Partida Rol por web

El guardia civil apoyo la mano sobre la pistola y miro de mala gana al señor alcalde. A mí, nadie me ata a un árbol. Así que ya estamos buscando una solución, una solución lógica. Nada de chorradas de atar a la gente o meterle cucharas de planta a alguien en la boca. Recordaba que alguien había hablado de meterse una chúcara de plata en la boca, incluso tenía la sensación de haber vivido esa escena, pero no recordaba cuando ni como. Empecemos por lo sencillo, ¿Qué ha pasado esta vez?, digo: ¿Qué ha pasado esta vez? Porque es la primera vez que ha pasado esto ¿NO? Facustino estaba confuso.

Beth miró a Facustino y se acercó a él con una cara de medio dormida Oye maldito policía! Este lobo de los co***** ya se me ha comido mis gallinas, así que si no tienes una idea mejor vamos a atarnos al maldito arbol! Le gritó señalando el arbol. De repente se hechó al suelo y empezó a lloriquear Mi pobre margaret! No había puesto ni una treintena de huevos!!!

Igor se quedó parado donde estaba con los ojos mirando uno a cada lado, eso de que estuvieran los ojos fijos en un mismo sitio era aburrido y estaba muy visto, e Igor el enterrador más original de todo Bollullos del Condado... bueno eso y que el pobre era así de nacimiento, pero había mujeres que le hacía gracia que dijera esas cosas de sí mismo y el jorobado hasta había terminado por creerselo... el caso es que lamentablemente estaban metidos en una situación compleja. El venerado señor alcalde había tenido una idea muy divertido... atarse todos a un árbol, mientras que el representante de la benemérita no lo veía tan divertido y Beth... su diosa griega, estaba muy triste porque la bestia estaba teniendo al desfachatez de comerse sus gallinas.

El jorobado, que con toda su fealdad en el fondo era majete... y además tenía ganas de acercarse a la pelirroja para tratar de darle un poquito de su amor... todo sea dicho. Se puso a su lado como quien no quiere la cosa... es que era un poco tímido con las mujeres. Estuvo unos segundos mirando al infinito con su joroba a la izquierda y los ojos cada uno con su trayectoria, hasta que finalmente le dió un pañuelo limpio con sus iniciales bordadas.

- No te aflijas Beth... estará en un sitio mejor, hay cielos para animales ¿sabes?- le dió una palmadita en el hombro y se retiró unos pasos para dejarle intimidad, él de duelos entendía y sabía cuando era mejor dejar que los familiares dieran rienda suelta a su pena.

- Pues... lo mismo eso de atarse al árbol no está tan mal...-"siempre y cuando me toque al lado de María o de Beth o de ambas ya puestos..."- yo por mí no hay problema y ya de paso podríamos intimar un poco más... digo hablar, que parece que nos conocemos, pero lo mismo nos falta un poco de más diálogo que a este paso se nos comen las gallinas y hasta la cigueña de la Iglesia con lo que me gusta a mi verla en su nido... además de que aquí los que hablamos somos siempres los mismos... a ver si el lobo disfrazado está todo el rato callado para no llamar la atención y así no lo vamos a encontrar nunca... nos vendría bien centrarnos... vamos digo yo.

Beth se giró hacia Igor, en parte un poco asqueada, pero por otra parte también conmovida. Aún su aspecto y su trabajo tenía buen corazón. Gracias Igor, eres muy amable. Dijo y le sonrió con toda la ternura que el podía dar.

Es cierto, podría estar escondiéndose con el disimulo Dijo intentándo poner algo de autoridad sin buen resultado. Con esos ojos rojos y esos animos no era algo fácil.

Olbeup, llegaba a la reunión con las barbas manchadas de cerdo y cerveza y al parecer el arcalde ya estaba trabajando como cada mañana en los quehaceres de arcalde, por muy locos que estos sonaran.

-A verr que ya vamos teniendo este día como trres veces,, vamos es la imprresion que yo tengo.-Comento mientras buscaba miguitas entre su barba.-Y al parrecerr nada nos llega a buen puerrto, gallinas muerrtas, mucho pata suelta, la plata y castigarr sin cenarr no hacen nada...-Eso no estaba seguro, si lo habían probado o lo había soñado pero el caso es que él lo solto, por si acaso.-Asin que vamos a tenerr que hacerr lo que menos nos gusta, hablarr.

En ese momento se percato que el pistojo sepulturero, le hacia "ojitos" a su sestra y como buen protector se acerco amenazante, solo su mera presencia ya era amenazante, pero se detuvo en su intento de aplastar al insecto cuando escucho y vio que solo daba consuelo, por lo que continuo hablando.

-Que yo crreo que todos soñamos con lo mismo y el lobo o quien sea siemprre acaba siendo otrro distinto, y al parrecerr culparrle no sirrve de mucho. Porr lo que pienso yo. ¿Y si les prreguntamos?-Se acerco al chino y al guardia civil.-A verr vosotrros.-No quería sonar desafiante, pero así sonaba siempre, después de todo era alemán.-¿Sentiais algo cuando errais lobos? ¿Alguna pista que nos ayude a cazarrlos? ¿¿HUM??.-Abrió un ojo todo lo que pudo mientras el otro lo cerraba, a los rudos de sus películas favoritas les valía cuando querían respuestas, así que decidió imitarlos.

Otro día más. ¿En serio? No, era el mismo día. Un día en el que siempre habían malagentes asesinos lupinos, un día del que no podían salir.

El chino apagó el despertador y se levantó junto al resto. Vivir el mismo día podría llevar a hacerle pensar que daba igual lo que hicieran y rendirse a los lobos. Pero Tokao no eran de los que se rendían.

-No sabel si atal gente selvil pala algo o no selvil, lo que debel hacel es encontallos antes de que nos coman.

El barbudo le preguntó que se sentía al ser lobo. La verdad es que lo malo de los sueños es que se recuerda solo la superficie.

-No lecoldal bien, yo cleel que pical cuelpo, tenel más pelo en entlepielna y un hamble volaz... pelo no se me oculil nada más.

Iban a tener que pensar si querían atrapar a los lupinos.

El benemérita miro con rabia al chino, podía pegarle un tiro y solucionar todo, pero no creía que fuese la mejor solución. Además el chino no tenía pinta de ser un hombre lobo, en su país seguro que no existen. ¡Esto en tiempos de la inquisición no pasaba! Habrá que recurrir a sus métodos. ¿Quién es el primero que se ata un par de piedras y se arroja al rio? Si se hunde y se ahoga no es la bestia, pero si no se hunde y frota es la bestia.

- Eso no puede ser, Faustino.- estoy pensando en que si tiramos a María flotará igualmente y eso no quiere decir que sea una bestia. Tiene dos poderosas razones para ello. -No estamos actuando y las bestias acabarán con todos. Venga a atarse todos. -

Borracho Ohcarrob estaba con los brazos cruzados rumiando algún hueso de pollo, escuchando y atendiendo a los pocos que en este "nuevo" día hablaban y al parecer el Chino no tenia nada mas que lo típico, pero el guardia civil por el contrario no quiso responder a la pregunta, del tipo pueblo aleman.

-Facustino Rromerro. Tu no has contestado a mi prregunta, que pasa que acaso tienes algo que ocultarr, ¿Aun erras una amenaza parra esta pueblo? Mmmm... Yo crreo que si, que esta vez te hemos pillado, de serr inocente no tendrrias prroblemas en hablarr como Toi, perro en cambio has cambiado de tema, tu debes de serr el lobo, o uno de ellos.-La lógica aplastante de Olbeup, debía aplastar al resto, así lo pensaba él, así que no espero mas tiempo.

-VERGA chicos, acabemos con él-Dijo señalando al guardia civil.

- ¡Un momento! ¡Un momento! - Alzo la voz mientras me coloco en medio para que no linchen al pobre Facustino. - Vamos a ver, aquí no se va a linchar a nadie hasta que no haya pruebas de ello. ¡No somos unos salvajes! Y Facustino es la autoridad... no podemos saltarnos la ley a la torera. -

Miro a algunos que no han dicho ni mu desde que amaneció el nuevo día. - ¿Y qué pasa con todos los que están callados? Deberíamos atarlos a ellos primero... sí. - Digo cada vez más convencido.

Señalo a los cuatro silenciosos: - María, Lorenzo, John y Antonio. Venga, ahí contra el árbol gordo. - Digo señalando el árbol más gordo del pueblo, donde los jóvenes suelen quedar para hacer botellón y esas cosas. - Facustino, átelos. - Olbeup, usted ayúdele. Cuanto antes acabemos antes podremos atarnos el resto. -

Esa tiene que ser la mejor solución.

Como hizo antes, abrio mucho un ojo y cerro el otro.
-¿Y no serra que lo esta prrotegiendo? Que yo rrecuerrde en ese sueño de ayerr, el arrcalde era complice de lobo...-Alzo el dedo.-Pa'mi que ayerr erra profezia, hasta que nadie mas me diga lo contrrarrio, no pienso acerrle caso, señorr alcalde. El guarrdia el culpable y usted cómplice de culpable.-Y otra vez iba con el dedo acusador.

Miro a mi alrededor buscando apoyos. Yo no soy ninguna bestia, ni el cómplice de nadie...

Trago algo de saliva y espero a ver si algun otro aldeano decide entrar en razón y me hace caso.

Después de todo ni en mis tiempos mozos sería capaz de hacerle frente a Obleup...

Intento pensar, pero es difícil con tanto griterío.

Esto se complica...

Reconozco. Miro a Igor, a Beth, a su hermano de nombre impronunciable. Miro al alcalde.

Esto se repite, sabemos que uno de nosotros es un traidor -señalo lo obvio-. Pero no hay pistas, no hay nada. Y el patrón cambia cada semana, con lo que podemos adelantar que es poco probable que los que lo han sido, lo sean de nuevo. Así que esto deja ocho posibilidades. Si de esas ocho posibilidades, quito a aquellos en los que confío, me quedo con seis. Si quito en los que quiero confiar, me quedo con cuatro. Sí sí... Una entre cuatro. Si recordamos que ayer "el tonto" nos la jugó a todos, diría que él tampoco puede ser, me quedan tres. Y el alcalde es uno de ellos. Confiaré en tí.

Digo, mirando al hermano de nombre impronunciable.

No obstante, hay algo que no me cuadra...

Miro al alemán que se estaba empezando a poner muy pesado con sus acusaciones. Estaba tramando algo, Olbeup nuca daba puntada sin hilo. Muy bien Olbeup, quieres saber que sentí la otra noche. Pues no sentí nada raro, solo frio y picor. Luego miro el sol que empezaba a esconderse entre las montañas. Señor alcalde, que sea lo que dios quiera, ya no hay tiempo para más planes.

Alzo la cabeza, vio que el guardia tenia razón y cruzado de brazos, miraba de manera inquisitiva a sus acusados sin decir una sola palabra solamente.... -HUMmm...

El pueblo escoge a paco martinez como víctima. Con su muerte Lorenzo, que es el hombre lobo obtiene la victoria.