Bienvenidos a la ciudad de la media luna

Nueva Orleáns aprendió hace tiempo a esconder bien sus secretos. Dondequiera que vayas tus sentidos se ven asaltados por todo tipo de placeres exóticos. El intenso y estridente jazz se escapa por las persianas cerradas de los pubs ilegales de la calle Bourbon. Del puerto y las cocinas llega el penetrante olor de las especias cajunes. Los juerguistas del Mardi Gras ríen como locos tras sus retorcidas máscaras, se tropiezan contigo, te agarran, te tientan a cometer actos de libertinaje. El intrincado cordón de hierro de las varandas y el encanto edénico de los verdes jardines del barrio francés seducen tu mirada, te capturan y mantienen prisionero de su propia belleza. Te distraes tanto con ese espectáculo cosmético que nunca te das cuenta de que la verdadera Nueva Orleáns yace ante ti, justo por encima de tu hombro; y esa Nueva Orleáns contiene muchísimos más… lugares originales.

—Fred Van Lente, Guía de Nueva Orleáns, La Llamada de Cthulhu.

En la actualidad, Nueva Orleáns sigue siendo un crisol de culturas. Exótico y excitante. La música en las calles, el olor de las especias y el marisco… Sin embargo, los contrastes también se reflejan en su sociedad, en los daños causados tras el huracán Katrina y las profundas desigualdades sociales.

El Barrio francés

En esta aventura nos adentraremos en los estrechos aunque coloridos callejones del barrio francés. Muros de yeso y estuco pintados de melocotón, gris verdoso y todo tipo de tonos pastel, balcones de hierro con hermosos motivos vegetales y refrescantes fuentes que ayudan a sobrellevar el calor en las plazas.

El inframundo

Tres reinos

¿Qué llegó antes: las historias o los fae? Nadie lo sabe o, al menos, nadie parece conocer el secreto tras el velo. Lo único cierto es la existencia de tres mundos: la vigilia, el sueño y entre bambalinas.

La vigilia es el mundo de los despiertos, lo mundano, los mortales. La rutina gris y los ojos soñadores que crean, sin saberlo, los cimientos que dan forma al sueño. Aquellas ánimas que viven y se relacionan con los humanos —o al margen de ellos— conforman el inframundo.

El sueño —o Umbra— es el reflejo de la vigilia, conformado por el inconsciente colectivo. Todo lo que fue soñado, cada cuento o leyenda, cobra vida en el sueño. Algunos lo llaman "El más allá", el "Alén", Tír na nÓg". Un mundo compuesto de muchos. Universos entrelazados. Algunos mundanos logran "despertar" y aprenden a controlar poderes provinientes del sueño. Lo que algunos llaman: magos.

El velo. Un lugar etéreo que algunos durmientes llaman duermevela o entre bambalinas. Algunos teóricos afirman que el velo no es más que otra parte del sueño. Otros dicen que es una puerta que separa ambas realidades. Sea como fuere, ha servido desde tiempos inmemoriales para que los sueños cobre vida y vaguen por la vigilia. Existen ánimas que logran extraer poder de este reino e incluso llegan a moverse con libertad por él.

El Consejo de las Sombras

La mayoría de inframundos —o submundos— mantienen un equilibrio relativamente estable, pese a que los pueblos tiendan a entremezclarse y con ello las propias ánimas. Sin embargo, para mantener esta ilusión de control es necesaria una cierta vigilancia. Para ello se creó precisamente el Consejo de las Sombras: una alianza de ánimas para mantener ambos mundos en armonía. Los mundanos no debían perturbar la paz del inframundo ni vicerversa.

Existen alianzas similares por todo el mundo de la vigilia y Estados Unidos no es una excepción. Para lograr ocupar el mayor territorio posible, el Consejo nombra a una serie de centinelas para asegurar ciudades o estados enteros. Cada centinela, a su vez, trabaja con ánimas de confianza a las que recluta para mantener a raya el inframundo. Si bien la mayoría de las ánimas prefiere no meterse en problemas con los mortales, siempre hay algún dios que se pasa con el vino o un sectario que logra abrir un portal al plano de Yog-Sothoth cerca de una guardería.

Las ánimas en Nueva Orleáns

Pese a que el cristianismo es la religión mayoritaria en el país, sería un error ignorar que Estados Unidos aúna todo tipo de creencias, fantasías y supersticiones. Nómadas de Asia, colonos europeos, inmigrantes, refugiados de la Segunda Guerra Mundial… La tierra sin dioses no tardó en convertirse en un pequeño paraíso para las ánimas en la vigilia.

Como en muchas otras regiones, el inframundo de Nueva Orleáns se divide en pequeñas comunidades que interactúan entre sí y se reparten los distintos territorios de la ciudad.

Las gárgolas y fantasmas campan a sus anchas en los cementerios de San Luis, mientras que los hombres lobo —Wendigos y Roux-Ga-Roux— prefieren mantenerse alejados del gentío conviviendo con algunos seres feéricos en los pantanos y marismas.

Los vampiros y las hadas se reparten por toda la ciudad. Los de porte más aristocrático prefieren las opulentas zonas residenciales de Garden District, otros disfrutan más de la vida urbanita nocturna tanto en el barrio francés como en la calle Rampart donde también conviven algunas comunidades de magos despertados.

Los hombres y mujeres de negro, por su parte, viven en lugares misteriosos. Algunos dicen que entran y salen de entre bambalinas a placer.

Vudú, santería y los despertados

Según lo conocemos, el hoodoo comenzó mucho antes que cualquier otra cosa. Seis días de hechizos mágicos y palabras poderosas y el mundo con todos sus elementos, arriba y abajo, estaba hecho. Y ahora, Dios se reclina para tomarse un descanso, en el séptimo día. Cuando llegue el octavo día, Él volverá a hacerlo de nuevo. El hombre no fue creado hasta las cinco y media del sexto día, por eso no puede conocer el origen de todas las cosas…

—Zora Neale Hurston, Mulos y Hombres.

El vudú —también llamado hoodoo, vaudou, voudou o vodun— nació de la mezcla entre el animismo africano y una fuerte influencia del catolicismo romano. Los descendientes de los esclavos africanos llevan siglos practicándolo tanto en Estados Unidos como en otras partes del continente (Haiti, México, Cuba…). Aunque no todos los despertados practican este tipo de religión, en Nueva Orleáns todavía tiene mucha presencia en el inframundo, ya que las supersticiones y la sugestión son una fuente de poder irresistible para las ánimas.

Algunos despertados son o han sido mambos, hungan —sacerdotisas o sacerdotes—, o aprendices de éstos. Sin embargo, debido a obras de ficción reciente (Terramar, Stange Academy, la Universidad invisible…), han empezado a surgir escuelas de magia anglosajona a medio camino del velo en varios puntos de Estados Unidos.

Ruinas del teatro de la ópera francés, esquina de Bourbon con Toulouse

Información básica (Dificultad rutinaria*)
El teatro de la ópera de Nueva Orleáns era la joya de la corona de la cultura sureña desde mediados del siglo XIX hasta el fatídico día en que ardió hasta los cimientos, el 4 de diciembre de 1919. Este suceso marcó el fin de las costumbres francófilas en la ciudad.

Por algún motivo, aún no ha sido debidamente restaurado, pero parece que recientemente las ruinas están atrayendo a los clientes.

Hay un motel de la Best Western en esta esquina.

Información detallada (Dificultad compleja, resultado de 11 o +)
Las ruinas pertenecen a la Universidad de Tulane, pero tras numerosos fracasos a la hora de encontrar financiación para restaurar el teatro, decidieron abandonar el proyecto y dejarlo como un complejo histórico —al menos una parte—, hecho que la jerarquía criolla parece haberse tomado como una afrenta personal.

Desde hace décadas existe una iniciativa para convertir las ruinas en un complejo turístico con el objetivo de recaudar dinero y restaurar el teatro, pero lo poco que han logrado es un pequeño archivo de la universidad llevado por un historiador.

Información específica (Dificultad intrincada, resultado de 14 o +)
En los últimos años, los vecinos y huéspedes del motel han notificado temblores y ruidos extraños que provienen del subsuelo.

Información privilegiada (Dificultad muy intrincada, resultado de 17 o +)
Hay quien dice que, bajo las ruinas, existe una entrada a los túneles secretos de la Santa Hermandad**.

La casa de Madame Colette, calle Bourbon

Edificio pequeño y de estilo georgiano que solo aparece ante los ojos de aquellas personas que necesitan la ayuda de su propietaria. Para entrar se debe llamar tres veces y preguntar «¿Está Marie* en casa?». Dentro hay un local de dos plantas regentado por una despertada muy poderosa que se hace llamar Madame Colette. En todo Nueva Orleáns no hay nadie con mayores conocimientos sobre ocultismo.