Partida Rol por web

En ese momento, Aiden formó lo que parecía un disco de luz en su mano, pero este se extendió formando lo que parecían unas tenazas luminosas, que rodearon la otra esfera.

- Lo estoy dominando. Cada vez me salen mejor las formas sólidas.

Comunicó, aunque la mayoría parecíais más bien pendientes de que no liara alguna. Dawn esta vez logró su objetivo, a pesar de que esa especie de tenazas no tenían una forma perfectamente definida. La presión que ejerció, sin embargo, partió aquella esfera como si fuera una nuez.

Entonces creció la figura de la pelirroja, la chica que habíais dejado ir al principio y que finalmente capturó Dokter. A pesar de sus poderes relacionados con el fuego, igualmente parecía congelada y tembló mientras os miraba.

- Joder. De verdad que... os agradezco que me hayáis sacado. Estoy hasta los ovarios ya... de todo...

Empezó a quejarse, esperando que comprendiérais que ella no era parte de todo esto.

- Esto es una puta locura...

Acabó diciendo, pero estaba debilitada y le costaba seguir las frases.

Stephen Extraño contempló la escena y a pesar de su cansancio mantuvo la compostura. Ya había luchado en innumerables veces y nada de esto era nuevo para él. Salvo las personas que esta vez habían luchado con él, aunque fuera en diferentes dimensiones.

Miró a la pelirroja.

- No sé quién eres jovencita, pero imagino que querrás contarnoslo.

El hechicero supremo recogió entonces la sugerencia de Dominic acerca de la comida. Aunque no era un hombre particularmente cálido y siempre que hablaba parecía recurrir a la formalidad.

- Os invito a que permanezcáis en mi hogar. La comida turca no es un problema, si es lo que os apetece. Podemos recuperar fuerzas, pues si se formara un nuevo nexo, no sería inmediato. Tomemos, por tanto, el resto del día con calma. Comamos juntos y podremos hacer retrospectiva de todo lo sucedido.

La propuesta de Extraño quizás sea incluso mejor que salir todos juntos en busca de un restaurante. Mirando alrededor, lo cierto es que tenemos una pinta algo peculiar como para entrar en ningún establecimiento público a estas horas.

En realidad, lo de la comida turca era solamente una propuesta, me da igual qué comer... -Me excuso, sonriendo nervioso- Es que no he comido nada en todo el día, jeje... -Ni siquiera tuve tiempo de desayunar, esta mañana, cuando Clea me llamó pidiéndome ayuda- Yo... podría ayudar a Wong a preparar algo... -Propongo, servicial. Lo cierto es que me gusta sentirme útil alguna vez, y aparte de mantener a raya a Shazael tampoco es que haya hecho nada...

Sin embargo, a pesar de la propuesta, decido acercarme al Doctor Extraño, buscando comentarle algo en privado. Me acerco con la cabeza gacha, torciendo el gesto a un lado.

Doctor... S-supongo que le habrá sorprendido verme por aquí. Yo... bueno, Clea me llamó y me pidió que ayudara, así que... -Pero explicarle el motivo por el que me he unido a este grupo, a pesar de no sentirme parte de él, no es por lo que me he acercado- He... hemos hecho lo que hemos podido. Shazael ha luchado en nuestro bando, ha sido difícil de controlar, p-pero... -Agacho la mirada, apartándola de Extraño, e inconscientemente acabo buscando a Sora entre los presentes antes de proseguir- P-pero... estoy preocupado, doctor... el demonio está cambiando, y creo que yo también... Shazael se está volviendo, bueno, más "humano", o algo así. Eso cree él, eso teme. Y yo, yo también. No se qué significa, no se si nos estamos fundiendo, o si uno de los dos va a ser absorbido por el otro, o... -Trago saliva con dificultad, con gesto apesadumbrado- N-no quiero desaparecer, ¿entiende? p-pero... t-tampoco quiero que desaparezca él. No lo puedo explicar, pero... e-en cierto modo... l-le aprecio...

Clea hizo un buen trabajo, y sin demasiado esfuerzo, Dawn y yo conseguimos liberar a las mujeres de las esferas. Por un lado, la familia de Sónica volvía a estar unida, y por el otro, aquella mujer pelirroja, cuya papel en todo esto seguía sin tener claro del todo, era también libre.

El Doctor invitó a esta a que se explicara, recogiendo después la proposición de Dominic de ir a cenar algo, pero devolviéndola  en forma de invitación. Nos instaba a quedarnos en su casa y reponer fuerzas, comentándonos que había tiempo para ello, e invitándonos a comer juntos y analizar lo sucedido.

La verdad era que aquel había sido un día muy intenso, intenso en más de un sentido, y lo último que me apetecía era quedarme ahí a seguir dándole vueltas a lo mismo; y posiblemente terminando por discutir con Dawn. Dominic aceptó la invitación de buen grado, ofreciéndose incluso a cocinar; mientras Psiónica seguía fuera, y el resto aún parecía pensarse qué responder.

Esperé hasta que Dom terminara de hablar con el Dr. Extraño y me dirigí a este.

- Disculpe, Doctor, pero… ¿Tiene que ser ahora? – pregunté, bastante avergonzada. – Creo que es necesaria esa retrospectiva pero… - me miré, con mi ropa rota y húmeda, y los dedos de mis pies al aire, afectados por el frío. – M-me gustaría poder cambiarme y eso… - comenté bastante cortada, le debía mucho a aquel hombro. – No tardaría en volver… - dejé caer, esperando que le pareciera bien.

La familia de Sónica seguía con sus muestras de cariño, libres por fin de la amenaza de Dokter. Extraño era consciente de que eran víctimas, a pesar de no conocerlas. Tampoco sabía nada de la chica pelirroja, pero ésta levantó las manos como si no estuviera mezclada en todo el asunto.

- Yo sólo quería marcharme, pero ese tipo me encontró y me encerró en esa bola fría, ¿vale? Dejen que me marche y no sabrán más de mí.

El Doctor no la conocía, pero el resto de vosotros no parecía estar en tensión en su presencia. Enseguida Dominic se le acercó a comentar su problema con el demonio. El hechicero asintió entendiendo el problema.

- No suele producirse ese tipo de efectos secundarios. Es bien conocido el caso de Etrigan, que es similar al tuyo y tanto humano como demonio tienen su propia mentalidad. Está claro que cada posesión puede tener sus diferencias, así que haremos un seguimiento para actuar si es necesario. Cuando podamos, te haré algunos análisis.

Comentaba de una manera tan casual que parecía un médico hablando sobre una enfermedad cualquiera. Tótem entonces intervino, preguntando por la posibilidad de ir a cambiarse.

- Este suceso ha sido rápido. No es la hora de comer aún, así que vete si quieres. Seguro que se pueden poner algunos aperitivos para ganar tiempo.

A veces el doctor Extraño era tan serio que era difícil saber sus emociones y este era uno de esos momentos. Lo normal quizá hubiera sido que Stephen sonriera, pero no lo hizo en absoluto. Sabíais perfectamente que ese era su carácter.

-  Y bien, entonces, ¿esta chica pensáis que puede irse?

Escuchaba el discurso asustado de Martha sin poder despegarme de ella; no estaba segura de si era porque me aferraba con más fuerza que nunca o si era porque tenía miedo de perderla si la dejaba sola de nuevo.

-Ya estás aquí, con nosotras. Se ha acabado.

O eso quería pensar yo, que todo se había acabado: vencimos a los malos y salvamos a los buenos. Ese debía ser el fin de la historia, ¿no?  Mis ojos se posaron en el disparo de Tótem y, cuando vi a mi madre liberada, no pude hacer más que sonreír abiertamente. Gracias…- no tenía palabras de admiración suficientes para decirles lo que pensaba de la misión que habían cumplido con éxito. Rápidamente se acercó a nosotras mientras Clea hablaba y liberé uno de mis brazos para recogerla a ella también.

-Son las personas que están aquí las que os han salvado. Ellos son los héroes de esta historia.

Admití con sinceridad.  Luego asentí a su idea de tomarnos unas vacaciones. Deberíamos irnos unos días de la ciudad, para despejarnos, pero será cuando ambas os encontréis mejor. Habéis sido muy fuertes, estoy orgullosa de vosotras.

Besé el cabello de mi madre y luego el de mi hermana, emocionada. Entonces Aiden liberó a la pelirroja, pero yo no la conocía de nada; al parecer había sido otra víctima más de todo el caos que habíamos protagonizado.

-Muchas gracias.

Acepté –más que nada por mi familia- el gesto de Extraño de permanecer en la mansión. Estaríamos más seguras y refugiadas en ese terreno que en cualquier otro.  Luego me reí ligeramente ante el comentario de Dominic y fui consciente del hambre que tenía por el rugido de mis tripas. –Yo me uniría también a eso de comer algo… Con toda la emoción ni me he dado cuenta.

Traté de no poner atención a la conversación de Dominic con Extraño porque esos temas eran privados; por suerte mi familia ocupaba todos mis sentidos. El frío cuerpo de mi madre iba adquiriendo lentamente algunos grados de temperatura, pero estaba lejos de parecer una persona normal.

-Siento no poder opinar sobre ella, no la conozco- dije en referencia a la chica de cabellos rojizos. Supongo que si estaba atrapada podría ser inocente, pero puede que ellos la conozcan mejor.  Suspiré y me encogí de hombros. A todo esto… quiero daros las gracias por todo lo que habéis hecho por mi familia- apreté contra mi cuerpo a las dos personas que permanecían junto a mí- Estoy en deuda con vosotros, de verdad. Contad conmigo a partir de ahora para cualquier cosa que necesitéis. Me habéis devuelto lo que más me importa- estaba empezando a ponerme sentimental y ese no era mi estilo, así que negué con la cabeza- Si está todo esto acabado os tenéis que venir un día a mi club y lo celebraremos allí, como debe ser. Bromeé, sintiéndome ahora más cómoda con la situación. 

Cuando Dominic y el doctor terminaron de hablar en privado, Extraño me dijo que podía ausentarme un rato, ya que aún ni siquiera era la hora de comer. Sin embargo, no pude retirarme de inmediato, pues aún estaba la cuestión de qué pasaba con la chica pelirroja.

- Aunque no conocemos todos los detalles, parece una víctima más de Dokter. – informé al Doctor Extraño, al preguntarnos si creíamos que la chica podía irse. – Nos ayudó en el piso de la tía de Sónica y Martha… - dije desviando la mirada del hombre, admirando con una sonrisa la estampa familiar. – Trató de evitar que Psiónica y yo sufriéramos algún daño, además… Recordad que fue ella quien nos dio la dirección del almacén. – añadí mirando al resto. – Pero tienes poderes, eso es algo que no se puede dejar pasar por alto. – informé a la chica, para después mirar al Doctor, y devolver de nuevo la mirada hacia ella. – Pero seguro que el Doctor no tiene inconveniente en ayudarte con ello. – sonreí ampliamente a la pelirroja.

Di un par de pasos hacia atrás, dispuesta a poner rumbo a mi casa, pero alguien no parecía haberse dado por aludido.

- Eh… - dije posando mis manos sobre mis caderas. - ¿Es que no piensas llevarme? – le dije a Dominic, inclinándome entonces hacia delante, acercando mi rostro al suyo, sin cambiar la postura de mis manos. - ¿Me llevas, no? ¿Shazy? – volví entonces a erguirme, riendo ligeramente.

No es que la respuesta de Extraño suponga una solución en sí misma, pero al menos muestra predisposición a ayudar. Unos análisis podrían rebelar algo, al menos, y manteniendo el contacto siempre existiría la posibilidad de actuar ante cualquier eventualidad.

No es demasiado, la verdad...

No, estoy de acuerdo, pero es todo lo que hay.

Es todo lo que tú encuentras, Dominic, pero no voy a conformarme con eso...

No digo nada respecto a la pelirroja. Cuando llegué a ese piso ya estaban hablando con ella y yo no me enteré de gran cosa, así que me fio del criterio de quienes estaban allí. Especialmente de Sora, su criterio ha demostrado estar muy por encima del de todos los demás.

Aún estoy meditando sobre ello, cuando la propia Sora se acerca, con los brazos en jarra, exigiendo transporte. Me echo a reír, aguantando estoicamente un nuevo acercamiento dedicado a Shazael, que siento refunfuñar dentro de mí como un viejo cascarrabias.

¿C-como un qué...?

¿Cómo era...? -Digo acercándome yo también, agarrando a Sora por la cintura- Pensé que no me lo ibas a pedir nunca.

No se si son las palabras exactas, pero es lo que me dijo en aquella azotea...

Madre de todos los infiernos, que galán de medio pelo...

¡¡Libreeeeee!!

Ejem, libre, para ejercer de carruaje de la doncella. En fin, para lo que he quedado. Al menos, la compañía es agradable.

Ehm... Tendrás que indicarme a dónde, preciosa... -Le digo apretando la mano que ya Dom dejó en su cintura, atrayéndola- Dime, ¿qué opinas de los tríos?

¡Hijo de...!

Sonrío justo antes de que la implosión nos haga desaparecer, rumbo al exterior, a donde me indique la morena...

Finalmente la familia de Sónica estaba unida y ella les invitaba una noche al club, invitación que recogieron Aiden y Malik, asintiendo este último a sus palabras.

- Yo no me lo perdería por nada del mundo. Seguro que hay muy buen ambiente allí.

Fue lo que dijo el africano, mientras Shazael aparecía y todos hablaban de la pelirroja, que recibió una mirada inquisitiva del doctor Extraño.

- Puedes marcharte, pero iré a buscarte pronto y tendremos una pequeña charla acerca de tus poderes.

Resolvieron de esa manera el último asunto pendiente. Más o menos, porque Dokter había logrado escapar y Pesadilla, en alguna dimensión, ya estaría tramando su siguiente paso, pues él no descansaba y lo único que hacía era dar vueltas a sus turbulentos pensamientos.

Por el momento, las aguas se habían calmado, así como la imponente tormenta, cuyas nubes se iban esparciendo llevadas por el viento. Para los ciudadanos, aquello había sido otro suceso extraño más, a los que con el paso de los años se habían ido acostumbrando.

Era ahora un buen momento para recuperar fuerzas y aprender de todo lo sucedido, siendo conscientes de que esta había sido vuestra primera gran prueba y la habíais superado con éxito, gracias no sólo a vuestros grandes poderes, sino a vuestra capacidad para colaborar y las decisiones acertadas.