Partida Rol por web

Un día recibes la orden de presentarte ante el Regulador de tu fortaleza-cuartel. Al llegar al despacho te encuentras no solo con el Regulador, sino con un hombre de pelo negro mate a capa, estatura media, el ojo derecho artificial aunque disimulado por muy intensa que sea la roja luz que desprende, gabardina verde bastante oscuro abierta, dejando ver una pistola bolter y una espada de energía en su cinto. Te percatas claramente del amuleto que le cuelga del cuello, es un amuleto dorado con el claro símbolo de la Inquisición. El Regulador te lo presenta como el Inquisidor Marcus Toth, y te explica que has sido reclutado por la Sagrada Inquisición para servir al Dios Emperador de forma más directa, y que entras a formar parte de un grupo de acólitos a las órdenes del Inquisidor Toth, el cual os adiestrará y os enseñará cómo ser inquisidores aptos y eficaces.

Tras firmar el cese de tus labores como arbitrador el inquisidor te guía con tus pertenencias hasta una nave de transporte negra con el símbolo dorado de la Inquisición, la cual os lleva a bordo de una Nave Negra, uno de los famosos cruceros inquisitoriales. El inquisidor te explica que os dirigís a Sepheris Secundus, en el mismo sector Calixis, para iniciar vuestro primer mandato. Al llegar al hangar de la nave te guía hacia un piso de habitáculos blanco con puertas de madera, avanzáis por el pasillo frontal y se detiene en una puerta del lado derecho de número 18, la abre moviendo el pomo y te invita a entrar. Tiene una cama que aparenta ser la mar de cómoda, una mesa de noche, un amplio escritorio y un armario. -Ésta será tu habitación. -dice mientras coge la llave de la parte interior de la cerradura (estaba puesta) y te la da.Te hace entrega de un microcomunicador diciéndote: -Está configurado, no lo modifiques. Con esto podrás entrar en contacto conmigo cuando lo necesites. -el inquisidor siempre se muestra afable y simpático. Siempre tiene una sonrisa en el rostro e incluso gusta de usar el humor en varias ocasiones. -Acomódate y baja al comedor del piso de abajo. Te esperamos en la mesa de la esquina derecha, no tardes. -acaba diciendo con una amplia sonrisa con algo de picaresca y se va, cerrando la puerta al salir.