Tras varios meses fuera, vuelve a ver las colinas sobre las que se eleva Londure, y te preguntas cuanto abra cambiado tu hogar en tan poco tiempo.
El carromato en el que viajas chirria por el camino, y impaciente por llegar y deseoso por estirar las piernas y llegar a casa antes del anochecer, para el que solo quedan unas horas, decides dirigirte a pie a las puertas.
La ciudad sigue igual que siempre, laberintica, caotica, bulliciosa... y hogareña.
Aqui nacistes, aqui crecistes... y aqui empieza tu mayor aventura.
Entro por las puertas sonriendo, a mi lado uno de mis acompañantes y guardaespaldas durante el viaje no puede evitar el comentario.
- Con las ganas que teníais de iros cuando emprendimos el viaje y lo impaciente que os noto por volver ahora...
Sin perder la sonrisa me giro y le saco la lengua disimuladamente antes de contestarle.
- Vamos a ver si todo sigue como lo recuerdo.
Sin darle tiempo echo a correr por la ciudad, esquivando primero a carromatos que entran y salen, por lo cual recibo un par de insultos de algunos carreteros con suficiente ingenio como para hacer enrojecer al tipo más curtido, mi vigilante/perseguidor sigue mis pasos mientras grita.
- Por favor, otra vez no, ¡vuestro padre volverá a enfadarse si va corriendo por la ciudad usted solo!
Me giro y le grito antes de introducirme en las callejuelas más complicadas del lugar.
- ¡Ya no soy un niño, va siendo hora de que se le meta en la mollera!
Una vez en el laberinto de las calles de Londure el perseguidor se rinde, sabe que no puede pillarme.
Aminoro el paso sin perder el ritmo y según avanzo hacia la zona más pudiente me voy cruzando con caras conocidas, algunos me saludan, unos con más entusiasmo que otros y finalmente cuando esta atardeciendo llego a las puertas de la mansión.
El guarda burlado me espera en la puerta.
Llegas a la puerta, donde el guardia te mira furioso... pero tampoco puede decirte nada.
Ves que estan llegando algunos carruajes, parece que tu padre dara alguna fiesta esta noche.
Justo cuando llegas, un carruaje se detiene delante tuyo. De el sale un hombre ataviado con ropas blancas, pelo gris, pero con el aspecto de alguien de 20 y pico años. Ayuda a una señorita de muy joven edad a bajar del carruaje. La cara de la chica te suena, aunque no asocias de que.
El hombre te mira a los ojos, a trabes de unos anteojos bastante modernos, y asiente con la cabeza a modo de saludo y leve reberencia.
Cuando entran dentro, ves que en la espalda de su gabardina lleva bordada una Cruz Roja, es imposible no distinguir su afiliacion a la inquisicion.
Para cuando te das cuenta, un ayuda de camara te conduce al estudio de tu padre, donde el se esta arreglando (o mas bien peleando) con una casaca y ropas de noble que no le pegan en absoluto.
Tu padre sonrie cuando te ve.
-¿Ya te has cansado de ver mundo? ¿O has venido ha decirnos que ahora quieres ser circense ambulante?
No puedes evitar ver la socarrona sonrisa de tu padre, y como le brillan los ojos al verte.
Aún intentando rescatar de mi memoria el rostro de la joven y lo que aún me espinaba más su relación con la inquisición me veo ante mi padre, me acerco a el tras su comentario, le ajusto la casaca y el cuello de la camisa y le respondo.
- Por mucho que me haya gustado viajar sabes que si no hubiese vuelto para estas fechas madre se habría entristecido, por ahora el circo deberá esperar.
Me aparto un poco y miro el resultado de mis ajustes asintiendo con la cabeza, no es mucho pero si lo tiene que llevar por muy mal que le quede al menos que lo lleve como es debido.
- Si vistieras de una forma más simple conseguirías mejor estampa, por mucha pompa que requieran algunos de los personajes con los que habitualmente tratas... que por cierto, me he cruzado en la puerta con lo que a todas luces es una recepción para algún tipo de fiesta, y tengo que decir que dos de los invitados han llamado mi atención, uno de ellos parecía pertenecer a la inquisición, ¿sabes donde te metes verdad padre?
Tu padre se deja vestir, mientras asiente.
-Sabes que preferiria esta en la plaza regateando precios que aqui, pero... tu madre venia con unas responsabilidades, y llevo llebarlas... aunque sea solo para que tu abuelo pueda dormir tranquilo sabiendo que no empañamos su titulo.
Al oirte hablar de la inquisicion, asiente.
-Algo me han comentado, no le he invitado yo. Es el acompañante de la condesa Shaila Fernova. Como sabes, es miembro del consejo comercial, es dificil decirle que no. Ademas, no creo que todos los inquisidores se dediquen a quemar gente y acusar de brujeria. Es mas, Lady Shaila me ha insistido en que es un tipo bastante curioso para un eclesiastico.
Asiento, me quito las gafas y me froto levemente los ojos antes de volver a colocarlas.
- Bueno, espero que todo salga a pedir de boca con la condesa, si no hay nada más que deba saber tengo que asearme y me gustaría saludar a madre antes de la cena, supongo que tendré que hacer acto de presencia y hacer un poco de hijo rebelde con aspiraciones a funambulista de circo...
Le guiño un ojo y me dirijo hacia la puerta con intención de salir.
Tu padre asiente.
-Esta en el jardin con su amigas e invitadas, intenta que no te averguence demasiado.
Tras dejar el estudio le pido a una de las ayudantes de cámara que me prepare lo necesario para un aseo rápido. Tras lavarme, ya en mi habitación, selecciono la ropa que me pondré, una camisa blanca con chorreras discretas de encaje y nada recargada en el pecho, unos pantalones negros con un fino bordado dorado a la altura del tobillo, tal vez algo ajustados pero cómodos, y un chaleco gris con pequeños detalles de color rojo en las muñecas.
Mientras me termino de colocar los mocasines, entra en la habitación la ama de llaves para comprobar si necesito ayuda, sonrío al verla entrar.
- Buenas tardes Agnes, ¿como es posible que me marche poco menos de un año y cuando vuelva tu estés aún más joven y bella que cuando me fui?
La ama de llaves se ruboriza y me reprende mientras me obliga a ponerme en pie y revisa que mi vestuario este correcto.
- Señorito, le he cambiado los pañales así que no intente sus halagos conmigo, yo no soy una de esas niñitas a las que va regalando cumplidos. Iré a avisar a la señora de que esta listo.
Me coloco a su espalda y mientras sujeto con mi brazo su cintura apoyo mi barbilla sobre su hombro izquierdo.
- Me partes el corazón Agnes, la mayoría de esas "niñitas", como tu las llamas, darían todo lo que tienen por una pizca de tu encanto... por favor, no avises a madre, quiero anunciarme yo mismo si no te importa... ahora si me disculpas...
Dejo a Agnes con la replica en la boca y la cara encendida y me dirijo al jardín.
En el Jardin ya esta anocheciendo y parece que no se tardara mucho en pasar la fiesta al interior de la mansion.
La mayoria de la gente son invitados de la nobleza, aunque en el centro destaca tu madre, la condesa Shaila, y su invitado, el inquisidor, que ahora viste con ropajes blancos decorada con la cruz roja de la inquisicion a la espalda.
Me dirijo a donde se encuentra mi madre y sus peculiares invitados, inclinando la cabeza levemente a algún que otro rostro conocido en el camino, intento pasar desapercibido y colocarme al lado de mi madre para tomarla por sorpresa de la mano, cosa que se que no consigo, pero ella actúa como si así fuese y me sonríe.
- Madre, esta tan esplendida como siempre, debería decidirse a empezar a envejecer o a este paso empezarán a preguntarse si tengo una hermana.
Me inclino de forma educada pero sin exagerar el gesto hacia los invitados y me presento, sin apartar los ojos del rostro de la condesa.
- Disculpen la interrupción, pero llevo mucho tiempo sin ver a mi madre y no he podido controlarme, mi nombre es Brisginton Astor, pero si no les es demasiada molestia estaría encantado de que se dirijan a mi como Brisa.
Tu madre sonrrie al verte.
-Deberias dedicarle esas palabras a la chicas jovenes, y no a mujeres que solo te ven como a un hijo, y no solo mujeres que te ven como a un hijo, ¿no crees lo mismo condesa Fernova?
La condesa se ruboriza, y el inquisidor, agitando su copa de vino, rie.
-Creo que Shaila se desmayaria si el chico le dirijiese esas palabras.
La condesa, roja como un tomate, recupera la compostura con rapided.
-Parece que tu madre es experta e intentar buscarte mujer, pero primero es mejor saber como llamarnos. Seguramente a mi ya me conoces, soy la Condesa Shaila Fernova, tu y yo hemos coincidido alguna vez de jovenes, aunque seguro que no me recuerdas.
El inquisidor interrumbe a Shaila, socarron.
-Claro, antes no tenias aun ese pedazo de te...
La condera corte inmediatamente la conversacion, mientras tu madre se sorprende por las confianzas que se toma el inquisidor.
-Y este proyecto fallido de eclesiastico, cuya unica habilidad es su afilada lengua, es Zellior, un protegido de mi padre al que me he visto "obligada" a traer.
Zellior sonrie y bebe de nuevo.
-Mi lengua sirve para algo mas que derretir a las damas con sus palabras, algun dia te lo demostrare. Y brisa, a pesar de lo que diga este proyecto de noble si he venido aqui es por que prometi a su padre que la protegeria... y por que estoy de permiso y no tengo mejor plan para fin de año que importunarla, seguro que me entiendes.
Suspiro y niego con la cabeza mientras me rio
- Ya ni puedo elogiar a mi propia madre...
Inclino levemente la cabeza ante el inquisidor y le dedico una franca sonrisa
- Un placer señor Zellior, agradezco tratar con alguien que parece saber lo que significa el sentido del humor y como usarlo.
Me acerco a la condesa Shaila, la tomo de la mano y tocando con la rodilla el suelo hago el gesto de besarsela sin llegar a tocarla con los labios, la miro serio a los ojos.
- Lamento no haberla recordado, reconozco que su cara me resultaba familiar, probablemente mi propia mente se niega a relacionar a la increíblemente bella mujer que tengo frente a mi con cualquier visión que haya tenido antes en mi vida, después de esta noche el adjetivo "hermoso" para mi ha cambiado drásticamente de significado, le tengo que agradecer a dios haberla puesto en la tierra y enseñarme lo que significa realmente...
Zellior remata tu frase sin pudor alguno.
-¿Ser mas empalagoso que una cucharada de miel?
La condesa fulmina con la mirada a Zellior. Este se encoje de hombros.
-Bueno, creo que ya la he fastiado suficiente por lo que queda de año, que deben ser... unas pocas horas. Esta anocheciendo, asi que supongo que en breve nos retiraremos a cenar.
Tras esta pone sutilmente una mano en el hombro de tu madre.
-¿Que le parece si dejamos solos a la parejita? Me han dicho que su marido es un apasionado del ajedrez, por que no me lo presenta, seria divertido hacerle sudar un poco antes de la cena.
Tras eso, tu y la condesa os quedais solos, en silencio.
Me levanto y me despido de Zellior y mi madre.
- Por favor, no seas duro con mi padre, ya bastante nervioso le ponen estos eventos...
Me vuelvo hacia la condesa y le sonrío.
- Un caballero peculiar, me parece encantadora la familiaridad con la que os trata, noto cariño detrás de sus puyas... no quiero que piense que me propaso en mi valoración, admito que estoy algo celoso de esa intimidad con una mujer tan encantadora.
Dejo que las gafas resbalen un poco sobre el puente de la nariz, masajeo suavemente la zona donde se apoyaban y miro a la chica por encima de ellas sin perder la sonrisa antes de colocarlas y guiñarle un ojo.
- Me gustaría preguntarle sobre el estado político de nuestra querida tierra, ya que acabo de volver de viaje, pero debe ser suficientemente duro tratar con el consejo, así que estaría más que encantado de charlar sobre cosas más interesantes... como de usted por ejemplo, ¿me acompañaría esta velada para intentar recuperar parte ese precioso tiempo que no podre perdonarme no haber pasado con usted cuando pude?
La condesa sonrie levemente.
-Es un idiota... pero a crecido junto a mi como un hermano.. al menos cuando no estaba en el seminario. Y no es necesario que os sintais celoso señor Brisa, el ya me rechazo en su momento, me ve como su hermana, y considera, como dice el, su dever sagrado, el avergonzarme publicamente para recordarme que incluso los altos dignatarios, somos humanos.
Tras eso, se apoya en la barandilla, mirando el lago.
-Y me encantaria pasar la velada contigo, Zellior estara ocupado ganando aliados entre la nobleza local y siendo el centro de atencion, y ere la unica persona de mi edad en esta fiesta. Solo espero que esta no sea la unica noche que nos veamos. Se rumorea que puede que decidas asentarte con tu familia y dejar de viajar, ¿es cierto?