Partida Rol por web

-Yo puedo intentar encontrarle- la voz de Matisse sonaba un tanto amortiguada porque seguía asomado a la puerta. -No es el barrio que me gusta frecuentar pero puedo probar.

- Tengo a un colega que nos puede llevar hasta allí. Es un zumbado que, aunque es un puto genio, se dedica a tareas de mantenimiento. Y cuando hablo de mantenimiento digo arreglar grifos y esas mierdas. Los orcos se llevan bien con él porque les hace apaños en la cloaca que llaman ciudad. No sé por qué le ha dado por ahí, un rollo místico de esos de 'todos somos hijos de la madre gea'. Seguro que te cae de puta madre Magosto.

Magosto asiente al ofrecimiento de Matisse, aunque él no le pueda ver, y sonrie al Decker por su comentario.

- Debe ser todo un personaje. Me parece una buena idea valernos de ese hombre para entrar y luego allí ya ver. Con un poco de suerte hasta lo conoce...- Observó el mago optimista.

- ¿Qué opinas Big?- Preguntó al lacónico troll. No sabía la razón, pero le parecía que un agujero lleno de metahumanos colmilludos era el lugar ideal para Big Cojones y sus apestosos puros baratos.

El commlink de Loky comenzó a establecer la comunicación con su contacto.

—Aquí Spike... —comenzó a decir una voz, casi automáticamente—. ¡Coño, pero si es el bueno de Loky! ¿Qué hay de tu vida tío?

La voz del tipo a través del teléfono parecía distendida.

—Espera, espera. ¿Los Subterráneos? ¿Qué mierdas quieres hacer tú ahí? Mira tío, cada vez que me llamas para un marrón de estos significa problemas. ¿Qué saco yo de esto? —la voz ahora parecía más preocupada—. Sí, claro que se como entrar ahí. Te recomiendo una de las entradas públicas, pero aún así...

Mientras tanto Magosto tiró de memoria. En los Subterráneos había muchos grupos de chamanes orcos a quien pudiera interesarle una mercancía así. Sería difícil concretar un número manejable de ellos.

—Opino que es un buen sitio, desde luego. Al menos no nos mirarán raro cuando queramos entrar en los sitios, como en el dichoso hotel —respondió el troll a la pregunta del mago.

Lo ciero es que la idea de ir a un sitio donde la bronca fuese más probable que en este lugar le entusiasmaba bastante. Estaba empezando a aburrise, lo que no era bueno para nadie...

Loky cortó la comunicación con una sonrisa en los labios. Separo el dedo de la sien y su ojo volvió a tener su habitual color azul en lugar del blanco que aparecía durante las conexiones.

- El bueno de Spike...- se dirigió hacia la puerta - Pues venga, vamos para allá que ya tenemos guía. Creo que ésta es la parte donde Big y Matisse se tendrán que aplicar un poco, porque seguro que ese Turner no va a querer hablar con unos runners de faena por las buenas.

Bum Bum salió, un poco teatralmente, al pasillo e hizo un gesto a los demás de que podían salir. -No es problema. Entre el grandullón y yo podremos convencer al tipo ese de lo que os dé la gana.- pensó un momento -Mientras no tenga un pequeño ejército de guardaespaldas, claro...

Revisó el pasillo y se acercó a los ascensores.

Hizo un ademán de asentimiento al comentario juicioso de Big (los comentarios de los trolls siempre son juiciosos) y no pudo estar más de acuerdo. En aquel agujero no les mirarían raro. Seguramente sacarían armas y harían uso de ellas.

- Vaya... Parece que Spike no es tan buen samaritano, después de todo...- Comentó, una vez que Loky ya había colgado, recordando su observación sobre qué era lo que sacaba de todo eso.- En esas cuevas hay varios grupos de chamanes que seguro que pagarían una buena pasta por la reliquia. Si a eso le sumamos a Turner... Lo que no entiendo es para qué queria quedar Craig con él.

Antes de salir, al ver que se iban tal cual, tomó el diario de la arqueóloga y metió dentro el papel donde salía el nombre de Turner. Era mejor limpiar rastros, por si había otro grupo rezagado. Se lo guardó como pudo dentro de la chaqueta.

Casi se le escapa una risita al ver la actuación de Matisse, pero se aguantó. Los samurais tienen malas pulgas y la capacidad de convertir a diez magostos en pudding.

- Vamos a despedirnos del señor gerente. No queremos despertar sospechas.- Remató, pensando en dedicarle cuatro palabras conforme el trabajo allí había concluido y algo sobre lo de redactar un informe bien bonito, con el nombre de Morty en letras de oro. Además de añadir la nota mental de no alojarse nunca en ese hotel.