Ephorus se apartó de Animae cuando Zmiy se acercó a hablar con esta. La andeliviana y la dragona eran como dos gotas de agua: su única diferencia era la expresión de sus miradas: la mirada de Animae era suave y gentil, mientras que la de Zmiy expresaba seguridad y justicia. Si se les miraba en físico, eran prácticamente iguales.
Cuando la andeliviana se dirigió a ella, la reacción de la dragona fue un tanto inesperada y sonrió divertida para negar con la cabeza – Esto es un plan de Zmiy. Sé que sabes que ese dije era originalmente mío – y señaló el colgante que portaba la andeliviana en su cuello -. Es una antigua reliquia Yuudai. Al cambiar de forma, era difícil cargar cosas, así que era mucho más sencillo con ese collar. Por eso, quiero compensarte todo el daño que te he hecho – y posó su mano sobre el collar para luego desplegar una luz de color celeste que embargó al collar.
- Eso debería bastar. No es mucho, pero espero que te ayude – y con un agitar de su brazo, volvió a acercarse a Arjimae para seguir su misión.
Dusklight, por su parte, tenía los ojos humedecidos y se los limpió rápidamente – Gracias, Onii-sama. Solo quiero advertirte algo más. Crythra aceptó luchar porque siente rencor. Ella no fue obligada a pelear. Por favor, sálvala de sí misma – y tomó la mano derecha de Walker para apretarla entre las suyas y luego se despidió con una sonrisa para tomar su posición. Cada una de ellas se ubicó junto a Arjimae y tomaron una de sus manos. Luego de esto, Platinium dio un paso al frente.
- Yo lo haré. Después de todo, no me queda nada aquí. Si la Sacerdotisa volverá con esto, lo haré yo – Arjimae le sonrió y la dragona se giró hacia sus compañeros -. Solo no se pongan tristes y dejen de luchar entre aliados. Si Ilify nos ha abandonado, necesitarán estar unidos más que nunca – y se giró hacia Arjimae con firmeza.
- Te lo agradezco. Debemos darnos prisa, Mariko no aguantará mucho – y con Platinium uniéndose a aquello, los cuatro rodearon a Walker y Cursed Dawn. La indicación de Arjimae fue que ambos tocaran el orbe a la vez, lo que tal vez resultó incómodo para ambos.
Un enorme viento que se sentía como una caricia del zorro blanco se empezó a alzar para rodearlos mientras un luminoso círculo de luz aparecía debajo de aquel peculiar grupo. Las marcas de los cinco dragones presentes brillaban por encima incluso de sus ropas a la par que el orbe brillaba otra vez.
La voz de Arjimae resonó en un lenguaje antiguo mientras el ritual avanzaba. Su cuerpo brilló de un blanco inmaculado, para luego ser Zmiy, a continuación Dusklight y por último Platinium. Después de estos, tanto Cursed Dawn como Walker se vieron bañados por esa luz violeta por segunda vez. Mientras tanto, el orbe empezaba a brillar con gran intensidad hasta generar un estallido de luz y viento que cubrió el estadio. Fue necesario cubrirse los ojos para no enceguecerse por la potente luz. Aquella luz se expandió, se escuchó un fuerte rugido y, tras esto, la ventisca cesó para volverse a ver absorbida por el orbe poco a poco
Tuvieron que esperar un poco para abrir los ojos y al hacerlo, notaron que la figura de los cuatro que antes encerraban a Dawn y Walker, se habían vuelto traslúcidas y luminosas. Los cuatro sonreían en serenidad mientras se disolvían.
- Contamos con que harán lo correcto – y sus figuras se deshicieron para seguir al estallido de luz, siendo absorbidos por el orbe. Este absorbió toda la energía y brilló en los brazos de ambos dragones para empezar a deformarse. El gesto les obligó a cambiar la postura para revelar que la forma del orbe había cambiado, volviéndose más grande y pesada. Al dispersarse la luz por completo, y para sorpresa de ambos, lo que ahora sostenían en sus brazos era a un bebé de piel y cabello inmaculados y ojos castaños.
Ephorus se giró para darle algo de privacidad a las dos “gemelas” y mencionó preocupado cuando miró al escenario – El cuerpo de Scarlet no está -.
No muy lejos de allí, parecía que un hombre con el cabello de dos colores y portando una espada de color esmeralda se acercaba pesadamente. Parecía estar agotado y jadeaba. Tuvo que sostenerse en la pared para no caerse.
Por otra parte, la piel de Mariko iba ganando color poco a poco y sus heridas se cerraban casi mágicamente. Al parecer, Arjimae tenía razón. No reaccionaba aún, pero parecía estar muchísimo mejor.
3/3
Después de sus mensajes y un post más de mi parte, cierra el capítulo. Así que pueden decir cómo van saliendo n.n.
Lo que sentiste cuando Zmiy puso la mano sobre el colgante fue difícil de explicar, pero fue como si este reconociera a su ama y entrara en sintonía con ella. Reconocía un nuevo poder, el poder de manejar el hielo a través de tu arco.
Tienes poder de flecha de hielo. No puedes hacer uso del hielo si no es de esta manera. Con los ajustes de la experiencia, definimos los efectos :D.
En cuanto Mirari se ofreció a colaborar, asentí despacio. No tenía energía suficiente para encargarme así que cualquier ayuda podría ser más que bienvenida. Sin embargo me fijé en cómo se derrumbaba poco a poco, exhausta, y suspiré. Tenía razón, habían muchas cosas y todos estábamos al límite. Pero además de ello estaba el tema ineludible del orbe.
Podía notar el asco y la decepción de las dos dragonas que se acercaron a mi posición, que aceptaban a regañadientes. ¿Aquello era acaso el significado de querer cumplir una promesa? ¿Era de verdad todo aquello necesario? Porque al parecer algunos pensaban que sí.
Por fortuna algunos tenían otra energía, entre ellos las palabras que me dedicó Onírica. Ladeé la cabeza y finalmente asentí muy despacio, cerrando los ojos. En realidad teníamos que ayudarnos, aquello había quedado claro. Nuestros enemigos era realmente poderosos, como habían demostrado obligando a Shiro a liberar su poder.
Resultó una sorpresa cuando Arjimae dijo que yo conocía el ritual, como si fuese el único. Parpadeé despacio, tratando de comprender, mientras seguían hablando. En una semana había averiguado que Shiro estaba débil, el motivo y trazado un plan que claramente no sirvió para nada; pero sus guardianes y amigos y compañeros no conocían ni el ritual. Quizá era algo que ella guardaba con gran celo y no lo compartió nunca, pero no tendría ningún sentido. Aquello era de cuando éramos enemigos.
Lo haré, nee-chan. Descansa en paz.
No había nada que añadir. Me legaba su arma y una misión. Más promesas sobre mi espalda, pero no se la podía negar ni aunque quisiera. Era le momento de la despedida, y uno de nosotros debía despedirse.
Di un paso al frente. Era la elección lógica, cuando nadie confiaba en mí. Era la más rápida.
O eso creía, pues mi clásica habilidad para distraerme hizo que diese el paso dos segundos después de que Platinium diese su discurso y fuese aceptado por todos. Retrocedí, resignado. Ella era compañera de Cursed y de Ili y probablemente podrían hacerlo mejor que yo entre los tres.
Tras el ritual... el orbe resultó ser una niña. ¡Una niña! ¿Cómo iba a explicar aquello? En cualquier caso tenerla sujetada entre dos personas no era ni lo más cómodo ni lo más seguro, así que miró a los ojos a Cursed y decidió ceder él, salvo que ella no quisiera sostener al bebé*. En cualquier caso el bebé terminó en manos seguras. Aquella criatura despertaba algo indescriptible y primigenio, y no me gustaba, en mí. Avancé hacia donde se encontraba Mariko, esperando que terminara de recuperarse, mirando de reojo a los que ya desfallecían. Puse los ojos en blanco, a saber cómo íbamos a explicar todo esto si los humanos comenzaban a despertar.
*Cursed, te dejo decidir si sostienes tú al bebé o yo, pero no creo que sea buena idea hacerlo entre los dos en plan esfera.
Desde donde estaba, Dawn miró en dirección a Mariko. Era quien, de lejos, había dado más por su amiga. Se sentía un poco más culpable al tener eso en cuenta. Sabía que estaba siendo egoísta con todo lo que estaba pensando, ¿pero estaba eso mal, acaso? Ellos no sentían... No, se estaba autocompadeciendo de nuevo. Era complicado. Aunque la dragona fuese consciente de la oscuridad en su interior, no podía depurarla. No quería. Miró a sus demás compañeros... Al menos, muchos de ellos ahora tenían algo.
—Lo sé, Platinium —fue lo que contestó Dawn, medio ausente, a la dragona. Sí, todo era por la Sacerdotisa. Aunque su mirada hacia Walker no era hostil tampoco, sí que era bastante indiferente. Sin embargo, no escapaba del hecho de quién era, después de todo. La Sacerdotisa había decidido confiar de nuevo en él; no podía ignorarlo.
Todo lo que Arjimae había dicho sobre Heleth había interesado a medias a Dawn. Escuchar el nombre de aquella mujer le causaba repulsión, como a la mayoría de los que estaban allí, seguramente. En gran medida, se había salido con la suya. Poco habían podido hacer para detenerla. Eso le causaba impotencia a la dragona. Sin embargo, eso no fue lo más importante. Apenas Arjimae tocó el tema del ritual, captó por completo la atención de Dawn. No lo conocía, no hasta ese momento. Sin embargo, no necesitó escuchar más. Con firmeza, y casi al mismo tiempo que Walker, dio un paso al frente. Si alguien debía sacrificarse era...
—¿Platinium? —ella se había adelantado a los dos dragones. De hecho, antes de darse cuenta, los que se encargarían de proveer la energía para el ritual ya los habían rodeado a ella y a Walker. No pudo hacer más que... asentir en respeto a todos los que harían aquello y seguir las indicaciones de Arjimae. Por unos momentos dudó en si tocar el orbe o no, pero al final lo terminó haciendo. Sintió una extraña tranquilidad. Claro, aunque con Walker allí...
El ritual mantuvo maravillada a Dawn. Observó con cierta tristeza lo que sucedía a sus compañeros, aunque sin perder de vista lo que sucedía a ellos y al orbe. El cabello de Dawn se agitaba con fuerza gracias a toda la ventisca, y su melacancólica mirada observaba el orbe, esperando que todo funcionase.
Cuando sus compañeros desaparecieron, Dawn cerró los ojos y asintió como respuesta. ¿De verdad podrían hacer lo correcto? Momentos después sus dudas se disiparían cuando, con el ritual terminado, en lugar de sostener el orbe tenían en brazos... ¿a una bebé? Dawn parpadeó, completamente desconcertada. Sin embargo, no tardó en entender lo que había sucedido. Su mirada se suavizó al instante. Cuando Walker se la cedió, Dawn simplemente asintió y la tomó en sus inexpertos brazos, tratando de cargarla correctamente. Pudo haberse quedado mirándola por un buen rato, pero las palabras de Ephorus hicieron que Dawn se volviese a mirarla, temerosa. Pareció recordar algo y su mirada se ensombreció por un momento. Sin embargo, rápidamente volvió a mirar al bebé en sus brazos. Ahora tenía algo. Tal y como un gato gordo y perezoso se lo había dicho, así como una terca guerrera: todavía no era su momento de morir.
XD Pues sí. Cargar a un bebé de esa forma no es muy cómodo ni seguro.
La decisión pudo haber sido difícil para ti. Tenías claro tu porvenir, o al menos eso creías. Mientras más te alejabas del lugar, más fuerte podías sentir la energía de Shiro. Era extraño, pero era como si se hubiera restaurado a gran velocidad. A pesar de esto, la decisión estaba tomada.
De repente, sentiste un cambio en el ambiente y la energía había mutado a una más densa y oscura. Te viste rodeado en una burbuja de color carmesí y, de la nada, la figura de una pelirroja que te resultaba familiar de la batalla se materializó allí.
Era una joven atractiva, de mirada seductora, pero su energía te resultaba demasiado familiar, aunque no era eso algo necesariamente bueno.
- Ilify. No sabes la alegría que me da verte de nuevo. Y no intentes escapar, será inútil - rió.
Algo te decía que esa burbuja que los cubría era lo suficientemente poderosa para detenerte. ¿Sería eso suficiente para que no intentaras escapar? La pelirroja te miraba - Heleth-sama se ha fijado en cómo te han tratado y quiere que vengas conmigo - y se llevó su espada al frente en guardia, preparada para lo que podría ocurrírsete.
- Tenemos a Scarlet Bat, ¿sabías? Todo esto fue por ella - rió -. Disfrutaré bastante con ella esta vez -.
Ilify revisaba sus alrededores, rodeado y aún así sin intención de rendirse - no tengo intención de hablar con quién no lo hizo cuando tuvo oportunidad, ahora que ha perdido a la mayoría de sus marionetas ¿Busca nuevas? No importa como me traten, porque solo una opinión me basta, contra más oscuridad me rodee, más luz habrá en mi interior, y viceversa, moriré antes de alzar de forma injusta mis garras. Me suicidaré antes de que me utiliceis para acercar mis puños en contra de quien deseo proteger... - sus garras se mostraban, y sus antebrazos se cubrían de gruesas escamas.
- defensa propia es un buen motivo... Si quiere hablar conmigo. Que me cite en zona neutral, sin enviados que busquen mediar conciliadamente cuando fue ella quién me ignoró cuando estaba dispuesto a llegar a un acuerdo.
El fuerte brazo de Heracles hizo que la joven se acomodara y permitiera descansar, se sentía calmada y segura, todo cuanto necesitaba en ese instante. Con lentitud recogió las piernas y se acurrucó un poco. Abrió unos segundos los ojos para ver a Mariko, sin poder evitarlo tomó su mano entre las de ella y la apretó.- Aguanta... Sólo un poco más.-De igual manera la soltó y recuperó la postura, dejando que su dolorido y débil cuerpo descansara aunque sólo fuesen unos minutos. Cuando légolas bajó hasta dónde estaban ambos Einar, esta le invitó a acercarse y mientras este le daba el mensaje, ella le dedicó algunas caricias.- Eso quiere decir... Que está bien...-Sintió que rompería a llorar, pero contuvo todas aquellas emociones dentro de su pecho y simplemente le sonrió.- Gracias por... Tranquilizarme. -Negó- Por tranquilizarnos..-Miró a su amigo y le hizo un suave gesto de cabeza, cómo disculpándose por haberle preocupado. Tras eso acomodó la cabeza y cerró de nuevo los ojos.
Sentía de fondo las voces de sus aliados, aunque no reaccionó al ritual hasta que este emitió un fuerte brillo púrpura. Entonces abrió los ojos y se movió ligeramente para ver que sucedía ¿Shiro-sama? Su corazón revoloteó de felicidad al ver a aquella pequeña criatura rosadita. Sin poder evitarlo sonrió de manera radiante y soltó un suspiro, era cómo si... Aquellas sombras que habían ensombrecido su corazón hacía unos minutos se hubieran disipado.- Al final... Lo han conseguido.-La joven no fue hacia el lugar, simplemente se mantuvo observando que ocurría y cómo los dragones acogían a la pequeña bebé. No pudo evitar reír risueña al ver cómo Dawn y Walker cogían a la pequeña, aunque ambos reaccionaron rápido y fue la primera la que sostuvo a la criatura. En cambio Walker se encaminó hasta dónde estaban ellos.
Estaba apunto de abrir los labios para decir algo, pero algo la hizo frenar. Cómo si una última gota de energía hubiera caído dentro de ella, esta se giró para mirar a su alrededor. Le había sentido... Él estaba allí. Lo sabía. Con lentitud se levantó de dónde estaba y tomó aire, al menos ahora no estaba todo borroso, ni tampoco se movía todo bajo sus pies. Giró sobre si misma y cuando dio con el Rey Alioth esta se llevó la mano al pecho sintiendo un gran alivio.- Heracles, el Rey... ¡Está aquí! -Los ojos de la joven se empañaron ligeramente en lágrimas, pero estas no salieron. Sentía cómo el peso de su pecho volvía a dejarla respirar, cómo... Todo volvía a fluir.
Miró a sus amigos y tras eso ni siquiera dudó en lo que haría. Primero empezó caminando a paso lento, pero el mismo fue cambiando hasta volverse un trote. Onírica daba pequeños saltos para evitar lo que había en su camino, sólo cuando vio que no había nada, ni nadie más en su camino se impulsó para iniciar una corta, pero intensa carrera. Ni ella misma sabía de dónde sacaba la energía, pero era cómo si su cuerpo se moviera sólo olvidándose del agotamiento y el dolor.
Ella sabía de la debilidad del Rey Alioth y de que apenas podía mantenerse en pie, pero no le importó. Ella estaba feliz de saber que estaba bien, feliz de que Umthil lo hubiera protegido y acompañado, feliz por poder verle incluso bajo aquel estado. Sólo cuando estuvo a unos metros se dio cuenta de que no podría parar sus pasos a tiempo, por lo que aprovechó el impulso para abalanzarse sobre él y abrazarlo con fuerza. Como había hecho tantísimas veces cuando ambos eran pequeños. Estaba segura de que el impulso los tiraría a los dos al suelo ¿Pero y qué? Ella estaba feliz. Sólo una vez abrazada a él se permitió coger aire.- Has vuelto...
-Gracias- secundó Heracles a las buenas nuevas acerca de su Rey.
Oni aun parecía sentirse culpable por haber despertado la alarma, pero Heracles no se sentía mal con ella. En realidad era difícil que se sintiera mal con cualquiera que no hubiese buscado hacerle mal a él o a los suyos de forma voluntaria. Asintió con la cabeza, dando a entender que todo estaba bien, que no pasaba nada. Flexionó el brazo para poder acariciar la cabeza a su compañera, buscando arroparle y tranquilizarle. Eran casi como hermanos, no le gustaba verla con tanta angustia.
Todo transcurrió ante sus ojos de manera incomprensible. El orbe se transformó en un bebé, mientras que Mariko iba recuperando el color en sus mejillas y su respiración volvía a ser suave. -No termino de entender lo que ocurre- pero sentía una oleada de esperanza en su interior, como si no todo estuviese perdido.
Su compañera se separó de él de una forma un tanto inesperada, por lo que Heracles levantó la mirada dubitativo. Siguiendo la dirección en la que Oni clavaba su mirada, pudo atisbar una figura familiar. Una sonrisa de alivio se extendió en sus labios mientras se ponía en pie y seguía los pasos de la Einar. No fue al trote como ella, pero su paso era decidido, abarcando un buen recorrido en cada zancada.
-Bienvenido- le dijo al Rey Alioth con calidez.
Pese a que los reencuentros eran la cosa más maravillosa y enternecedora del mundo, había mucho en lo que pensar en esos momentos. Como en las bajas, en qué harían con los inconscientes y cómo debían proceder después de lo ocurrido con Heleth. Decidió guardarse las incertidumbres interiormente, al menos por el momento. Prefería que fuese una figura con más autoridad la que decidiese dar el paso de dar las explicaciones pertinentes.
Muchas cosas estaban pasando y, al igual que Heracles, no estaba segura de entender todo.
-Entonces... ¿Shiro-san ha renacido? -dije un tanto dubitativa- Es... un milagro... creo...
Luego mi atención volvió hacia los que estaban dormidos.
-Si su energía esta siendo drenada, eso significa que nuestro tiempo es limitado. Debemos encontrar la forma de ayudarlos antes de que...
No me atreví a completar la frase. No quería ni pensarlo.
Mientras esperaba a la respuesta de Zmiy, Animae continuaba observando su alrededor dándose cuenta de lo que sucedía con sus amigos y allegados con esta serie de eventos que afectaban a uno más que a otros. Observó a Onírica curar a Mirari y yendo con el rubio musculoso, parecían ser muy cercanos y le alegraba que la chica tuviese a alguien; Dawn aún se encontraba en ese pozo en la que luchaba salir, deseó que pudiese hacerlo aunque se imaginaba que, conociendo la sensabilidad de Mamoru y que parte de su pasado fue lidiar con cosas en solitario, no le sorprendería que estando a solas por fin terminara por caer, por eso haría hincapié en que no estaba solo en esta travesía; el rubio Einar se veía confundido, pero aún así determinado, era un buen aliado aunque sentía que no era alguien para explicarle, ta vez Onírica podría hacerlo; hubo un momento en el que observó a Lightning con cierto pesar, aunque a fin de cuentas imperaba su porte triste y afable mientras su amiga iba hacia Allan para continuar a su lado.
Por su parte, la guerrera del viento aún era consolada por su hermano y Calíope, agradecida con que tenía a familia y amigos que podían apoyarla, peor cuando vio partir a Ilify de nuevo parecía que se iba a derrumbar, solo derramó unas lágrimas más sabiendo que su proceso para sanar su corazón debido a lo que sentía por él debía comenzar. Al menos la Animae y el Ilify de tiempos de antaño lograron perdonarse y estar juntos en la eternidad, pero su historia no se repetiría con las reencarnaciones. Ella se había enamorado de Jaycee mucho antes de saber que sus pasados estaban unidos, pero parecía que ahora estaba conociendo lo que era sufrir el corazón roto por amor. Era consiente que era joven y podría superarlo con el tiempo; pero estar en medio de un conflicto no ayudaba y aún así, no dudaría en seguir peleando ni en sus capacidades. Minutos antes quería abandonar todo, pero replanteó las cosas debido a que le ayudaron a darse cuenta que tenía todo el derecho de sentirse así y no siempre prestar su hombro para los demás, pues ella también podía solicitar uno si lo requería.
Correspondió a la sonrisa de Arjimae, contenta de poder verlo una vez más; luego de escuchar de la situación del Rey Alioth, el antiguo guardián de Andelivian procedió a explicar lo que sucedería con los humanos desmayados y el ritual para que Kuroryuu volviera... ¿Eso era posible? Eran muchas cosas al mismo tiempo, pero se centró en Zmiy cuando comenzó a hablarle y supo que lo que le quería dar no era por Arjimae, parpadeó un poco avergonzada y tocó su dije cuando la draconiana lo mencionó, además de percibir un nuevo poder que la envolvía sin poder evitar en la ironía de lo que eso significaba. Le sonrió agradecida, sintiendo sus ojos humedecerse porque habían vuelto a la vida y ahora tenían que irse.
-Me dio gusto conocerte, Zmiy. A donde quieras que vayas, cuídate mucho-se despidió limpiándose los ojos, retrocediendo con cuidado hasta dar con Ephorus nuevamente, para ver cómo Platinium era quien se ofrecía como sacrificio. Sus ojos abrieron y luego los cerró brevemente para acatar la solicitud que su amiga había pedido-. Te prometo que saldremos de esta, Platinium. Muchas gracias por todo-le sonrió, esperando que encontrara la paz que tanto había necesitado.
Observó con asombro ese proceso mientras unas pocas lágrimas eran derramadas. En todo eso no pudo evitar ver a Walker porque, a lo que había escuchado, su hermana daría su energía en esto. ¿Cómo se sentiría el chico ante esto? Ella no podía concebir que su hermano se sacrificase de esa manera, admirando la fortaleza que el dragón mostraba porque, si recordaba cómo era Notah, le daba la sensación de que cuando estuviese solo querría desahogarse, similar a Dawn. Cuando pudo volver a observar después del destello, se despidió de los cuatro antes de que se fueran al orbe tratando de discernir qué pasada hasta que notó que había... una bebé. Kuroryuu había vuelto.
Animae miró a su hermano cuando dijo lo de Scarlet y luego volteó a donde estaba Dawn. Suspiró y le dio un beso en la mejilla a su hermano para luego abrazar a Calíope y agradecerle por todo.
-No se si gusten esperarme para ir a casa... o quieran adelantarse, me quedaré un momento más. Decidan lo que decidan... no se preocupen, volveré-sonrió de lado, intentando transmitir que confiaran en ella aunque su cara continuaba triste. Tal vez cuando la población despertara iría a ver a Koichi a su casa, le preocupaba el bienestar de su amigo-. Tranquila, Nereida. Como dijo Arjimae, los demás humanos ya no están en peligro... el problema será cuando todos despierten a ver qué explicación podría darse... tal vez una fuga de gas por la ciudad o algo por el estilo, pero lo importante es que están a salvo.
Fue así que caminó en dirección de los dragones que ahora quedaban. En el camino se encontró a Walker ya que él iba a donde Mariko, aprovechando aquello le sonrió a pesar de lo que la joven sentía y no lo detendría en su andar, pero puso una mano sobre alguno de sus antebrazos para decirle lo siguiente.
-Si necesitas a alguien para hablar puedes decirme... sé lo que sientes-y miró de reojo a Ephorus, recordando lo que había pasado en su vida pasada y en la guerra de hace poco más de medio año. Suspiró y continuó su camino hasta que llegó con su amiga draconiana abrazándola de lado mientras observaba a la pequeña Kuroryuu-. Recuerda que ella tiene su casa.... no se si alguno de sus empleados conocían su verdadera naturaleza, pero podemos ir a ver si la pequeña tiene algo ahí... si no, ya veremos cómo le hacemos. No están solos en este proceso para cuidarla-y luego, dándose una idea de lo que podría estar sintiendo, comenzó a reconfortar a Dawn acariciando su cabello-. No estás sola, lo sabes. Aférrate a la vida y no a lo que pueda pasar con Scarlet, llegado el momento sabremos qué hacer-dudaba que fuese un aliciente, pero quería ayudarla sabiendo que la antigua generala debía estar con Heleth ya que era una titánide muy poderosa y no le convenía perderla.
Sabiendo que ella como andeliviana debía ir por Mariko, se despidió de Dawn para ahora ir en dirección de su lideresa que ahora se alejaba porque Heracles y Onírica iban a recibir al Rey. Ese debía ser el hombre que acababa de llegar en una situación deplorable, por lo que aceleró su paso para acercarse y ver cómo ayudar a la guardiana, indicando dónde vivía para que fuese llevada ahí a descansar. No había tiempo de lamentaciones y un pequeño atisbo de esperanza se hacía presente. Aún debían cumplir una misión.
Irisu estaba semiconsciente, pero aunque queria seguir hablando, dar las gracias a sus compañeros, agradecer las curaciones, lo que habían hecho y sacrificado en la pelea, su cuerpo le pedía más tiempo, además la cálida cercanía de Tenma era bastante cómoda, todo era como un sueño lejano, sin embargo aún no se dejaba caer en la inconciencia.
-Grcias Oniri… Aun pued ayudar…
Susurro tratando de despertar, pero su cuerpo no respondía, solo un momento mas pensaba, antes de volver a la acción.
Y se estaba perdiendo cosas, quería decirle algunas palabras a Arjimae, darles sus últimas energías a los dragones, correr con Animae, pero estaba atrapada en su cuerpo.
Mucho post para alguien desmayada XD
Onírica cruzó el lugar corriendo a pesar del agotamiento que había mostrado desde el principio. Parecía que todo aquello era cosa del pasado mientras corría hacia aquel hombre que cargaba la Espada esmeralda, la misma espada que Eiji había mostrado en la reunión que tuvieron. Apenas la vio venir, los ojos del rey se abrieron de par en par y recibió el enérgico abrazo de esta, pero su misma debilidad hizo que no pudiera soportar el peso de esta.
- ¡O-oni...! - y segundos más tarde, ambos estaban en el suelo. Con una empresión un tanto dolorida de seguro por sus heridas y el golpe que se había dado, Alioth le respondió acariciando su cabeza - Te lo prometí - y cuando Heracles le habló, el rey solo sonrió y asintió. Después de recuperarse ligeramente, se sentó y explicó un poco de lo que había pasado afuera. Aquel fenómeno absorbía la vida de los terrícolas, y por eso solo aquellos con un espíritu más fuerte podían mantenerse conscientes. Aunque aquellos efectos negativos pasarían pronto. O eso esperaba.
Explicó también que la Tierra empezó a partirse. Sea lo que sea, estaba absorbiendo también energía del planeta y aquello solo reforzaba las palabras de Arjimae, quien mencionó que Heleth quería crear a otro Umhti.
Ephorus miró a Animae cuando esta se dirigió a ella y asintió con una sonrisa - Yo debo llevar a Calíope a casa, así que solo ten cuidado - dijo el comandante mientras miraba a la rubia con una sonrisa. Calíope parecía muy agotada para opinar, así que solo guardó un respetuoso silencio.
Tenma escuchó a Irisu balbucear todo aquello y se rió - Solo permíteme por ahora - y con ello, miró a Alioth. Este le devolvió la mirada y como si de una conversación entre ambos se tratara, apartó a Onírica con delicadeza y se apoyó en la espada para ponerse nuevamente de pie. La espada brilló y miró a Walker quien iba con Mariko. La guardiana suprema se había recuperado con rapidez y frunció el ceño para abrir sus ojos despacio. Miró desorientada alrededor y vio que aún se encontraba sostenida por Heracles, además de tener a Walker y Animae frente a ella. Buscaba a Shiro con la mirada y entonces posó sus ojos sobre la bebita. No parecía tan sorprendida, pero tampoco complacida. De hecho, empezó a llorar al ver aquello.
- La Sacerdotisa deberá volver a su planeta para recuperarse. Así podrá volver a la normalidad con velocidad - y fue entonces que dos voces hasta ahora silenciosas surgieron:
- Yo la llevaré - decía Ezra. Es lo mínimo que puedo hacer para enmendar mis errores. Y aunque fui engañada por Shado, eso no expía mis culpas como andeliviana. Cumpliré mi deber en nombre de la Reina de cristal.
- Yo también iré - el hasta ahora silencioso y solitario Trickster hacía su aparición también -. He sido inútil en batalla. Otra vez. Quiero ser de utilidad y si lo único que nos queda es recuperarla, entonces que así sea. No tengo lazos en la Tierra - y miró al Rey Alioth, quien les indicó que entraran al círculo. Poco después miró a Cursed Dawn para que hiciera lo mismo.
Una vez hecho esto, el círculo de luz verde se iluminó y tanto Ezra como Trickster y la bebé empezaron a brillar con aquella luz esmeralda hasta desaparecer. El rey cayó de rodillas agotado nuevamente y Mariko pidió al musculoso que le permitiera bajar. Parecía estar bien. Abrazó a Walker con ojos llorosos y también a Animae para luego caminar hacia el rey.
- Gracias, Rey Alioth -. Fue todo lo que dijo. Lucía tan bien que parecía que aquellas extrañas heridas que casi la matan hubieran sido solo una ilusión. Y es que eso se pensaría si no fuera por las manchas de sangre en su bonito kimono. Mariko se giró a todos -. Solo nos resta confiar en que regresará. Los humanos reaccionarán pronto. Tomemos eso como nuestra despedida - y con ello, cada uno tomó su rumbo.
Tal y como Mariko dijo, los humanos reaccionaban de a poco. Cuando salieron, notaron que en efecto toda la ciudad estaba igual, sea donde fuere que miraran. Alioth se fue con Onírica y Heracles, mientras que Tenma se encargó de Irisu. Ephorus se fue junto a Calíope y Mariko le pidió ayuda a Hunter para transportarlos a todos a sus destinos. O al menos a aquellos que lo quisieran. La guardiana suprema se veía abatida, aunque no por eso perdía su tono solemne y calma. Lo hacía pensando en que le debía eso a Shiro, pero eso no tapaba el dolor de su corazón. Con aquella mezcla de sentimientos, cada uno tomó su camino. Ya cuando nadie la viera, la peliazul lloraría también a su amiga perdida.
- FIN DEL CAPÍTULO 3 -
Fue solo un momento, pero la bebita acercó su mano a tu brazo y pudiste escuchar un mensaje en tu cabeza antes de desaparecer.
Está bien...
Cuando hablaste, rió notoriamente divertida. Parecía no tomar en serio una sola de las palabras que decías - Y por eso es que le dije que me dejara hablar contigo. Eres tan divertido... - rió una vez más. Se hacía un tanto pesada con esa actitud.
- Creo que estas obviando en qué posición estás. Todos te dieron la espalda y estás solo. Nadie vendrá a buscarte aún. Además, no sé de dónde sacaste que se quedó sin marionetas. ¿Acaso crees que todas esas le importaban? Te lo dije, solo una le importaba y esa una ya la tiene. Ahora mismo no tienes mucha opción y yo soy tu campo neutral, guapo - lamió sus labios divertida mientras sonreía.
Te miró de arriba a abajo y pudiste sentir que la burbuja se hacía cada vez más gruesa hasta que se tiñó de oscuridad. No sentías temor, pero habías perdido visibilidad - Has perdido la capacidad de dar luz, Ilify. No causas sino dolor ahí donde vas. Has olvidado lo que es el equilibrio, pero no te preocupes. A nosotros sí nos sirves. Y no es como que estuviera pidiendo tu opinión - rió otra vez y sentiste que la burbuja se empezaba a mover a toda velocidad hasta comprimirse. Se estaban teletransportando, aunque no era del todo claro hacia dónde. La densidad de esa oscuridad era tal que se te dificultaba mucho identificar la energía del lugar. Lo que era claro es que te estaban llevando a donde ellos querían que fueras.
- FIN DEL CAPÍTULO 3 -