Ya no puedo más; la pena me alcanza;
me come los costados y la boca,
me rompe el pensar, me duele, me toca:
es mi hijo muerto y quieto como lanza.
Don Gonzalo Martínez de Aguilar.
Conde y señor de Zuheros.
...El padre se acerca al establo y te avisa de que su mujer pronto servirá la comida. Entras en la humilde casita hecha de adobe, que solamente cuenta con una habitación. En un rincón hay un gran jergón de paja donde presumiblemente duerme toda la familia, y apoyada en la pared hay una plancha de madera, la cual, llegado el momento, es transportada por la mujer y dispuesta sobre unos caballetes, haciendo las veces de mesa. Es entonces cuando notas en sus rostros una sombra de miedo y de preocupación...
• Las reglas serán las de la 3ª edición.
• Tener ganas de jugar.
• Mantener el ritmo de juego.
• Partida para novatos.
Zuheros - MCDXLI Anno Domini.
Donde se bajará a las humildes cabañas, a grandes palacios se subirá, se visitarán grandes iglesias y humildes monasterios, y en todos lugares conoceremos gentes de distinto vivir.
Donde se describe con meticulosa luminosidad los medios equitativos e justos para engendrar y concebir todos aquellos intérpretes que necesitaremos en aqueste juego de roles que ahora comienza.
Donde se hablará de la visión justa et equitativa de aqueste nuestro verdadero mundo al tiempo que se comenta su distorsión en el espejo de lo ilógico y la superstición.
Donde se describirán con todo el detalle que se merecen las muchas y provechosas formas del ars bellica, oficio del caballero y defensa del villano, con sus muchos pertrechos y sus pocas esperanzas.
Donde se enumeran, con numerosos exemplos, las normas y reglas más importantes que rigen aqueste juego, además de las muy profundas exposiciones de las útiles Competencias, de la magna Fortuna y de la sabia Experiencia.
Donde se darán profundos y sesudos consejos para todo aquél que quiera malgastar su tiempo resolviendo complejas tramas en aqueste juego de roles.
Miré los muros de la patria mía, si un tiempo fuertes, ya desmoronados, de la carrera de la edad cansados, por quien caduca ya su valentía.
Donde se fabla del devenir de los grandes et los pequenyos reinos de la vieja Iberia, de sus fastuosas cortes, sus doctos reyes y sus constantes y viejas rencillas.