El capitán Blake camina por una calle londinense una mañana de niebla a mediados de los 50, a su lado haciendo esfuerzos para seguirlo camina un joven oficial británico.
- ¿Armas nucleares?, le aseguro que los nazis jugaron cosas peores que apenas comprendían. Cosas... a veces pienso en lo que nuestro muchachos evitaron en la guerra. - dice en voz baja - Ahora las entendemos mucho más, por eso es vital que mantener ese lugar fuera de la atención de los rusos de forma discreta.
Se calla y su mente se pierde en un grupo variopinto de soldados americanos (bueno estaba Alberto el italiano ese también) que se jugaron la vida sin saber con que se enfrentaban. ¿Qué sería de ellos?. En cualquier caso contactarlos era peligroso, los nazis eran historia, pero la guerra contra los commies no había hecho más que empezar.
Stevens miraba a sus niños jugar en el jardín mientras acariciaba el cuello de la botella con su mano derecha. No podía sacarse las Ardenas de la cabeza. Los muertos, la nieve, la trinchera. Había hecho un viaje al infierno y parte de él quedo allí por siempre. Triste, agota el último trago que queda en la botella mientras enciende el coche y se aleja de la casa de su ex-mujer.
Al menos sus niños no tendrán que pasar por eso, ha pagado un alto precio, pero había valido la pena.
Para Hank la guerra no terminó en el claro del bosque. Después de esa misión pidió permiso para volver al frente para, según sus palabras "Terminar lo que había empezado". Implacable, malhumorado e individualista permaneció en primera linea del frente hasta que la bandera americana ondeó en Berlín, aunque él hubiese preferido que la guerra durase hasta matar al último aleman sobre la tierra.
Pocos días después de terminar la guerra todavía seguían encontrando campos de concentración abandonados precipitadamente. Al entrar en uno de ellos y repartir chocolatinas (Fatty no se las había comido todas), su mirada se cruzó con la de Susan Golinsky, una jóven que en aquel momento pesaba treinta kilos y que le sonreía como si Hank fuese un ángel llegado del cielo. La sonrisa de esa jóven desnutrida y tuberculosa disolvió todo su odio.
Con el tiempo se casó con ella y volvieron a los USA donde se esforzaron como activistas para ayudar a encontrar a desaparecidos y restañar las heridas de la guerra, lo que le valió el sobre nombre de Hank "Healer" McMannis.
Tirada de Extra
Motivo: Epilogo
Dado principal (1d4): 3 = 3
Total: 3 = 3
Dificultad: 4
Resultado: Fallo
Epílogo:
3- Hearts—Love:
Speak fondly of the character’s greatest
love—lost, found, or waiting on him back home. What
is her name? Where does she live? Why is the traveler
not with her now?
Motivo: medallas
Tirada: 7d20
Resultado: 15(+4)=19, 1(+4)=5, 19(+4)=23, 19(+4)=23, 13(+4)=17, 8(+4)=12, 18(+4)=22 (Suma: 121)
Motivo: promotion
Tirada: 7d20
Resultado: 8(+3)=11, 14(+3)=17, 3(+3)=6, 18(+3)=21, 15(+3)=18, 3(+3)=6, 20(+3)=23 (Suma: 102)
Alberto, helmut: Silver Star
Fatty: Citation
Carl: None
Hank, Hayden, Miller: Distinguished Service Cross
Promoted:
Miller - Teniente
Hayden - Sargento
Bueno, Carl pifia asi que ni siquiera se lleva una citacion. Quizas Miller tenia algo en su contra despues de que casi le matase?
Fatty se queda sin medalla como siempre. Alguien odia al gordo.
Ascienden los mandos.
Hala! Cuantas medallas!
Will Jr. miraba el uniforme con los ojos muy abiertos y la nariz pegada al cristal de seguridad donde estaba grabado el texto: Teniente William C. Miller. 30th Division. Le encantaba visitar el museo de los veteranos y oir las historias de su abuelo y, de todas formas, Miller tenia mucho tiempo libre desde que Jess habia fallecido el año anterior. Sinceramente, no tenia mucho que hacer ya en esta vida, pero sería una falta de respeto para todos los que cayeron no vivirla hasta el final.
La mente del ex-teniente volvió a aquel horrible 1944-1945 y todo lo que habian visto. No solo la guerra y la muerte, cosas peores. Sobrenaturales. Pero habian vencido, con sudor, sangre y lagrimas, y gracias a ello su nieto podia estar aqui disfrutando de un soleado domingo, y no en el infierno que los nazis querian traer a la tierra. Habian mantenido el contacto un tiempo despues de volver de Europa, pero la vida les habia llevado por caminos diferentes. Por primera vez en los ultimos años, Miller se encontró recordando a Sullivan, el español y los demas. Seguirian vivos? Sullivan habia salvado a los USA el solo y nunca se le habia reconocido. Johnson llevaba años criando malvas, Show...
Abuelo, fuiste un heroe durante la guerra?
La pregunta de Will le sacó de su ensimismamiento.
Heroe? - dijo mientras se le humedecian los ojos y acariciaba la cabeza de su nieto - No. Pero servi en compañia de heroes, Will.
Sullivan volvió a casa. Le costó adaptarse al principio, encontrar trabajo... pero por fin acabó de conserje en un instituto. Una casita pequeña, una vida tranquila y feliz...
Nadie se creía realmente las batallitas que contaba... ¿Aquella bola de sebo en primera línea de la batalla? Habría estado en retaguardia comiendo los bollos de los héroes. Y él mismo no tenía medallas ni recuerdos, salvo algunas fotos descoloridas. No tuvo hijos, pero disfrutó del nacimiento de la televisión en color, las series, los programas...
...pero mientras veía y escuchaba tantas tonterías, en su cabeza recordaba los campos de Bélgica y Alemania, el olor de gachas y pólvora por la mañana, el sonido del cargador en la recámara, los días que compartió con Alberto, Carl, Hank, Hayden y el Sargento, los días en los que realmente se sintió vivo.
Lo encontraron en una esquina de la habitación. Muerto.
Se había planchado y limpiado cuidadosamente su uniforme. Se había colocado orgulloso las medallas. Y estaba sentado en la tosca silla que había en todas las habitaciones en las que los soldados pasaban la última noche antes de volver, como héroes, a casa. Esa mesa que casi todos utilizaban para escribir a casa, llenos de alegría, diciendo que volvían, vivos, a estar con sus seres queridos.
En la mesa de Johnson estaba su pistola, cargada y preparada. Pero no había tenido valor, así que también estaban, vacíos, un par de cofres de los que guardaban los guisantes de café. Junto a ellos una foto de una mujer y dos niñas y otra de algo que podría ser un laboratorio de la Universidad de Boston.
- ¡Joder! ¿Por qué lo haría? Si era el primero en esconderse antes de poner en riesgo su vida. A veces me daba hasta vergüenza. dijo alguno de sus compañeros al encontrarlo para irse juntos a casa.
- Quizá algo en casa le daba aún más miedo que la muerte, pero ya no lo sabremos nunca. dijo tranquilamente el teniente Miller pero no lo recordéis así, hacedlo sabiendo que, cuando necesitó el valor, lo encontró para colaborar a que todos los demás volviéramos a casa.
Santiguándose añadió
- En aquellos días, buscarán los hombres la muerte y la muerte huirá de ellos.
Poniendo una mano en el hombro de su viejo soldado le deseó un buen viaje.
Y no habrá ya muerte ni habrá llanto, ni gritos ni fatigas, porque el mundo viejo ha pasado
Apocalipsis 9:6
Apocalipsis 21:4
Carl regresó a su hogar, henchido de orgullo y luciendo sus medallas, donde fue el centro de atención de toda la calle; lo cual aprovechó para no dejar escapar a Mary Sue, con la que se casó a los pocos meses y tuvieron cinco hijos.
Volvió al trabajo, en la estación de bomberos, pero ya nunca entraba con la misma seguridad en los incendios y siempre se quedaba mirando las llamas por encima del hombro, casi esperando volver a ver los horrores de la guerra.
Con el tiempo, terminó abandonando la acción directa pero le pusieron a cargo del camión, el cual reparaba con una mezcla de pericia e insensatez, casi la misma con la que lo conducía cada vez que salían a un aviso.
El Señor guardará tu salida y tu entrada*. era lo que decía la pequeña placa de latón que le llegó por correo y que colocó en el salpicadero del camión. Las iniciales W.C.M. apenas se podían leer justo debajo de la cita bíblica por culpa de la costumbre de Carl de rozarlo con la punta de los dedos cada vez que detenía el camión en destino.
*Salmos 121:8
De verdad tengo que poner que le sucedio a Alberto?
No podemos continuar? Acaso ya no nos requiere mas el tio Sam?
No, claro que no es voluntario, puedes ponerlo si quieres.
Y si queréis continuar por supuesto que podeis, pero sin mi. Yo creo que esta historia merece ya un final, como la guerra.
Simepre puedes llevarnos a Sigil, y quedarnos alli hasta que cierre Umbria :-D
Bueno, pues me pensare una hstoria para Alberto.
Cual sera tu proxima partida? Porque si va a ser como esta(s) yo quiero jugarla(s).
Estamos hablando de eso en el off-topic.
Al acabar la guerra Alberto intento volver a casa pero le fue imposible por la situacion politica. Por lo que se fue con las brigadas internacionales a la Union Sovietica. Alli el y sus nuevos compañeros se dedicaron a perseguir a los nazis huidos o refugiados por el mundo. Poco se sabe de su paradero, se le vio en Argentina, poco despues en Paraguay para aparecer unos meses mas tarde en La India. Depspues se le perdio la pista.
El inverno alemán era duro incluso en la selva negra, pero el mago de sangré con el torso desnudo lleno de tatuajes ignoraba las gélidas ráfagas de viento mientras canturreaba su hechizo.
En los bordes del bosque un nutrido grupo de personas trajeadas y una señora a la que todos trataban con algo entre miedo y deferencia veían el espectáculo. Un hombre de apariencia árabe atado a uno de los monolitos de piedra recién levantados empieza a gritar mientras un conducto de energía se forma de el hacia el mago. Uno de los hombres trajeados no puede evitar carraspear y dirigirse con miedo a la señora.
- Canciller, no cree que esto es demasiado. Ya se que tenemos a Trump y a Putin, que los franceses van a elegir a la loca y que los griegos y otros morenos están a punto de colapso... pero esto es demás... - calla ante la mirada acerada de la señora.
Y en el viejo circulo de fuego que unos bravos americanos habían cerrado hace más de 70 años empieza a abrirse otra vez, y algo aún mas viejo vuelve a golpearlo una vez más intentando atravesarlo. Los gritos del sirio suben de volumen haciendo que la tormenta casi no se oiga...