Partida Rol por web

Todos habían visto a más o menos distancia el Refugio para los Desfavorecidos, un enorme edificio con una fachada de mármol verde, decorada con sobrerrelieves en los que se mostraba de forma prominente el emblema del Condominio, un escarabajo dorado situado ante un par de antorchas ardientes cruzadas. Construido en los buenos tiempos de Coscarla, la edificación de tres plantas que se erigía sobre el distrito como una muestra del poder, la benevolencia y la dadivosidad del Condominio Tantalus, ahora servía a un propósito más oscuro.

Evitando la entrada principal y sus grandes puertas negras de doble hoja, el grupo se escabulló por el lateral del edificio hasta situarse a una distancia prudencial de la parte trasera del mismo, a la espera de que se acercase la hora indicada. Katherine ya les había advertido de que un escaneo con el auspex apenas había bastado para barrer superficialmente la planta baja, los gruesos muros y la distancia impidiendo que el dispositivo alcanzara a arrojar información sobre lo que había en las otras dos plantas. Al menos no había detectado sistemas de seguridad o vigilancia, más allá de la cerradura que mantenía bien cerrada la puerta trasera por la que iban a colarse en el Refugio, en cuanto Vantes la abriera, si podía. De lo contrario, no quedaría otra que romperla, a pesar del posible ruido que pudiera generar aquello.

De nuevo en las calles. Realmente lo agradecia, le gustaba más estar al "aire libre" aunque fuera oscuro y casi tóxico, que estar más tiempo del necesario entre cuatro paredes. Sobre todo cuando era tanta gente la que ocupaba ese espacio.

Practicamente caminaba sola, silenciosa y sinuosa. Siempre cerca de Graham y alerta a cualquier cosa extraña, porque no podia negar que sentia un picorcillo en la nuca que no le gustaba nada. Era inevitable no caer aunque fuera un poco en que alguien los seguía. O los vigilaba. Lo mismo daba.

Llegaron al punto donde se la jugaban todo a una carta. Mientras se ocupaban de la puerta, Naya avanzó ligeramente, con la mano en la pared deslizandose en un roce fugaz sobre esta y así poder echar un vistazo. Quizás viera o escuchara algo. Quizás había algo en la parte de atrás. De cualquier modo solo pensaba asomarse un momento. Comprobar si habia ventanas en aquella parte también era importante

Leonid no había cogido una bomba incendiaria y la dejó a buen recaudo, donde pudiera acceder a ella con cierta facilidad. El psíquico siguió al grupo en silencio, preparado para lo que se avecinaba, y, si era sincero consigo mismo, deseoso de que así fuera. No había logrado convencer del todo a ninguno de ellos, pero las circunstancias habían obrado en su beneficio, al menos, en el sentido en las que Leonid las veía, por lo que buena parte de su mal humor se disipó ligeramente.

Una vez enfrentándose a la puerta trasera, miró a Vantes - ¿a qué esperas? - lo apremió. 

Vantes-013 respiro profundamente a través de su sistema respiratorio, los filtros generaron una serie de leves ajustes para calibrar el nivel de contaminación y limpiar el oxígeno mediante todo tipo de mecanismos de depuración y soporte. Busco en la parte trasera de su toga rojiza y raída por el paso de los años decorada en detalles de un color semejante al hueso deslucido, y comenzó a revisar en cuál de sus kits tenía la herramienta adecuada.

001011-No estoy muy familiarizado con este tipo de tecnología urbana si os soy sincero/honesto. Pero lo haré lo mejor que pueda/sujeto a estas circunstancias y necesidad.-010001

Alzo los brazos a la altura de su cuello delante de la caja de cambios en la que se encontraba el cableado y comenzó a desatornillar los anclajes y el revestimiento desgastado en el que una antigua pegatina indicaba "Peligro de Electrocución" tratando de controlar su respiración de mientras que empleaba aquel enjuto utensilio para abrirse paso. Tras un par de minutos, la tapa y el revestimiento compuesto de dos pequeñas placas de hierro atornilladas a su vez a la base del cableado, el tecnosacerdote se encontraba en frente de toda una maraña de tiras de cobre peladas, cables desgastados y algún que otro ennegrecido por algún tipo de sobrecarga.

000111-¡¿Alabado sea el Dios Máquina/que nos proteja el Omnissiah, que es esta abominación?!-010100

Si el rostro de Vantes hubiese estado dotado de expresión, el grupo habría visto cómo ponía cara de idiota ante aquel estropicio electrónico. El tecnosacerdote se sentía asombrado y horrorizado al mismo tiempo en aquel momento.

001001-Alguien ha remodelado/cambiado el sistema de esta máquina para ponérnoslo difícil/complicárnoslo del todo. Faltan piezas y otras sobran o están totalmente inutilizadas/ en desuso y aún a pesar de todo el sistema funciona.-110011

El tecnosacerdote se giró para mirar al resto del equipo con cierta velocidad añadida, los miro uno por uno y dijo.

001001-Este aparato no debería de funcionar/estar activo, ese tal Cirujano es un hereje!-010111

Tras esta última frase, decidió recobrar la compostura para girarse de nuevo en dirección a la regleta principal en el interior para intentar algún ajuste con la esperanza de que algo se moviera o funcionara con la lógica que se le había desprovisto a aquella chatarra sin sentido. Un chispazo y una leve tea de humo confirmaron las sospechas de todos.

001011-¡Mierda/Heces humanas, no puedo abrirlo!-011011

El Refugio para los Desfavorecidos era un edificio grande y ornamentado, habiendo estado su arquitectura y su escala diseñados para resultar imponentes y no dejar dudas a aquellos que entraran humildemente en sus salones del poder y la riqueza del Condominio Tantalus. Apiñados a sus pies, el grupo aguardaba la hora en que tendría lugar la supuesta reunión, y para cuando el crono de Graham indicó que así era, Vantes ya estaba encorvado frente a la cerradura. 

Apenas medio minuto después, el tecnosacerdote se apartó para dejar ver que la puerta trasera se hallaba ahora abierta para ellos. El oscuro interior no ofrecía pista alguna sobre lo que les aguardaba en él, tan solo les quedaba comprobarlo metiéndose de lleno en la boca del lobo. 

Entraron en una amplia sala, alguna especie de almacén repleto de estantes en su mayoría vacíos, si bien había cajas en algunos, llenas de concentrado proteínico a juzgar por las etiquetas. En una esquina, había un gran tanque lleno de un líquido de aspecto fungoideo. Todo estaba sucio y polvoriento, y si aquello era alguna especie de despensa, aparte de contener muy pocas cosas comestibles, era del todo un lugar insalubre. 

Las cocinas que siguieron al almacén no tenían mejor aspecto. La zona central de la misma  estaba dominada por dos enormes tanques de sopa situados sobre quemadores de gas, al lado de los cuales permanecían desactivados dos servidores a la espera de que alguien les diera uso. 

Apartadas en una esquina, podían verse varias cajas de raciones de estilo militar, junto con cubiertos y utensilios aparte. La diferencia respecto al resto del lugar es que todo aquello estaba escrupulosamente limpio en comparación. 

En una pared había un vacío totalmente oscuro, el hueco de un montacargas que debía encontrarse más arriba, pero un par de puertas metálicas parecían ser la salida desde aquella zona hasta el resto del edificio, aunque también había varias puertas laterales, también cerradas. De una de ellas, se percibía fácilmente un palpable olor a sangre.

Sonrei levemente al comprobar como vantes conseguia abrirnos camino al interior del Refugio. Una mano sobre su hombro, apenas por un instante y un suave nodeo. – Buen trabajo Vantes… 

Mire a los demas y luego me señale a mi mismo, para ir delante. El escudo en posicion y la maza en mi mano, antes de moverme con cuidado en el interior del edificio. Mi trabajo era la vigilancia y la observacion, mas alla de la caza, si alguien debia ir delante, debia ser yo. 

Por el Dios-Emperador. -  Susurre por lo bajo, antes de adentrarme por completo. 

No solia ser un hombre que reflejara en palabras la devocion al Trono, pero adentrarse en la guardia de algo como El Cirujano, bien valia mentar a TodoPoderoso, puesto que el Emperador protege. 

Un almacen. Descuidado y sin mucho que decir del mismo, aparte de que estaba claro que no estaba en uso y de estarlo, era un lugar donde mejor no pasar demasiado tiempo. 

Siguieron las cocinas, que de inicio parecian una extension del mismo almacen, al menos hasta que  uno se fijaba en una de las esquinas. Posiblemente el primer sitio limpio que habia visto. Alguien tenia algo de sentido practico, ademas de que dejaba claro que sabia sobre como debia funcionar lo relacionado con las tropas. Dudaba que las criaturas que hubieramos visto, fueran practicantes de la cuberteria… asi que debia ser cosa de los otros. 

Me gire y señale mis ojos antes de indicar las raciones. Para asegurarme que se dieran cuenta de aquello, antes de continuar. 

Percibi las diferentes opciones, las puertas aunque en este momento estarian cerradas, no debia suponer un problema abrirlas. Aun asi acabe parandome en una posicion mas defensiva en direccion a la puerta de donde emanaba ese olor a sangre. 

Mi gesto torcido dejaba claro que algo iba mal. Mire a los demas, yo no era el lider, solo el explorador. 

No encontró nada viable en su corto recorrido digno de mención. Estaba volviendo con el grupo cuando la puerta se abrió con un susurrante chirrido, el cual sonó en la cabeza de la joven como un grito de agonia.

Llenó sus pulmones del poco salubre aire que respiraban antes de adentrase en la boca del lobo. Una vez en el interior desenfundó su arma para estar preparada ante cualquier sorpresa, porque sabía que habría. Y muchas. La primera era aquel olor a sangre que la obligó a engurruñar la nariz con desagrado

Se acercó a la puerta contraria en la que se había posicionado Graham e intentó escuchar algo desde su posición, permanenciendo allí a la espera de movimiento, instrucciones, lo que fuera.

Beatrix cargaba con su escopeta, pero no se la veía muy cómoda con ella en brazos. Estaba tensa, porque aunque pudiera convencer al Cirujano con su palabrería, sospechaba bastante que sus juguetitos estaban tan lobotomizados como cualquier servidor, y con ellos no habría manera. Cuando Vantes abrió la puerta y les permitió entrar, tuvo que reconocer que no sabía si lo que tenían delante era el siniestro laboratorio del tecnohereje, o sencillamente la cocina de aquel tugurio. La risa nerviosa que a punto estuvo de escapársele ahogó en su propia garganta cuando captó el olor metálico de la sangre.

Apretó los dientes y los puños, y se mantuvo a una distancia prudencial de la puerta en la que se apostaban Graham y Naya. Cuando miraron hacia atrás esperando algún tipo de orden, ella les mostró la palma de la mano abierta, indicándoles que esperaran, y después hizo un gesto a Mort para que fuera la primera. Parecía la más silenciosa de todos, por lo que si querían mantener el factor sorpresa, lo mejor que podían hacer era ponerla de punta de lanza.

Leonid entró en silencio junto al resto, observando el lugar con suma atención hasta que el olor metálico de la sangre le llegó. Viendo lo que los demás iban pareciendo pretender, Leonid vio claro el curso de acción, como lo habían hecho otros. El psiquico se acercó hasta la puerta, flanqueando a Katherine para apoyarla en su sigiloso cometido de abrir la puerta para intentar vislumbrar que había tras ella.

Se sentía tranquilo, sin temor alguno de lo que pudiera suceder, el lugar estaba tranquilo, pero se imaginaba que por dentro, las bestias lobotomizadas podrían estar acechando en cualquier esquina.

Katherine llevaba el rifle las en manos mirando alrededor mientras entraba en la cocina. El lugar era un asco salido de un cuenta de terror como los que leía en el palacio en su mundo natal, lo cual por un lado la ponía nerviosa, pero por otro lado la ensaltaba más en su cabeza de cazadora, siendo que jamás había participado en una cacería como aquella, y se sentía completamente lista para ello.

Puso una mano en la parte más limpia de la cocina donde estaban los utensillos de comida, como si rastrease una presa. —Aquí es donde se alimentan. — Susurró en parte para el grupo y en parte para sí misma, como si hablase de un animal o un xenos que venía a cazar. Luego de eso siguió hasta las puertas de metal, oliendo a sangre, lo cual hizo que se parase un momento a ver si podía escuchar algo del otro lado o ver algo por una de las rendillas de la puerta.

Si no percibía nada extraño le haría una seña a Beatrix, quien tenía la escopeta, y en idioma de señas táctico que le enseñaron en la Guardia Imperial, deseando que lo entendiese por el entrenamiento de ella como arbitres, le señaló que apunte hacia esa puerta para estar atenta mientras ella abría despacio, pispeando a ver qué había del otro lado antes de abrirla completamente.

El grupo avanzó a través del almacén y de las cocinas, centrándose en averiguar qué se ocultaba tras la puerta de la que provenía aquél olor a sangre. Posicionándose alrededor de la puerta y esperando lo peor, se atrevieron por fin a abrirla, pero tan solo dieron con una habitación cuadrada sin salida alguna, otra despensa más pequeña y cercana a la cocina. La estancia no contenía más que una serie de latas cilíndricas de metal apiladas, de las cuales se desprendía el fuerte olor. Inspeccionadas de más de cerca, podían percibirse códigos de barras y fechas en sus laterales.

Leonid cogió una de las latas y la inspeccionó de cerca, saliendo del almacén de comida enlatada y yendo hacia una de las puertas metálicas que daba toda la pinta de dar acceso al resto de la edificación. En plena silencio, el psíquico señaló dicha puerta y esperó a que los demás se movilizaran, si estaban de acuerdo, para avanzar por ella.

En ese momento no se aventuró a abrir la lata, quizás podría ser una prueba para más tarde, pero temiendo que pudiera contener gas o algo peor, optó por dejarla sellada. 

Leonid paso y tomo una de las latas, mas antes de que pudiera salir lo detuve para poder comprobar la fecha de la misma. Tras ese instante, me acercaria para comprobar las fechas y las diferencias temporales entre cada una de ellas, de haber lo que se podria considerar como un salto temporal claro y metodico entre cada una de ellas, tomaria la mas temprana y tardia de las mismas, porque quizas junto con la de Leonid, eso pudiera ayudar a crear algun tipo de espectro cientifico. 

Tras tenerlas en mi poder me acercaria a Vantes y se las daria para que las guardase. – Tu mejor que nadie seguramente seras capaz de saber que hacer con estas. 

Tras aquello me moveria tras Leonid, para señalarle a aquellos que ya habiamos tomado actividades de sigilo, dandole a entender quienes eran mejores para continuar adelante explorando la instalacion. 

Me fijaría en Lille para comprobar su estado, dejando que ella notase la mirada.

Sin nada más que investigar en la cocina, el grupo lo intentó por la otra salida, abriendo las puertas dobles para dar a parar a una gran sala, larga y rectangular, lo bastante grande como para albergar a un centenar de personas sentadas a la vez en largas mesas estropeadas con sillas y taburetes de todo tipo. Los muros estaban decorados con escrituras y escenas inspiradoras, pero dado el poco uso que se le daba ahora al edificio y el menor mantenimiento que recibían, la capa de polvo que cubría las baldosas agrietadas y las estatuas destrozadas le daban un aire espectral y desolado a una sala que en su día debió de estar llena de vida.

Al lado de las puertas dobles había una barra con varias rendijas metálicas en la pared, por las que se entregaba la comida a los habitantes que fueran allí a solicitarla. Cerca de las rendijas, había colocado un gran espejo con algunas grietas en él, pero aparte de aquello, estaba en bastante buen estado.

Naya se movia de forma sútil y metódica. Siempre cerca de una pared, observando el suelo a sus pies, pero haciendo breves recorridos de su alrededor cada poco tiempo. Su cuerpo tensado, como un muelle plegado preparado para saltar en el momento que fuera necesario.

Eso si, no quiso ni acercarse a aquellos contenedores a no ser que fuera estrictamente necesario para pasar a la siguiente estancia. Como respuesta a la mirada de Graham le dedicó un mohín infantil de burla, en parte para que viera que estaba bien, en parte para creerse ella misma que aquello no le afectaba.

Al llegar al que se suponia el comedor, sus pasos se ralentizaron todavia más hasta quedar parada. El Refugio para los desfavorecidos ya no parecia ser tal cosa. Allí hacia tiempo que nadie llenaba su estómago dolorido y vacio. Recordó cuantas veces había tenido que recurrir a sitios como ese. Un Oasis de mierda en un mundo de mierda, pero que al final y al cabo lograba que mucha gente calentara sus entumecidos y maltratados cuerpos.

Apretó los dientes y afianzó sus dedos alrededor de su arma,esperando indicaciones antes de volver a moverse.

Leonid se acercó a Vantes - permiso - dijo en voz baja sin dar mucho tiempo, cogiendo uno de los viales para obtener muestras biológicas. Se acercó a una de las cubas y cogió, con sumo cuidado de no mancharse, una muestra del contenido de una de ellas. Tras ello, volvió con el resto, confiando en que alguno de ellos ya hubiera podido abrir la puerta o percibido algo que a él se le pudiera escapar. 

Atravesó el quicio de la puerta y se quedó igual que estaba, al fin y al cabo, se suponía que ese lugar era un refugio para los necesitados - este lugar lleva mucho sin usarse - susurró - qué sorpresa - dijo lacónico. Se movió por la estancia y se acercó a la siguiente puerta*

Katherine entró con los demás al salón comedor mirando alrededor. Era un lugar grande, enorme, le recordaba a los comedores donde ella solía comer con la tropa cuando estaban transportándose entre campañas en las naves, pero había algo raro en este lugar, algo que le llamaba la atención porque parecía muy distinto a esas típicas escenas que tenía en mente, y no era la falta de gente.

- ¿Un espejo? - Se preguntó a sí misma en voz baja mientras se acercaba al mismo. Nunca jamás había visto un espejo en un salón comedor, ¿por qué alguien querría verse mientras comía? Miraba el lugar como si no confiase en ese detalle, con el rifle laser en mano apuntando hacia el mismo.

Movi la cabeza levemente ante el gesto de Lille, no por nada en especial, pero sin duda la locuela era capaz de encontrar animos incluso en los lugares mas oscuros. Observe a Leonid y asenti pues si teniamos el equipo para ello y creia que Vantes lo tenia, era interesante como minimo sacarle ventaja.

Entramos en el siguiente escenario. Un lugar para los necesitados, un comedor donde estar rodeado de la iconografia del Dios-Emperador y sin embargo, como era obvio llevaba mucho tiempo sin usarse. Dentro de lo obvio de todo aquello, un espejo se colocaba en un escenario que sin duda cuanto menos carecia de sentido. ¿Que hacia alli un espejo?

Mis pensamientos tomaron forma en las palabras de Katherine.

El polvo habla de desuso, pero al mismo tiempo puede darnos una ventaja. Si alguien ha usado esto un par de veces en los ultimos dias, habra una marca clara. Busquemos primero cualquier posible rastro o irregularidad en el polvo, luego veamos... que es ese espejo. - Por el tono quedaba claro que no me gustaba mucho la presencia de aquello alli. Clamaba por una trampa o algo similar.

Mire en direccion a la puerta principal si es que podia verla, por donde habia salido los de los ojos rojos, si habian pasado por aqui, habrian dejado un rastro, al menos si usaban el suelo.

Después de lo que habían visto en las cocinas, Beatrix no pudo evitar hacer una broma cuando todos comentaron el abandono de aquel comedor.

—La verdad, no les culpo.

Miró el espejo, las mesas y todo lo que aquel salón contenía, sin conseguir encontrarle ninguna importancia. Tal vez por eso estaba cada vez más nerviosa. ¿Qué diantres hacía ese espejo ahí?

Aquel amasijo de cables pelados y fusibles polvorientos había obedecido, el olor a grasa quemada y esquirlas de hierro comenzó a embadurnar los alrededores entremezclados con el chirrido y el polvo de óxido en movimiento, entonces la cerradura vibro y comenzó a moverse. La puerta se había abierto tras una serie de reparaciones y ajustes apresurados, aquello solo podría ser un milagro a juzgar por el estado de aquellas instalaciones.

El tecnosacerdote se sintió momentáneamente orgulloso al ver que el espíritu máquina de aquel ingenio todavía latía en su interior, aquel tecnohereje todavía no había reclamado la instalación con su asquerosa ciencia oscura, al menos no al completo. Todavía quedaban esperanzas para aquel edificio y sus habitantes, al menos quiso sentirlo de esta forma.

001000-Alabado sea el Dios Máquina/Omnissiah que protege la mecánica de este edificio mancillado/casi corrupto.-011000

Tras esta breve letanía en binario y unos gestos rituales típicos de los tecnosacerdotes. Vantes siguió de cerca al resto del equipo mientras se metían de lleno en las instalaciones, noto la mano de Graham en su hombro y agradeció sus palabras con un breve asentimiento. Ya en el interior, no perdió detalle de los vertidos, comenzando a recoger muestras de prácticamente cualquier fluido que pareciese sospechoso.

Entonces noto una mano cerca de su cinto, un movimiento rápido que le había hecho dar un pequeño salto de sorpresa. Sintió un breve alivio momentáneo al identificar a aquel entrometido, relajando su postura y abortando el instintivo movimiento para agarrar su extremidad y partirla como una rama seca.

001000-Oye que ese es mi trabajo/tarea, oye, vuelve aquí/ahora mismo...-010011

Dijo en un intento de falsa reprimenda que fue cayendo en el saco roto del silencio absoluto cuando Leonid agarro uno de los viales para tomar muestras por sí mismo. Vantes recordó entonces que aquel psíquico era un poco irritante, pero su genética era valiosa y quizás podría hacerse con un poco de ADN si caía en batalla o resultaba herido. Sonrió para sus adentros al pensar en lo que podría encontrar en aquel lugar, estaba seguro de que en ese antro se escondía más de una pista imprescindible, así que no perdió el tiempo.

Tras rellenar al menos 10 viales con distintas muestras de los filtros chorreantes de aquellas cubetas de gran tamaño y de aquella sustancia fungoide, Vantes sintió que algo comenzaba a tomar forma en su agitada mente. Se giró con brusquedad hacia los servidores en estado de inactividad y un leve resplandor tintineo en su ojo sintético de color apagado.

001000-Vosotros dos vais a sernos de mucha ayuda/asistencia indispensable.-011000

Saco su fardo de herramientas, las extendió a lo largo de una de aquellas mesas y se dispuso a manipular los mecanismos de control de los servidores para utilizarlos en su beneficio. Miro al grupo antes de que este entrara en la siguiente habitación y aguardo un segundo por si escuchaba disparos o gritos, al no percibir problema alguno retomo su trabajo y continuó abriendo a aquellos siervos de carne y hierro con la intención de poder controlarlos.

001000-Estoy seguro de que necesitaremos un buen par de escudos obedientes/suicidas lobotomizados, tengo un pálpito/una corazonada.-001000