Tenéis que disparar. Para hacerlo...
Coronel: como sabes usar armas, tiras 1d20+bono de ataque + bonif. con DES. Para el daño tira 2d6 (de tu rifle).
Profesor: como no sabes usar armas, tiras con "desventaja". Ésto es: lanzas 2d20, te quedas el valor más bajo y sumas bono de ataque + bonif. con DES. Para el daño tira 2d6 (de tu rifle).
Para ambos: tenéis que superar su Def+Des, osea, un 11. para impactarle.
Motivo: Disparo
Tirada: 1d20
Dificultad: 11+
Resultado: 1(+2)=3 (Fracaso)
Upss...
Motivo: Disparar
Tirada: 2d20
Resultado: 9, 13 (Suma: 22)
Tirada 2d20: 9 y 13
Me quedo el más bajo: 9
9+0+0 = 9 < 11 Fracaso
Joderrrrrrr xD
Tanto el Coronel como el Profesor dispararon sus respectivos rifles, pero la bala erró y no hubo éxito. Aquellos disparos disiparon la concentración del jaguar, y en un rápido giro intuitivo se perdió en medio de la selva, ahogándose en la oscuridad. No os había atacado, pues no se había percatado de vosotros y por ende no conocía a la presa; eso sí, al haber errado de tal manera la selva silenció por momentos y si hubiera más animalillos en derredor bien podrían quedar alertados de vuestra presencia. Ahora encontrar comida sería realmente improbable...
Coronel, no marques a Clayton. Llevo dos post tuyos modificando el destinatario. No lo marques, por favor.
¿Seguís buscando o regresáis?
Motivo: alerta
Tirada: 1d20
Dificultad: 11+
Resultado: 14(+1)=15 (Exito)
Una figura... ¿humanoide, tal vez? ¿Un jaguar? ¿Un caimán? Tras otear bien a pesar de la noche, víste cómo alguien te observaba tras los arbustos, a varios metros, unos diez, de distancia. Su silueta ahora te parecía como la de un hombre o mujer, aunque en el interior de ésta nada se distinguía... excepto dos brillantes ojos. Tras unos instantes, la figura marchó con pasos hacia atrás, perdiéndose en la negrura selvática. Te quedaste bastante impresionado de esa visión.
Mis disculpas, desde el móvil se me hace un poco complicado.
Procuraré que no vuelva a ocurrir.
- ¡Hostias, Coronel! Lo lamento mucho, he errado el tiro y el bicho escapó.- Susurró Elijah entre apenado y preocupado. - No sé que piensa Usted, pero el ruido probablemente haya ahuyentado a cualquier animal que anduviera por aquí y lo que más me preocupa, tal vez haya señalado nuestra posición a nativos hostiles, si los hubiera. Tal vez deberíamos regresar y conformarnos con la fruta por esta noche. ¿Qué me dice?
La figura desapareció y entonces se dio cuenta que estaba temblando ligeramente y que un sudor frío brotaba de su frente. Estiró la mano lentamente hacia donde estaba su rifle como si hacerlo despacio sirviera para pasar desapercibido. Agarró el arma del suelo por el cañón y la llevó hacia él sin apartar la vista del lugar donde se había ocultado la figura. Llevó el rifle hacia él y lo giró y apoyó la culata en su brazo. Apostilló los martillos muy despacio y apuntó hacía aquel lugar. Pensó en incorporarse pero no lo hizo.
- Nah, profesor. Me avergüenza decirlo, pero el fallo ha sido mío. Usted lo ha hecho muy bien para ser su primera vez. No es fácil controlar un rifle de este calibre. Y si, es tarde, oscurecerá por completo en cuestión de minutos. Si no regresamos ya al campamento, es posible que no encontremos el camino de vuelta. Por fortuna tenemos el riachuelo, que tiene que venir del lago. Me da que esta noche tendremos que conformarnos con fruta, cecina y algo de te.
El Coronel se puso el rifle al hombro y saco la pistola. Quizá el jaguar volviera. No sería lo normal, pero podía ocurrir. Y también pensaba en la posibilidad de una tribu de nativos que, alertados por los disparos, viniesen a investigar. Con el seguro puesto, comenzó a guiar al profesor de vuelta al refugio.
- No olvide las trampas que he situado alrededor del campamento, profesor. Recuerde, pise donde yo pise.
En el fondo, se reconoció a si mismo, se alegraba de haber fallado. Un animal tan magnifico como aquel, si no era una amenaza para el hombre, el hombre no debería de ser una amenaza para el.
Sin más preámbulos, regresásteis por el camino que habíais venido hasta el improvisado campamento.
Coronel, era ya noche cerrada (no media tarde).
Cuando el coronel Silverman y el profesor Elijah se internaron de nuevo al campamento (sin olvidar sortear las trampas, por supuesto), encontraron a Clayton apuntando hacia un lateral, hacia la selva y sus árboles y arbustos, más allá. Ambos se sorprendieron, y Clayton vió acercarse por el rabillo del ojo dos figuras. Sin casi darse cuenta, se giró apuntándoles durante unos instantes. Luego resopló, mientras Joss y Elijah hacían muestras como para corroborarle que eran ellos, sus compañeros, y nadie más.
De nuevo estábais todos juntos, la hoguera seguía encendida (aunque más agotada, casi muriendo) y Clayton Foster tenía gotas de sudor en su frente (y él no se había dado cuenta, pero estaba un poco pálido). Por su parte, el mecenas había reparado en que sus dos compañeros no habían traído pieza animal alguna... ¿Tal vez una mala caza?
Ya podéis postear para los tres.
¿No ha habido suerte? dejó el rifle apoyado en la piedra en la que estaba sentado y luego se secó el sudor de la frente. Aún estaba pálido. Cogió algo de leña y avivó el fuego.
- No, señor Clayton. En parte debido a mi torpeza. Logramos rastrear un jaguar, pero disparándole a quemarropa mi bala se perdió en la jungla. Vergonzoso.
Al coronel no se le escapó el estado de nerviosismo del señor Clayton. Levantó sutilmente su pistola, que permanecía en su mano, haciendo un gesto que quería decir que se había apercibido de su palidez.
- ¿Ha tenido algún problema señor Clayton?
Vi algo. se giró hacia el fuego como queriendo evitar la mirada de sus compañeros Algo salió del bosque. Una sombra. Una figura humana. Se acercó, me observó y después volvió a la oscuridad de la jungla. Solo de pensar en esos dos ojos brillantes que me miraban me pone los pelos de punta. se pasó la mano por el pelo y resopló.
Quizás tuve que levantarme y seguir a esa figura. Averiguar de quien o de que se trataba... pero fui incapaz. El miedo me lo impidió.
- Hizo bien en no moverse, señor Clayton. No digo que usted tuviese miedo, solo que este lugar es totalmente nuevo y extraño y puede llevarnos a engaño. Si lo hubiese seguido habría caigo en una de mis trampas.
El coronel depósito el rifle junto a su camastro, quitando el seguro su pistols to.
- De todos modos, creo que todos estaremos más tranquilos si doy un vistazo.
Con el arma a punto el coronel se acerca al lugar donde la figura apareció.
El Coronel tomó su rifle y avanzó unos pasos, no alejándose demasiado del campamento, unos diez metros de distancia. Miró hacia arriba, hacias las copas de las palmeras y otros árboles, y apunto hacia los arbustos. Nada. Tampoco pareció haber huellas, aunque era muy difícil mirarlas allí, en aquella zona tan oscura. Sin ningún rastro o pista de lo que decía Clayton, el coronel regresó. Era hora de dormir, por lo que los tres compañero de aventuras decidieron descansar cuanto antes y así reanudar la marcha en la dirección del monte Oronaro.
Fin de la escena. Pasamos a la última.