Partida Rol por web

La criatura, al ver que el militar Joss era curado y se levantaba como podía, pretendió rematarlo. Por ello lanzó su zarpa metálica contra el tipo, pero éste, en el último momento, logró esquivarlo*. Acto seguido, Clayton aprovechó para disparar a la bestia... La bala se fue a una de las columnas, ¡casi acaba con aquel ser!

Mientras se revuelve en el suelo, el coronel busca refugio entre los muros y las rocas. No suelta su puñal, pero termina dando con su rifle al rodar. La bestia está mal herida, tanto como el. Apoyado contra la pared, el coronel dispara. Será la bestia o el.

Por desgracia, está demasiado débil para apuntar o controlar el retroceso. El disparo rebota contra una pared del fondo.

PNJOTIZADO.

La criatura se centró por momentos en Clayton, quien le había ofrecido disparo tras disparo sin descanso en todo el transcurso de la lucha. Un tremendo zarpazo invadido de rabia hizo que aquel ser fallara, cortando el aire, momento en el que Clayton aprovechó para dispararle (justo después de que sus dos compañeros tirotearan sin éxito al objetivo). El disparo del mecenas alcanzó en el cuello a aquella a criatura, llevándose las manos en el profundo agujero que le había dedicado el humano. Su sangre brotaba verde y brillante, y entonces el ser cayó desplomado en el suelo, a punto de morir.

Fue entonces cuando la criatura elevó un poco el brazo, estando recostada, y de su placa metálica colocada en el mismo vísteis que se abría una especie de panel con pequeñas pantallitas, a modo de luces y comandos en el puesto de mandos de cualquier avión. Comenzó a tocarlos con sus dedos ensangrentados y oísteis un rugido envuelto en risa en vuestra cabeza. Notásteis un chaquido y al instante aparecieron luces en dichas pantallas, las cuales emitían números y símbolos aleatorios y dinámicos. No parecían parar nunca. Sentísteis la misma impresión que se siente cuando una granada o unos kilos de dinamita evidencian antes de estallar por los aires... ¡¡TODO IBA A EXPLOTAR!! Rápidamente tomásteis a la profesora Klauftnen, que estaba retenida en esa especie de altar central y todos vosotros os marchásteis hacia la salida a través del mismo pasillo largo y en forma de "L" que os había llevado hasta allí.

Una gran deflagración os hizo taponar los oídos, pues la cámara principal del templo había estallado. Notásteis calor y otro estallido, ¡y otro más! ¡La criatura había activado una especie de bomba! Parecía ser su "último cartucho" para acabar con vosotros. Corrísteis entonces por el pasillo, evitando pisar en el agujero por el que Clayton se hunde a un vacío indescriptible minutos atrás. Pronto veríais la salida del templo, ya brillaba la luz que entraba por su entrada...

Justo en el momento de salir de allí, el templo reventó. Una tremenda onda expansiva os lanzó hacia la selva, y una retahíla de deflagraciones añadidas invadió todo el terreno. Algunos despertásteis minutos después de manera propia, pero otros fúisteis despertados por algunos miembros de la comitiva: los refuerzos habían llegado. El último de los guías había logrado contratar a un equipo de rescate con las indicaciones que les dísteis.

Aseguraba que él y los veinte hombres que allí había atendiéndoos ahora no habían logrado dar con rastro ninguno, pero la gran explosión, incierta para ellos, les había alertado, y os habían encontrado gracias a ella. Lo importante es que la señorita Klauftnen estaba a salvo, con cierto shock en su interior y la mirada perdida, pero sin apenas rasguños. De lo que había pasado solo habría de conocerse días más tarde, cuando ella relatara la historia del avión y el accidente, y de cómo fue arrastrada por un ser inimaginable por la selva.

Pero eso es ya otra historia.