Partida Rol por web

No comprendía nada. ¿Los enemigos eran unos campesinos? ¿Los mismos que habían arrollado al pobre niño? ¿Pero por qué? No comprendía, no encontraba motivos suficientes para la locura que ví en sus ojos. ¿Acaso el Conde se aprovechaba de ellos más de lo que lo hacían los demás señores feudales del Reino y se habían puesto de acuerdo en atacar su morada? las preguntas se agolpaban en mi mente sin control.

Tras la sugerencia de Alejandro de seguir buscando a Malaquías, que es lo que yo en principio había intentado hacer, me acerco a Ramona antes de seguir al hombre para hablar con ella:
- Cuida de ellos, por favor, sé que lo harás. Me voy con Alejandro a buscar a esos cobardicas de malaquías y su bufón. - le digo a la mujer señalando con la mirada a Roberto, Hernán y el pequeño niño.

Dicho esto, me apresuro a ir tras Alejandro:
- Espérame, yo iré contigo a buscar a esos dos. Los empecé a buscar pero nos arrollaron unos campesinos al niño y a mi en un pasillo y no pude seguir investigando por las habitaciones contiguas a la nuestra.

agghhhh...

Las palabras de Inés vuelven a ponerme en alerta. ¿Campesinos en el castillo? ¿Dónde, en que pasillo? Podrían seguir aquí dentro, no sabía nada de eso. Cuéntame Inesica, dime que sucedió. Mi mano se apoya en el pomo de la espada una vez más.

Oigo el quejido de Roberto y me acerco hacia él antes que Inés pueda contestar. Miro a Ramona suplicante, esperando alguna información y si puede ser buena.

Hernan observaba la situación sin poder siquiera soltar alguno de sus balbuceos casi incomprensibles, al poco el dolor parecia que se le aliviaba, pero cuán equivocado estaba pues comenzó a marearse y a verlo todo borroso. Cuando se le aclaró la vista vió como Alejandro estaba sosteniendolo mientras decia algo que no alcanzaba a entender, lo escuchaba todo distorsionado... ¿Angel... ...sangre... ...vida...? ¿De que hablas? No logro entenderte nada...

Pudo ver como Ramona se acercaba a ellos y comenzaba a examinarle, poco a poco se habia recuperado del desvanecimiento que habia tenido, pudo escuchar como Ramona terminaba de hablar con claridad mientras le decia ...algo más que te duela...¿la cabeza?

 Hernan asintió en modo de contestación y lo acompaño con uno de sus balbuceos Crdeo que zhi, que me dhiedhon fuedthe en lha cabhezha. Habló lento ya que entre que le costaba hablar normalmente y que apenas podia balbucear nada por el dolor si hablaba queria que fuese lo mas claro posible, y asi no tener que repetir nada pues incluso sentia dolor al hablar parecia que tenia una costilla rota o algo parecido. ...Y lhaz cozthillhasz me dhuelhen... Hernan se tumbó respirando fuerte como despues de un gran esfuerzo...

- Junto a la puerta de "nuestra" habitación. Salí con intención de buscar al señor Malaquías y al abrir la primera puerta que encontré cerca me topé con ese nño. Lo saqué asustado de donde estaba y al salir de nuevo al pasillo unos campesinos corriendo como locos lo arrollaron sin piedad, yo conseguí apartarme a tiempo... - le digo a Alejandro respondiendo a sus preguntas repentinas acerca de lo que me había sucedido.- De todos modos, tras ellos pasaron corriendo varios soldados del Conde que los perseguían.

En ese momento aparece un grupo de soldados cargando con más soldados heridos. Los depositan en la improvisada enfermería.

También aparece el Conde y los caballeros catalanes además de Malaquías y Tobías.

Ramona estaba escuchando todo lo que decían los demás. Roberto parecía que respondía y Hernán estaba consciente y parecía reconocer lo que estaba pasando a su alrededor...

Tranquilo, no te muevas -le dijo la mujer a Hernán- debes guardar reposo, estás herido... Tienes algunas costillas rotas...

Fue después cuando oyó las palabras de Alejandro. Habían muerto muchos de los campesinos y el destino de los demás quizá fuera peor incluso... No podía parar de pensar en toda la gente que había muerto allí... El salón estaba lleno de soldados y criados, ningún campesino. Nadie había traído sus cuerpos.

Ramona se levantó por un momento y salió del salón sin decir nada, pasó al lado de sus compañeros con la vista perdida y se encaminó hacia el pasillo que daba al exterior. No tuvo que dar muchos pasos hasta poder tener una vista del patio desde un ventanal. Tal y como había dicho Alejandro, estaba lleno de sangre. Los cuerpos de los campesinos estaban dispersos aquí y allí...

Volvió su mirada. Su larga cabellera tapaba ahora sus ojos y su cara. Se dirigió de nuevo hacia el salón. Apenas había tardado un minuto en ir y volver. Volvió a contemplar el salón, también estaba lleno de sangre. Pero aquí había mucha más gente con vida, algunos se habían podido salvar. Hernán, Roberto...

Su vista se fijó ahora en Inés y en el pequeño... Había sido un milagro que estuviera vivo. Había tenido una oportunidad, los demás no la habían tenido. Volvió a alzar la vista y, por primera vez oyó los gritos y los gemidos de los heridos, vio que también que el suelo estaba teñido de rojo, vio por primera vez el resultado de esa locura...

No podía más. Cayó de rodillas al suelo, bajó la cabeza y rompió a llorar...