Puedo asegurarle que casi todas las unidades del 17º escintilano se han retirado de las zonas objetivo y que estaremos preparados para comenzar en breve los ataques orbitales sobre la vanguardia orka. También me doy cuenta de que elementos significativos del 233º de Catachán no han llegado a la zona de seguridad. Esto fue siempre un riesgo anticipado y creo que hablo por muchos de los presentes cuando digo: ¿quién les va a echar de menos realmente?
-Comandante- General Pailus, 4º grupo de ejército escintilano
En menos de once horas, el Imperio comenzará su bombardeo orbital de un mundo letal infestado por Orkos. Desafortunadamente para ti y para los otros miembros del 233º de Catachan, puede que no haya tiempo suficiente para alcanzar la seguridad de una base. ¿Podréis atravesar kilómetros de jungla densa y repleta de xenos a tiempo para escapar? Y cuanto os enfrentéis con las cuestiones del deber, el honor y la compasión que consumen vuestro tiempo, ¿permaneceréis fieles a vuestros principios, o los abandonaréis en un momento de egoísta desesperación?
Aventura de introducción a Only War y presumiblemente corta. Supongo que letal.
Dientes del Emperador, dame orkos cualquier día en lugar de estos cobardes de la Armada y sus bombardeos orbitales...Puedo combatir orkos.
-Capitán Vanus, 14ª compañía de reconocimiento de Catachán.
Los humis no zaben nada sobre el agua zucia, chapoteando como grox atrapadoz cuando pienzan que todo eztá tranquilo, cuando les eztamos observando, ezperando para hundirlez el cuchillo y derribarlez con la bota.
-Nezgit Slymoon, komando orko
Hay pocas cosas como la furia de un ataque orbital, y ninguna tan aterradora de contemplar desde la superficie de un planeta. Es como si el mismísimo Dios-Emperador destruyera a Sus enemigos en una tormenta de luz, fuego y destrucción. Convierte el mundo en una ruina...y nosotros estamos en él.
He visto algunas bolas miserables de suciedad en mi tiempo, pero este lugar es realmente un forúnculo en el culo del universo del Emperador maldito. Quiero decir, un día de once horas y una noche de tres horas: prácticamente nada de tiempo para poder hacer algo.
–Sargento Dryak, 14ª compañía de reconocimiento.