Partida Rol por web

CASA LUJUBRE

Estaba un poco deseperado y con dolor en el estomago, lastripas me sonaban y el mareo me acababa las energias... era inminante la necesidad de comida... llame a la cosinera para que me trajera una gran tajada de carne de res y muchas verduras... no era digno de un desayuno pero si algo que me iva a llenar el estomago.

Estaba un poco consternado y mientras mas pasaba el tiempo, mas aun lo estaba... No entendia el porque mis amigos no bajaban a desayunar y que estaba pasando en nuestra casa...

Derepente, deje de pensar en ello e hice memoria de todos los libros leidos en estos dias:1. La oscuridad en el mundo. 2. Curar heridas con magia. 3. Como ayuda la magia en ocasiones extremas.

Me venian un sinnumero de ideas que me fasinaban cada vez mas, estas eran un reflejo de lo que les haria a los mugrosos cuando los viera.

| Casa Lúgubre - Comedor |

Me desperté sobresaltado y en sudores frios. Habia soñado con la batalla mantenida unas horas antes, me solia pasar depues de cada batalla... Pero no era señal de arrepentimiento ni mucho menos. Me levanté, me vestí con lo primero que encontré y bajé al comedor. Aquel estúpido de Mefiroth ya esta allí... Me senté en la primera silla mas cercana a las escaleras que encontré y le pedí mi habitual vaso de leche a la cocinera, sin mirar ni mediar palabra con Mefiroth.

|Enfermeria|

la idea de separame de Naida no me llamaba demasiado la atención pero no podia hacer otra cosa, asi que mire a la enfermera durante un instante y asinti con la cabeza, solte la mano de Naida sin prestar mucha atención a lo que ocurria a mi alrededor, la verdad es que no me importaba demasiado. Me dirigi hacia la cama en la que habia estado descansando antes y me tumbe en ella, me quede pensando en el estado de Naida un rato, estaba muy preocupado por ella, despues pense en que le podria haber ocurrio a la reina despues de que la hubiera dejado en el castillo. Me acomode en la cama y me dormi.

CASA LUJUBRE-COMEDOR

Estaba sentado, esperando a que algo ocurriese y que sorpresa, entro al comedor Jairon. Para mi eso fue una sorpresa ya que esperaba verlo un poco mas tarde... me le aserque y empese a hacerles muecas, para asi llamar su atencion.

Viendo que este no me respondia y me ignoraba, empese a molestarme y coji unos rollitos de arroz fritos que tenia uno de los siervos que comia al lado. Esperaba que almenos reaccionara.

 [En cubierta - enfermería]

Llevaba tres días dándole vueltas a lo mismo, y aún no había encontrado una respuesta que me satisficiera. Mi primera teoría, la de que eran voces de los dragones, cada instante que pasaba me parecía más absurda... pero tampoco había vuelto a escuchar nada... a lo mejor había sido por la batalla... estaba muy alterada y agobiada y a lo mejor eso me había hecho alucinar...

"No tiene sentido seguir dándole vueltas... ". Llevaba un par de horas apoyada en uno de los extremos de cubierta, mirando el horizonte. Decidí que era el momento de volver dentro. Recordé entonces al muchacho al que habíamos llevado hasta la enfermería... No sabía qué había sido de él desde entonces, así que me dirigí allí y piqué suavemente a la puerta, esperando que alguien me abriese.

[Enfermería]

Escuché que alguien llamaba a la puerta.  Me levanté de la silla en la que estaba acomodado junto a la cama de Naida y me dirigí a la puerta en silencio, con las manos metidas en las mangas y el embozo echado.

Abrí la puerta.  Vi que entraba Vana Driel.  La saludé con un asentimiento.

Me aparté del umbral de la puerta y dirijí una mirada suplicante a Naida.  Sentí nuevamente un fuego que me consumía por dentro. ¡Qué impotencia!  Noté una lágrima que llenaba la cuenca ocular y al rebasarla caía por la mejilla.  Me dí la vuelta, pues no quería que me viera así.  Ese no era yo.

Estaba cambiando.

Volví junto a la cama de Naida.

[En la enfermería]

-Buenos días - saludé al joven que me abrió la puerta (Fistandantilus) en voz muy baja, para no molestar a los que descansaban allí. Busqué al chico al que habíamos ayudado (Kith) y me senté junto a su cama. Esperé a que fuese él quien me hablase, por si estaba intentando dormirse. No quería alterar su descanso, por lo que había podido ver tras la batalla, su herida era grave...

|Cubierta del castillo - Enfermería|

La batalla y el comunicado de la relación de Walgior con la princesa, sólo empeoraban mi estado de ánimo... En los últimos días, a pesar de que Kith había conseguido animarme, no podía olvidarme de lo que sentía...
De repente, mientras inspiraba aquella brisa tan fresca, me acordé de que Kith había sido gravemente herido en la batalla y que lo habían llevado a la enfermería.
Sin pensarlo, me di la vuelta y eché a correr hacia ésta, deseando que no estuviera allí que estuviera totalmente recuperado, pero al llegar me di cuenta de que no era así... De hecho, estaba bastante bien acompañado...
Había una chica rubia a su lado (Vana) y no sabía si acercarme... Quizá era su novia...
Me quedé mirando desde lo lejos, observando detenidamente la situación...

| Habitación - Vestíbulo - Cubierta |

Ya habia repuesto todas las energias gastadas en combate, aunque me costó dormir por aquel extraño suceso con mi espada convertida en fuego. ¿Por qué le pasó eso? y lo peor... ¿por qué me gustaba?. Me vestí con tranquilidad y bajé hacia el vestíbulo. Al mirar hacia la puerta de la enfermería vi a Hëndel en el umbral de la puerta mirando hacia adentro, pero yo no dejé de andar y salí por la puerta princial, a cubierta del barco. Miré al cielo, una vez me apollé en el mismo sitio que siempre, allí estaba mi águila vigilante. Sonreí. Mas tarde tenía que ver como estaba Farilynn y su madre.

 [Enfermería]
 

Asentí con la cabeza a la enfermera, y me relajé en la cama. Odiaba tener que estar quieto mucho tiempo, pero sabía que mi estado era considerablemente malo.

De pronto, una chica rubia se acercó a mí. Me sonaba de algo, pero no conseguí reconocerla.

-¡Buenaaaas!-grité alegre, provocándome una tos por la emoción. En ese estado no debía alterarme- ¿Vienes a visitarme? Me alegro, muchas gracias.

Me parecía extraño que nadie quisiera venir a verme, por lo que me alegró; era una grata sorpresa. Por otro lado, a la chica de la otra cama también habían ido a visitarla algunas personas. Me fijé también en que, en la puerta de la enfermería, estaba la chica a la que había conocido en el jardín, Hëndel, y miraba en la dirección en la que estaba.

-¡Eh, Hëndel! ¿Tú también has venido a visitarme?-le dije alto, para que me escuchara, provocando otra tos. Sin duda, iba a ser difícil no alterarme mucho- Ven, acércate sin miedo, que no es contagioso.

Me gustaba la compañía, no sólo por el ambiente, sino porque me ayudaban a pasar el rato y olvidarme del dolor. Era agradable estar con alguien más.

NOTA MASTER: A partir de este momento, se continua escribiendo en la nueva escena... Se pueden continuar allí las conversaciones, pues no ha avanzado el tiempo, ¿de acuerdo? Cierro esta escena. Un saludo!