así que nadie le prestó atención, excepto cinco aventureros, aburridos de esperar a que se les acabasen las monedas en aquella aldea de mala muerte. Pero el borracho siguió hablando, como si nadie le escuchara, o tal vez como si una ciudad entera lo hiciese...

- Este mapa os llevará a las puertas del viejo túmulo, donde innumerables riquezas os esperan. ¡Mas no seais incautos! La muerte también espera allí, presta a alcanzar a los osados que se atrevan a traspasar sus puertas. ¿Rechazaréis esta oportunidad, aventureros? - carraspeó - Un mapa como este vale por lo menos mil coronas de oro. Pero yo os lo dejaré solo en cincuenta, ¡una oferta irrechazable!

Cincuenta coronas eran una pequeña fortuna. Sin duda el viejo se había quedado sin dinero para seguir pagándose el vino, y andaba buscando nuevas formas de hacerlo. Era bien sabido que había vendido un buen puñado de reliquias que, según decía, eran mágicas. Malvendido, si es que lo eran, pues no había sacado grandes sumas por ellas. Pero, hasta donde nuestros héroes habían podido saber, nadie había vuelto a pegarle una paliza al viejo por haber sido estafado...

Así, unos y otros miraron el interior de sus bolsas, entre dudosos y desalentados. Quizá juntando todas sus monedas pudiesen pagar el mapa, el cual, por cierto, bien podía ser una estafa. Pero aquella maldita aldea no parecía depararles nada mejor.

 

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18/02/2014, 23:58
Gortnus

El ambiente de aquel tugurio no podía ser más deprimente y la espera se traducía en más cerveza que Gortnus ingería. Con él estaba su amigo Cassim, quien bebía con él pero sin seguir el mismo ritmo frenético. Finalmente la puerta se abrió y apareció el joven mago al que estaban esperando. Gortnus estalló de alegría. -¡Fizban! ¡Viejo amigo! ¡Únete a nosotros, y bebe unas cervezas!- Se puso en pie contento por el reencuentro con su amigo -Saben a meados... ¡pero a partir de la tercera, dejas de notarlo!- Rió con estridencia.

Gortnus se disponía a cederle un asiendo a Fizban cuando, poco después, alguien más irrumpió en la taberna. Un desaliñado borracho entro profiriendo gritos mientras agitaba algo en la mano. El enano se disponía a ignorarlo cuando algo llamo la atención del apresurado discurso. "¿Mapa? ¡¿Riquezas?!" Cualquier persona normal se hubiese percatado también del pequeño detalle del 'túmulo' y 'la muerte espera allí', pero Gortnus no es así. A ver, normal es si ampliamos el filtro. Lo que quiero decir es que no es prudente, si, prudente.

Sin mediar palabra se dirigió directamente hacia donde estaba el borracho y casi sin darle tiempo a continuar con su verborrea le tendió una mano. -Mi nombre es Gortnus y me interesa eso de lo que estás hablando. Pero deja que te invite a algo de beber mientras llegamos a un acuerdo.- Le dice con tono amigable a la vez que le señala la mesa donde sus amigos contemplaban la situación con una graciosa expresión de sorpresa en sus rostros.

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19/02/2014, 18:43
Fizban

Cassim salió de mi casa totalmente recuperado pero igual que mi amigo Gortnus sin dinero para pagar mis servicios, los dos fueron en busca de aventuras o algo así me hicieron suponer, Gortnus al despedirse masculló el nombre de la aldea a dónde iban después me quedé viendo a mi amigo y al misterioso personaje alejarse.

Estaba en ruina todos los clientes que había tenido vinieron igual que mis compañeros sin dinero, no podía seguir en una casa que no rendía de seguir así moriría de hambre triste fin para un mago con tanto talento discípulo de un gran mago. Así que me dispuse a visitar al alcalde para anunciarle que dejaba la casa no me esperaba sin duda alguna su reacción de ser simpático y de manga ancha pasó a acompañarme con un séquito de guardias parecía un prisionero más que un invitado especial como había supuesto hasta ahora, examinaron mi casa para ver si había algún desperfecto, una vez que vieron que la casa estaba en iguales condiciones que antes el alcalde relajó su rostro serio por uno más relajado deseándome un buen viaje. Cuando iba a recoger mis pociones las cuales había dedicado un año tanto de mi dinero como de mi tiempo en recolectarlas me negaron tal equipo diciéndome que me tenía que ir con las mismas cosas con las que vine a la comarca todo lo que había ganado una vez instalado era propiedad del alcalde por los servicios prestados, ahora veía la trampa que el alcalde me hizo sus intenciones siempre fueron cederme esta propiedad para trabajar gratis para aquella comunidad sabiendo que alguna vez mis recursos se acabarían quedándose entonces con todo lo trabajado. Las pociones valían mucho más que si me hubieran alquilado la casa durante todo este tiempo pero viendo que los guardias se mostraban preparados ante cualquier movimiento hostil me despedí de ellos con una sonrisa yéndome igual que cuando vine es decir sin nada.

Llegué a la aldea y ya sabía dónde se encontraba mi compañero sólo tenía un nombre taberna, no fue difícil localizarla pues era la única iluminada a esas horas de la noche después de notar el frío y el gran viento de la aldea refugiarme en aquel lugar era de lo más reconfortante. No pasé ni tres pies de la puerta cuando escuché el grito del enano que me llamaba estaba también Cassim con una sonrisa que como siempre me caracterizaba me acerqué a ellos y tras ser invitado a esa cerveza respondí gracias noble amigo pero el cansancio me puede y cuando estoy cansado no tengo ni hambre ni sed sólo ganas de descansar la verdad es que vi el color de esa cerveza y fue la forma más educada de rechazar la invitación pues sabía lo frágil que era mi estómago para poder soportar aquel brebaje, no como el enano que estaba hecho a pruebas de todo tipo de venenos e igualmente podía decir del joven de tez morena que si sobrevivió a un rayo no iba a morir por esas minucias.

Entró un hombre que parecía un borracho pero era más que eso era un aventurero que vendía un mapa que al parecer conducía a un tesoro de incalculable valor, cuando escuché el precio del mapa y después una rebajada oferta silbé ¡cincuenta coronas de oro! miré mis pies cubiertos por unas sandalias y mi saco atado a la espalda que poseía algunos mendrugos de pan y una botella grande de cerveza junto a unas cuantas monedas de cobre que era todo mi haber, compañeros si tuviera ese dinero sin lugar a dudas que hubiera seguido...de repente me callé no queriendo ofender a mis amigos cambiando el hilo de la conversación con un leve carraspeo si hay alguien con ese dinero me pondré a su servicio para encontrar tal tesoro seguro que un mago es muy útil para esta expedición dejé entre susurro dicho a mis compañeros cuando veo que el enano invita al hombre a nuestra mesa me puse una mano en la cabeza sabiendo el dinero que poseían mis compañeros.

 

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20/02/2014, 11:45
Harpálice

Desde su incidente con aquellos cazadores furtivos Harpálice había tenido un poco más de tiempo para conocer a su “nueva mejor amiga”, Nehira. Más bien era la única en la que podía confiar, estando tan lejos de su casa. Pero de ahí a que comprendiera su extraño carácter y forma de comportarse había un trecho. ¿De qué les había servido entregar a aquellos malhechores vivos? De nada. Ni recompensa, ni las gracias, ni nada de nada. Y lo peor es que ella parecía estar satisfecha con la situación, aunque era difícil saberlo, con su imperturbable rostro. Una mujer de hielo, inmutable, fría y dura, muy dura. ¿Por qué habían ido a aquella cochambrosa taberna en Castemir? Al menos le había curado la herida de la pierna.

Harpálice dio un trago a la aguada cerveza, dejando antes caer un poco al suelo, como ofrenda a la Diosa. Bienaventurada sería si la Diosa no acababa con ella allí mismo por ofrecerle semejante bazofia. Rezó para sus adentros implorándole piedad. Cuando alcanzara la gloria podría ofrecerle mejores sacrificios.

- Muy agradable este sitio, querida Nehira.- Le dijo con sorna a la inquebrantable paladina.- Si lo llego a saber me hubiera puesto mis mejores galas.- Bromeaba, pues Harpálice apenas viajaba con lo puesto y un par de mudas. Su lanza, Colmillo, reposaba a su lado, pero eso sí, la punta afilada cubierta con una tela, simulando que fuera un petate.

- ¿Qué nos trae por aquí?- Le dijo bajando la voz y mirando de un lado a otro para escrutar los rostros de los parroquianos.- Yo lo único que veo son problemas para unas damas como nosotras jiji.- Se atusó el pelo trenzado en multitud de pequeñas trenzas. Gentuza. Sólo había visto gentuza por todas partes desde que pusieron pies en Castamir. Cuando entró el borracho del pueblo, en todos siempre había al menos uno, Harpálice suspiró hastiada.

Como me toque el culo le parto la cara.

Su rostro cambio del aburrimiento a la intriga por las palabras que hablaban de un túmulo, tesoros y aventuras.  Miró a Nehira a los ojos. A veces con una sola mirada lograban entenderse.

Mierda, se nos han adelantado. A lo mejor me toca dejármelo tocar.

Se acercó al hombre y al enano que le había interceptado primero.

- Cuéntanos a todos, buen hombre.- Le dijo tratando de alejarse del aliento fétido que desprendía el borracho al hablar.- Puede que mi Señora esté también interesada. – Hizo ademán con el brazo de mostrarle el camino hacia la mesa donde se sentaba la paladina. Harpálice, vestida sin la armadura, bien podía pasar por la sirviente de Nehira. Sin embargo, como bien conocía los prejuicios de los hombres, y las debilidades de los borrachos, se había desabrochado un par de tiras de cuero del escote, luciendo un hermoso canalillo- Mi Señora tiene la templanza, rectitud y dureza del acero. – Dijo mientras posaba su mano en el brazo del viejo y sonreía con la mejor de sus sonrisas. Hacerse pasar por la sirvienta de Nehira era una forma de que el viejo pensara que la paladina era alguien importante.- Su último empresa ha sido acabar con unos maleantes que cazaban en el bosque real sin permiso y  busca que nuevas hazañas completar con éxito para aumentar su fama y reconocimiento.

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20/02/2014, 11:52
Cassim

A Cassim no le gustaba demasiado la cerveza. En realidad no quería beber porque el alcohol hace olvidar la venganza, y en el fondo era esa toda su motivación. Bajo su turbante su pequeño cerebro no hacía más que conjeturas de cómo hacerse con el oro suficiente para convencer a unos cuantos mercenarios para volver a por su hermano... Pero en el asunto de las cervezas, Gortnus era implacable e insistía siempre en pedir por los dos, y eso implicaba una jarra de cerveza rebosante de espuma siempre bajo sus narices. Desde que le había salvado la vida y se había ganado una nueva quemadura más en su piel, el enano era la mar de generoso.

Esta vez no había sido diferente. Aburrido, Cassim observaba cómo una mosca se ahogaba en su brebaje, empujándola con el dedo y sacándola. Vio entrar al mago que le había curado y desde luego no se mostró tan efusivo como el enano, limitándose a levantar una mano que tal pareciera una garra y saludar. Lo mismo que si lo hubiese visto ayer, y eso que estaban en Castamere, bastante alejados de Costortuga dónde le había conocido.

Pero con el borracho fue diferente. Su postura corporal no cambió demasiado, pero sus ojos despertaron de su letargo y observó de arriba abajo al tipo de parloteo incesante. Cuando Gortnus se levantó y habló - más bien gritó - ofreciéndose y leyó en los ojos de Fizban el interés de saber más de aquel mapa que tanto le recordaba a la cueva de su banda de 39 amigos, Cassim se mostró cauteloso.

Estiró una mano y la posó en el antebrazo del enano, pidiéndole cautela. Acto seguido señaló a las dos mujeres que habían entrado en el Gemido del Muerto y una de las cuales, como una loba, también había olido el aroma del oro que desprendían las palabras del borrachuzo. Su intención, en una mirada que Gortnus ya conocía, era decirle "Cuidado". Al fin y al cabo al ladrón le gustaba más acechar y aparecer a la espalda de los demás, mientras que el enano era pura honradez visual: decía lo que pensaba. 

Y es que pagar por algo que valía mil, cincuenta, no era muy habitual ni en los zocos de Visirtán, dónde una vida valía lo que se quisiera pagar por ella, desde un ardite de cobre hasta miles de dragones de oro. Él mismo había usado esa treta en la que un tipo ofrecía algo barato y luego usaba unos "ganchos" para que alguien soltase cincuenta piezas por un papel dibujado por un niño. Para reafirmar que no parecía una buena empresa sin tener más detalles le dijo en bajo a su amigo:

- No diniero, Gortnus. Sincuenta es mucho por papiel meado... papiel mojado quiero deisir.

Por si acaso, se incorporó y puso su mano en uno de los cuchillos que llevaba en un tahalí al pecho, disimuladamente. Algo le decía que aquella historia no acababa más que empezar a pasar de una tarde de cervezas a algo mucho, mucho más interesante.

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20/02/2014, 12:40
Nehira

Castamir, nuestro nuevo destino, uno no muy cómodo y agradable. Pero sin duda aquella posada era lo mejor que podíamos permitirnos, las pocas monedas que nos habían acompañado en nuestro camino ya habían volado y a no ser que la amazona llevase un saquito de oro oculto, dudo que pudiésemos costearnos un lugar mejor. Habíamos estado juntas desde nuestro encuentro con aquellos furtivos y aunque pocas son las cosas que tenemos en común, es una buena compañera de armas y no me había dado demasiados dolores de cabeza, al menos hasta el momento. Aunque por lo poco que había conocido de ella... creo que estaba tentando demasiado a la suerte.

 

Miré aquel plato sin saber muy bien que era, removiéndolo ligeramente preguntándome con seriedad si aquello era el cabrito que yo había pedido. Por una vez sin portar las pesadas anillas de metal sobre mi cuerpo, vestida con algo de ropa cómoda para descansar del largo viaje. Aunque dejando siempre a mi lado la larga espada y el dañado escudo. Necesitaba el dinero para algo de equipo nuevo, un buen herrero podría hacer maravillas pero también quería hacer una buena donación para agradecer a la justicia lo que había hecho por mí, por nosotras. Cuando entonces la dulce voz de Harpálice me sacó de mis pensamientos, soltando jocosos comentarios acerca del lugar en el que nos encontrábamos. Una pequeña sonrisa se dibujó en mis labios, quizá porque me hacía gracia aquel comentario o quizá solo para complacerla, pero lo cierto es que no pasábamos frío y al menos había comida... o algo que se asemejaba.

 

- Tranquila, Harpálice. Pronto partiremos de nuevo, pocas cosas hay que nos retengan aquí después de todo. No hay riquezas ni tesoros... - dije con un tono lineal, soltando un leve suspiro tras pronunciar aquella frase – No son más que una panda de borrachos, aunque dudo que se encuentren peor que nosotras – respondí a la guerrera, aunque en mi caso sin llegar a bajar la voz.

 

De pronto, la puerta de aquel lugar volvió a abrirse, dejando entrar a un hombre y a una larga y pesada bocanada de aire gélido. Seguí al nuevo invitado con la mirada cuando entonces no tardó empezar con su charlatanería. Una que no llegaba a interesarme, pues no creía en cuentos de borrachos que harían cualquier cosa por llevarse un trago a la boca. Pero cuando Harpálice me miró, con esos grandes ojos brillantes pareciendo estar incluso ilusionada por las fantasías de túmulos de aquel hombre, me limité simplemente a fruncir los labios en vez de decir lo absurdo que me parecía.

Observé sin levantarme de aquella mesa como mi compañera se desabrochaba un par de botones dejando su piel a la vista, lo cual me hizo rodar los ojos negando levemente. Maldita manipuladora. No entendía que necesidad había con aquello y pese a no aprobar aquella clase de comportamientos tan poco éticos, era libre de hacer lo que quisiera. Tras ello se levantó y se dirigió al hombre, dedicándole tocamientos y palabras que desde mi asiento no llegaba a escuchar y... la verdad es que prefería no hacerlo. A saber que clase de proposiciones llegaría a hacerle con tal de conseguir aquello que el borracho decía poseer.

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20/02/2014, 13:44
Gortnus

Notó como Cassim le murmuraba no se qué de que no tenían dinero suficiente o alguna tontería similar que dice la gente que no está acostumbrada a los negocios. "¿Acaso no me cree capaz de conseguir ese mapa de aquel pobre infeliz?" Pensó ofendido el enano.

Casi al momento de que Gortnus invitase a aquel borracho a su mesa, una joven se interpuso entre ellos dos. "Vaya, parece que surge competencia..." Pensó mientras despertaba en él la emoción por una posible competición por ver a quien prestaría atención el pobre hombre. -Perdona, chiquilla, pero mi amigo y yo estábamos en medio de una discusión.- Optó por provocar a la chica con un tono condescendiente. Y sin prestarle más atención se dirigió nuevamente al hombre. -Como le iba diciendo, tómese un cerveza con nosotros mientras charlamos.-  

 

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20/02/2014, 18:01
Director

Con esas primeras palabras se intercambiaron también las primeras miradas entre tan dispares grupos: la asalvajada guerrera y el enano competían por una mortaja empapada en vino, que, por supuesto, no esperaba recibir tanta atención. Aturdido, el borracho miró alternativamente a uno y a otro, al tiempo que abría la boca para dejar escapar un eructo de estupefacción que golpeó como un bofetón la cara del enano y la mujer salvaje. Entonces, con un tambaleo, el borracho asintió.

- Tranquilos, muchachos. - dijo, al tiempo que una estúpida sonrisa asomaba en su rostro - No hay necesidad de que os peleéis: hay Finn el Aventurero para todos. - y añadió, mirando lascivamente a la guerrera - Y para todas. - sobra decir que no la miraba a los ojos.

Aunque sin duda el enano había hecho una mejor oferta,- la cual no sería rechazada por Finn, desde luego - sin duda la mujer gozaba de sus ventajas. Así que, lejos de dejarse arrastrar por uno u otro, Finn se apuntaló en la barra, invitando con un gesto a ambos interlocutores para que se le unieran.

- De momento, acepto esa cerveza. - dijo, haciendo un gesto al tabernero, quién, más que escanciar, arrojó el amargo fluido negro en una jarra de latón, plantándola delante de las narices de Finn, con cara de pocos amigos. - Bien, veamos... ¿por dónde iba? Ah, sí, ¡el mapa! - dijo con voz arrastrada - Cincuenta coronas es un buen precio, ¿no os parece? Aunque quizá queráis aumentar la oferta. - sonrió, mientras su tambaleo hizo acercarse la nariz al escote de la muchacha. Mas solo fue un tambaleo, y pronto Finn volvió a la jarra de cerveza, en la que hundió las narices, al tiempo que volcaba el fluido sobre su garganta, resbalando parte de este por su barbilla.

Mientras todo esto sucedía, tres personas observaban la negociación - si es que podía llamarse de tal modo - desde la segunda fila. ¿Qué podía tener de cierta la historia de semejante borracho, que intentaba sacarles una pequeña fortuna por un pedazo de papel? Fuera como fuese, el enano y la guerrera parecían dispuestos a conseguir ese mapa. Quién lo lograse tendría, al menos, una excusa para abandonar aquella hedionda cloaca...

 

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20/02/2014, 18:47
Cassim

El visirtaní se encogió de hombros ante la actitud del enano. Estaba más que acostumbrado... Se quitó el sucio turbante, que de tanta suciedad acumulada, salía en un solo bloque, y se rascó la cabeza. Hundió la mosca en la cerveza mientras se levantaba y ponía un brazo sobre el hombro de Fizban, dándole golpecitos:

- Ahora, ti y yo, ayiudaremos jiefe con vacaburra guierrera ¿sí? Bloqueo ¿entiendes, brujo?

Y con esas palabras ininteligibles se levantó tocando sus cuchillos con nerviosismo mientras observaba a la tal Harpálice, cómo la había llamado su compañera; Cassim parecía tonto pero lo oía todo y le hizo un gesto a la muchacha sentada en el taburete con dos dedos señalándose los ojos: "Te estoy vigilando" parecía que quería decir.

 

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20/02/2014, 18:56
Cassim
Sólo para el director

Notas de juego

Quería echar un vistazo a lo que lleva Harpálice, con ojos de ladrón. Quizá no tenga las monedas que pide el borracho pero a lo mejor puedo usar las suyas si se las "siso" ^_^

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20/02/2014, 19:00
Gortnus

"¡Ahora estamos en mi terreno!" Pensó triunfante el enano. Si bien las sospechas de Cassim de que ese mapa no era más que papel mojado podían ser ciertas, Gortnus mantenía el pensamiento de que si lo conseguía bajo los términos adecuados bien puede merecer la pena el esfuerzo. -Bueno, ahora que comentas lo de una mejor oferta, tengo una que no vas a poder rechazar.- Se tomó un tiempo para pedir otra cerveza para él. Gortnus sabe siempre conviene crear algunas expectativas, por lo que su pausa no tuvo nada de fortuito. Bebió un trago tranquilo hasta estar seguro de tener la atención de Finn. -Ah... Nada, sigue tan mala como hace media hora.- Comenta mientras contempla el turbio brebaje. -¡Bien! Antes de nada quiero que entiendas que pueda dudar de la veracidad de ese papelazo que tienes en la mano. Así que se me ha ocurrido una manera en la que ambos podamos salir ganando.- Sacó unas monedas de su bolsa y las colocó sin disimulo sobre la barra. -Voy a hacer una apuesta contigo.- Acercó el pequeño montón de monedas hacia el hombre borracho. -Como te veo muy convencido de que el mapa es de fiar, voy a apostar a que ese mapa es falso.- Se aclaró la garganta para continuar. -Esto de aquí es tuyo si me das el mapa y, si ganas la apuesta, te prometo un cinco por ciento del oro que saquemos de ese túmulo.- Dejó un tiempo para que Finn el ebrio asimilase todo lo que le estaba proponiendo. -Piénsalo bien, ¡si estás en lo cierto te puedes embolsar una buena cantidad de oro sin mover un dedo!- Soltó una carcajada para aligerar el peso de la conversación, pero en cuanto terminó su rostro se tornó serio al prever las posibles réplicas del borracho. -¡Y no te atrevas a dudar de la promesa de un enano! Si no te interesa el trato tan solo dilo, pero ni se te ocurra dudar de mi palabra.- Dicho esto bebió un largo trago y esperó impaciente la respuesta de Finn.

Notas de juego

El montón de monedas son unas 15 piezas de plata (con eso puede beber unas cuantas cervezas hasta que volvamos de la búsqueda :P)

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20/02/2014, 19:02
Director

Notas de juego

La mujer no lleva gran cosa: ropas provocativas y un puñal al cinto. Pero en la mesa ha dejado una pesada mochila, además de sus armas más pesadas...

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20/02/2014, 19:05
Cassim
Sólo para el director

Notas de juego

Mmm... entonces ¿puedes borrar el último párrafo de mi post, por favor? Porque en vez de ir a ayudar al enano voy a la mesa a husmear en sus cosas, dando un rodeo, mientras disimulo acercándome a amenazar a su amiga.

OT: de aquí salimos a leches ¡qué mejor forma de conocerse! ;)

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20/02/2014, 19:07
Director

 

Notas de juego

Borrado ;).

P.D: Sí, ya os estoy viendo a puñetazo limpio xD.

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20/02/2014, 19:03
Fizban

Aquel personaje se hacia llamar Finn y fue interrumpido en nuestra mesa por una mujer que dejó ver parte de su escote, imaginé todo lo que me había perdido en la vida con el estudio de la magia, ese escote hacia ondular dos perolas que sólo se dejaban ver a mitad pero tenían muy buena pinta me quedé embelesado mientras la muchacha intentaba llevarse a Finn a su mesa y le señalaba a su señora. Me quedé mudo por no decir extasiado viendo esos movimientos provocativos ahora comprendía porqué los hombres se empeñaban en toda una vida en conseguir una buena mujer, y con esto no quiero decir que fuese buena sino que estuviese como aquella mujer que estaba ahora delante de nosotros.

Pero algo sucedió vi los ojos de aquella muchacha y eran felinos entonces me sobresalté, no eran los rasgos de una muchacha que no había roto un plato miré más detenidamente su indumentaria viendo un arma que sobresalía a su espalda, la mujer que señaló más que ser su señora como decía la muchacha parecía una guerrera con esa armadura de anillas y aquellas armas. Mis amigos no se quedaron parados el enano intentó ser más locuaz que la mujer en cambio Cassim jugaba con los cuchillos con una mirada semejante a aquella muchacha, pensé pero dónde me he metido estoy en medio de un campo de batalla ohhh no no quiero ésto. Me quedé mirando a ambos contrincantes mientras actuaba de espectador estando estupefacto ante la situación sólo quería que ese hombre se marchara y dejara tranquilos a mis compañeros.

El hombre se fue a la barra llevándose al enano y a la muchacha con él, mi compañero me hablaba de ayudar mientras seguía manipulando sus cuchillos que me hacían sentir un leve cosquilleo en mi estómago a modo de nervios, pensé oh este hombre pueda matar viendo cómo se acercaba a la muchacha echándola a un lado, debía de intervenir pero no sabía cómo, nunca me habían enseñado cómo reaccionar ante estas situaciones así que me quedé clavado no podía mover un músculo ni sabía que debía de hacer sólo miré.

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20/02/2014, 19:22
Cassim

Cassim, no contento con el gesto, y viendo que el enano ya había comenzado su disertación y Fizban pronto iría en su ayuda - cosa que aceleró haciéndole un gesto con la mano y poniendo cara de pocos amigos - , cambió el paso y se acercó, con una sonrisa en sus labios que dejaba entrever sus dientes blancos y bien cuidados pese a lo que pudiese parecer, hasta la mesa de la compañera de la mujer rubia.

De un vistazo vio el escudo desgastado apoyado en la pared y el bulto de las armas pesadas de una y otra. Desde luego parecían avezadas viajeras. A punto estuvo de dar media vuelta, pero seguían siendo tres contra dos, así que apoyándose sobre la mesa y metiendo sin reparo la manga de su caftán en el plato de gachas y cabrito le dijo a la moza señalándola con un dedo:

- Alicumsialám, miujer. - dijo agachándose levemente - ¿Por qué estripiar el triato de mi jefe? Mujer guapa como vosotras no niecesitan mapas y mi amigo bajito lo quiere biarato. Ruego que controles mujer rubia, por fiavor. ¿Sí?

Según él, todo quedaba claro, así que se giró con intención de meterse a empellones por delante de Harpálice, para hacer presión con el enano frente al borracho dueño del mapa.

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20/02/2014, 19:23
Cassim
Sólo para el director

Notas de juego

Mi intención de la que me agacho a hablar con Nehira es meter la mano en la mochila y llevarme algo de valor, o toda ella... Puedes tirar por mi si es necesario...

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20/02/2014, 20:03
Director

Notas de juego

Llevarte la mochila entera es imposible. Y la tirada, la dejo en tus manos (no oculta, pero "sólo para el director" ;) ).

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20/02/2014, 20:04
Director

Ah sí, amigos, así son los enanos. Tercos como mulas. Sin duda Finn el Aventurero había tratado con muchos antes de convertirse en Finn el Borracho, y por ese mismo motivo sonrió al enano, declinando su oferta con toda la delicadeza que su estado le permitía.

- No te ofendas, amigo, pero prefiero las cincuenta monedas. - dijo trabajosamente - No es que dude de tu palabra... - se detuvo, como buscando un modo apropiado de terminar la frase - pero seguramente ni tus amigos ni tú volveréis con vida de ese túmulo, en cuyo caso habría malvendido el mapa. - sin duda no había encontrado las palabras adecuadas, optando por decir lo primero que se le vino a la mente.

No había puesto en duda la palabra del enano, aunque quizá no estaba haciendo la mejor publicidad posible del material que intentaba vender. Pero nada de eso importaría...
 

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20/02/2014, 21:34
Harpálice

- Jajaja.- Rió Harpálice ante las palabras de Finn el "aventurero borracho".- Me parece un precio más que justo. Mi Señora no es de las que regatean, ¿sabéis?- Los movimientos de los amigos del enano no pasaban desapercibidos a la guerrera. Pero el enano había conseguido marearla con su verborrea. Ella hubiera aceptado a ciegas el trato, pero Finn el aventurero era perro viejo. Se mordió el labio inferior llena de dudas. A lo mejor había subestimado al borracho. Al menos haría un intento.

Eso, eso, enano, haz que beba un poco más.

Nehira era capaz de quedarse allí sentada sin hacer nada, así que mejor valerse por sí misma. Entonces el hombre de tez morena se empezó a meter entre ella y Finn. Harpálice no era de piedra y no le hacía ascos a los hombres guapos. Ese tono de piel que le resultaba tan exótico, el frondoso bigote tan masculino y la nariz grande y recta, que solía denotar proporciones similares en otras partes del cuerpo, le dejaron más despistada que las enrevesadas palabras del enano. Los hombres escuálidos eran su debilidad pues eran mucho más manejables. Pero no podía flirtear con un desconocido cuando estaba tratando de conquistar el corazón de Fin el aventurero. Así que en vez de enseñarle lo que tenía entre las piernas le enseñó el cuchillo que llevaba debajo del las ropas.

- Oye enano, ya has oído a Finn. Dile a tu amigo que no moleste. Si no tenéis el dinero que vale el mapa, mejor que os larguéis.-Con eso le decía al borracho que su Señora sí lo tenía. Harpálice echó su cabello trenzado hacia atrás acercándose más a Finn, dejando que su perfume de mujer le embriagara tanto como el de la cerveza.- Mi Señora y yo estaríamos encantadas de oír alguna de las historias de vuestras aventuras. ¡Oh!- Dijo con cara de horror.-No se puede imaginar con el tipo de gente con la que nos hemos topado por aquí.-Le tomó del brazo, acercando su cuerpo cada vez más al del hombre. Palpó su biceps poniendo cara de asombro- Está claro que quien tuvo retuvo.- Dijo picarona.- Sería un placer compartir una velada con un auténtico aventurero y no con fanfarrones mentirosos con la única intención impresionar a una dama para llevársela a la cama, que es a lo que estamos acostumbradas. - El tono de voz de Harpálice no dejaba lugar a dudas. Estaría encantada de irse a la cama con uno de esos verdaderos aventureros.