Y al cabo de pocos minutos entra en escena el custodio alertado por el griterío de los héroes, para encontrarse sus cadáveres ensangrentados y cubiertos por innumerables y diminutas heridas.
Y rebuscando entre sus restos encuentra un misterioso libro manuscrito que se perderá en el olvido durante un par de siglos, para reaparecer nuevamente al Norte de la Ciudad de las Luces, encuadernado junto a varios poemas de una femenina poetisa aficionada.
Y es entonces cuando el dramaturgo aficionado Monsieur Castaigne adquiere El Rey de Amarillo en una polvorienta y escondida librería de Montmartre en 1891, y en una frenética carrera logra completar la teatral obra y publicarla 4 años después, condenado primero por la Iglesia y prohibida su representación poco después por la Ciudad de París.
Pero unos pocos ejemplares fueron publicados por una pequeña y oscura editorial, Cassilda Press, en 1919.
Y uno de estos ejemplares llegó a Arkham, una Vieja Ciudad Universitaria de Nueva Inglaterra a orillas del Río Miskatonic, a las manos de un misterioso catedrático de la Universidad que experimentaba con lo oculto junto a varios compañeros que se hacían llamar la Hermandad Oscura en una pequeña casa en el campo en el Condado de Salem; pero eso ya es otra historia.