Victus tomo la noticia de la confusión de la nave negra con una pisca de tristeza. Si bien es mucho mas inquietante viajar en una nave llena de hechiceros sin sancionar, una de estas naves al menos promete una visita a la Sagrada Terra, un lugar al que el sacerdote le gustaría peregrinar algún día, pero se consoló con el hecho de que probablemente no pasarían por ahí de todas formas.
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Una ves solo en su habitación en la nave, el clerigo se quedo viendo el comunicador que le había sido entregado Una linea directa con el Inquisidor? En verdad confiaría en alguien que apenas conoce? De que estoy hablando, es un Inquisidor! Nadie se atrevería a molestarlo... Y esta situación? Jamas me imagine que podría pasar esto... En que me habré metido? Bah, no importa, El Emperador sabe, El Emperador protege! murmuro en vos baja.
Acto seguido, el sacerdote se arrodillo en una esquina de la nave, y le dedico un corto rezo a su dios y protector, agradeciéndole la oportunidad de probarse, y de morir por los enemigos de la humanidad. Pero no estiro el rezo al largo que hubiera querido, por miedo de dejar esperando al inquisidor en la cocina.
No conocía ese nombre para las naves de los inquisidores... supongo que todos los dias se aprende algo :P
No se me ocurre que poner en el otro prologo, asi que voy a esperar a que alguien postee.