Partida Rol por web

 UN pedazo de orco bastante corpulento , con cara de pocos amigos os mira de arriba a abajo

Sin casco se ve que es calvo, pero yo no me reiria de el por ello, el pelo que le falta en la cabeza le sobra de .....la barba , de la que sobresalen 2 colmillos . Es de de clase barbaro, pues los musculos se le ven tensados aunque no lleve armadura

Soy el sargento Max Fury. Asi que por pasar la prueba de caballeria os creis ya señoritas? jajaja Para servir en la guardia de la ciudad se necesita mucho mas que eso y os tratare como a escoria hasta que lo consigais , espiritu firme, mano fuerte, y determinacion, es lo que os enseñare en el entrenamiento.

De momento os nombro vigilantes de barrio, no tiene la potestad judicial , ni pueden aplicar las leyes como los guardias, pero sirve de para llegar alli donde la guardia no puede llegar tan bien, asi que hareis practicas , para ver quien tiene derecho a llevar la estrella de sheriff

El semigigante, aún más corpulento -y masivo- que el orco, se acerca a él.
Cierto es que sólo ha superado pruebas y juevos. Cierto es que, salvo entretener a la plebe, no ha hecho nada por ciudad nexo. Pero él siente que sólo necesita una oportunidad para hacerlo.

[color=#CF3994]"Como usted diga. Sargento Fury"[/color] le dice mirando los rasgos de su uniforme, y tratando de reconocer su rango. Si es un sargento veterano, si es un noven que ha ascendido por muchos méritos, o si es un chusquero que lo han hecho sargento por no tener a un viejo entre los reclutas.

Al-Harén se viste con el tabardo de la academia MataDragones, y se reune con el resto: Kami y Zaorla son ese tipo de personalidades que le caen bien desde el primer momento, y el guerrero les apoyará en lo que sea. Ishram es un tanto más estirado, tan unido a las normas sin cuestionar su origen. Le recuerda a su cruel pasado en aquel tiranico reino.

Pero la presencia de Frida... ¿Una nigromante? ¿Y la permiten en la ciudad?
Eso le da escalofrios.

En fin...

[color=#CF3994]"¿Y que debemos de hacer, señor? ¿Patrullar las calles buscando criminales?"[/color]

Observó al sargento orco, un gigantón veterano que ladraba órdenes con desprecio hacia los nuevos reclutas. Aquello le pareció algo más normal. Ishram había servido desde sus inicios en diversas poblaciones. Pagado como mercenario, su principal función había sido tratar de poner orden donde el resto era incapaz de hacerlo, corriendo riesgos que el resto no quería correr. Por una suma justa, claro. Pero el luchador, al menos, elegía sus contratos y por algún motivo le llamaba el hecho de perseguir el orden en contra de la anarquía. No importaba demasiado el tipo de orden, mientras fuera recto y proporcionara estabilidad y convivencia. A pesar de que no fuera deseado. El desorden y la barbarie tumbaban todos los pilares de una civilización. El hecho de buscar leyes más justas no era posible hasta que los pilares de una sociedad ya estuvieran bien arraigados y preparados para una nueva estructura y techumbre.

Libertia parecía una sociedad ya desarrollada y ordenada. El hecho de trabajar en ella para conservar dicho orden sería algo agradable, aparte de remunerado. El único miedo del mercenario se basaba en que, tal vez, la sociedad de Libertia se articulara mediante circos, espectáculos y payasadas, que era lo que mayormente había visto. Pensó que, tal vez, la sociedad necesitaba tener momentos de recreación y ocio ante una vida dura.

Pan y circo, claro. Eso significa que se necesita al populacho contento ante seguras adversidades futuras y cercanas. Pero al menos el Archiduque podría contratar payasos profesionales y no avergonzar a los reclutas que pretende, formen sus tropas contra esos inminentes peligros. Parece que el dinero le sobra, dedujo con total lógica. Y hablando de payasos...

Su mirada se dirigió hacia la mole llamada Al-harén, un mediogigante con poderes y físico impresionantes que había empleado de manera magistral, junto a su voz de tenor, para consagrarse como uno de los principales bufones de las fiestas, para regocijo de la gente.

Espero que patrullando nos devuelvan parte del orgullo robado, pensó tras mirar al resto de reclutas presentes y torciendo el gesto mientras asentía con la cabeza al sargento, dando a entender que entendía y acataba sus ordenes.

Tras las pruebas realizadas, al parecer ya era hora de empezar el verdadero entrenamiento. Todos los allí presentes iban a ser sus compañeros. El grandullón también estaba repasando las caras de los allí reunidos. Sus ojos se cruzaron en el examen de los reclutas y Kami inclinó la cabeza en señal de respeto y compañerismo. Poco a poco se irían conociendo todos, pero la nigromante le daba escalofríos. No le gustaba prejuzgar a la gente, pero ella era extraña y dudaba que tuviese buenas intenciones. De todas formas, el tiempo diría y Pelor estaría presente para juzgar a los impuros de corazón. 

Apareció un orco calvo y con una barba frondosa dando gritos y berridos. Kami desconocía si era una característica de la raza o tan solo por ser parte de la guardia de la ciudad e instructor de los nuevos reclutas. La cuestión es que no debía esperar respeto y educación de los instructores, ya que no les pagaban para eso. 

Les dieron indicaciones de su rango y las prácticas que debían hacer. 

- Al final quizás logre ser como el caballero de la historia que me dio un objetivo y una meta en mi vida - 

Os falta mucho entrenamiento, y crecer grandes y fuertes como yo jejeje En señal de autosuficiencia , pero habeis demostrado algunas aptitudes y aunque seais un proyecto de guardia , teneis algunas de sus ventajas, para empezar lucireis un distintivo de la escuela . Una espada negra que segun las estrellas indican graduacion, esto es un honor pues incluso los "Caballeros negros" guardia personal de el Archiduque lo llevan

Os da potestad para intervenir y retener a los malhechores y llevarlos a un superior , podeis entregarlo a un guardia o mejor aun traermelo al castillo , para hacer meritos conmigo jajaja Os repartire en grupos para patrullar las calles , os asignare zonas a cada uno y tendreis que volver he informar

Ishram había trabajado como guardia de caravanas, guardaespaldas, mercenario al servicio de nobles y como ayudante de alguacil en una pequeña aldea, en una crisis con unos bandidos merodeadores. En este último caso, como en los anteriores, tampoco es que le dieran una enseña identificativa como autoridad. Sencillamente en el pueblo eran pocos y sabían cual era la función del mercenario.

Por ello, el recibir un distintivo que lo acreditaba ante todos como una pequeña parte de la autoridad de la ciudad, sintió cierto agrado. Era algo que lo acreditaba y lo reconocía como algo más que un eventual viajero errante para resolver problemas o conflictos esporádicos. Le daba una sensación de pertenencia, algo nuevo para él, y le abría puertas al concepto de permanencia y estabilidad.

Tomó la insignia negra en forma de espada y se la colocó cerca del broche de su capa, para que fuera perfectamente visible. Tras ello esperó instrucciones precisas del sargento orco.

Cuando el semiorco habla, Al-Harén debe contener una risa leve

"¿Crecer grandes, como él?" le susurra al mercenario Ishram "Como crezca más, voy a necesitar una posada entera para mi sólo"

Pero tras que hablase, la cosa es algo más complicada.

Entre los reclutas, Al-Harén está un tanto extrañado. Lo está mirando la insignia de la espada negra. Y lo está con este trabajo. Lo cierto es que su vida ha sido una linea recta. Incluso su rebelión fue un giro de 180 grados.

"Esto... ¿Y que debemos de hacer? ¿Dar vueltas por la ciudad, buscando criminales? Creo que no hay ningún paladín entre nosotros, capaz de detectar el mal con la mirada"

Al escuchar las palabras del sargento, una sonrisa aparece en mi rostro, existen muchas clases de fuerza y la mia no radicaba exactamente en mis músculos, sino en mi mente.

Alguna vez, en un pasado distante fui un oficial muy respetado, pero ahora era un recluta más, si no hubiera caído por ese maldito portal, aún estaría cazando a los seguidores de Lolth en la infraoscuridad. Al menos tenía la suerte de haber logrado cerrar ese portal desde este lado evitando el paso de las huestes de Ched-Nasad hacia este plano.

Cuandoe el sargento reparo en mi, adopte mi mejor pose de cadete. 

Estamos listos para entrar en servicio activo señor, puede confiar plenamente en nosotros?

Por que siempre tiene que mandar el ser más grande y feo en la redonda? Lo tipos rudos que no saben apreciar las sutilizas de mi arte, pero en el fondo me viene bien para pasar desapercibido y sorprender a los demás cuando es necesario.

- Claro señor, no se preocupe, seguro que dentro de nada estamos llenando esto de criminales... - dice Lionel con desgana, pero al menos ya formaban parte del cuerpo de vigilancia de la ciudad y eso les daba cierta autoridad, que podría aprovechar cuando fuera necesario.

Recordar que por las insignias que os acabais de ganar, pasais a ser guardias de la ciudad de grado 5 , es decir ni muy alto ni muy bajo por lo que tendreis comida y alojamiento pagado en el castillo de grado medio , asi como una paga mensual que equivaldria a un funcionario de grado E . Asi como incentivos por superar las subpruebas de evaluacion *1,

Si quereis algo mas lujosos podeis preguntar por el precio alquiler de una casa fuera del castillo si sois de gustos mas refinados , pero tendreis que pagarla de vuestro bolsillo Asi como cualquier otro derecho de un guardia de una ciudad podeis actuar en defensa propia y ajena por el bien de la ciudadania o para evitar un mal mayor que viene en el reglamento*2

Por ser el segundo grupo que llega hasta aqui os dare el segundo a elegir entre dos localizaciones para patrullar, ya que el grupo 1 a elegido el barrio del mercado ; en caso de cualquier altercado o incidencia con la ciudadania debeis actuar en consecuencia. Buena suerte*3

Inicié mi ronda por la fuente, atento a cualquier cosa sospechosa con la que pudiera toparme.

La mañana transcurría tranquila y sin novedad, un típico día de guardia, personas paseando, niños jugando, nada fuera de lo común.

Luego de otear rápidamente la zona, dejé escapar un gran suspiro, mientras recordaba glorias pasadas, los recuerdos llegaban a mi con la misma velocidad que el agua se precipita sobre una cascada.

RECUERDO

- Valinor confío en tí, debes tomar la posición elevada lo más pronto posible, los seguidores de Zhay nos superan en número y si la batalla se prolonga en exceso, nos masacrarán. - dijo la capitana Roberts, una de las mujeres más respetadas del cuerpo de magos de guerra y mi querida maestra.

Ella me enseñó lo básico del arte y los rigores de la vida militar y fue ella una de las pocas personas que apoyo mi decisión de ampliar mis horizontes de estudio.

Aquella fue mi primera misión como teniente, debía conducir a un pequeño grupo a la parte alta del risco rojo y desde allí lanzar un bombardeo masivo de conjuros sobre las líneas enemigas.

Junto a mi iban Bradoc y Emet, dos brillantes magos de guerra curtidos en más de cien batallas, tres jóvenes reclutas y cinco dragones púrpuras, quienes debían cuidar nuestras espaldas.

El ascenso fue difícil, pues no podíamos arriesgarnos a ser vistos. Una vez en la cima nos preparamos para iniciar el ataque, mientras las fuerzas de tierra hacían lo que podían para repeler a los magos rojos y sus seguidores y esclavos.

Todo iba según lo planeado, al menos hasta que llegamos a la parte alta, una vez allí encontramos un pequeño grupo de magos rojos bien protegidos.

Tuvimos que luchar con uñas y dientes para derrotarlos, y lo peor era que el tiempo nos jugaba en contra, no había tiempo para estrategias elaboradas o elegantes, debíamos empezar con los pergaminos de inmediato o Wintershiven estaria condenado, así que nuestra lucha fue encarnizada y brutal.

Las bolas de fuego, relámpagos y rayos congelantes surcaban el cielo de un lado a otro, el primero en caer fue Bradoc, quien intento abrir una brecha en las defensas de los magos rojos, al tiempo que los dragones púrpuras eran orillados al barranco por los guardias de Zhay. 

Afortunadamente, Emet logro derribar a dos guardias rojos, inclinando la balanza a favor de nuestros guerreros que recuperaron el terreno rápidamente. Yo por mi parte abatí al capitan a cargo del puesto con un rayo abrasador, el cual le perforó el pecho.

Uno de los cadetes tuvo un tremendo golpe de suerte al hacer perder el pie a otro mago rojo que cayó al barranco, gracias a Mystra nadie abajo lo vio desplomarse o todo se hubiera ido al diablo.

Con la muerte del tercer mago rojo a manos de Emet, la batalla se selló a nuestro favor y aunque dos de nuestros guardianes estaban heridos de consideración, pese a todo, lograron abatir a los protectores de los magos rojos, al tiempo que nosotros terminabamos con sus pérfidos amos.

Emet y yo terminamos bastante heridos y casi exhaustos, sin embargo eso no nos detuvo y antes de lo que se puede contar hasta 10 iniciamos el ataque sorpresa, creando caos y confusión entre las líneas de los magos rojos, rompiendo así con su cadena de mando, lo que le permitió a la capitana Roberts ganar la batalla.

El tiempo es inclemente con la guardia. El frio muerde especialmente al metal de nuestras armaduras en invierno, y los golpes de calor se redoblan bajo las placas de nuestras armaduras en verano.

Pero debemos de resistir, pues este es en verdad el menor de nuestros problemas. Es con esto que un semigigante de aspecto afable se acerca a Valinor el Mago de la Espada.

Al-Harén, que es el semigigante, va montado... pero no en un caballo, o ninguna clase de jamelgo: El necesita nada menos que un rinoceronte como montura, pues cualquier otra sería aplastada bajo su peso

"Salve, compañero" le dice con una estridente voz aguda, que es la última que esperarías en un ser de tal tamaño. "He oido de un veterano de las guerras contra Zhay que se ha unido a la academia ¿Puede ser vuecencia tal guerrero, por un casual? Mi nombre es Al-Harén, refugiado desde la decadente Khador, y que busca detener las malvadas ansias expansionistas de sus reyes"

Al ver la peculiar montura del semigigante, me resulta complicado centrar mi atención en el jinete, al menos hasta que menciona a los magos rojos.

Salve compañero, en verdad me gustaría conocerlo, después de todo, qué tan seguido tienes la opción de conocer a un viajero interdimensional.

"Vaya, parece que me habré equivocado, y no es este el elfo de cabello blanco y mirada feroz del que habia oido hablar, el que se opuso a toda una cábala milenaria" piensa.

"En tal caso, supongo que alguien así hará una aparición tarde o temprano. Supongo que la vuesa merced debe de haber llegado recientemente." dice ahora, bajandose del rinoceronte, y acariciandole el rostro como se haría con un fiel caballo con el que has crecido.

Lo cierto es que las manos del semigigante parecen cuarteadas, como si hubiera tenido que afrontar el fuego miles de veces. Parecen tan ásperas y cubierta de cicatrices como el rostro de la singular montura. Quizá por eso lo trata de una forma que otros no harían.

"Ya dije que mi nombre es Al-Harén. Mentalista Guerrero ¿Y vos?"

Valinor Silar, arcanista y soldado. Un placer señor Al-harén. Por ahora todo marcha sin novedad en el sector, un típico día de guardia, al menos hasta el momento no hay nada que reportar.

¿Qué tal su ronda maese Al-harén? - pregunto mientras reparo en el misterioso personaje que tenía frentw a mi.

Decía ser un mentalista, quizá hubiera visto mi recuerdo, ecos de un tiempo pasado. - Será mejor tener un poco más de cuidado de ahora en adelante. No más soñar despierto. - pienso un tanto preocupado por una posible intrusión en mi mente, en especial, una tan furtiva que no pude notar.