Partida Rol por web

-Joder Sulli, no podía haber una parte fácil. Si nos fríen nuestros compatriotas juro que volveré del infierno y acabaré con todos. Americanos, Alemanes, judíos... todos.

Hank aguzó la vista por si reconocía a alguien entre los americanos. Alguien que a su vez pudiera reconocerle y darse cuenta que eran amigos... pero ¿Qué carajo iba a ver? Estaban tan agazapados y tan llenos de barro que hasta costaba distinguir entre un casco y una roca.

Si reducían la velocidad, los alemanes los freirían por la espalda. Así que soltó un gargajo para aclararse la garganta y esperó que los demás le siguieran a pleno pulmón... en el campo de batalla sonó algo así, solo que un poco mejor.

Quizá el tiempo que estuvo de monaguillo y en el coro de una iglesia presbiteriana hubiese servido para algo.

Fatty al ver que ya estaban llegando, sacó una de las banderas americanas que habían traído y la levantó ondeándola mientras reducía la velocidad.

—Eh, chicos, somos nosotros —gritó con el vozarrón de bocazas que tenía —compañeros, despacio y sacad las enseñas!!!

- ¡Uf, menos mal Fatty es un pozo sin fondo, tanto para meter comida como para sacar buenas ideas!

La idea de Hank tampoco era mala, pero no estaba como para cantar...

Saco la bandera del lateral de su mochila y agarrándola por una esquina dejó que el viento la azotara...

Carl redujo la velocidad cuando vio el panorama pero no detuvo la moto, solamente buscó que la bandera que había sacado el viejo no les jodiera ahora la estabilidad.

Hinchó el pecho ligeramente, sintiendo orgulloso de regresar todos sobres dos ruedas y habiendo dejado a la parca detrás, ocupándose de los nazis.

Apareciendo como un punto en el horizonte y haciéndonos más grandes como si fuésemos la caballería pero con motos, ondeando banderas y cantando el himno a capela.

-Ey chicos, no os preocupéis, aquí venimos a terminar la guerra y pronto estaréis en vuestras casas viendo un resumen de la super bowl, cantando villancicos y comiendo pavo y hamburguesas.

Joder, los americanos sabemos terminar bien una misión.

—Yo también quiero un super bowl de lo que sea, tengo bastante hambre... —dijo Fatty, pensando que un enorme tazón de comida sería genial. 

El despliege de banderas y sonido parece ser suficiente para que los soldados contengan los tiros lo suficiente como para reconocer los uniformes americanos. En cuanto lo hacen sin saber muy bien porque salen de sus agujeros saltando, lanzando los cascos al aire y gritando vivas, como si celebraran el final de la guerra. Hasta intentan abrazas a Carl, que por supuesto es el primero en llegar.

Todo esta explosión de alegría dura casi cuatro minutos, hasta que un mortero alemán explota lo bastante cerca para recordarles a todos donde están.