Partida Rol por web

Cualquier temor que tengan sus adversarios, ellos se alimentarán de él y potenciarán su probabilidad de conquista. Gandalf sabía que derrotar a una criatura semejante no era pan comido, pero también sabía que no era imposible. 

La última vez que alguien mató a un Nazgul fue una valiente y decidida guerrera. ¿Sería se nuevo el destino el que había decidido enfrentarle a otra mujer?, ¿se resolvería a nuestro favor?

El mago de capa gris no esperaría a saber el destino de aquel fatal desenlace, ayudar estaba en sus manos y así lo haría.

Murmurando en voz baja unas palabras en un lenguaje que solo él lograba comprender, de pronto alzó la mirada y levantó los brazos.

En el lenguaje humano decía:

Tu armadura es pesada, demasiado para que la soportes, no puedes cargar con ella. Te liberaré de esa necesidad.

Todo lo hacía para que Pícara tuviese algo de ventaja ante la, seguramente, post embestida del Nazgul.

Tenía el pelo alborotado, consecuencia del viento que hacía en aquel lugar y, tal vez, por las sacudidas de las alas del animal.

Empezaba a notar la tonificación del músculo después de un rato buceando, la musculatura de Pantera Negra comenzaba a reaccionar al esfuerzo y, de no ser por el medio acuático en el que se encontraba, el sudor hubiera comenzado a asomar tímidamente por los poros del africano.

Pese a no ser éste su medio predilecto, tampoco se desenvolvía mal en él, dadas las capacidades físicas y agilidad aumentadas por la gracia del Dios Pantera, al que se encomienda durante esta prueba el la que el agua se agitaba cada vez más y la gema parecía alejarse por momentos.

No puedo fallar, las cosas arriba no pintaban bien, tal vez si la atrapo cambiemos de mundo de nuevo.

Con esa idea en mente se preguntaba qué sería de sus compañeros de aventuras en aquellos momentos, le hubiese gustado ser omnisciente y ver algo más allá que el agua marina y el fondo ondulado y arenoso del propio mar, pero no lo era, así que cavilar al respecto sería una pérdida de tiempo y de esfuerzo, y tenía que esforzarse. Prefirió concentrarse en la técnica de nado para fluir entre las corrientes, ya que combatir a la fuerza con el mar solía traer nefastos resultados, era mejor utilizar la agilidad que la fuerza bruta.

Notaba como el aire en su pecho disminuía su volumen a medida que ganaba profundidad y así mismo los tímpanos le presionaban ligeramente, aliviada dicha presión gracias a la máscara de pantera que portaba en todo momento, por suerte su traje se ajustaba como el neopreno de los buzos, y en lugar de impedir sus movimientos los hacía más dinámicos y cómodos.

Poco a poco el rey de Wakanda continúa su descenso por el mar extenso en pos de su objetivo, deseoso de alcanzarlo de una vez.

Masacre, el mercenario Bocazas en esta ocasión no servía para nada- _{ni que fuera la primera vez que le pasa}- sus armas eran futiles contra legendario bicho- _{te dije que pidieras una espada de Adamantiun, pero querías darle emoción-} Pícara y el mago se encargaron del "jinete" pero le dejaban abandonado frente a lo que él creía un pájaro sobrealimentado. Y sin armas solo podía hacer una cosa.

De amaestrar bestias solo sabía lo que había visto en la tele- _{en realidad casi todo lo que sabe viene de ahí}- Y recordaba que había una peli de un tipo que susurraba a los caballos y éstos hacía todo lo que le pedían, hasta cosas imposibles para los caballos. O eso creía él, ya que se había dormido nada más ver el título de la película- _{ya me extrañaba a mí que la hubiera visto entera}- Así que intentó estabilizarse, reptar hasta la parte de la cabeza y le acarició el morro, mientras le susurraba con voz sexi.

-Pájaro bonito, te vas a dejar amaestrar por el tito Masacre, ¿verdad?- _{¿crees que eso va a colar?}- Tú y yo vamos a ser muy buenos amigos- tras lo cual guiñó un ojo, esperando que fuera hembra.

Personalidad 2: Sabes que eso va a hacer que te coman, ¿no?

Personalidad 1: Puede, pero es tan tienno, sniff.

Personalidad 2: Y tan tierno, seguro que se lo mastica sin problemas.

Personalidad 1: Eres tan poco romántico, seguro que el dire se enternece, es un blando.

Personalidad 2: Puede, pero la seta no le cae bien, puede hacer una excepción.

Personalidad 1: Glups.

Esta vez Pícara sí que se aclaró con su objetivo y logró encajar un poderoso puñetazo al oscuro ser. La magia de Gandalf había logrado su objetivo, y el anciano había conseguido materializar una grieta en la férrea protección de su rival. La muchacha aprovechó esa ventaja y el nazgul salió por los aires, dejando así a su montura desprovista de jinete, y cayendo al agua. Desde luego que si no murió debido al impacto, al menos terminaría sepultado en el fondo del mar, pues la armadura que llevaba consigo era suficientemente pesada para hundirle hasta la eternidad. Una vez más, una formidable guerrera había derrotado al Espectro del Anillo, aunque en cierto modo todo había sido gracias al poderoso mago que les acompañaba.

A pesar de que nadie podía verle, el Rey de Wakanda logró cumplir su objetivo. Todo su esfuerzo natatorio había surtido efecto y había logrado alcanzar la gema. Pero eso nadie lo sabía, tan solo podrían saber que Pantera Negra se había hundido en el mar extenso y había desaparecido igual que el resto.

Finalmente Masacre se puso a hacer de las suyas, pero el ave^{¿otra vez llamándolo así?}  sin jinete decidió quitarse a los dos tipos que tenía encima. Si el Oscuro Jinete no le montaba, no dejaría que nadie lo hiciera, así que viró sobre sí mismo, logrando así quitarse de encima al bocazas y a la chica de los guantes, que o reaaccionaban rápido o terminarían igual de estampados contra el agua que el nazgul al que habían derrotado.

Afortunadamente no tendría que preocuparse más por los gritos del ser alado, pues éste se perdió entre la infinidad del plano creado por Zodiaco. Un enemigo menos, solo tenían que encontrar la salida de aquel escenario, bueno, y sobrevivir a la increíble caída a la que se enfrentaban Masacre y Pícara.

Otra vez su fuerza bruta había salvado el problema. No sabía que ese pajarraco y su jinete eran del mundo de Gandalf, pero eso poco importaba. Ahora caía en picado hacia el mar, ese mar que se iba tragando a todos los que allí se zambullían, ese mar por el que parecía que todo desaparecía...

Y se sorprendió de su capacidad de conexión de ideas. Si en el bosque todo se había destruído y habían llegado allí... ¿No significaba ese agujero que se estaba destruyendo ese campo también? Miró a su alrededor, sin encontrar otra posible salida. ¿Y si la salida era, precisamente, ese remolino?

Aún así, no quería que el agua hiciera de ella un puñado de huesos rotos. Intentó recuperar la horizontalidad de su vuelo y cazar a Masacre como si ella fuera un águila y el imbécil un dulce conejito.

No pudo amaestrar a la bestia- _{di la verdad, en ningún momento creíste que fuera a colar-} así que cayó al vacío. Bueno, más que al vacío, al agua. Supuso que aún con agua debajo la caída haría pupa, aún así, no parecía muy preocupado. Tenía factor curativo- _{así también me daría igual a mí caerme de un rascacielos-} y tenía la carta de su novia- _{sí, claro}- Pícara.

-Yuuuuhuuuuu, Pícara, estoy aquí- dijo en el aire, tumbándose de lado como si estuviera en una cama- no querrás que me rompa unas costillas y el bazo si me caigo al agua.

_{Pss, insensato, si le dices eso seguro que te deja caer solo para ver si es verdad que te partes la crisma.}

Tras el último enemigo derrotado el remolino comenzó a girar a gran velocidad. Todo parecía que tarde o temprano terminaría siendo tragado por ello, pero Pícara era ajena a todo lo que ocurría bajo sus pies pues a ella no le afectaba. Por si acaso, ^{y sin que sepamos muy por qué,} la muchacha salió volando a toda prisa para tomar entre sus férreas manos al insufrible de Masacre,^{con lo bien que estaríamos todos si le dejáramos allí olvidado}, y así salvarle de lo que parecía que iba a ser una muerte segura^{o al menos un duro golpe.}

Así que ahí estaba Pícara, sobrevolando el torbellino que pronto arrastraría todo consigo, incluído al anciano, y con Masacre agarrado por un tobillo mientras colgaba bocabajo y toda su sangre le pasaba de su cerebro principal a su cabeza. ^{Eso suponiendo que tuviera algún cerebro.}

Pícara daba vueltas alrededor del agujero, mientras seguía meditando. Poco le importaba que Masacre pudiera estar pasándolo mal, o se estuviera tocando porque le excitase que una mujer le cogiera del tobillo de aquella manera. Pero no podía dejar de mirar el vórtice.

Sería la primera vez como X-Men que un vórtice no te lleve a otro lado más seguro del lugar en el que estoy ahora. ¡Abuelo! gritó a Gandalf ¡Nada hasta el agujero y deja que te trague!

Tú le dijo a su pasajero. Nos vamos a dar un baño, que algo me dice que hace un tiempo que no te lavas, cariño. Tú decides: O bien vienes conmigo o te lanzo a la isla del viejo a que le hagas compañía.

Pícara ya había tomado su decisión. Se daría una buena zambullida, esperando que sus intuiciones estuvieran en lo cierto y no se muriera por ellas

Una elección. Irse con un viejo cascarrabias o con una maciza con un traje que dejaba poco a la imaginación- _{espero que no elijas el viejo.}

-Muñeca- dijo imitando a Lobezno- La duda ofende. Que no te engañe Daredevil, el hombre sin miedo soy yo. Contigo me meteré en cualquier agujero que quieras- _{ya empezamos con las connotaciones sexuales.}

Siguió agarrado a la X-woman esperando que sus insinuaciones no le costaran una patada en sus partes y el abandono en la isla- _{¿has pensado que quizá Pícara esté equivocada y muráis los dos?}

El tiempo de aquel lugar iba de mal en peor. El anciano era muy precavido, tanto, que estaba dudando si lo que estaría provocando aquel torbellino fuese real o no. Se le pasó por la cabeza mantenerse allí, erguido, sin moverse y ver qué sucedía, pero se acordó de algo que su más sabio mentor le dijo en una ocasión, antes de volverse uno de sus peores enemigos:

Que tu miedo a fracasar no inunde de incertidumbre tu interior. A veces, la respuesta está ante nuestro ojos, sin ninguna explicación posible. Déjate aconsejar como tú aconsejas, hasta la propia naturaleza es más sabia que nosotros, Gandalf, ¿por qué crees sino que persiste el paso de los siglos?

Tenía razón, Saruman el Blanco la tenía. 

Te haré caso, viejo amigo - se dijo antes de lanzarse al torbellino.