Gunn no es un mundo en el que desear vivir. De hecho, el sistema está clasificado como Zona Ámbar por la Traveller's Aid Society. Esto es debido, principalmente, a la casi completa carencia en su mundo principal, Gunn, de un campo magnético que lo proteja de la alta radiación estelar de su estrella. Y, sin embargo, está poblado; el único atractivo de Gunn son sus abundantes recursos de metales no magnéticos y otros minerales.
Sternmetal Horizons es la única corporación presente. La totalidad de los habitantes del planeta son empleados de la corporación, en proceso de establecer una colonia minera. Las leyes que rigen una colonia minera en plena formación, en un mundo lejano y hostil, y administradas por las fuerzas de seguridad corporativas resultan cuanto menos volátiles y difusas. Éste es el otro motivo de la clasificación Ámbar.
Los pocos miles de habitantes se protegen de las bajas temperaturas y de la radiación estelar habitando en domos escudados y, principalmente, el subsuelo. Al fin y al cabo, es donde van a trabajar.
Actualmente el flujo de transporte de suministros y materiales para la construcción de las estructuras mineras es constante. Decenas de cargueros van y vienen todas semanas; cargados a la ida y de vacío a la vuelta, puesto que aún la extracción de mineral es escaso por el momento.
El tiempo que pasan las tripulaciones de los cargueros en el planeta es, por decisión propia, el mínimo requerido para la descarga del material y el arreglo del papeleo necesario. ¿Estirar las piernas? De la zona de aterrizaje, un área no muy bien nivelada a la intemperie, al domo de oficinas equipados con trajes ambientales. El acceso a las zonas subterráneas está permitido, pero carecen de todo encanto. Polvorientos corredores casi en penumbra y una cantina sobrepoblada y de ambiente sumamente cargado reciben a los escasos visitantes con miradas malhumoradas, hostiles y, en ocasiones, lascivas y maliciosas. Indistintamente, e indiferente también, del sexo al que se dirijan.
Un mundo hostil, leyes casi inexistentes, reclusión forzada casi permanente bajo tierra, largas horas de trabajo y monotonía. El malhumor es inevitable.
El alivio de las tripulaciones cuando abandonan Gunn es siempre patente.
La bodega de la nave está vacía y el motor de salto a pleno rendimiento tras repostar en Tulia, uno de los gigantes de gas del sistema Gunn. Aún quedan unas pocas semanas hasta la llegada a Tenalphi, donde recibir el resto de la paga y decidir si renovar el contrato para un nuevo transporte de suministros.
Un viaje de tres saltos y tres semanas, siendo la primera parada en el sistema Mithril. Y, aunque sería posible repostar de nuevo en un gigante de gas, la prudencia aconseja acudir al planeta principal del sistema, Mithril, repostar en su astropuerto y revisar los sistemas de procesado de combustible de la nave. Servirse de los gigantes de gas en exceso y abusar de los sistemas de procesado aumenta el riesgo de fallo en una astronave.
El final de la primera etapa del viaje se acerca. La astronave, rodeada de la negra burbuja de hiperespacio, está sumida en el silencio, excepto el reconfortante ronroneo de los sistemas motores.
No os preocupéis, estos rollos son excepcionales.
Podéis ir posteando calentando.
-Gunn es una verdadera mierda, he estado en zonas de combate bastante más inspiradoras y sobre todo más divertidas-pensaba mientras hacía ejercicio en la nave durante el salto para mantener la forma.-espero que encontremos cualquier otra cosa que hacer.
La vida como tripulante de un carguero era bastante menos intensa que en el ejército o la policía, aunque también menos peligrosa, al principio le gusto el cambio pero ya le empezaba a hervir un poco la sangre.
En un planeta en el que todo el mundo estaba a la que salta, alguien no demasiado equilibrado como ella, era un auténtico peligro. La cantina estaba llena de babosos y cuando casi terminan a cuchilladas en ella con otra mujer que parecía que acosaba a Michael, bueno, al menos eso era lo que pensaba, a nadie le extraño.
Todo empezó con un…
-¡Me tienes hasta el coño puta!
Y se lio, claro. Las fuerzas de seguridad fueron expeditivas y las cosas no fueron a mayores, un par de moratones y un par de cortes, una noche más en realidad, pero reafirmo su idea de ese sitio.
También era muy agradable poder quitarse en traje ambiental que no era agradable ni para un rato, mucho menos para largas jornadas de trabajo. Se estaba desquitando en la nave con camiseta y pantalón deportivo todo el dia.
Estaban llegando a Mithril, se ducho y cambio en la habitación que compartía con Michael, tenía la suya pero solo servía de almacén en realidad, para desayunar algo. Allí vio al resto de sus compañeros, se puso una taza de café cargado, dio un beso a Michael y se quedó mirando a la tripulación.
Una colección menos heterogénea de lo normal en unos vagabundos espaciales, al menos en su pasado, casi todos militares, aunque se sentía una niña con respecto a parte de la tripulación. Quizás no fueran los mejores negociando, y el que tenía más experiencia en estas cosas era Sam, que tampoco tenía un pasado muy limpio, pero por el momento los gastos se iban pagando y bueno, eran un objetivo bastante complicado para asaltar, al menos en tierra. Todos sabían usar una arma, algunos muy muy bien.
No recordaba cómo era Mithril pero esperaba que fuera bastante mejor para una escapada que no fuera deprimente. Una comida como Dios manda, algo bonito que ver, etc. Les vendría bien.
-Tengo muchas ganas de terminar esta misión. Como tengamos que volver a esa bola irradiada me van a escuchar desde la capital del sector. Creo que deberíamos buscar otra ocupación una temporada, no hace falta ir disparando a diestro y siniestro, pero un cambio de rol me vendría muy bien. Y una parada táctica, de tipo lúdico, sin que salga los cuchillos a relucir ni el alcohol tenga un sabor a máquina también sería bienvenido.
Se veía venir. No es la primera vez. Y seguro que tampoco será la última.
En la cantina de Gunn los tripulantes de la astronave estaban celebrando su último viaje con bastante alegría. Michael había empezado a contar anécdotas bastante brutales pero divertidas de su servicio junto a Tobias, y todos las coreaban con carcajadas. Michael ya llevaba una ración generosa de bourbon (je) encima y apenas se fijó en la camarera que le guiñó un ojo. Quizá ni siquiera fue a él, seguramente fue a Tobias o a Sam, pero Nanshe ya puso mala cara. Un rato después la rubia camarera trajo más consumiciones e hizo un comentario, no dirigido a ninguno en particular, pero rozando su cadera con el hombro de Michael, sobre la hora a la que terminaba su turno. Y entonces Nanshe, declarando la guerra con su estilo particular e inimitable, saltó sobre ella con la intención de dejar a la rubia sin ojos que guiñar.
Michael tuvo que emplearse a fondo para separarlas, aunque la rubia se estaba llevando la peor parte. Sujetó a Nanshe desde detrás por la cintura mientras pataleaba y forcejeaba como una pantera. Nan, cálmate. Nan, ya es suficiente. Basta ya. ¡Para, te digo! Tuvo que sujetarla con la fuerza de su brazo izquierdo (maravilla tecnológica) para inmovilizarla y aún así su chica siguió debatiéndose inútilmente hasta que reconoció su voz. Se acabó la fiesta. Tú y yo volvemos a la astronave.
La seguridad del local también intervino, con su estilo repartiendo leña, y a pesar de que las intenciones de Michael eran las de parar la pelea, se llevó un par de golpes. Volvió al camarote que compartía con Nanshe, que era la viva imagen de la furia. Michael la conocía muy bien, ya llevaban varios años juntos y se imaginaba cómo acabaría aquello. Esta noche o es maravillosa o me intenta moler a palos. Con ella no hay término medio.
---
A Michael le gustaba la vida dentro de la astronave. Aquel aparato funcionaba con bastante eficacia más allá de algún susto puntual. A veces estaban demasiado apretados los cinco tripulantes, sobre todo cuando la bodega iba llena, pero aún así era mejor que los barracones del Ejército. Y también adoraba compartir camarote con Nanshe. Solo eso ya compensaba cualquier incomodidad de un viejo carguero A2.
Estaban llegando a Mithril. Michael se había levantado pronto y estaba de pie en la sala común. Había mezclado su café negro con algo que pretendía ser alcohol cuando Nanshe llegó para servirse el desayuno. Le besó y se puso su dosis de cafeína. Genial. Esta mañana está de buen humor. Michael se dirigió a Sam Frix, el experto en "Operaciones espaciales", como las llamaba Michael.
- ¿Cuánto calculas que nos falta para llegar a Mithril? No es por quejarme, el viaje ha sido bastante bueno. Pero ya se han acabado las reservas de bourbon y temo que esto que bebo sea alcohol antiséptico. Me quedo sin suministros de vicios. Y no, - mirando a Nanshe y usando un tono sarcástico - no voy a empezar a fumar esas porquerías que te gustan. A Michael le preocupaba que Nanshe pudiera excederse con las drogas, pero ella era muy terca y no daba su brazo a torcer. Hoy estaba guapísima. La admiró en silencio mientras tomaba su brebaje-desayuno.
Sam sonríe a Michael. El tipo tenía sus momentos de ser un inaguantable que se metía en líos, pero era un buen tipo.
- ¿Prefieres la respuesta corta o la larga? Si contamos paradas, es posible que tardemos unas 3 semanas. Menos de eso es imposible. ¡Podemos llenar la bodega de botellas de ron y así el tiempo pasará más rápido!
Sam lo ha pasado tan mal como el resto de sus compañeros, pero siempre mantiene un espíritu optimista. Siempre sonriente y siempre dispuesto a dar algo más de si.
- Aunque podemos disfrutar un día más de las vistas.
Señala a través del cristal de la cabina. Fuera se ve ese mundo gaseoso, industrial, sucio y oscuro. Esa gran bola de mierda en la que nadie quiere quedarse.
- Qué ganazas de largarnos de aquí y coger el dinero.
Ya estáis en la nave, rodeados de una inmensa negrura, en pleno viaje hiperespacial hacia Mithril.
Los viajes hiperespaciales no son como en Star Wars. Cuando una nave salta al hiperespacio, el motor de salto crea una esfera que rodea la nave y la aísla del espacio normal durante todo el tiempo de viaje. Siempre duran aproximadamente 1 semana, independientemente de la distancia. Los viajes son entre 1 y 6 parsecs de distancia. La nave tiene un factor de Motor de Salto 2, así que lo máximo que va a poder viajar son dos parsecs.
El TC estaba mirando a su gente. Aunque ahora como civil no tenia un rango mayor que ellos, sabia que su presencia intimidaba a los tripulantes, sobre todo al civil.
-Mantengamos la disciplina, soldados. Estamos en zona fronteriza y no quiero perder este cascaron por una panda de piratas aficionados que están discutiendo o comadreando en vez de estar pendientes de los sensores.
Sonrió por lo bajo antes las palabras del oficial.
-Se puede sacar al oficial del ejército pero el ejercito del oficial no hay manera.
Y aunque estaba muy harta de los putos oficiales y de sus reglamentos no podía dejarle de caer bien este.
Se sentó en las rodillas de Michael y le rodeo con un brazo mientras sorbía su café y sonreía.
-Relájate abuelo, al final de esto no de reparten medallas ni ataúdes, si no dinero. Hemos hecho un buen trabajo, lo cobramos y lo celebramos por todo lo alto. Y sin chapotear en sangre-se pasó distraídamente la mano por uno de los cortes de la pelea-al menos poca y casi toda de otras. Si dejas de gruñir, lo mismo, consigues un beso en la mejilla de una chica guapa cuando tengamos la pasta en los bolsillos.
Miro un poco al exterior con cara de cierta preocupación.
-Lo que si me gustaría es salir de la zona de los mundos espada en las menos cervezas posibles, aquí hay mucho tarado que es mejor tratar tras un fusil de asalto. Tienen la habilidad, dicen, de dejarme como una srta tranquila y bien educada. Y me gusta ser la más rara de la fiesta.
Desde el momento en que entre en la cantina sabía y que iba a haber hostias, de hecho iba a haber una somanta. Pero al principio todo iba sobre ruedas era casi aburrido si no fuera por las paridas que compartíamos, entonces una dama que nos estaba sirviendo empezó a coquetear con Michael, y me dije:" Se va liar, y ya es hora el ambiente esta tan cargado que si no se dispersa a hostias terminaremos hablando de palabras mayores".
Cada acción de la camarera condenaba más Nanshe y el ligero roce de su cadera sobre Michael fue el detonante. Suspiré de alivio cuando Nanshe salto y estaba dispuesto a levantarme y empezar a repartir "amor fraternal" cuando Michael consigue frenarla, momentaneamente y a mi me dejo el animo por los suelos. "Joder no va haber hostias" me dije pero la brava Nanshe consigue liberarse y caer sobre la moza y por fin todo estalla y comienza a llover hostias.
Por fín. Susurro al tiempo que me levanto y agarro al primer parroquiano a mano y le suelto un "mandao" inmediatamente el colega del parroquiano me espabila la cara con un buen golpe bien dirigido pero carente de fuerza ni siquiera dejará moratón. "Una sana pela de bar, sin armas ni malos rollos, la mejor actividad para bajar la mierda de bebida que hemos tomado". Pienso para mí mientras esquivo, reparto y recibo, siempre sin usar el brazo de combate y sin sacar a Sveðja (hoja afialada) mi hacha estática implantada en el brazo de combate, no sería jugar deportivamente.
Pero todo lo bueno se acaba rápido y la seguridad del hotel y el soso de Michael ponen orden con una velocidad pasmosa, y haber no es cuestión ponerse a repartir con los pobres trabajadores y los colegas. Bajo los puños y dirijo una mirada torcida a Michael mientras marco con los labios "SOSO".
De vuelta a la cafetera que tenemos por nave y con cierto mosqueo paso el viaje con las labores de mantenimiento menor y el curso " Aprende a usar mejor tu cerebro mejora tu inteligencia en 1000 sesiones" ( :) ).
Eso el de los sensores que este alerta, pero a esos piratejas no deberíamos de quitarles la ilusión y dejamos que nos aborden y luego los tiramos por la exclusa de vacío y nos quedamos con su nave también.