¿Dejar salir al humano? Esto sí que tiene gracia. Acusarme a mí de no cumplir con mi cometido. ¿Se puede saber qué ha hecho él aparte de... nada?
Oye, marinero de agua dulce con ínfulas de capitán... -Le digo señalándole con el dedo.
Shazael...
...yo no he dejado nada, ¿me oyes? NADA. Sólo nos dijisteis que buscábamos a una dama, y nos ocultásteis toda la información...
Shazael...
...y cuando vine a ayudar a los que estaban en apuros, cosa que no tenías intención de hacer porque preferías ocuparte de una manada de locos en desbandada en lugar de cuidar de tu tripulación, la belleza oscura aquí presente estaba allí, y todos asumimos que era la que buscábamos. ¿Y quién la puso a salvo? Desde luego tú no...
¡Shazael!
...de modo que cuidado con a quién llamas inútil, "humano", llevas dando órdenes inútiles que nadie sigue desde que te conozco, e igual va siendo hora de que alguien te haga callar de una v...
¡¡Basta!!
Una explosión con aroma a azufre me hace callar. Pero ¿qué...?
Detengo al demonio, quizás demasiado tarde. Su lengua viperina ya ha dejado salir unas cuantas lindezas innecesarias. Entonces ¿por qué he tardado tanto?
Yo lo se, Humano...
Silencio, demonio, déjame pensar. Yo también lo se, es algo que está claro. En el fondo, muy en el fondo, creo que tienes parte de razón. Pero sólo parte, y desde luego tu forma de expresarlo y de generar enfrentamiento dentro del grupo, de la tripulación como tú lo llamas, no es lo mejor en estos momentos.
Lo siento, debí encerrarle antes. -Digo con el rostro ensombrecido y sudoroso. Los esfuerzos asumidos por el demonio me pasan factura a mi también- ¿Hay... alguna cosa más que merezca la pena saber sobre todo esto? -Me apoyo en la pared, realmente extenuado- Empieza a ser cansado seguiros sin conocer los detalles y tener que improvisar ¿sabéis? Y bastante concentración requiere lidiar con un jodido demonio dentro...
Aunque en buena parte me alteran las palabras del demonio, no me molesto en darle una explicación. A mi parecer no se la merece, y cuando aparece su contrapartida hago caso omiso a las palabras anteriores, olvidándolas en el acto y centrándome en lo que me ocupa. De nada va a servir discutir.
-Esto no es fácil para ninguno.- Digo después de un suspiro.- La mayoría no hemos lidiado con amenazas antes, y desde luego ninguno contra una tan grande, pero si Extraño nos ha reunido debe ser por una buena razón. Todos nos sentimos igual, vamos dando golpes de ciego, buscando a personas sumidas en sueño cullas pesadillas desatan horrores. Pero hasta ahora solo nos hemos enfrentado a las amenazas lanzándonos de cabeza, no podemos seguir así.
No nos podemos permitir seguir atacando a ciegas, hay que estudiar y analizar cada situación.- Dije con tono solemne.- Antes de venir aquí tuvimos dos opciones, ir de frente contra uno de los posibles causantes de todo esto, o intentar salvar a Martha. Por muy bien que sonara lo de ir a darle una paliza, salvar a los inocentes siempre será nuestra prioridad, así que la decisión estaba hecha.
En cuanto a acudir en la ayuda de nuestros compañeros...- Dije haciendo mención a lo que más me había llegado del discurso del demonio, era como una espina clavada.- Todos sabemos a que nos enfrentamos, todos asumimos el riesgo, nos cubriremos las espaldas, pero salvar a nuestros compañeros no es la prioridad. Nuestra principal prioridad es encargarnos de los civiles, ellos no pueden defenderse solos, nosotros si. Y si alguno no puede aun está a tiempo de marcharse.
Volviendo a lo que nos ocupa, por lo que nos dijeron, lo más probable es que en la fábrica de pan ya no encontremos a nadie, aun así merece la pena investigarlo.
Escuché las palabras del demonio y, aunque su aspecto no invitaba a fiarme de él, lo cierto era que al menos entendía lo que estaba pensando. Su risa hubiera sido contagiosa de no ser por la preocupación que tenía por mi familia en ese momento. Al menos tengo una pista- aquello era mejor que nada. ¿De verdad le estaba pasando toda esa pesadilla a Martha? ¿Era por mi culpa, por no haber sabido proteger mi identidad? Sí, iré de una u otra forma, así que es mejor que cooperemos- respondí al tipo rojo.
El plan de rescatar a las rehenes y luego acabar con el resto no me parecía mal si habían hecho algún tipod e daño a mi familia, pero yo no me dedicaba a matar a gente. Ojalá lo hubiera hecho en su día- pensé. Entonces Martha no estaría así. Parece que hay tres rehenes al menos, ¿no? Mi madre, Martha, y la chica que estaba en la otra cápsula. ¿Puedes... mover a tanta gente? pregunté más con curiosidad que otra cosa.
La discusión comenzó entre Shazael y el "líder" y acabó con el demonio encerrado y el otro libre; me pareció que habrían tenido algún tipo de problema antes, pero eso no era asunto mío. Me encogí de hombros ante su discurso: estaba claro que lo mejor era no lanzarse a ciegas a la aventura, pero no conocía sus experiencias anteriores. Yo había pasado todo el tiempo, desde que descubrí mis poderes, trabajando sola y ahora debía hacerlo como grupo. Siento no poder ayudaros con el plan porque no conozco ese sitio, pero quizá deberíamos ir hacia allí y comprobar las entradas, salidas y si vemos algún movimiento dentro antes de entrar. No conozco vuestras habilidades, así que no puedo opinar. Yo tengo muy buen oído y puedo crear alguna ilusión auditiva si lo necesitáis, y también crear un área de sonido. Haré lo que haga falta por salvar a mi familia, pero lo haré de forma cauta- dije para tranquilizar al "líder". No tenía ni idea de cómo se llamaba, al igual que la mayoría de ellos.
Los nervios de todos fueron estallando de alguna u otra forma, en cambio, los míos, me carcomían por dentro mientras me mantenía en silencio. La culpa me corroía por dentro. Ya no sólo tenían a Martha, también a la pelirroja Magma y además la madre de Sónica también estaba desaparecida.
Sólo reaccioné ante el discurso de Dawn, mirándole de forma repentina y asintiendo ante sus palabras. Recapitulé entonces lo que todos habían ido diciendo, soltando de repente varias de las ideas que surgieron en mi cabeza.
-Creo que Sónica podría ser de ayuda, además yo haría lo mismo en su lugar… - dije mirando a la chica. – Si hubiera podido salvar a mi familia no lo hubiera dudado ni un segundo. – agaché la mirada unos segundos, entristecida, antes de proseguir. – Aunque hay algo que no sé si habéis tenido en cuenta, ¿No os parece mucha casualidad que la hermana de Martha tenga poderes? ¿Podría tenerlos ella también? – volví a mirar a Sónica. – A fin de cuentas Magma, la otra rehén, también los tiene… Algo tienen que buscar en ellas. Son ellas dos las que estaban en los orbes, donde no sabemos si continúan o sólo se trataba de una proyección. En cambio la madre… No tiene por qué estar con ellas.
Hice una pausa esperando reacciones, y continué.
-Por otra parte, Psiónica, ¿Qué hay del periodista? ¿Trabaja con esos del almacén? – dije mirándola y volví a dirigirme a todos. – Supongo que Colton podría entrar antes que nosotros y echar un vistazo, no creo que ese sitio esté muy iluminado…
Metí mis manos en los bosillos de la chaqueta, permaneciendo cabizbaja.
Escucho al tal Dawn con atención disimulada. El cansancio hace que me deslice pared abajo hasta sentarme en el suelo, con las rodillas flexionadas. Lo que dice parece bastante coherente, aunque en lo referente a los civiles tengo mis dudas.
Tú también lo piensas, ¿eh? Si por salvar a veinte dejar morir a doscientos no eres un héroe precisamente. La prioridad debería ser detener a ese tal Pesadilla, y nada debería distraernos de eso...
Me sorprende la repentina implicación del demonio.
Me refiero a cómo haría las cosas si me importaran lo más mínimo...
Ah, ya veo...
Capitán Rojo podría entrar también sigilosamente, por el tejado. Es ágil, escurridizo, y si algo se tuerce puede desaparecer en un pestañeo. -Propongo- Y en respuesta a tu pregunta, Sónica, podría transportar a Hulk si fuera necesario, puede con vosotros.
Asiento a las palabras de Tótem y a las de Dom.
- Pues que nos lleve allí. Esta conversación no puede avanzar más sin ver el sitio. ¡Vámonos ya!
La mujer se cruzó de brazos, enfadada, observando el fuego que había iniciado. Había caído en un pequeño mutismo del que acabó despertando unos instantes después. Cerró los ojos deseando que las llamas desaparecieran y éstas la obedecieron. Allí quedaron las sábanas quemadas, ennegrecidas.
- Os recuerdo que en el almacén es donde estaba "Prometheus" y que estará acompañado por sus amigos nazis a los que les habrá concedido poderes como hizo con la chica pelirroja a la que habéis llamado "Magma". "Prometheus" estaba buscando también a Martha Phillips y por eso enviaba tras ella a sus colegas.
La joven dirigió la mirada a Dominic.
- Tu demonio es muy ruidoso, no me lo imagino haciendo de espía. Al cuervo ese de Tótem sí me lo imagino, pero claro, si encuentra por donde entrar. Y por cierto, no nos hemos presentado a Sónica. Yo me llamo Psiónica, tengo poderes mentales, incluyendo una telepatía un tanto limitada.
Comentó porque sabía que le acabaría preguntando por leer mentes y ese tipo de tareas que le costaba horrores realizar.
Justo después de unos segundos Carrie cayó en la cuenta de que Tótem le había preguntado acerca del periodista así que usó su optimizada mente para sacar las conclusiones que el grupo necesitaba.
- No, no, no... Ese supuesto periodista intentó atraparme con una de las esferas de cristal oscuro, así que está relacionado con el cobarde que se acaba de marchar. Además, si recordáis, la pelirroja nos contó que su ex-novio, Ben Jackob, se había peleado con un tal Dokter que estaba interesado también en capturar a Martha. Y el periodista seguía el rastro de Magma y los otros dos nazi, eso también tiene que estar relacionado.
Se dio cuenta de que habían varios cabos sueltos que atar, aunque todo apuntaba a los mismos actores: Prometheus, Dokter y Martha.
Observó al grupo, indagando si estaban sacando también conclusiones o si les iba a tener que dar una colleja telekinética.
Tenía a Tótem y al Capitán de mi parte, por lo que no creía que fueran a rechazarme. Cuanta más ayuda en este tipo de casos mejor, ¿no? Ojalá hubiera contado yo con compañeros en decisiones pasadas, así las cosas serían distintas ahora mismo. Martha no tiene poder alguno, al menos que yo sepa. No creo que me lo hubiera ocultado, la verdad- me encogí de hombros ante aquella pregunta.
Me quedaba algo más tranquila sabiendo que el Capitán nos podía llevar a todos hasta ese almacén, así me libraba de tener que ir yo dando el espectáculo hasta allí. No obstante a medida que Psiónica comenzó a hablar mi rostro se fue poniendo más serio a raíz del comentario sobre los nazis.
No, no puede ser. Será algún tipo de casualidad- me dije, pero tenía la sensación de que ese tipo de casualidades no existía. Gracias por la presentación, Psiónica- respondí con tono neutral. Al menos sabría cómo dirigirme a ella cuando fuera necesario.
En cambio, en cuanto la mujer rubia mencionó el nombre de Ben Jackob apreté los puños con fuerza y tuve que contenerme para que mis poderes no causaran daño a nadie. ¿Otra vez ese cabrón?- dejé escapar en voz alta. Comenzaron a picarme los ojos, como cuando tenías ganas de llorar pero te contenías, y apreté los puños mientras miraba al resto. Ese hijo de puta va a joderme hasta que lo mate. No hay problema, lo solucionaré pronto. Psiónica...- la miré para intentar tranquilizarme, aunque mi respiración seguía agitada y mis ganas de destrozar algo iban en aumento- Martha y yo conocemos al desgraciado de Ben. Era ella la que lo había nombrado, así que quizá era mejor contarle la historia para que unieran piezas. Una vez los descubrí intentando violar a una chica y la defendí, de manera que no pudieron hacerlo, pero él me vio- me llevé las manos a la cabeza y presioné ligeramente con los dedos. Tenía que matar a ese hijo de puta. Ese cabrón...- suspiré- él y sus amigos violaron a Martha, y luego trataron de quemarla viva. Empecé a dar vueltas por la habitación, así me era más fácil hablar- pero por suerte pude detener la muerte de mi hermana. A partir de ahí nos cambiamos de ciudad y Martha nunca volvió a ser la misma. No sé si ese "Prometheus" del que habláis es Ben, pero si veo a ese desgraciado voy a matarlo con o sin vuestra ayuda. Mi familia ha sufrido demasiado ya por su culpa. Aquellas últimas palabras, desde mi punto de vista, no admitían réplica alguna: era algo que acabaría pasando, y me encargaría de que él sufriera lo mismo que Martha. Pero no sé quién es Dotker, ni porqué querría a mi hermana. ¿Iba a poder descansar Martha alguna vez?