Partida Rol por web

Quedan solo una horas para fin de año, ya has hechado a los ultimos clientes de la tienda, y oyes a tu madre llamarte desde la cocina.

-¡Oliver! Si has cerrado ya la tienda ven aqui a hecharme una mano

El joven pocas ganas tenía de ayudar a su madre, era una excelente oportunidad para salir a encontrar algún desafortunado ebrio que no tuviera cuidado con su bolsa de dinero y ganarse unas buenas coronas ayudando a su tío, pero que le iba hacer.

-¿En serio necesitáis ayuda?- pregunto melosamente aunque sabía la respuesta y antes de que su madre le riñera se dirigió a donde se encontraba - Aquí estoy madre, necesitas que haga algo- el chico parecía ansioso, deseaba que le trabajo fuera corto para luego salir a las calles y llevarse un buen botín por esta noche.

-Ya no hay clientes y por hoy ha sido un buen día de negocios- dijo el chico acomodándose las dagas al cinto y caminando con tranquilidad.

Tu madre te señala con el cucharon de madera, y tiene cara de no estar para bromas. Es mas, a conseguido que algunos de los mercenarios trabajen para ella ayudandola en la cocina, y ella parece completamente feliz de organizar una cena de fin de año para no solo la familia, si no toda la banda.

-Deja de gandulear, sonreir como un mono detras de el mostrador yo no lo considero trabajo. Aun queda una hora para que cierren el mercado, ver a la plaza y compra algo de pan y un pollo mas... ¡y que no falte ni una moneda!

Dice esto mientras te tiende una bolsa de dinero, y por su mirada entiendes que esta jugando contigo, como hace siempre. Te reta a desobedecerla y ver como te libras del castigo. No tienes claro si por esa juguetona forma de ser, la quieres o la temes mas de lo normal.

-Vale, no faltara ni uno sola-respondo a sabiendas que es una mentira, de todas formas me está facilitando el trabajo.

-Bien entonces voy por las compras, Pan, Pollo y vino entendido- antes de que pueda responder algo, tomó la bolsa y me retiro de la cocina, no quiero que me ponga a trabajar como al resto de los chicos de la banda.

-Suerte-sonrió burlón a mis compañeros de pillaje, me retiro de la cocina y salgo por la puerta principal, aun hay suficiente luz en las calles de Americh, aunque eso no siempre es bueno, con velocidad me dirijo al mercado, al parecer la cena será de lujo y tal vez puedo enterarme de novedades, siempre hay un cuento que no se ha escuchado o una noticia o mejor aun los informes de alguna caravana llegando a la ciudad.

Cuando sales, hay gente como tu llevando las ultima compras del dia.

Mientras caminas, oyes varios rumores, sobre todo algunos que dices que Tadeus Van Horsman, señor de la guerra, a sido apresado por traicion acusada por la Suma Arzobispo Eljared, y que se rumorea que podria estallar una guerra civil entre el imperio y Remo tras que ese ultimo fuese quemado hasta las cenizas por orden de la Arzobispo. No oyes noticias muy agoreras para ser final de año, la verdad.

Malas noticias, no siempre son las mejores para escuchar pero son necesarias, en especial a sabiendas de la situación actual, con presteza me dirijo a realizar las compras, siempre tratando de obtener un buen descuento, de todas maneras es la ultima venta del año, paso de un puesto a otro, del carnicero al panadero y al tabernero para conseguir todos los materiales, al final me dirijo con el herrero siempre tiene buenas cosas a que echarle el ojo.

El herrero esta ahora mismo cerrando la tienda mientras se quita la ropa de trabajo. En el escaparate ves objetos de uso comun.

Tu padre te dijo que en el pasado forjaba espadas y armas, pero que con la llegada del libre comercio a Americh, no pudo competir con los precios estranjeros y se dedico a crear objetos de uso mas normal entre la gente de la ciudad.

-¿No tendrás alguna daga por ahí?- bromeo con picardía, aunque eso suele meterme en líos - ¿como ha estado todo últimamente?- una sonrisa se vuelve a dibujar en el rostro - Sabes una de mis dagas perdió el filo y me gustaría que la repararas, mi padre ha dicho que eres el mejor- esta vez dirijo una mirada sagaz, se que si mi madre se entera me cuelga pero siempre he dicho que es mas fácil pedir perdón que pedir permiso.

El herrero te mira, con finjido mal humor, te te golpea suavemente en la cabeza con un martillo enfundado en cuero, que suele usar para los trabajo delicados.

-Si quieres algo ven mañana pilluelo, ahora tengo que ir con mi familia... y trae monedas, no esa afilada lengua tuya.

Mientras el herrero se va, una chica se acerca en direccion opuesta. Esta te dirije una picara midara, sonrie y pasa al lado tuyo siguiendo su camino.

-Hola- sonrió bobamente mientras hago un recuento mental, -no, no es ella. Termine en mal rollo con ella, ella me odio, si estoy libre- se dice para si mismo el chico antes de salir corriendo detrás de la chica, con picardía se acerca a la joven y con una sonrisa en los labios habla con suavidad - que gloriosa la tarde que me permite ver tu dulces rostro y me siento honrado de haberme topado contigo, puesto que eres un ángel en la tierra- con una pequeña caravana el muchacho le corta el paso a la señorita.

La chica se detiene, y te mira.

-¿Enserio te funcionan unas palabras tan tipicas?

-No pero te han hecho detenerte y con eso me conformo- el chico sonrio con cierta elegancia -ademas que una dama como tu merece algo mas que palabras- el joven se movio con sutiliza y tomando la mano de la chica le propino un beso como si fuera una de las nobles mas importantes de Lucrecio.

-Pero de cierta manera me encantaría saber el nombre de tan agradable señorita-mirando desde su posición clavo los ojos en los de la chica.

La chica sonrie.

-Me detuve por que te pusistes enmedio, pero tu picardia y atrebimiento ciertamente merecen una recompensa. Me llamo Daniele.

Tras eso, ella sonrie hacia tu galanteria.

-Tu aspecto no cuadra con tus acciones.¿Eres alguna especie de actor? ¿O solo un timador descarado prendado de mi encantos?

-No soy ni actor ni timador, solo un espectador que ha sido escogido para observar tu belleza, y con eso me conformó- sonrió el pillo - Daniele es un precioso nombre a mis oídos y me sentiría honrado que me permitieses acompañarte, se hace tarde y la ciudad es peligrosa, especialmente para un joya tan hermosa como vos.

Ella te coje de la mano, con fuerza.

-¿Siempre eres tan aburrido y tipico con las mujeres? Yo prefiero los hombres intrepidos.

Tras eso, te arrastra corriendo por Americh, y al final acabais en los canales. Se apoya en la barandilla.

-¿Es bonita una ciudad como esta no? No perteneceis a ningun principado, ves gente que viene tanto de Abel, como de las tierras de los sultanatos, incluso de Shivat... tanta gente... con tantas historias... tiene que ser divertido.

La chica te dedica una sincera sonrisa.

Por primera vez el pillo se siente atrapado por los comentarios de la joven dama, y solo puede colocar una sonrisa inocente mientras deja que ella lo guie por la ciudad, hasta los canales.

El chico escucha atentamente los comentarios mientras se pierde en los ojos de la chica, - Ciertamente es preciosa, no se encuentra bajo el yugo de nadie  y se respira la libertad, - el pícaro deja caer su carga con delicadeza.

-Si supieras las miles de historias que vienen y que me han contado, te aseguró que ningún principado de Abel, se respira tanta mezcla de ideas y cuentos como aquí- el orgullo inflama el pecho del chico, después de todo no hay nada mejor que vivir en su hermosa ciudad natal.

-Por cierto se hace tarde ¿te encantaría acompañarme a cenar?- de manera picara el muchacho le guiña un ojo a la chica, - te he de avisar que no espero una negativa en tu respuesta- una sonrisa dulce se dibuja en sus labios, a la vez que sincera.

La chica te coje de la mano, mientras mira al suelo.

-No, por favor... quedemonos aqui un poco mas...

Percibes que su voz tiembla, mientras el suelo a sus pies se moja... esa llorando.

-¿Estas bien?- pregunto el muchacho inquieto, aunque algo torpe  intento abrazarla - si necesitas quedarte aquí mas tiempo vale- el muchacho sonrió con inocencia apretandola contra su pecho.