Partida Rol por web

-El vuestro es, pues, un linaje de luchadores, de hombres arriesgados y valientes que consiguen triunfar en el mundo. Si me lo permitís, eso le da a nuestro pequeño espectáculo una dimensión mucho más interesante... -sonrie abiertamente-. Pero, por otro lado, hay una cosa que me preocupa y no puedo dejar de corresponder a vuestra honestidad contándoosla: es probable que nuestro espectáculo, tal y como lo estamos diseñando, sea entendido por algunos como un empujón definitivo a vuestra candidatura para quinto conseller de la ciudad... no me avergüenza decir que creo que convencerá a muchos de los indecisos de vuestra indudable aptitud para el puesto... pero, sin embargo, creo haber oído que el puesto está vacante porque el anterior conseller murió, y no quisiera que nuestra obra pareciera irrespetuosa con el difunto, ni que quebrantara las leyes del luto... Decidme, mi señor, ¿creéis que debemos comenzar con un recuerdo al fallecido? ¿era querido en la ciudad? ¿vos lo conocíais?

La regordeta cara del burgués cambia, se había llenado de ilusión mientras narraba las hazañas de sus antepasados, pero la mención del chico le obliga a adoptar una cara de circunspección y de mesura.

-Bueno.. era un buen chico. Algo joven para su puesto, pero cumplió con él admirablemente he de admitir. Una pena. En todo caso yo no lo conocía personalmente, tendríais que hablar con su viuda.-

Aunque me he mantenido al margen durante la conversación entre Occand y Osorio, la sensación sobrenatural que tengo sobre él y la forma en la que ha cambiado drásticamente su expresión me alarman. Pienso en aprovechar mis artes para discernir entre la verdad y la mentira, pero temo que eso alerte al hombre si verdaderamente es un Iluminado.

—Siendo así, seguramente no esté de mas recordar al difunto.

Miro a Osorio, casi pidiéndole permiso para interrumpirle a pesar de haberlo hecho ya. Continúo, escogiendo las palabras con tal de que Osorio entienda el mensaje oculto que le envío sobre mi certeza acerca de la culpabilidad de Occand.

—Creo que es bastante respetuoso... y... no hará sino ayudar a la impresión que nuestro anfitrión —en señal de respeto, miro a éste e inclino la cabeza— causará en sus ilustres invitados, y nuestro espectáculo los maravillará incluso más.

-Si, eso es lo justo. En todo caso tengo cosas que hacer, mi buen Dario os acompañará a la puerta. - Da la mano cada uno con rapidez.- Que tengan buen día y que las musas estén de su parte. Vayan con Dios.-

-Así también su señoría. Quede con Dios. -Dice Luis, mientras mira significativamente a Khamal, como esperando una explicación por algo que él ha averiguado durante la entrevista.

Un austero movimiento de cabeza me sirve para despedirme educadamente de Occand y salgo de la habitación. Miro alrededor, esperando ver si no hay nadie.

Dario baja la cabeza ante la salida de su señor. Y luego se gira ante los personajes.

-Señores, creo que tienen mucho por preparar y mucho trabajo por delante. Mi señor os adelanta 50 piezas de plata para vuestros preparativos. Solo queda un día y creo que os estamos haciendo perder tiempo. Os acompañaré a la puerta.-

Luis espera hasta que Darío les conduce a la puerta, y después comienza a caminar calle abajo con paso tranquilo, acompañando a sus compañeros. En un momento determinado, se gira y le ruega a Caesario que se adelante para tomar mesa en una taberna. Cuando se queda a solas con Kamal, dice, completamente serio:

-Bien, que me aspen si he sacado algo en claro del tal Occand. No he notado nada raro en él, ni una sóla extravagancia propia de un hombre de nuestra clase: más bien me parece un gordo comerciante únicamente preocupado por acrecentar su fortuna... pero vos, que sois más sagaz que este pobre judío, vos habéis visto algo... ¿no es así?

Lo miro con gravedad, mirando aún alrededor por si acaso haya alguien.

—La verdad es que no tengo una certeza total, pero sí noté algo extraño en él. No fue algo muy fuerte, ni llamativo, pero sé que algo extraño tiene, algo que noté también cuando anduve buscando algun indicio de... cambios extraños en su casa. No encontré nada concreto, pero sé que hay algo, y que él también tiene algo raro.

Miro hacia la fachada con los ojos entornados.

—Y si os fijásteis en cómo cambió su semblante al hablar del muerto, yo me temo que nuestras suposiciones no se equivoquen demasiado.

-Je, al menos tenemos ahora algo de dinero y comida.- Dice Caesario con amplia sonrisa y sacando otro de los bollos prestados.

El anochecer se acerca y descubrís con horror que entre el tiempo que habéis pasado en casa de Occand y el tiempo que habéis empleado en la Taberna para remojar el gaznate y llenaros un poco el buche ha pasado casi todo el día.

Es posible que el día siguiente sea empleado solamente en buscar materiales para las actuaciones: como trajes decentes, mascaras y demás parafernalia de la que si está bien surtida una compañía teatral al uso. No es tanto lo que coste sino el hecho de tener que encontrar los lugares en una ciudad extraña lo que os preocupa.

El día siguiente se queda corto, Barcelona tiene muchos mercados, pero tambien muchos usureros y timadores que buscarían timar al trío que está formado por extranjeros en el lugar. Sin embargo Luis conoce el precio aproximado de cada cosa que buscan y eso permite hacer una estimación de cuando es un precio razonable y cuando es directamente una estafa.

Entre el día 11 y la mañana del 12 conseguis un buen repertorio de tramoya. Tres mascaras de madera barnizadas, sendos trajes noble con joyas falsas que imitan a las verdaderas, un cetro hecho de madera bañado en un metal dorado que a buen seguro no es oro, diversas plumas de aves, perfumes para estar al nivel de la concurrencia (de olor se entiende) y algunos metros de tela de vivos colores.

Luis demás encuentra un seguido de pergaminos a precio de ganga, que a buen seguro podrá llenar de líneas de la obra para poder ensayarla en grupo.