La aparición de los jinetes me asusta en un principio, pero enseguida mi cuerpo parece reconocer que el final de esta parte del viaje está cerca, los músculos de alojan y la voluntad se resquebraja.
Levanto una mano a modo de saludo y apoyo la otra en mi rodilla con el único objetivo de mantenerme erguido.
Solo espero que se muestren ya no amables, con que no sean hostiles me doy por satisfecho.
Los caballos, al trote, llegaron sin problemas, pero levantaban una pequeña nueve de nieve pulverizada tras de si. Los hombres, parcos de palabras preguntaron: - ¿De dónde vienes y a donde vas stravari? Su voz, seca y poco amable, requería una urgente respuesta.
Las ballestas apuntaban cargadas, pero los arcos, al estar montando, los tenían en una mano, sin cargar, con las riendas en la otra. Te temblaban las piernas, y sabías que no era por miedo. Estás por caer de rodillas.
Bajo la mano que había usado para saludar y la apoyo en la otra rodilla para darme un poco más de estabilidad, si veo que no aguanto simplemente me sentaré en la nieve.
-Saludos... Yo.. yo... Soy parte de la última leva, salí de mi poblado* hace unos días e iba en retaguardia con un compañero, la tormenta nos retrasó y mi compañero cayó. Cuando por fin encontré la caravana, habia sido atacada.
He llegado hasta aquí... Pero no puedo más.
Tampoco es que me cueste dar mucho énfasis a mis palabras para dar pena, porque no puedo más de verdad.
*Añadiría nombre o zonab pero creo que no concretamos más que estribaciones occidentales de las montañas
Acercó las riendas, para que montases, pero sin soltarlas, hizo girar la montura y la dejó justo para que ter fuera cómodo.
- Sabemos quién eres Principe Stravari. Aclaró. - Tenemos informe de que han localizado la caravana atacada y de que dos cuerpos no estaban. Pero cambió el tono de voz, más bien acusador: - ¿Cómo has conseguido pasar durante tres semanas sin ser localizado? Había rumores de que te habías fugado y pasado con los malditos elfos.
Saben demasiado y eso no es bueno. Pero ya sabía a lo que venía.
O miento o digo la verdad, o a medias. Si luego los jefes saben más siempre podré decir que no iba a dar tantas explicaciones a cualquiera.
-Ya perdí días antes de perder a mi compañero, estuve convaleciente tras escapar por las justas de un incendio.
Esa parte es verdad y tengo pruebas en mi espalda.
-Poco después, aunque ni siquiera sé cuántos días pase en el refugio que hizo. Un día apareció herido, nunca supe que fue, aunque viendo que poco después me capturaron un elfo y un hombre oso, supongo que fueron ellos.
Los dos me llevaron preso varios días, también tuvimos que pasar alguno a cubierto de las tormentas. Uno de los días caímos por una colina de hielo y el hombre oso murió.
Con un poco de ayuda...
Digo forzando una sonrisa que no siento. Y metiendo una mano por dentro de mi camisa para hacer asomar el collar que recogí.
A partir de ahí el elfo tuvo que llevarme suelto para cargar la comida y las cosas. En una oportunidad en la que algo voló sobre nosotros y el elfo se asustó aproveché y escapé.
He tenido que desandar mucho camino...
21 enero 1700 T.E. 23:09. Nublado. Noche plomiza y fría. Sin viento. -4º. Fortificación de Morkai. A unas horas de camino de la ciudad fortificada de Kuska. Cerca de la frontera con Rhudaur.
Cerramos escena y pasamos a la propia.