Partida Rol por web

Mera asintió a las palabras de Orin. Confiaba en él. Por lo que no le pidió más explicaciones.

Muy bien. Avisaré a los guardias por si tienen alguna noticia de ese malechor, y que estén atentos. También les diré que aumenten la seguridad.
Despues iré a ver a los sacerdotes yo también.

Sin más se despidieron con otro beso y salió cada uno por una puerta de la sala del trono.

El rey de Atlantis se dirigió de nuevo a las estancias de Vulko. Había dejado "un asunto" pendiente con él. Esperaba que no le acarrease demasiados problemas.

Cuando estaba ya llegando escuchó parte de una conversación.

Así que esa "televisión" de la que hablas es "alucinante" y "absorvente" y no puedes dejar de verla. Y todos los respiradores de aire están "enganchados" y "embobados". Caramba, que curioso. Parece una especie de control mental.

Orin entro un instante después de escuchar tan extrañas palabras.- Veo que habéis estrechado lazos con nuestra invitada de honor.- El rey sonrió, la joven y su desparpajo seguían sacándole una sonrisa, y Vulko y sus desesperadas formas de tratar de aprender de cualquier situación novedosa para él, también le resultaba agradable, muy del carácter de su amigo.

-Observo que nuestra invitada ya te a introducido a algo de su cultura, y mas aun a su peculiar lenguaje.- El monarca sonreía cruzado de brazos, sujetando su tridente con una mano, no solía desprenderse de uno de sus símbolos de poder, y su arma preferida pro encima de todas. En su vida había combatido tanto, y con tantos enemigos, que llego a pensar incluso que esa arma era una parte más de él.

-¿Es todo de su agrado joven Delfin?.- Hablo de manera ceremonial.- E de deciros que agradezco vuestra ayuda de antes, a fe mía que tenéis un noble corazón, pero decidme, me dio la impresión que suceden cosas en la superficie que os atormentan y en las que quizás yo pueda ayudar, ¿es cierto?.- Aguardo paciente la respuesta de la joven.

La joven sonrió aun más si cabe al entrar Orin. Pero al escuchar sus preguntas su cara cambió y se punso un poco tensa.

Sí. Bueno. Mi situación arriba en la superficie no ha sido demasiado agradable. Por eso llevo algún tiempo en el mar y conozco algunos de sus trapos sucios.
Lo que no hubiera imaginado nunca es encontrar Atlantis y vuestra gente. Es algo increible.

Lo cierto es que yo me dirigía hacia otro lugar. Y de repente tube la sensación, la urgencia, de ir hacia esa cueva donde te encontré.

Orin sopeso un instante la reacción de su invitada, era evidente que no lo había pasado bien en el mundo de la superficie, saber la causa le intrigaba, pero no quería desagraviar a la joven, tal acto no era digno de un monarca.

-Entiendo, celebro pues que tuvierais tal urgencia.- Dijo el rey con media sonrisa.- Decidme a donde os dirigíais ,noble Dolphin, y el señor de los océanos vera  con sus ojos como alcanzáis vuestro destino.-

Ayudar a la joven era una cuestión de honor, pero también de interés de estado, algo le decía que el encuentro con la muchacha había sido cosa del destino, algo le decía que debía ayudarla y no se pararse de ella aun, de seguro había secretos de las alturas que ella podría revelarle.

Pues estaba en alta mar. Había ayudado a una familia que tenía un yate muy bonito contra unos piratas, no como los de Black Manta. Eran mucho más ineptos, y tenía pensado ir hacia Miami.
Pero como ya he dicho de repente tube la sensación de adentrarme más. Y algo me guiaba a las cuevas donde te encontré.

Pero no te preocupes. Sabré volver sola. Se cuidar de mi misma.

En ese momento Vulko pareció acordarse de algo.

Por cierto. Lo de las cuevas me recuerda algo. Mientras estabais allí, los sensores de la nave captaron algo interesante.
Era una energia extraña. No había visto nada parecido. Y lo más curioso es que luego la volví a captar aquí en Atlantis.

Orin atendió al relato de le joven con una sonrisa, le gustaban las buenas personas, y ella lo era.-No dudo de que seáis perfectamente capaz de llegar sola a "¿Miami?", lo que digo es que os voy a acompañar.- "Para asegurarme de que nada os sucede", pensó el rey, y de pronto Vulko intervino.

-¿Una energía decís, podéis localizar su fuente, la localizasteis cuando la detectasteis?-Mucho se temía el monarca  que lo desencadenado en el templo de su niñez por el pirata Black Manta  podía estar relacionado con los sucesos anunciados por los sacerdotes. Con ansia contenida aguardo la respuesta.

Vulko parecia excitado al ver que el rey le hacia caso.

Sí. Bueno. No es que os estuviera espiando ni nada majestad. Por supuesto. Simplemente es que es una nave científica y por ello tiene unos detectores bastantes sofisticados. Que además se conectan con la terminal central, aquí en mi laboratorio.
Y resulta que al poco de llegar vos a vuestro destino empezó a captar unas energias extrañas. Estaba tratando de compararlas cuando capté otras en Atlantis.
Había ido a informar a la reina, ya que vos no os encontrabais disponible, y fue cuando vi a los sacerdotes corriendo y queriendo ver a vuestra majestad. Llevaban una extraña caja, y como tenía el receptor a mano porque iba a pedir permiso para buscar por la ciudad, me fijé en que la caja era lo que emitía la señal.
Pero debilmente. Aun más debilmente que en la cueva.

Orin alzo una ceja ante el torrente de explicaciones y datos aportados por su leal Vulko, y con una indicación con ambas manos le insto a que se relajara y se calmara, estaba claro que su amigo gustaba de llamar su atención y sentirse útil.

-Tranquilizaos mi fiel amigo, apenas logro entender la mitad de lo que decís.- El rey resoplo pensativo, y decidió poner a prueba cuanto había escuchado.-Lo que decís es que habéis detectado el mismo tipo de energía que captasteis en el templo, aquí en uno de los artefactos que portaban los sacerdotes. ¿Cierto?. Decidme mi buen compañero, ¿que datos podéis aportar?, bien pudiera ser que la seguridad de Atlantis y de todo el planeta dependieran de lo que podamos saber de esa energía.-El rey se mostraba sereno, no quería alarmismos, pero su tono era gélido, pues bien podía estar en lo cierto, y tratarse este , de un asunto muy serió, tal vez la indiscreción de Vulko les arrojase algo de luz.

El cientifico paró,a demás de para coger más impulso por las indicaciones del Rey. A su lado Dolphin lo miraba incredula, con cara de no haber entendido ni una palabra.

Em. Bueno. Como iba diciendo, lo único que he podido hacer es captar la energia y centrarla. No sé qué tipo de energia puede ser, ya que nunca había visto nada parecido.
Lo que si puedo hacer es localizarla. Ya que he tenido varias fuentes, ahora la podría rastrear por todo el planeta.

A menos que la oculten claro.

El rey se meso el mentón un instante, "no es mucho , pero tendrá que bastar supongo", cavilo unos instantes las palabras de su mejor científico. -Habrá de ser suficiente con eso ,por ahora. Necesito que localicéis cuantas señales sean posibles, y pide consejo a los sacerdotes, quizás ellos puedan darte alguna pista de como comprender esa señal, pro lo de mas, esto es totalmente secreto amigo, solo mi esposa puede saberlo por ahora.-

Aguardo un instante a ver la reacción de Vulko, pero no aguardó ha que este respondiera.-¿Puedes localizar el objeto que Black Manta se llevo del templo?- Esta vez era el rey el que parecía excitado por todo aquello, tenía carácter, y la venganza le atraía, a la par que llegar al fondo del asunto de las extrañas cajas.

Por supuesto majestad. De hecho ya estaba haciendo una busqueda de la energia cuando comencé a hablr con esta encantadora joven.
Debería terminar rápido. Lo más dificil fue conseguir que los satelites de los respiradores de la superficie pudieran buscar la frecuencia exacta. Menos mal que tenmos los nuestros propios.

En cuanto al objeto, no sé a qué os referis. Pero si se llevó algo que emita ese tipo de energia, seguramete podré rastrearlo.

Justo en ese momento, una de las consolas que tenía Vulko por el laboratorio empezó a sonar.

Ah. Parece que ya está. Vamos a ver.

En cuanto os acercasteis a la consola Vulko empezó a teclear rápidamente.

Bien. Como os decía antes. Detecto señales muy debilmente en Atlantis y en la cueva donde habeis estado.
Y luego en algunas zonas del continente americano.
Más concretamente, aquí.

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Y sobretodo aquí.

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El monarca atendió, primero a la consola de mandos que activaba su amigo y mejor científico, y luego a la pantalla en la que este mostraba los distintos datos, y mas importante aun, los puntos en los que había localizado las señales.- Esos han de ser mis objetivos.- Dijo Orin con voz de hierro y decisión.- Decidme joven Dolphin, ¿sabéis algo de esos lugares, o sus proximidades?.-

Fuera la respuesta de la joven la que fuera, el rey habría de ir solo en busca de respuestas, sabe que en la superficie poseen una rígida estructura social y política, aparecer con apenas un comando atlante, podría interpretarse como una acción belicista, y si los tiempos se iban a tornar tan oscuros como afirmaban sus sacerdotes, lo que menos necesitaría Atlantis iba a ser un conflicto con los caminantes de la superficie. De todos modos, el rey de los océanos se bastaban para tratar con millares de ineptos de la superficie, pocos podían aspirar a tener su experiencia combativa, y aun menos a tener su fuerza destreza y aguante. Si, de haber una avanzada de exploración, se compondría solo de él.

La joven mira las pantallas con curiosidad, y luego se queda un poco pensando.

La zona central de los Estados Unidos no la conozco bien. Me conozco más las zonas de costa. Podría ser Middletown, o Central City. No te lo puedo asegurar.
Las otras dos sí que las conozco. Donde está la señal más debil es Metropolis, una bonita ciudad. En cambio la otra es Gotham City. Un lugar harto desagradable. Estuve muy poco tiempo. Me daba miedo. Sobretodo por esa criatura que dicen que acecha la ciudad.

Orin se meso la barbilla un instante, por lo visto la ciudad conocida como Metropolis era la ciudad costera en la que se localizaba la señal más débil, pero, según el criterio de su joven amiga también era la más segura, algo que poco preocupaba al rey, claro.

-Iré a Gotham, si la señal es más importante allí, es lógico que sea más fácil de localizar su fuente. Iba a pedirte que me guiaras en esta travesía, al menos un trecho, joven Dolphin, pero observando tus reparos, te eximo de todo compromiso, y no te preocupes, sea lo que sea esa aterradora cosa que según dices habita esa ciudad, estoy seguro que aún no ha visto lo que soy capaz de hacer con mi tridente.- Dijo el monarca con una sonrisa de suficiencia.-Por cierto, si te agradecería que nos contases todo lo que sabes de la región, y en especial de ese lugar, esa tal Gotham.-Orin estaba en verdad tranquilo, y aunque no lo quisiese reconocer, tenía un creciente interés por la forma de vida en la superficie. Al fin y al cabo, eras dos razas casi hermanas, no podría ser un buen gobernante si no conocía con detalle a los que eran sus vecinos.

El Rey de Atlantis se había decidido. Fuese lo que fuese lo que amenazara la superficie, también amenazaba Atlantis. Por lo que tendría que investigar como poco.

La joven Dolphin le cuenta lo que sabe sobre la ciudad de Gotham. Como llegar y poco más, ya que como dijo no le gustó demasiado y se marchó enseguida. Lo que sabe sobretodo es por las noticias que ha escuchado en otros lugares.
Parece ser una ciudad con un alto indice de criminalidad, algo que el monarca no puede entender del mundo de la superficie. Pero hace meses que apareció una criatura misteriosa. Un espiritu vengador y acechante que ha logrado que los criminales empiecen a tener miedo de delinquir. Incluso la policia tiene miedo.

La joven le insiste en que vaya a Metropolis, que allí las cosas están más calmadas. Incluso parece que hay un angel que protege la ciudad si las noticias son ciertas. Pero el Rey de Atlantis tiene la sensación de que donde debería ir es a la ciudad oscura.

Comenta las noticias con su esposa. Y mientras ella prepara a las tropas y sacerdotes de la ciudad. El rey tiene su propia misión. Más peligrosa de lo que nunca ha tenido. Pero Mera conoce bien a su marido y no le insultará pidiendole que se quede y que otros hagan su trabajo.

Una vez todo decidido. Sólo quedan las despedidas y la misión