Partida Rol por web

Ya era mediodía, es decir, media jornada laboral para cuando Mamoru Ai Yastis se adentró a La Estación de Policía de Sakurami City, el último bastión de la Ley y el Orden que había en aquella ciudad. En esta situación, el detective estaba cargando una urna entre sus manos.

*Muerte. Es parte del trabajo si eres detective de homicidios. Aprendes a convivir con ella, pero cuando muere alguien cercano a ti, recuerdas que la muerte no es solo parte del trabajo, es parte de la vida: La última parte.*

Entre el resto de policías que estaban deambulando por la zona, uno de ellos se percató de la llegada de Mamoru Ai Yastis; en este caso no era otro que Jilliam Wustice, otro policía de la misma categoría que, por algún motivo, nuestro protagonista sentía un ligero sentimiento de recelo hacia este.

-Mamoru, ¿Eso es una urna?.

Nuestro querido protagonista se detuvo un instante en el inexorable camino hacia su despacho para dirigirse directamente con aquel compañero de policía y, para sorpresa de todos los lectores, en esta ocasión decidió no insultar a Jilliam Wustice nada más que este apareció en escena.

-Sí, yo... -una leve pausa dramática- he sufrido una pérdida...

Quizás fuera la primera vez en la que Mamoru Ai Yastis se mostraba vulnerable por motivos ajenos a su propia culpa, y aún más importante, la primera vez que no trataba mal a Jilliam Wustice nada más verlo, y esto es algo que aquel detective que sí que es competente notó.

-Lo lamento mucho, tío. -Comentó con sinceridad- Si hay cualquier cosa que...

Y como no, el tiempo que había en donde Mamoru Ai Yastis se comportaba como una persona decente y educada con Jilliam Wustice se terminó más pronto que tarde, y aunque en este caso no le insultó y no extrapoló sus propias inseguridades, defectos y miedos en aquel hombre, sí que le faltó un poco al respeto.

-Bueno, la muerte nos llega a todos... -comentó cortándole en mitad de la frase- Y también a mi Tía-Abuela política Aoi.

Entrando en aquella estancia llegaría la Detective Jefa, Saiko Nozomi. Y tras echar un vistazo rápido por la habitación esta se percató que Mamoru Ai Yastis se encontraba hablando con Jilliam Wustice, y con tal de tratar de defender a este segundo detective de lo que el primero se inventara, se acercó a ellos.

-¿Pasa algo?. -Preguntó mirando extrañada a aquella inusual pareja.

La presencia de Saiko Nozomi puso ligeramente nervioso al detective Mamoru Ai Yastis, a fin de cuentas, ver a tu ex era algo que no todo el mundo llevaba del todo bien, mucho menos cuando esta actuaba de forma fría y condescendiente con este en todo momento desde que cortaron.

-No, nada... solo estaba... -Trató de decir.

Aquella mujer interrumpió a Mamoru Ai Yastis en mitad de aquel comentario, al parecer donde las dan las toman y en un mundo donde todos son gente desconsiderada y no dejan terminar de hablar al resto, al final nadie tendrá derecho a expresar sus puntos de vista... en especial si eres Mamoru Ai Yastis.

-¿Aoi Samidare?. -Preguntó mientras miraba la urna- ¿No murió hace un montón?.

Mientras Saiko Nozomi cogía una taza de café que había preparado su subordinado, Jilliam Wustice; Mamoru Ai Yastis aprovechó para hablar ahora que la otra estaba distraída, a fin de cuentas, el detective comprendía bastante bien que cuando su ex-mujer estaba presente no había nada que hacer.

-Un lustro se pasa volando. -Se excusó. 

Evidentemente, tener las cenizas de una persona en mano que murió hace más de cinco años y tratarlo como si hubiera sido ayer mismo era algo que, claramente, no parecía ser ni bueno, ni justo ni mucho menos algo normal, aunque a decir verdad, el que lo estaba haciendo era Mamoru Ai Yastis.

-¿¡Q-que?!

Para la detective Jefe Saiko Nozomi ese nombre le sonaba de algo, de hecho, empezó a hacer memoria al respecto de dónde lo había visto antes, y no solo eso, pues ese recuerdo fue automático, sino lo otro, dónde había sido la última vez que había visto esa misma urna

-Espera un momento... -Dijo la mujer, finalmente recordando lo que pasó- Fuimos a tirar las cenizas al mar y acabaste destrozando tu descapotable por intentar imitar a los de Tokyo Drift.

Evidentemente todo aquello estaba yendo de mal en peor, puesto que no solo su antigua mujer y actual ex-mujer le estuviera echando en cara un evento del pasado, sino que además lo hacía ver como si este no era más que un pringadillo del montón super-influenciable para copiar cosas de la saga Fast and Furious.

-¡No intenté imitar a los de Tokyo Drift!. -Se quejó- ¡Los imité a la perfección!.

Aquella conversación se había alargado lo suficiente como para que no fuera interesante y mucho menos graciosa, al contrario, con cada aportación de cada uno de los presentes parecía cuyo único objetivo fuera engrosar un contador invisible de interacciones que, tarde o temprano, no iba a servir de nada.

-Vale. -Dijo mientras se largaba.

La situación seguía sin mejorar, en absoluto, mucho menos cuando en mitad de su alegato, aquel policía que estaba escuchando las riñas de los que anteriormente habían sido una pareja, había decidido largarse, cansado de perder el tiempo y escuchar cosas que no le daban ningún tipo de beneficio o placer.

-¡La culpa fue mía por hacerlo tan bien!. -Gritó Mamoru Ai Yastis a su archienemigo.

La Jefa de Detectives echó un rápido vistazo a Jilliam Wustice mientras este, con su café en mano, se marchada de vuelta a su zona de trabajo particular, al parecer alguien iba a querer trabajar en aquella Estación de Policía de Sakurami City, y evidentemente no iba a ser Mamoru Ai Yastis.

-Oh, Mamoru... -Dijo con un tono más compasivo, aunque no le duró demasiado- ¿Entonces lleva todos estos años metida en tu maletero?.

Al parecer Saiko Nozomi parecía tener un pensamiento bastante generalizado de quién era Mamoru Ai Yastis y de la clase de hombre que este era, tanto al punto de hacer dicha acusación sin ningún tipo de rodeo o un doble pensamiento para ver si era algo normal a lo que decir y preguntar.

-¡Claro que no!. -Gritó de vuelta ante semejante acusación- Bajo el asiento del copiloto. Me la encontré esta mañana mientras limpiaba mi descapotable para llevarlo al chatarrero...

La situación no ameritaba una actitud positiva por parte de Saiko Nozomi, pero pese a ello, la superiora trató de mantener una actitud positiva respecto a Mamoru Ai Yastis, el cual, parecía estar pasándolo realmente mal con todo aquel asunto de tener la urna de Aoi Samidare debajo del brazo.

-Bueno, -comentó la mujer- me alegro de que al fin puedas acabar con este asunto.

El apoyo sorpresivo de Saiko Nozomi también pilló por sorpresa a Mamoru Ai Yastis y no solo a los espectadores que están leyendo lo que estoy narrando de madrugada con un montón de sueño encima mientras rompo la cuarta pared en una esperanza de que el post sea lo suficientemente largo para que quede bontito.

-Sí, ya era hora. -Confirmó las palabras de la ex-mujer- Creía que podía salvar el chasis, pintarlo... pero había ratas dentro del motor y se habían comido todos los cables, y cuando eso pasa es mejor olvidarse, ya no hay arreglo. ¡No merece la pena!.

El hecho de que Mamoru Ai Yastis interpretara erroneamente el "al fin puedas acabar con este asunto" de Saiko Nozomi que se refería al tema de despedirse de la Tía-Abuela Aoi Samidare de una vez por todas con, deshacerse del descapotable ruinoso que este tenía no ayudó bastante a la conversación.

-No me refería a eso, déjalo...- dijo tratando de cortarle- ¡En fin!. Tengo algo para que dejes de pensar en MI tía-abuela Aoi: Una compañera nueva.