Ruido, fango, lluvia, sangre, cadáveres. Un laberinto de cables. Docenas de máquinas. Esto es el caos. Esto es una aterradora factoría - la Factoría Frankenstein.
¿Puede la persecución de sueños imposibles imponerse sobre la vida sin esperar que ésta se rebele violentamente en un estallido de venganza y odio homicida?.
Partida secreta con intención de ser masiva y de corta duración a la vez (¿no te lo crees, escoria? pues pruébalo).
Ritmo alto: un mensaje diario excepto fines de semana que se permitirá un mensaje entre viernes, sábado y domingo. Posible pausa durante el periodo navideño, pero después vuelta a la carga.
Personajes pregenerados que se asignarán aleatoriamente.
Se espera que los jugadores profundicen en sus personajes narrando sus sentimientos y las sensaciones que experimentan a medida que avanza la trama.
Se reserva el derecho de admisión.
Partida para mayores de 18 años, contiene grandes dósis de violencia.
Mensajes escuetos y poco elaborados ¡NO, GRACIAS!.
Reglas de Creación de personajes y Sistema de juego.
El primer nivel, lugar de trabajo de los más débiles o afortunados. Manipular miembros amputados y sanguinolentos en la cinta transportadora o recoger fango y pus son sólo algunos de los lujos de los que disfrutan los trabajadores de este nivel.
El segundo nivel, un laberito de escaleras, pasillos, y pasarelas colgantes bajo los cuales puede encontrarse la muerte con un simple descuido.
El tercer nivel, sólo los más rudos y fuertes son enviados a trabajar allí, y entre las forjas y el vapor hirviente se agrupan los sujetos llenos de implantes de metal, para distinguirse de los de los niveles superiores.
Sólo hay un camino, y tú lo conoces... ignorarlo sería condenarte a una vida que nunca fué vida.
Ocultas en lo más profundo de la Factoría, tapiadas por muros de ladrillos y cerradas con mil candados se encuentran las mazmorras, lugar en el que se encierra a un ser para olvidarlo por la eternidad.
La red de alcantarillado que recorre los subterráneos de la Factoría es sin duda un lugar siniestro, nauseabundo y agobiante, donde la sensación de insignificancia se hace más patente si cabe.
Las estructuras de hierro se funden con el torreón y todos sus edificios, al igual que las enredaderas cubren una vieja casa abandonada. Una maquinaria de hierro monstruosamente enorme surge del tejado de la más alta de las torres, atrayendo los rayos hasta las inmediaciones de la Factoría casi cada noche.
Allí donde van a parar los restos orgánicos inservibles y la putrefacción campa a sus anchas.
Oscura y fría sala repleta de siniestras máquinas e instrumental destinado al cosido de cuerpos muertos.