Partida Rol por web

 Lo que se encontró le heló la sangre; Malcom apuntando con una pistola a Sally. Como si Sally no significase nada para Malcom, o simplemente fuera un apéndice más del odio que le tenía a todo lo que tuviera que ver con David. Estaba desquiciado; tal vez por el libro o tal simplemente por la amistad asimétrica que tuvo durante años. Era difícil saberlo.

 Pero convencer a Malcom de que era el libro el que lo hacía actuar así podía ser el mejor camino a seguir. Tal vez se calmata. Tal vez escuchara a la razón... O tal vez no...

- ¡Wow! ¡Wow! Malcom, te has vuelto loco, amigo... ¿Pero qué estás diciendo? ¿No ves que es el libro el que está hablando y no tú? ¡Te estás dejando llevar por la psicopatía que produce el libro! Deja ir a Sally, y nosotros dos podemos hablar... tranquilos...

Malcom rió. - No David, esto viene de hace muchos años. Estoy harto de ser la última mierda, de ver como todos tenéis problemas súper tontos y lloráis como si fuera el fin del mundo y que todos vengáis a mi, que soy el que peor está, para que os haga de apoyo, para consolaros. - apretó un poco el cañón contra la cabeza de Sally. - ¿¡Pero quién me apoya a mí!? ¡Nadie! Y es hora de darle la vuelta a la pirámide, de dejar de estar abajo para ser el único arriba. Por eso necesito el libro David, para que de una buena vez, tenga lo que me merezco, para poneros en vuestros sitios.

Suspiró. - Y a pesar de que a Sally nunca le he importado una mierda, al menos ha hecho como los demás, usarme y punto. - le dio una patada a las piernas e hizo que cayera al suelo, de donde no se podría levantar. Ahora dirigió la pistola hacia David. - Pero tú. Tú eres el peor, siempre aprovechándote de mi, siempre llamándome para todas las tonterías del mundo, siempre quejándote de cualquier nimiedad. Nunca me sentí tu amigo, David, porque eres una persona demasiado egoísta. - David recordaba entonces como Malcom siempre ha sido una persona risueña, siempre a su lado, siempre apoyando... Pero nunca Malcom le contó nada de lo que estaba pasando, David pensaba simplemente que él era una persona feliz... Pero no, debajo de esa sonrisa se ocultaba un dolor extremo, oculto para todo el mundo, un dolor que hizo que su estado mental decayera hasta el punto en le que está ahora. ¿Realmente fue una buena persona o simplemente es alguien ambicioso que solo buscaba tener más y más hasta que se hartó de ver como todo el mundo tenía más que él?

 Ver como Malcom pateaba a Sally era horrible. Aquel hombre al que hace horas consideraba su mejor amigo se había convertido en el antagonista del día. David no sabía como podrían arreglar esa situación. Quería conseguir el libro y salvar a Sally. Y de ser posible, que no le dispararan en el proceso.

- Mierda...

 David se decidió por disculparse. Aquel hombre no aceptaría disculpas, pero tenía que escucharlas. Tenía que saber que todo lo que había pasado (o mejor dicho, lo que no había hecho David por la amistad) no fue intencional. Que él simplemente... no se percató de la situación de Malcom. Que fue ciego ante los problemas de su amigo. Intentar ser lo más sincero posible, aunque sus palabras no fueran a ser apreciadas por aquel hombre que buscaba controlar todo a través del libro.

- Lo... lo siento, Malcom. Yo no sabía que te sentías así... a veces uno siente que es la única persona con problemas, y eso evita que pueda ver los de los demás. Jamás me paré en pensar que estabas sufriendo... tu siempre has sido una persona que parecía estar tan bien. Tan estable, tan alegre... me entristece enterarme que era todo una mentira. Y lamento no haber podido ser una persona en la cual pudieras confiar tus problemas.

 En el medio de aquella disculpa, David empezó a comprender la situación desde la que se paraba Malcom. Él estaba herido, se sentía roto por dentro por no poder tener alguien de confianza. Como si fuese un recipiente en el que los demás ponían sus tristezas y pesares, pero el cual nunca podía desahogarse de los suyos. Una persona con relaciones fallidas... ¿qué podía pedirle a un hombre así? ¿Que podía exigirle?

- Pero lo que quieres ahora no son mis disculpas, ¿verdad? Tu quieres el libro... por eso lo robaste. Porque no quieres reparar las cosas. Solo quieres empezar de nuevo. Teniendo el control. Sin sufrimiento. Supongo que... te entiendo...

 Los ojos de David se empezaron a aguar. Y luego brotaron algunas lágrimas pesadas. Era la primera vez que honestamente simpatizaba con el pesar de Malcom. Comprendía porque todo ello era tan importante para él. Empezaba a entender lo que era... ser el amigo de alguien, pero no tener un amigo. Y lo horroroso que era eso.

- Quieres que sea tu turno... de ser el egoísta...

Malcom bajó el cañón. - ¿De verdad estás siendo sincero David? Puede... Que lo haya llevado todo al límite, quizá debería haber dicho como me sentía... - suspiró y se acercó lentamente a David. - ¿De verdad te importo? ¿De verdad siempre te he importado? ¿Me considerabas tu amigo de verdad? Si me respondes que sí... Te llevaré junto al libro. - el cañón de la pistola seguía bajado, pero algo llamó la atención de David, su móvil empezó a vibrar. Solo David se dio cuenta de esto.

 Por el momento David ignoró su teléfono vibrando, viendo que era el único que se había percatado de ello. No era el momento para atender llamadas; eso podía alterar a Malcom. Era increíble que pudiese llegar al lado bueno de su amigo,luego de pensar que lo había perdido en el sendero de la corrupción del libro.

- Sí Malcom... quiero creer que podemos enmendar nuestra amistad. Yo te considero un amigo. Siempre lo he hecho... de hecho, no tengo muchos más amigos que tú. Amigos verdaderos en los que pueda confiar. Y yo quiero empezar a ser un amigo en el puedas confiar, Mal...

 Malcom accedía a ceder el libro, pero por el momento David quería sacar de peligro a Sally. La pobre chica fue con las mejores intenciones a saludar a David por su entrevista y terminó en el medio de una discusión entre amigos que necesitan terapia de pareja.

- Ya veremos el tema del libro. Pero... deja ir a Sally. Ella no necesita estar aquí...

Sally se quedará aquí de momento, no quiero que vaya corriendo a avisar a la policía antes de que podamos llegar hasta el libro. - comentaba Malcom, enfundando la pistola. - Luego llamaré para que vengan a por ella, no te preocupes, David. - le puso una mano en el hombro. - Sígueme compañero. - con esas simples palabras, se metió en el ascensor, esperando por David.

 David suspiró aliviado. Por lo menos había podido sacar a Sally del medio de la disputa; aunque se tendría que quedar disfrutando de la vista en la azotea hasta que Malcom lo viera conveniente. Mientras tanto, él se iba a ir con el hombre que le había apuntado con un arma con la esperanza de encontrar un libro y recuperar una amistad.

- Está bien. Te sigo...

 Sin decir más, David se posiciona dentro del ascensor y espera a que Malcom dirija el camino hacia el libro. Quería revisar el celular para ver de quién era la llamada perdida, pero no quería llamar la atención de su compañero.

Finalmente el ascensor se paró en la planta número seis. Malcom empezó a caminar hacia donde debería estar el libro y entonces David...

 David siguió a Malcom hasta el lugar en el que se encontraba el libro. Manteniéndose a un costado de su compañero; mirándolo  de costado de vez en cuando. Quería revisar la llamada, pero no había oportunidades abiertas en aquel momento. Todo sería demasiado sospechoso para Malcom, que hasta hace unos momentos le amenazaba con una pistola. Además, si era Vincent el que había hecho las llamadas, aquel traductor no se daría por vencido tal fácil si el libro era tan importante para él.

David caminó a través de aquél piso. La gente estaba por los pasillos, como increíblemente decaída, sin embargo Malcom y David no parecían estar mal en lo absoluto. Mirando a un lado y a otro, el piso seis era un lugar extraño, bastante abierto, con canastas de baloncesto por sitios aleatorios, puffs y demás virguerías para relajarse del duro trabajo.

Caminaron hasta llegar a un jardín interior con una fuente en medio de este, la gente al rededor parecía estar increíblemente drenada de energías, excepto una mujer rubia que se encontraba justo delante de la fuente. Tenía un libro entre las manos, libro que David no tardó en reconocer, pues aunque en esta vida no lo había visto, recordaba que ESE era el libro que buscaba.

Así que... ¿De verdad eres amigo de Malcom? ¿De verdad te importa lo suficiente? - comentaba la chica en un tono bastante cansado.

 El ambiente era extraño. Aquel libro debía estar afectando a la gente de aquel piso; de lo contrario no se explicaría el cansancio que aquejaba a todo el mundo allí. Al llegar al jardín interior, David pudo divisar el libro. Había llegado hasta él, siendo este libro sostenido por una muchacha que parecía ser aliada de Malcom. Estar en presencia de aquel libro era suficiente para saber que era el que buscaba; esto solo confirmaba que todo lo que estaba pasando rozaba lo sobrenatural.

 Nuevamente se ponía en duda la amistad entre aquellos dos hombres. David, mirando a Malcom, respondió la pregunta.

- Yo lo considero un amigo... pero es mi turno de ser un amigo para él. Quiero que las cosas cambien para mejor...

Está bien, supongo que valdrá. - aquella mujer sacó una daga bastante extravagante y sin darle tiempo a reaccionar a David, se la clavó en el estómago, abriéndolo en canal. Lamió la sangre de aquella daga y con un beso, se la pasó a Malcom a la boca, después ella escupió con bastante desagrado. - Ya he cumplido con mi parte, he sacrificado a alguien a quien le importabas y serás capaz de traducir el libro. Ahora devuélveme lo que me arrebataste.

Malcom reía como un poseso y pateó la cabeza del casi muerto David. - ¡Por fin me sirves de algo, niño mimado! - Malcom le quitó el libro de las manos a la rubia. - ¿De verdad pensabas que iba a devolvértelo, bruja? ¡Ahora trabajarás para mi! ¡Y todo el mundo lo hará!

Malcom por razones que nadie conoció y a nadie pareció importar, acabo siendo el dueño de la empresa y eventualmente, de toda la ciudad. La muerte de David, poco importo, pues con dinero se puede ocultar la muerte de cualquiera... La ciudad pronto se sumió en una época oscura en la que Malcom gobernaba con mano de hierro, acostándose con las mujeres más guapas del lugar y dando salarios muy por debajo del mínimo.