Partida Rol por web

Verner se encamina hacia las afueras preguntando por el hospital de campaña...

Sven sigue los pasos de su compañero.

-Jefe-  comenté en bajo al sargento

-Voy a la armeria, a ver si puedo hacer algún chanchullo, para la misión y todo eso-

Le miró con la cara que tenía, de delincuente absoluto

-Seguro que no nos viene mal-

Günter cree que es un buen momento para charlar un poco e intentar hacerse con algo que pueda se de valor... empieza a pasear buscando alguna timba o partida a la que poder unirse.... en esos corros es donde normalmente se oyen los rumores y se consiguen cosas.

Si me da tiempo, intento informarme de lo que sucedió con la mujer y qué son esos "strigoi" a los que parece tener tanto miedo.

Por fin un descanso! Les iría bien para relajar tensiones después de la misión. Y Carl tenia ganas de descansar las piernas un rato. Aunque no era tan viejo como a sus soldados les gustaba llamarle, si que era mayor que la mayoría, y el tiempo no perdona.

Adelante Verner, que te miren esa herida, te lo has ganado soldado. Y le dedica una sonrisa. Por cierto doc, informeme sobre el estado de la mujer al volver. Esperaba que estuviese bien. Mientras tres de sus chicos se ponen en marcha buscando la enfermería, Rainer se le acerca, se susurran unas breves palabras y luego lo despide con la cabeza.

Cuando ve que Paul se encamina en pos de la cantina, Carl le llama. Espera Paul, voy contigo. Me ira bien reponer fuerzas. Dice mientras se enciende el cigarrillo que le han dado. Y necesito una silla donde descansar mis piernas y aprovechar...sacando el libro...para seguir leyendo a Dante y su visión del purgatorio. Dice levantando el libro.

Y se dispone a ir con él.

“Es Homero, el mayor de los poetas;

el satírico Horacio viene luego;

tercero, Ovidio; y último, Lucano”.

Una leve sonrisa florece en los labios del viejo sargento.

Seguro que algo puedes sacar que nos sirva Rainer. Dice mientras le pone una mano en el hombro.

Adelante chico.

Robar a un ejercito que los explotaba, no estaba tan mal después de todo.

El sargento me acompaña a buscar la cocina de campaña. Desea descansar el esqueleto y alimentar la sesera y las tripas al mismo tiempo. Eso es aprovechar el tiempo. – Por supuesto sargento. Vamos a por algo de comida caliente. Espero que sirvan estofado de carne o algo que no sea cascara de papas y raíces de alcachofa. – la última vez había sido caldo de gallina pero todos sabíamos que no había animales de granja en cien kilómetros a la redonda pero en cambio si abundaban las ratas. – Cuando termine esta porquería de guerra haré que le envíen una copia de un libro muy interesante y que tuve la oportunidad de leer allí en las tierras de mis parientes en el sur de América. La siguiente frase es una de mis favoritas – 

"Los hermanos sean unidos 
porque ésa es la ley primera, 
tengan unión verdadera, 
en cualquier tiempo que sea, 
porque si entre ellos pelean 
los devoran los de afuera."

Encuentras a unos tres soldados alemanes jugando a las cartas sobre la puerta de una vivienda mientras se sientan en sillas improvisadas con piedras, sus propios cascos u otras cosas. Los muchachos se muestran ilusionados ante tu ofrecimiento de jugar con ellos.

Os alejáis hasta lo que parece ser una cocina de campaña improvisada. Hay soldados recogiendo el rancho y sentándose a comer en cualquier sitio. Hacéis cola, pero va bastante rápido. Veis a muchos soldados por los alrededores, podríais hablar con cualquiera de ellos si queréis.

La armería es un puesto improvisado donde guardan no solo el armamento sino otras cosas. Hay uniformes, equipamiento, material diverso, etc... El lugar esta protegido por un par de reclutas novatos y dentro hay varios soldados que se encargan de mover las cosas de sitio. Parecen estar algo atareados aunque hay dos de ellos que están sentados en la entrada comiendo el rancho militar.

El puesto de socorro es un hospital de campaña móvil. Son varias tiendas en las que descansan los heridos, y el personal sanitario parece estar muy agotado. Hay enfermeras, camilleros, y doctores pero en la entrada del hospital podéis ver un pequeño grupo que esta comiendo el rancho militar. Están sentados en el suelo, comiendo en silencio, y por su aspecto parece que les acaban de dar un descanso.

Al preguntar por la mujer os comunican que la han traído aquí. De momento esta sentada en el suelo cubierta por una manta, por ahora no hay camas libres y las que hay son primero para los soldados. Al no haber órdenes al respecto de la mujer se limitarán a seguir atendiendo sus heridas hasta que les autoricen para liberarla.

Zsigmond se acerca al grupo de médicos y enfermeras descansando y les interroga brevemente.

Su principal interés es saber si hay alguien con algún conocimiento sobre psicología que pueda ayudarle a sacarle algo de información a la mujer. Siento que nos falta algún dato importante... En cuyo caso, le intenta persuadir para que le ayude.

Consiga la ayuda de alguien o no, se postra al lado de la mujer y de nuevo intenta, mediante sus conocimientos sobre la mente humana, extraerle algo de información de manera sutil, sin alterarla.

Rainer entró silbando y de buena cara, sabía que era mejor ir por las buenas, y cuando se ganase la confianza de los guardas, robar lo posible...si es que antes no lograba hacer cambios.

Se fue a por los dos reclutas

-Hola muchachos!, ¿como andáis?-

Sacó un cigarrillo de su paquete, y tendió la cajetilla a los chavales.

-Estas guardias son un coñazo, para todos-

Mientras se ponen a hacer cola, Carl escucha con atención a Paul hablar del libro.

Pues una frase muy bonita, Paul. Aceptare con gusto ese libro, amigo mio. Por cierto, como se llama?

Luego volvió a repetir la frase, casi para si mismo.

"Los hermanos sean unidos 
porque ésa es la ley primera, 
tengan unión verdadera, 
en cualquier tiempo que sea, 
porque si entre ellos pelean 
los devoran los de afuera."

Y eso es lo que somos esta pequeña compañía que hemos formado no? Hermanos. Tenemos que estar unidos...y eso me lleva a plantearte una cuestión, Paul. Eres uno de los soldados en los que más confío... y no se que pasara en nuestra hermandad una vez encontremos el oro. Quizá no pasa nada, pero cuando tengamos todo ese oro delante...no se. Quizá a un par de nuestros hermanos les pase alguna mala idea por la cabeza... necesito saber si me apoyaras si nuestra hermandad se rompiese... podre confiar en ti? Le dice mientras le pone una mano en el hombro y le sonríe.

Realmente no le importaba devolver el oro o quedárselo si es lo que la mayoría quería, pero quizá alguno podía volverse demasiado avaricioso...

Rio sin tapujos en la fila de la cocina de campaña junto a Carl. Mi risa es por lo que digo a continuación. - Sargento, con gusto le acercare una copia cuando la guerra haya acabado. - hago una pausa para continuar hablando casi en susurros. Lo siguiente podría considerarse traición y la gestapo tiene oídos en todas partes. - “El Martin Fierro” es una obra literaria compuesta en versos durante a fines del siglo pasado. La obra narra la vida de un Gaucho trabajador, independiente, heroico y sacrificado que la injusticia social y la política conquistadora lo vuelve un gaucho matrero (es decir fuera de la ley). La obra también trata sobre la conquista de territorios indígenas por medio de la guerra y la exclusión. - La simple idea de formar un país a costa de la muerte de los mas débiles siempre me revolvía el estomago y casualmente aquí en la tierra natal circulaban chismes sobre el destino de los Judíos. Nada bueno por cierto.

- Sobre el tema del oro creo que estamos entre la espada y la pared. Por un lado tenemos compañeros que no me inspiran confianza ya que la codicia podría jugar una mala pasada hasta terminar en un derramamiento de sangre entre camaradas. Por otro lado no me trago la propuesta del comandante. Somos un batallón de castigo, somo la ultima porquería del ejercito. ¿Por que no ofrecer semejante misión a las S S? Nada de esto esta bien. - Es por eso que el oro no me importa en lo mas minimo.