¡Lo habian vuelto ha hacer!
No aprendian esos bandidos, entiendes que el invierno es duro ¡Pero que trabajen!
Lo que te molesta no es realmente que allan robado un saco de grano del almacen, es mas, si por ti fueses lo dejarias pasar. Pero sabes que si no les das al menos un susto, mañana te robaran dos, y luego tres... y lo que es peor... es de noche, y en esta region no hace precisamente frio en estas fechas...
Menuda forma de acabar el año...
-¡Pero serán desgraciados! ¿Esta gente no sabe cuanto nos cuesta cosechar nuestros alimentos o qué pasa? Desde luego debe ser que no, aunque contando conque se comenta que Dwänholf es la "capital" del delito... no me extraña que sus alrededores estén así.
Con estos humos vuelvo desde el dojo, tras un largo día entrenando con el abuelo. Unas agujetas tremendas me esperan para mañana. Supongo que papá habrá vuelto de caza. Tal vez en su periplo por el bosque se haya encontrado algún bandido... pobre bandido. Voy a casa, crujiendo todos los huesos de la espalda. Le diré a mamá que tardaré un rato en ir a cenar. Necesito un baño, eso está claro. Antes de ir a casa voy a las zonas más afectadas de la aldea, y ayudo a los vecinos a reordenar algunas cosas.
-Vaya, si es el joven Zakk - dice uno de los aldeanos - ¿Qué tal va tu entrenamiento? a este paso vas a ser un Dómine tan celebre como tu abuelo.
Comentarios como éste son bastante frecuentes en la aldea, ya que soy el único en cuya sangre late el Ki. Aunque la línea genética se saltó a mi madre, que prefirió dedicarse a su familia (no quisiera imaginarme a mi madre lanzando ondas de choque como las que me enseña el abuelo cada vez que me regaña...). Por suerte, nuestra aldea está ya acostumbrada a los ataques de bandidos, por lo que ya disponemos de gente que sepa defenderse. De este modo, normalmente hay más bajas de bandidos que de aldeanos. Algún día se cansaran de dar la tabarra. O eso espero. Ayudo a apilar los cadáveres, separando aldeanos de bandidos, ya que a unos se les hará un entierro justo, y a los otros se los quemará y usará de abono para el cereal. Hay quien dice que el trigo que crece por aquí tiene un regusto a carne, pero yo creo que son leyendas. Prefiero las pipas que tuesta mamá.
Así, sin más dilación, voy a casa, con ansia de ir a por dichas pipas, momento en que me aislo del mundo para tener mi momento de tranquilidad. Pipas y zumo de manzanas, un reconstituyente perfecto despues de ser apalizado por la "Tormenta de llamas" del abuelo... otra vez. Supongo que aprender los dominios del Ki no es tan facil.
-Mamá, ya estoy en casa - grito, sin darme cuenta de que mi madre se encuentra a unos escasos cinco metros de mí, poniendo la mesa.
-¡No grites tanto hijo! - dijo, mientras me tiraba un trapo a la cara - Y límpiate el sudor y la sangre, que bastante tengo con el pedazo de animal que ha cazado tu padre esta tarde.
Voy corriendo a bañarme, en una pedazo de bañera, con el agua del río caliente a más no poder. "Lo que necesitaba... después de un infierno en el dojo ahora me escaldo..." pienso, mientras me tumbo y me quedo meditando en los consejos del abuelo sobre la recuperación del Ki.
Mientras estas en el baño, oyes un fuerte ruido en el exterior, procedente del granero donde almacenais la comida.
Aun noto los oidos zumbando de las explosiones del entrenamiento. "Serán imaginaciones mías" pienso, mientras termino de quitarme la mancha de sangre coagulada del brazo derecho y la capa de roña que llevaba en la cara. Aun así me pica la curiosidad y salgo del enorme barreño donde debía haber una bañera. Me seco el cuerpo con el primer trapo que veo. Sacudo la cabeza varias veces para, más o menos, escurrir el agua de la melena y me visto con la ropa que había preparado antes de bañarme. "No creo que pase nada" digo, mientras empiezo a comer nervioso el puñado de pipas que suelo llevar en el bolsillo del pantalón, dando vueltas de un lado a otro del baño, sin atreverme a salir. Finalmente, al cabo de un rato, las pipas se acaban, quedando un monton de cascaras en el suelo. Verás que bronca me va a caer. Pero me siento demasiado nervioso como para preocuparme ahora por eso. Me medio peino un poco para terminar de escurrir el agua del pelo y, abriendo un poco la puerta, miro el pasillo de casa. No hay nadie. Voy corriendo a la habitación a por los guanteletes que el abuelo me dió y a por la guadaña metálica que me regaló papá. "Espero estar paranoico por el momento, pero más vale prevenir que curar" digo tembloroso, mientras me dirijo al granero. Al pasar por la cocina veo las tortas de pipas ya tostadas, aun sin terminar de preparar. Es igual, sin la sal también estan buenas, cogeré un puñado. No veo rastro de mis padres hasta llegar al granero. "Tal vez hayan organizado una fiesta en la aldea, o una junta para organizar las defensas contra los bandidos, o algo así" pienso, mientras agarro firme mi arma y me paro frente al granero, en posición ofensiva, a la espera de que algo salga de ahí.
Cuanto te acercas al granero, ves una figura oscura salir bajo una capa oscura. La figura se congela un segundo al verte, y tras eso sale disparada hacia el bosque. ¡Nunca habias visto nadie tan rapido!
Sin darme tiempo a reaccionar, veo como la figura escapa delante de mí. Es de un caracter sospechoso. Tal vez sea un bandido más, que se ha colado en el granero. Maldito sea... le ajustaré las cuentas como lo hace un granjero... ¡CON LA GUADAÑA AL CUELLO!
Antes de perderlo de vista empiezo a esprintar tras él. No me gusta demasiado meterme en el bosque, menos aun contando las horas que eran. Ya no sé si la media noche ha pasado o esta llegando. Lo único claro que hay, es que sea quien sea ese bicho, tengo que pararlo. "Mamá, voy un momento al bosque, que acabo de recordar que el abuelo me pidió una cosilla de allí, ¡luego vuelvo!" grito hacia mi casa, sin siquiera pararme a escuchar una respuesta. La sombra se metió de lleno en el bosque, tratando despistarme. Obviamente yo la sigo. Desde siempre he tenido facilidad para moverme por los bosques y terrenos vegetativos. Tal vez porque empecé el entrenamiento con mi abuelo de muy joven, tal vez sea innato... quien sabe, pero una cosa esta clara, tal como va esa cosa, cuando le pille le voy a cortar las piernas, haber si así deja de correr.
La figura se mueve por el bosque como si hubiese naciedo en el, esquivando ramas y raices sin problemas. Necesitaras todas tu habilidad para alcanzarle.
Realiza una tirada de acrobacias a dificultad 120
Parece ser que me he metido en la parte más espesa del bosque, tendré que buscar otro camino o seguir su rastro. En ese caso mejor será que vuelva a casa, así podré limpiarme de barro (de nuevo).
Motivo: Acrobacias
Tirada: 1d100
Dificultad: 120+
Resultado: 11(+30)=41 (Fracaso)
Te tropiezas con una rama, cayendo al suelo.
En ese momento, te percatas de que estas casi a oscuras, en una zona muy profunda del bosque y no sabes como volver.
Te parece huir un quejido en el fondo del bosque, pero no acabas de distinguirlo bien.
Mierda... a estas horas no creo buena idea perderse, debería volver sobre mis pasos, al menos así no me perderé... si es que consigo encontrar las huellas que he dejado. Si ya lo decía mi madre, que no me metiese en el bosque a lo profundo. Podría comenzar a acumular Ki para crear luz con mis puños en llamas, pero no sé si sacar la Tormenta de Llamas en un bosque sea la mejor idea. Tal vez debí traer una antorcha o algo para dar luz. Aunque ese ruido que acabo de oir me resulta sospechoso. Voy a tratar de ir hacia allí haber si consigo un refugio donde pasar la noche. De día encontraré el camino más facilmente.
Avanza durante un largo rato por el bosque, cuando llegas a un pequeño claro. En el ves el origen de las voces.
Un arbol, con lo que parece un torso humano saliendo de el, te llama, te mira directamente. Es una mujer, de orejas puntiagudas y rasgos graciles. Esta pegada al arbol como si fuese parte de el.
No sé qué llevarían las pipas tostadas que hizo madre, pero esta remesa ha salido alucinógena por lo que veo. Primero sonidos raros, luego bichos que se mueven como estrellas fugaces por el bosque, después más ruido... ¿y ahora un árbol con cuerpo humanoide? No hay duda, esta noche no es normal. Creo que el abuelo se pasó con el entrenamiento. Me pongo en posición defensiva, apuntando a la mujer con el filo de la guadaña mientras me acerco despacio, sin quitarle la vista de encima, parpadeando lo menos posible, pero sin dejar de prestar atención a mi alrededor, los sonidos del bosque, los animalillos entre los arbustos y demás.
Es algo, cuanto menos curioso, por no decir extraño. Me recuerda a las historias de las dríadas que me contaba mi abuelo. Aquellas supuestas criaturas que viven en los árboles. Qué bien me hubiera venido ahora prestar más atención.
-¿Quién eres? - pregunto, tratando de poner mi voz más firme - ¿Dónde estoy? ¿Qué era eso que había delante de mí? ¿Y por qué estaba en mi pueblo?
Estoy totalmente convencido de que si ese ser hace algún movimiento extraño o trata de atacarme, esta noche haré leña con su cuerpo. Por su cara parece amable, pero... ¿cómo puedo fiarme de alguien que tiene el cuerpo pegado a un árbol? ¿Algo que ni siquiera sé si es humano?
Te acercas a la criatura, cuando una vez detras tuyo te grita.
-¡No te acerques a eso!
Detras tuyo, esta la figura encapuchada que estaba siguiendo. Por su voz, parece ser una chica de tu misma edad, aunque sigue embuelta en una capa encapuchada y no la ves bien.
-¿Pero qué narices...? - digo, poniéndome en defensa, dando media vuelta y un salto atrás. Tras sentir el cuerpo del árbol tratar de agarrarme doy una voltereta hacia la izquierda, quedándome a la misma distancia de ambas criaturas - Vale, serenémonos, que parece que esta noche está siendo rara. ¿Quién eres? O más importante, ¿qué eres? y si no es molestia por la pregunta... ¿qué hacías en mi granero a esas horas de la noche? Y creo que no hace falta mencionar a la amiga vegetal de aquí al lado.
Me quedo mirando curioso la figura cubierta de corteza, cuyo rostro empecé a pensar que de vez en cuando sonreía, y en otras ocasiones solo hacía muecas.