Me revuelvo en mi hoja de sauce llorón, y acabo tumbado patas arriba, de forma algo ridícula, mientras le doy vueltas a la cabeza.
<<No sé yo si valgo para esto. No me gusta ver caer a mis compañeros, como le pasó al alegre Antunito, quizás precisamente por ser el que más se ofrecía siempre a todo. Y tampoco me gusta ver a Bop así de aturdido. Hum... Luego me ofreceré a recoger los restos de nuestro compañero, sí, eso haré, y le pediré a Bop que también se ofrezca voluntario, así a lo mejor se quita parte del sentimiento de culpabilidad de encima. En fin... Al menos, he vuelto a casa con vida. Claro está que eso será hasta la próxima misión donde a lo mejor acabo convertido en pasto de una araña o pisoteado por un bicho aún peor... ¡Un humano! ¡A ver qué me depara el destino!>>.
Otto hizo llamar a un par de músicos del regimiento, Quería anunciar a bombo y platillo sus conquistas, casi literalmente (pues uno llevaba un burdo bombo, pero el otro tocaba una flautilla tallada con una ramita).
Colgando la cabeza de la araña del hormiguero con cierto esfuerzo, se mantuvo de pie sobre la muchedumbre.
Obreros cansinos y estúpidos, soldados imbéciles y sin iniciativa, algún que otro noble ganduleando por ahí intentando captar la atención de la ninfómana de la reina. Carecían de la disciplina de las hormigas más al norte. Sin embargo, ahí le habían asignado, y debía exigir el respeto que sus hazañas requerían.
-¡Soldados! -aunque sabía de sobra que pocos lo eran, y menos según sus particulares estándares-. ¡Observad el poder de nuestra colonia! ¡Los enemigos se rinden a nuestros pies! ¡Lo que la diplomacia no soluciona, nosotros podemos solventar con contundencia! ¡Y sin una pérdida! -la expresión seria de Otto daba a entender que, o bien se había olvidado de Antunito, o no lo consideraba una pérdida memorable-. ¡Yo, Otto Formigopold von Bismant os lo aseguro! ¡Nadie puede resistirse a la colonia! ¡Las siguientes... -desenvaina el sable y lo apunta hacia la maraña de hierba- las termitas!
Y seguirá arengando a las tropas hasta que lo bajen, de una forma u otra.