Partida Rol por web

La sección de ingeniería era un caos de humo, chispas y reles avisando de mal funcionamiento.

Nanshe se abalanzo sobre las maquinas sofocando pequeños incendios, apartando chispas y apagando sistemas para luego volver a reiniciarlos.

Con la cara llena de humo y grasa intentaba ajustar el pandemoium que se había preparado e intentaba con todas sus fuerzas que la energía siguiera llegando a los motores.

Desde el comunicador se dirigió al puente.

-La sala de máquinas está en guerra contra Egill y contra mi, por ahora estamos conteniéndola pero no sé cuánto tiempo lo lograremos. A ver si conseguimos dar el salto porque esto necesita calma y un buen profesional, o mucha calma y algo de suerte por nuestra parte.

Se enfrasco de nuevo con la maquinaria.

-Ni puta gracia el invento de tu amigo Egill. Va a conseguir que nos maten.

Nanshe y Egil se corren a la sección de ingeniería. El humo que emana no tiene buen aspecto. Está claro que proviene de la placa recién instalada. O no estaba en buenas condiciones, o alguien ha cometido un pequeño error. El sistema de ventilación alivia un poco al atmósfera, necesario para poder trabajar.

Rápidamente aisláis el circuito; por el momento no es necesario, pues ya estáis en pleno vuelo. Y revisáis el alcance del daño. Un puenteo y unos ajustes improvisados y la nave recupera casi toda su potencia.

Los cálculos de para el salto resultan ser algo más complicados de realizar, y no es conveniente dejar demasiado a la azar.

Mientras, la nave mercenaria continúa su aproximación, más rápida e intacta.

Michael observaba en la pantalla de una terminal del puente que la astronave se aproximaba. O al menos eso indicaban los sensores. El ex-militar no era un especialista en ese campo, pero sabía cómo funcionaban.

No sé lo que pretenden... Por lo menos no nos han atacado. Todavía.

—Eh, Sam. — llamó la atención del piloto, que parecía seguir enfrascado en sus cálculos —¿Hay algo que pueda hacer para ayudarte? No sé... reiniciar un computador... algo. Lo que sea.

De la estación de Ingeniería llegaban algunos ruidos poco tranquilizadores. Incluso olía a quemado.

Mierda. Eso no parece que pinte muy bien. Nanshe y Egil también tienen cosas que hacer ahí atrás y yo aquí, mano sobre mano. 

Reviso preocupada el nivel de alimentación de los propulsores.

-No está mal dado el desastre pero no estamos a tope y corremos el serio riesgo que esos hijos de mil putas no vuelen por los aires.

Miro con el ceño fruncido a las maquinas mientras hablaba en voz alta.

-Si derivamos energía desde sectores no vitales quizás…¿Como lo ves Egil?. Aunque te advierto que no tengo muy claro que tendría que hacer. Y llevo unas cuantas decisiones bastante horrendas.

También tuvo el impulso de ir a por su equipo de combate por si los asaltaban pero dándolo una vuelta rápida lo desecho porque dudaba que llegaran al asalto.

-A menos que quieran algo de dentro, yo, en su lugar, nos haría estallar.

-Egill lo mismo nos vendria bien que trajeras unos trajes de vacio, por si acaso...

Nanshe y Egil tratan de redirigir la energía para suplir la falta de potencia de los motores. Manipulan la maquinaria y reprograman los protocolos. El resultado se ve casi al instante, cuando los motores rugen y notan el tirón del impulso.

Sam continúa con los cálculos. No hay mucho que Michael pueda hacer para asistirle, salvo vigilar a la otra nave y tratar de no interrumpir sus cálculos.

La nave mercenaria reduce su aproximación, pues las aceleraciones de ambas naves son ahora similares.

En pocos minutos San acaba los cálculos, los revisa, y los introduce en la computadora

Las intenciones de la otra nave no resulta completamente claras, pero os quedáis con la duda cuando Sam activa el motor de salto y la nave se ve envuelta en la oscuridad del tránsito hiperespacial.

Michael permanece en tensión en el puente mientras observa la pantalla de los sensores. La otra nave no consigue aproximarse, y además cuando ya consiguen velocidad esa tendencia ya parece irreversible. Nanshe y Egil consiguen que se incremente la potencia de los motores de maniobra y eso se percibe inmediatamente por toda la astronave.

—¡Bien hecho, nena! ¡Nos movemos! — gritó cuando nota el aumento de aceleración. Sam continúa con sus enrevesadas operaciones, mientras el ex-militar solo puede contemplar la pantalla y aferrar sus armas.

Vamos. Vamos... Sam, ya lo tienes. Michael no se atreve a decir nada mientras parece que el piloto finaliza sus cálculos y los introduce en el computador. El motor de salto se enciende y proyecta a la astronave muy lejos y al instante...

—Buff... — Michael le da una palmada en la espalda a Sam, mientras respira visiblemente aliviado —Genial, Sam. Has estado genial. La primera ronda en el primer garito, corre de mi cuenta... 

Cuando al final se produce el salto Nanshe se relaja y se apoya en la maquinaria visiblemente satisfecha.

-¡Puf!, por un pelo nos nos convierten en polvo estelar.

Le da unas palmadas a Egill.

-¡Bien hecho vikingo!. Tenemos unos días para revisar todo este motor y dejarlo bien antes de llegar a nuestro destino. Ya sin prisas ni nadie empeñado en matarnos. Ve a descansar un poco que nos hace falta a todos.

Se limpia un poco con un trapo y se dirige a la cabina haciendo una parada en donde estan Myntelle, Runa y Egino para cerciorarse que están bien.

-¿Qué tal estáis instalados?. Si necesitáis cualquier cosa y no lo encontráis decídmelo. Coged cuanto necesitéis de la cocina. Creo que no les vendría mal a los niños una comida caliente de algo que no hayáis cazado últimamente.

Alborotó el pelo de Runa con la mano.

-Si os aburrís tenéis la biblioteca de la nave. Algo habrá que os interese. No toquéis nada en motores que esta el asunto algo delicado por el momento.

Después se fue a la cabina.

-¿Qué tal estan mis chicos? Bien hecho, lo de sacarnos de allí.

Se acercó a Michael y le dio un beso en la mejilla.

-Espero que podamos relajarnos un rato.

Se dirigió a la puerta mientras se iba bajando la cremallera del mono de trabajo que habia estado usando en motores.

-Yo me voy a dar una larga ducha, creo que tengo suciedad en partes del cuerpo que no sabía que tenía. Necesitare ayuda para el frotado. ¿Michael, podrías ayudarme?. Tardaremos un buen rato, intentad no molestarnos. Hay trabajos que hay que hacer de una forma concienzuda.

Cuando salía por la puerta ya tenía el mono recogido en la cintura y estaba solo con el sostén que ya se estaba quitando.

-Michael…-dijo insinuante mientras se alejaba.

Michael se empezó a quitar la Policoraza puesto que estaba claro que ya se había acabado el peligro de ser abordados por aquellos tipos. Mientras lo hacía soltó un par de bromas sobre lo que había tardado Sam en preparar el salto y que un poco más y habría tenido que salir a empujar la astronave para que avanzara más deprisa.

Claro, todo aquello terminó cuando apareció Nanshe. Su chica venía pidiendo guerra, cosa que a Michael le pareció una idea excelente. Aunque primero se quedó unos segundos boquiabierto y luego esbozó su media sonrisa ladeada y característica, satisfecho del cariz que estaba tomando aquello. Miró a Sam y le dio un par de palmadas en la espalda.

—Ahmm... verás, Sam. Tengo que irme un rato... un buen rato — Buenísimo, pensó ensanchando su sonrisa —De todas formas creo que aquí en el puente no te hacía ninguna falta... — recogió su equipo de combate, que ahora le parecía una molestia importante aunque hace unos minutos se aferraba a él con pasión. Se encaminó tras los pasos de Nanshe sin pensárselo más —Ya voy, Nanshe. Voy a... ayudarte, nena...

EPÍLOGO

El viaje hasta Iron transcurre sin incidentes, como novedad. Hay suficientes camarotes para todos, resultando en una travesía cómoda. Los niños, Egino y Runa, pasan el tiempo juntos o explorando la nave, algo que no les es posible hacer en otras naves, más comerciales. Mientras, Eric y Myntelle, continúan con el trabajo que realizaban en Mithril, recopilando la información que han tenido que dejar atrás, cuando no colaboran en las tareas de la nave. Por su parte, Katrin y, sobre todo, Egil, se recuperan de sus heridas. Sin embargo, como personal especializado que son, colaboran en las labores técnicas de a bordo y pasan gran parte del tiempo en la sección de ingeniería o en el puente.

Si Mithril era un planeta helado, Iron está en el extremo contrario. Desde la órbita o mientras se sobrevuela, parece un idílico planeta de islas tropicales y aguas cristalinas. Más allá de las apariencias, las temperaturas de Iron son bastante altas y su atmósfera poco densa y, en ciertas zonas, tóxica, obligando al uso de mascarillas para poder respirar con seguridad.

La presencia de Egil y Katrin facilita mucho las cosas a la llegada. Como en Mithril, el astropuerto es, una base fronteriza. Con la salvedad de que no encontráis sorpresas desagradables. Las noticias de Mithril no les toman desprevenidos; en los mundos fronterizos son esperables sucesos similares. Si bien no se llevan las manos a la cabeza por este hecho, sí se activan los protocolos previstos y una nave presente parte a Mithril como avanzada para evaluar la situación.

Tras un día en Iron, en que se acondiciona en lo posible vuestra nave, emprendéis el viaje a Biter, un planeta más... civilizado. Biter es un sistema nexo de rutas comerciales con presencia militar. Poco tiempo después de los informes de Egil y Katrin sobre lo sucedido, parte un destacamento con destino a Mithril.

Sois bien recibidos. Al ser un sistema en ruta comercial, encontráis una mezcla de personas y seres bastante mixta y no tan fría y arisca como el resto de habitantes de la Confederación de Mundos Espada. Sin embargo, el ATV es desembarcado puesto que es material militar. A cambio, os compensan con 50.000 Créditos. Además, la nave es reparada, revisada y abastecida como pago y agradecimiento al improvisado servicio prestado.

Los Bothildr os agradecen la ayuda, tan efusivamente como lo haría un habitante de los Mundos Espada. Volverán al sistema Gram, con la intención de organizarse, a la espera de que todo se estabilice y planeando volver a Mithril a retomar su trabajo de campo.

Egil y Katrin se despiden de vosotros y parten con el destacamento militar. Después de todo, continúan de servicio y el astropuerto de Mithril es responsabilidad suya. No lo dicen, tenéis la certeza de la hospitalidad en Mithril y, quizás, en los otros Mundos del Metal.

Los niños son los que mejor se lo están pasando en este viaje. Porque una astronave vacía de carga y pasajeros, más allá de los presentes, da para muchos juegos, pensó Michael observando a los críos corriendo y riendo por los pasillos y salas de la A2. Aunque en realidad, yo tampoco me puedo quejar. Agarró a Nanshe cerca de la zona de ingeniería, la besó y le hizo cosquillas y hasta que no empezó a reír a carcajadas, no la soltó. El ex-militar estaba de buen humor y eso se notaba. Durante el viaje a Iron y luego a Biter se entretuvo con las pocas cosas que podía hacer en una astronave desarmada, como mantenimiento y reparación de maquinaria sencilla y de computadoras. Pero en realidad eso era fácil porque no hubo nada complicado que tuviera que hacer y las instalaciones y especialistas de los Mundos Espada se encargaron de lo más difícil. De modo que se tomó esos saltos por el espacio de la Confederación como unas vacaciones con Nanshe. Que ya era hora de tomarnos un descanso para los dos...

A Michael le sorprendió un poco el amistoso recibimiento de los oriundos de esa región del espacio, pero asumió que era lógico porque tampoco ellos se habían mostrado hostiles con los supervivientes de Mithril. De modo que se adaptó a la situación sin darle muchas vueltas. Michael era un tipo sencillo, sin demasiadas pretensiones, y mientras Nanshe estuviera a su lado, lo demás le parecía que eran cosas de las que no tenía que preocuparse en exceso.

Tras despedirse de los Bothildr y de Egil y Katrin, además de saldar cuentas por los asuntos de Mithril con las autoridades de los Mundos Espada, Michael se quedó junto a su chica. Era el momento de planear su siguiente viaje.

—Bueno, Nanshe, preciosa... — dijo mientras la abrazaba con fuerza ante sí, sujeta por la cintura, mirándola a los ojos —¿Qué es lo que te gustaría hacer? ¿A dónde quieres ir? El Universo está ante nosotros... esperando. Pero no me digas que quieres regresar a Mithril. No. Eso ni hablar...

El viaje hacia territorio Sword se lo tomo con mucha calma, y advirtió que le sento muy bien tras las apreturas del vehículo, y las tensiones de su paso por Mithrill.

La herida bala que le hicieron en el planeta helado curo rápidamente, como siempre, pero advirtió con disgusto que tenía otra mancha azul en el cuerpo.

-A este paso, antes de los 40, voy a ser más azul que blanca-pensó con disgusto.

Pero desde luego, dada la frecuencia con la que era disparada e impactada, era una suerte lo de sus plaquetas.

Hubo un trabajo de mantenimiento bastante intenso con la nave, los sistemas estaban medio fritos y hubo que ir cambiando cosas aquí y allá. La ayuda de los habitantes de los mundos espada fue vital para que no se convirtiera en una carrera contrareloj antes de llegar a su zona.

Jugo con los niños y les enseño cuanto sabia y querían escuchar de la nave. Les uso de ayudantes en algunos momentos, eran unos chavales magníficos. Se sacio de Michael en largas noches en los que se despertaba casi más cansada de lo que se acostaba y es que la forzosa falta de intimidad que habían tenido se le había antojado difícil de soportar. Estuvo cambiando vendajes haciendo curas a quien lo necesitaban en sus ratos libres, que en realidad no fueron tantos.

Cuando llegaron a Iron los habitantes de los mundos espada no parece que les trataran con hostilidad, más bien fueron prácticos y se dispusieron para afrontar el problema que había surgido Mithril. Obviamente el haber salvado a sus compatriotas les abrió las puertas pero pese a lo que había oído no les pareció mala gente. Más o menos como todos, algo más toscos quizás, pero teniendo en cuenta que ella estaba a años luz de ser una delicada doncella le pareció gente agradable y sin dobleces.

El ATV fue desembarcado, para disgusto de Nanshe, que veía que era un buen vehículo que podían haber tendio o vendido por una buena suma.

Se lo esperaba, en realidad lo que ella planteaba era robar y en territorio imperial hubiera sido sencillo pero en mitad de sus dueños y con los trabajadores que lo operaban…bueno, no era posible.

Les dieron 50.000cr que no parecía una gran cantidad después de todo lo hecho y los arreglos que iban a tener que hacer pero también les podrían no haber dado nada,

Suspiro con resignación cuando se dio cuenta de todo ello.

La despedida con los Bothildr fue, para ella emotiva, les había cogido cariño, muy en especial a los niños.

Cuando les dijeron que pensaban volver a Mithril les miro un poco asombrada y después se echó a reír.

-Estáis como putas cabras. Que jodida necesidad hay de volver a esa bola de nieve con mala leche. Cuidad de los niños, tenéis unos hijos magníficos.

Se hizo unas fotos con la familia y con los niños de recuerdo que colgó en su habitación.

Les deseo suerte a Egil y Katrin y les recomendó que tuvieran cuidado.

_No sé qué coño pasó allí pero hay mucha bilis corriendo alrededor de esa base. Tened cuidado no sea que en la próxima dejéis los cuernos.

Dejo a las autoridades del planeta los comunicadores que habían conseguido de los mercenarios por si podían averiguar algo. Imperiales o no, quien masacraba científicos y personas prácticamente desarmadas no estaba en su bando.

Michael había salido contento y animoso del incidente. Era de un optimismo arrollador…y contagioso. No parecía que le hubiera echo mella y simplemente quería seguir hacia adelante. Y con ella, eso le bastaba.

-Mira amor, te diría que hasta Mithril sería un buen destino contigo al lado, pero no. Mejor no nos probemos hasta ese punto. Pues se me ocurre algunas ideas, fíjate, este encontronazo me ha dado que pensar a ver si podemos hacer algo bueno, para variar. Ya te iré contando. La verdad es que este sitio no esta tan mal, hay que creerse un poco menos las habladurías de comerciantes y los videos de propaganda. Tienen su punto. Parece que podremos saltar de un lado a otro de la frontera de vez en cuando sí que nos miren demasiado mal. Vámonos piloto, que hay mucha galaxia que ver como bien dices.